domingo, 30 de junio de 2013

Capítulo 99.

De: Anastasia Steele
Asunto: Inspiración
Para: Zayn Malik

Querido Sr. Malik:
Ah… tus palmas temblantes no pueden estar quietas por mucho, ¿o sí?
Me pregunto, ¿qué tendría que decir el Dr. Flynn acerca de eso?
Pero ahora sé que darte por tu cumpleaños, y espero que me deje adolorida… 


De: Zayn Malik
Asunto: Angina
Para: Anastasia Steele

Señorita Steele:
No creo que mi corazón pueda soportar el golpe de otro correo electrónico como ese, o mis pantalones, para el caso.
Compórtese.

X

Zayn Malik
Gerente General, Malik Enterprises Holdings Inc.

De: Anastasia Steele
Asunto: Tratando
Para: Zayn Malik

Zayn:
Estoy tratando de trabajar para mi muy molesto jefe.
Por favor para de distraerme y trata de hacer lo mismo.
Tu último correo electrónico casi me hace quemarme.
X
PD: ¿Puedes recogerme a las 6:30?

De: Zayn Malik
Asunto: Ahí estaré
Para: Anastasia Steele

Nada me sería más gratamente placentero.
Aunque, puedo pensar en muchas cosas que pueden darme grato placer, y estás
envuelta en ellas.

X

Zayn Malik
Gerente General, Malik Enterprises Holdings Inc.

Me sonrojo leyendo su respuesta y sacudo mi cabeza. Bromear por correo electrónico está del todo bien y bueno, pero realmente necesitamos hablar. Quizás una vez que hayamos visto a Flynn. Bajé mi BlackBerry y terminé mi conciliación de caja chica.

Alrededor de las seis y cuarto, la oficina está desierta. Tengo todo listo para Jack.

Su taxi del aeropuerto estaba en camino, y sólo tengo que entregarle sus documentos. Miro nerviosamente a través del vidrio, pero aún está sumido en su llamada telefónica, y no quiero interrumpirlo no con el humor con el que estaba hoy.

Mientras esperaba que terminara, se me ocurrió que no había comido hoy. Oh mierda, esto no iba a ir bien con Cincuenta. Rápidamente pasé a la cocina para ver si habían dejado algunas galletas.

Mientras abría la jarra común de galletas, Jack apareció inesperadamente en la entrada de la cocina, sorprendiéndome.

Oh, ¿Qué está haciendo aquí?

Me mira.

—Bien, Anastasia, creo que quizás este es un buen momento para discutir tus faltas.

Entró, cerrando la puerta tras él, y mi boca se secó instantáneamente mientras las campanas de alarma sonaban y perforaban mi cabeza. Oh joder.

Sus labios se curvaron en una sonrisa grotesca, y sus ojos brillaban en un cobalto oscuro.

—Por fin te tengo por tu cuenta —dijo, y lentamente lamió su labio inferior.

¿Qué?

—Ahora… ¿vas a ser una niña buena y escuchar muy cuidadosamente lo que digo?

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