sábado, 29 de junio de 2013

Capítulo 85.

Justo en la entrada la puerta se abre, y Zayn está en el umbral, Taylor detrás de él.

Mirando brevemente, los ojos de Zayn se deslizan sobre mí de la cabeza a los pies, y noto la pequeña chispa de alivio en su mirada. Pero su alivio es fugaz cuando su mirada vuela hacia Leila y se pone rígido, enfocándose en ella, sin vacilar en lo más mínimo. La mira fijamente con una intensidad que no he visto antes, sus ojos salvajes, enojados, y asustados.

Oh, no…. oh, no.

Los ojos de Leila se amplían, y por un momento, parece que su razón regresa.

Parpadea rápidamente mientras su mano se aprieta una vez más alrededor del arma.

Mi respiración se queda atrapada en mi garganta, y mi corazón empieza a golpetear tan fuerte que escucho la sangre latiendo en mis orejas. ¡No, no, no!

Mi mundo se tambalea precariamente en las manos de esta pobre y jodida mujer.

¿Disparará? ¿A ambos? ¿A Zayn? El pensamiento es agobiante.
Pero después de una eternidad, mientras el tiempo cuelga suspendido a nuestro alrededor, su cabeza se agacha y ella lo mira, a través de unas largas pestañas, su expresión contrita.

Zayn estira su mano, señalándole a Taylor permanecer donde está. La cara pálida de Taylor traiciona su furia. Nunca lo he visto así, pero se queda inmóvil mientras Zayn y Leila se miran fijamente.

Me doy cuenta que estoy aguantando la respiración. ¿Qué hará ella? ¿Qué hará él?

Pero sólo continúan mirándose uno a otro. La expresión de Zayn es cruda, llena de alguna clase de emoción sin nombre. Podría ser lástima, miedo, afecto… o, ¿es amor? ¡No, por favor, no amor!

Sus ojos la perforan y, agonizantemente lento, la atmósfera en el apartamento cambia. La tensión está creciendo de modo que puedo sentir su conexión, la carga entre ellos.

¡No! De repente siento que yo soy la intrusa, metiéndome entre ellos mientras se miran el uno al otro. Soy una intrusa, una mirona, espiando una escena prohibida e íntima tras las cortinas.

La intensa mirada de Zayn quema más, y su porte cambia sutilmente. Luce más alto, más angular de alguna manera, más frío, y más distante. Reconozco esta postura. Lo he visto así antes… en su salón de juegos.

Mi cuero cabelludo pica de nuevo. Este es Zayn el Dominante, y qué tan relajado se ve. Si nació o no para este papel, no lo sé, pero con un corazón desazonado y un estómago enfermo, observo mientras Leila responde, sus labios separándose, su respiración acelerándose mientras el primer sonrojo mancha sus mejillas. ¡No! Es un vistazo poco bienvenido al pasado, es agonizante atestiguarlo.

Finalmente, él le murmura una palabra. No puedo descifrar qué es, pero el efecto en Leila es inmediato. Cae al piso sobre sus rodillas, su cabeza inclinada, y el arma cae y repiquetea inútilmente a través del piso de madera. Santa Mierda.

Zayn camina calmadamente hacia donde el arma ha caído y se inclina para recogerla. La observa con disgusto poco disimulado y luego la desliza en el bolsillo de su chaqueta. Mira una vez más a Leila mientras ella se arrodilla obedientemente junto a la isleta de la cocina.

—Anastasia, ve con Taylor —ordena. Taylor cruza el umbral y me mira fijamente.

—Ethan —susurro.

—Está abajo —responde de manera casual, sus ojos nunca dejando a Leila.

Abajo. No está aquí. Ethan está bien. El alivio inunda con fuerza mi sangre, y por un momento pienso que voy a desmayarme.

—Anastasia. —El tono de Zayn está cortado en advertencia.

Parpadeo hacia él, y de repente soy incapaz de moverme. No quiero dejarlo, dejarlo con ella. Él se mueve para estar junto a Leila mientras ella se arrodilla a sus pies. Está encima de ella, protectoramente. Ella está tan quieta, es innatural. No puedo apartar mis ojos de ellos dos… juntos…

—Por el amor de Dios, Anastasia, ¡¿harás lo que se te dice por una vez en tu vida y te irás?!

Los ojos de Zayn se fijan en los míos mientras me lanza una mirada al rojo vivo, su voz fría como el hielo. La rabia bajo la calma y deliberada entrega de sus palabras es palpable.

¿Enojado conmigo? Seguramente no. Por favor… ¡No! Siento como si me hubiera abofeteado con fuerza. ¿Por qué quiere quedarse con ella?

—Taylor. Lleva a la señorita Steele abajo. Ahora.

Taylor asiente en su dirección mientras yo fijo mi mirada en Zayn.

—¿Por qué? —susurro.

—Ve. Regresa al apartamento. —Sus ojos arden fríamente hacia mí— Necesito estar a solas con Leila. —Lo dice urgentemente.

Pienso que está intentando enviar alguna clase de mensaje pero estoy tan desconcertada por todo lo que ha sucedido que no estoy segura. Miro a Leila y noto una pequeña sonrisa atravesando sus labios, pero por lo demás, permanece impasible. Una completa sumisa. ¡Mierda! Mi corazón se estremece.

Esto es lo que él necesita. Esto es lo que le gusta. ¡No!, quiero llorar.

—Señorita Steele. Anastasia.

Taylor extiende su mano hacia mí, implorándome que vaya. Estoy inmovilizada por el horrible espectáculo frente a mí. Confirma mis peores temores y representa todas mis inseguridades: Zayn y Leila juntos… el Dominante y su sumisa.

—Taylor —insiste Zayn, y Taylor se inclina y me recoge en sus brazos. La última cosa que puedo ver mientras nos vamos es a Zayn acariciar gentilmente la cabeza de Leila mientras le murmura algo suavemente.

¡No!

Mientras Taylor me carga escaleras abajo, yazco débilmente en sus brazos, intentando entender lo que ha sucedido en los últimos diez minutos… ¿Fue más tiempo? ¿O menos? El concepto de tiempo me ha abandonado.
Zayn y Leila, Leila y Zayn… ¿juntos? ¿Qué está haciendo con ella ahora?


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