jueves, 20 de junio de 2013

Capítulo 18.

Deja el cuchillo y se pasea lentamente hacia mí, sus ojos quemando. Inclinándose por delante de mí, apaga el gas. El aceite en la sartén se calma casi inmediatamente.

—Creo que comeremos más tarde —dice—Pon el pollo en la nevera.

Está no es una frase que hubiera esperado escuchar de Zayn Malik, y solo él puede hacer que suene caliente, realmente caliente. Levanto el cuenco de pollo cortado en cuadraditos, colocando temblorosamente un plato en la parte superior, y guardándolo en la nevera. Cuando me giro, está detrás de mí.

—¿Así que vas a rogar? —susurro, valientemente mirando sus ojos oscurecerse.

—No, Anastasia. —Sacude su cabeza— Sin rogar. —Su voz es suave, seductora.

Y nos quedamos mirándonos el uno al otro, bebiendo el uno del otro, la atmósfera entre nosotros se carga, prácticamente crepitando, sin decir nada, sólo mirando.

Muerdo mi labio mientras el deseo por este hermoso hombre se apodera de mí con venganza, encendiendo mi sangre, haciendo mi respiración poco profunda,agrupándose bajo mi cintura. Veo mis reacciones reflejadas en su postura, en sus ojos.

En un latido, me agarra por mi cadera y me jala contra él mientras mis manos alcanzan su cabello y su boca me reclama. Me presiona contra la nevera, y escucho la vaga protesta en el tintineo de botellas y frascos desde dentro mientras su lengua encuentra la mía. Gimo en su boca, y una de sus manos se mueve a mi cabello, jalando mi cabeza hacia atrás mientras nos besamos salvajemente.

—¿Qué quieres, Anastasia? —exhala.

—A ti. —Jadeo.

—¿Dónde?

—La cama.

Se libera, me toma en sus brazos y me lleva rápida y aparentemente sin esfuerzo a mi habitación. Dejándome sobre mis pies al lado de la cama, se inclina y enciende la lámpara al lado de la cama. Mira rápidamente alrededor del cuarto y cierra a toda prisa las cortinas de un pálido color crema.

—¿Ahora qué? —dice suavemente.

—Hazme el amor.

—¿Cómo?

Por Dios.

—Vas a tener que decirme, nena.

—Desvísteme. —Estoy jadeando ya.

Sonríe y engancha el dedo índice en la abertura de mi blusa, tirando de mí hacia él.

—Buena chica —murmura, y sin quitar sus llameantes ojos de los míos, lentamente empieza a desabotonar mi blusa.

Tentativamente pongo mis manos en sus brazos para sostenerme. No se queja. Sus brazos son un área segura. Cuando termina con los botones, jala mi blusa sobre mis hombros y lo suelto para que la blusa caiga al piso. Alcanza la pretina de mis jeans abriendo el botón y bajando el cierre.

—Dime qué quieres, Anastasia. —Sus ojos arden y abre los labios mientras toma respiraciones rápidas y superficiales.

—Bésame de aquí hasta aquí —susurro pasando mi dedo desde la base de mi oreja, abajo hasta mi garganta. Aparta mi cabello fuera de la línea de fuego y se inclina, dejando dulces y suaves besos a lo largo del camino trazado por mi dedo y nuevamente de vuelta.

—Mis jeans y bragas —murmuro, y sonríe contra mi garganta antes de caer de rodillas delante de mí. Oh, me siento tan poderosa. Enganchando sus pulgares en mis jeans, gentilmente los jala hacia abajo junto con mis bragas por mis piernas.

Salgo de mis zapatillas y mi ropa entonces estoy sólo vestida con mi sujetador. Se detiene y me mira hacia arriba expectante, pero no se levanta.

—¿Ahora qué, Anastasia?

—Bésame —susurro.

—¿Dónde?

—Tú sabes dónde.

—¿Dónde?

Oh, él no está tomando prisioneros. Avergonzada rápidamente señalo el punto entre mis piernas, y sonríe con malicia, cierro mis ojos, mortificada, pero al mismo tiempo más que excitada.

—Oh, con placer —bromea. Me besa y da rienda suelta a su lengua, su inspiradora y experta lengua. Gruño y empuño su cabello en mis manos. No se detiene, su lengua haciendo círculos en mi clítoris, volviéndome loca, sobre y sobre, alrededor y alrededor.

—Zayn, por favor —ruego.

No quiero venirme estando parada. No tengo la fuerza.

—¿Por favor qué, Anastasia?

—Hazme el amor.

—Lo hago —murmura, gentilmente soplando contra mí.

—No, te quiero dentro de mí.

—¿Estás segura?

—Por favor.

No detiene su dulce y exquisita tortura. Me quejo en voz alta.

—Zayn… por favor.

Se levanta y me mira hacia abajo, y sus labios brillan con la evidencia de mi excitación.

—¿Y Bien? —pregunta.

—¿Bien qué? —jadeo, mirándolo fijamente con franca necesidad.

—Aún estoy vestido.

Me quedo con la boca abierta hacia él en confusión.

¿Desvestirlo? Sí, puedo hacer esto. Trato de alcanzar su camisa y retrocede.

—Oh, no —me reprende.

Mierda, se refería a sus jeans.


Oh, esto me da una idea. Mi Diosa interior vitorea en voz alta hacia las vigas del techo, y caigo de rodillas frente a él. Bastante torpemente y con dedos temblorosos.

Desabrocho su cinturón y lo mando a volar, entonces tiro hacia abajo sus jeans y sus bóxers, y lo libero. Guau.

Lo espío hacia arriba a través de mis pestañas y me mira con… ¿Qué? ¿Adoramiento? ¿Admiración? ¿Sorpresa? Camina fuera de sus jeans y se quita los calcetines, y lo tomo en mi mano y aprieto firmemente, presionando mi mano de regreso como me mostró antes. Gruñe y se tensa, y su respiración sisea a través de sus dientes apretados. Muy tentativamente, lo pongo en mi boca y succiono, fuerte. Mmm, sabe bien.

—Ahh. Anastasia … oh, despacio.

Toma su cabeza con ternura, y lo empujo más profundamente en mi boca, presionando mis labios juntos lo más apretados que puedo, pasando mis dientes y succionando fuertemente.

—Joder —sisea

Oh, esto es un buen, inspirador y sexy sonido, así que lo hago de nuevo, empujando su longitud más profundamente, girando mi lengua a su alrededor hasta el fin. Mmm… Me siento como Afrodita.

—Anastasia, es suficiente. No más.

Lo hago otra vez. Ruega, Malik, ruega, y otra vez.

—Anastasia ya has demostrado lo que querías —gruñe a través de sus dientes apretados— No quiero correrme en tu boca.

Lo hago una vez más y se inclina, me agarra de los hombros, poniéndome de pie y me tira sobre la cama. Arrastrando su camisa sobre su cabeza, se agacha, recoge sus jeans tirados y, como un buen chico explorador, saca un paquete plateado. Está jadeando, como yo.

—Quítate el sujetador —ordena.

Me siento y hago como ha dicho.

—Recuéstate. Quiero mirarte.

Me recuesto, mirándolo hacia arriba mientras lentamente se coloca el preservativo.

Lo quiero tan malamente. Me mira hacia abajo y lame sus labios.

—Eres hermosa, Anastasia Steele.

Se inclina sobre la cama y lentamente se arrastra hacia arriba sobre mí, besándome mientras lo hace. Besa cada uno de mis pechos y juega con mis pezones por turno, a pesar de que estoy gruñendo y retorciéndome bajo él, no se detiene.

No… para. Te deseo.

—Zayn, por favor.

—¿Por favor qué? —murmura entre mis pechos.

—Te quiero dentro de mí.

—¿Ahora?

—Por favor.

Mirándome, aparta mis piernas con las suyas y se mueve de manera que se eleva por encima de mí. Sin quitar sus ojos de los míos, se hunde en mí a un ritmo deliciosamente lento.

Cierro mis ojos, disfrutando de la plenitud, la exquisita sensación de su posesión, instintivamente levantando mi pelvis para encontrarlo, para reunirme con él, gimiendo en voz alta. Sale muy lentamente y me llena otra vez. Mis dedos encuentran su camino en su sedoso cabello rebelde, y se mueve oh-tan-lentamente otra vez, adentro y afuera.

—Más rápido, Zayn, más rápido… por favor.

Me mira fijamente con triunfo y me besa con fuerza, entonces realmente empieza a moverse, y sé que no duraré mucho.
Establece un ritmo constante. Empiezo a acelerar, mis piernas se tensan bajo él.

—Vamos, nena —jadea—Dámelo.

Sus palabras me deshacen, y exploto, magníficamente, con la mente abrumada, en un millón de piezas alrededor de él, y sigue llamándome por mi nombre.

—¡Anastasia! ¡Oh joder, Anastasia!

Se derrumba encima de mí, hundiendo la cabeza en mi cuello.

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