martes, 25 de junio de 2013

Capítulo 49.

Zayn echa un vistazo a Taylor, quien asiente, y salimos hacia la casa, siguiendo a un par de invitados borrachos. Estoy agradecida cuando Zayn toma mi mano... mis pies duelen por la altura vertiginosa y el confinamiento apretado de mis zapatos.

Mia viene saltando hasta nosotros.

—¿No se van, verdad? La verdadera música recién está empezando. Vamos, Anastasia.

Ella agarra mi mano.

—Mia —la amonesta Zayn— Anastasia está cansada. Nos vamos a casa. Además, tenemos un gran día mañana.

¿Lo tenemos?

Mia hace pucheros pero sorprendentemente no presiona a Zayn.

—Tienes que venir algún día de la semana que viene. ¿Tal vez podamos ir de compras?

—Claro, Mia. —Sonrío, aunque en el fondo de mi mente me pregunto cómo, porque yo tengo que trabajar para vivir.

Me da un rápido beso y después abraza a Zayn con fuerza, tomándonos a los dos por sorpresa. Todavía más asombroso, ella coloca sus manos directamente en las solapas de la chaqueta de él y él sólo mira hacia abajo, a ella, indulgentemente.

—Me gusta verte así de feliz —dice ella dulcemente y lo besa en la otra mejilla—Adiós. Diviértanse.

Ella va brincando hacia sus amigos que la esperan… entre ellos Lily, quien luce aún más ácida sin su máscara.

Me pregunto divertida dónde está Sean.

—Le diremos adiós a mis padres antes de irnos. Ven. —Zayn me conduce a través de un grupo de invitados hacia Grace y Carrick, quienes nos desean una calurosa y cariñosa despedida.

—Por favor, ven de nuevo, Anastasia, ha sido encantador tenerte aquí —dice Grace amablemente.

Estoy un poco abrumada por la reacción de ella y de Carrick. Afortunadamente, los padres de Grace se han retirado para la tarde, al menos me ahorro su entusiasmo.

Tranquilamente, Zayn y yo caminamos de la mano hacia el frente de la casa donde incontables autos están estacionados y esperando para recoger invitados.

Miré a Cincuenta. Luce feliz y relajado. Es un verdadero placer verlo de esta manera, aunque sospecho que es insólito después de un día tan extraordinario.

—¿Vas bien abrigada? —pregunta.

—Sí, gracias. —Abrocho mi abrigo de satén.

—Realmente disfruté esta tarde, Anastasia. Gracias.

—Yo también, algunas partes más que otras. —Sonrío.

Él sonríe y asiente, luego su ceja se levanta.

—No muerdas tu labio —advierte de una manera que hace que mi sangre cante.

—¿A qué te referías con que mañana es un gran día? —le pregunto para
distraerme.

—La Dra. Greene vendrá para poner todo en orden. Además, tengo una sorpresa para ti.

—¡La Dra. Greene! —Me detengo.

—Sí.

—¿Por qué?

—Porque odio los condones —dice tranquilamente. Sus ojos brillan en la suave luz de los faroles de papel, midiendo mi reacción.

—Es mi cuerpo —murmuro, molesta de que no me haya preguntado.

—Es mío también —susurra.

Miro hacia él cuando varios invitados pasan, ignorándonos. Luce tan serio. Sí, mi cuerpo es suyo... lo conoce mejor que yo.

Me estiro y él se estremece ligeramente pero se queda. Agarro la punta de su corbata, tiro de ella para desatarla, revelando el botón superior de su camisa. Con cuidado lo desabrocho.

—Luces caliente así —susurro. Realmente luce caliente todo el tiempo, pero realmente caliente así.

Él me sonríe.

—Necesito llevarte a casa. Vamos.

En el coche, Sawyer le da a Zayn un sobre. Frunce el ceño ante él y me mira cuando Taylor me apresura a entrar al auto. Por alguna razón Taylor luce aliviado.

Zayn se sube y me da el sobre, sin abrir, cuando Taylor y Sawyer toman sus asientos en la parte delantera.

—Está dirigido a ti. Uno de los empleados se lo dio a Sawyer. Sin duda de otro corazón atrapado.

La boca de Zayn se tuerce. Es obvio que esto es un concepto desagradable para él.

Miro la nota. ¿De quién es? La rasgo abriéndola, la leo rápido en la luz tenue.

Mierda, ¡es de ella! ¿Por qué no me deja sola?

Puedo haberte juzgado mal. Y definitivamente tú me has juzgado mal a mí.
Llámame si necesitas llenar alguno de los espacios en blanco, podríamos almorzar. Zayn no quiere que hable contigo, pero estaría más que feliz de ayudar. No me malinterpretes, lo apruebo, créeme... pero entonces ayúdame, si lo lastimas... Ya ha sido lastimado demasiado. Llámame: (206) 279-6261.

Sra. Robinson.

¡Mierda, lo ha firmado como Sra. Robinson! Él le dijo. Cabrón.

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