miércoles, 26 de junio de 2013

Capítulo 67.

Da un paso atrás y toma mi mano, con sus ojos más oscuros ahora, y encapotados.

—Ven —me dice.

Taylor todavía está en el vestíbulo, mientras espera discretamente por nosotros.

—Buenas tardes, Taylor—le dice Zayn cordialmente.

—Sr. Malik, Srta. Steele.

—Yo era la Sra. Taylor ayer. —Sonrío a Taylor que se ruboriza.

—Eso suena muy bien, Srta. Steele —dice Taylor sarcásticamente.

—Pienso lo mismo.

Zayn aprieta más mi mano, mientras frunce el ceño.

—Si ustedes dos realmente han terminado, me gustaría un informe rápido. —Mira con rabia a Taylor que ahora parece incómodo y me encojo interiormente.

Me he pasado de la raya.

—Lo siento —le digo insonoramente a Taylor que se encoge de hombros y sonríe amablemente antes de que me vuelva para seguir a Zayn.

—En seguida estaré contigo. Sólo quiero hablar un momento con la Srta. Steele —le dice Zayn a Taylor, y sé que me metí en un problema.

Zayn me lleva a su dormitorio y cierra la puerta.

—No coquetees con el personal, Anastasia—me riñe.

Abro la boca para defenderme… después la cierro de nuevo, entonces la abro.

—No estaba coqueteando. Estaba siendo amigable, hay una gran diferencia.

—No seas amistosa con el personal o coquetees con ellos. No me gusta.

¡Ah! Adiós, al tolerante Zayn.

—Lo siento —murmuro y miro hacia abajo a mis dedos.

Él no me había hecho sentirme como una niña durante todo el día. Alcanzando mi barbilla ahueca su mano y levanta mi cabeza, para encontrarme con su mirada.

—Ya sabes lo celoso que soy —susurra.

—No tienes ninguna razón para tener celos, Zayn. Me tienes en cuerpo y alma.

Parpadea como si procesar este hecho le fuera muy difícil. Se inclina hacia abajo y me besa rápidamente, pero no con la pasión que experimentamos un momento antes en el ascensor.

—No tardaré mucho. Estás en tu casa —dice malhumoradamente y se gira, dejándome sola en su dormitorio, desconcertada y confundida.

¿Por qué tendría que tener celos de Taylor? Niego con la cabeza, sin poder dar crédito

Mirando el despertador, me doy cuenta que simplemente son un poco más de las ocho. Y decido preparar mi ropa para trabajar mañana. Me dirijo a mi cuarto y abro el armario. Está vacío. Toda la ropa ha desaparecido. ¡Oh no! Zayn me tomó la palabra y se ha deshecho de mi ropa.

Mi subconsciente me mira enfadada. Bueno, eso pasa por tener la boca tan grande.

¿Por qué me tomó la palabra? El consejo de mi madre vuelve a rondarme, "Los hombres son tan literales, querida". Pongo mala cara, mientras miro fijamente el espacio vacío. Había un poco de ropa bonita, también, como el vestido color plateado que llevé al baile.

Vago desconsoladamente por la habitación. Espera un momento… ¿qué está pasando?

El iPad ha desaparecido. ¿Dónde está mi Mac? ¡Oh no! Mi primer pensamiento poco caritativo es que esa Leila puede haberlos robado.

Regreso al piso inferior y vuelvo a la habitación de Zayn. En la mesita junto a la cama están mi Mac, mi iPad, y mi maletín. Está todo aquí.

Abro la puerta del armario de golpe. Mi ropa está toda aquí… toda, compartiendo el espacio con la ropa de Zayn. ¿Cuándo pasó esto? ¿Por qué nunca me advierte antes de hacer cosas así?

Me giro, y está de pie en la puerta.

—Oh, ellos hicieron el traslado —murmura, distraídamente.

—¿Qué está mal? —pregunto. Su cara está seria.

—Taylor piensa que Leila ha entrado por la escalera de emergencia. Debía de tener una llave. Todas las cerraduras se han cambiado ahora. El equipo de Taylor ha hecho un barrido en cada cuarto del apartamento. Ella no está aquí. —Se detiene y pasa una mano a través de su cabello— Me gustaría saber dónde estuvo ella. Está evadiendo todos nuestros esfuerzos por encontrarla cuando necesita ayuda.

Él frunce el entrecejo, y mi anterior resentimiento desaparece. Pongo mis brazos alrededor de él. Acurrucándome en su abrazo, besa mi cabello.

—¿Qué harás cuando la encuentres? —pregunto.

—El Dr. Flynn tiene un lugar.

—¿Qué pasa con su esposo?

—Él se ha lavado las manos con respecto a ella. —El tono de Zayn es amargo— Su familia está en Connecticut. Creo que ella está en gran medida por su cuenta allí afuera.

—Eso es triste.

—¿Estás de acuerdo con que todas tus cosas estén aquí? Quiero que compartamos mi habitación —murmura.

Vaya, un rápido cambio de dirección.

—Sí.

—Te quiero durmiendo conmigo. No tengo pesadillas cuando estás conmigo.

—¿Tienes pesadillas?

—Sí.

Aprieto mi agarre a su alrededor. Santo cielo. Más cargas del pasado. Mi corazón se contrae por este hombre.

—Sólo estaba preparando mi ropa para el trabajo mañana —murmuro.

— ¡Trabajo! —Zayn exclama como si fuera una mala palabra, y me libera, mirándome fijamente.

—Sí, trabajo —respondo, confundida por su reacción.

Me mira con completa incomprensión.

—Pero Leila, ella está ahí fuera. —Hace una pausa— No quiero que vayas a trabajar.

¿Qué?

—Eso es ridículo, Zayn. Tengo que ir a trabajar.

—No, no tienes que hacerlo.

—Tengo un nuevo trabajo, que me gusta. Por supuesto que tengo que ir a trabajar.

¿Qué quiere decir?

—No, no tienes que hacerlo —repite enérgicamente.

— ¿Crees que voy a quedarme aquí haciendo girar mis pulgares mientras estás fuera siendo el amo del universo?

—Francamente... sí.

Oh, Cincuenta, Cincuenta, Cincuenta... dame fuerzas.

—Zayn, tengo que ir a trabajar.

—No, no tienes que hacerlo.

—Sí. Tengo que hacerlo —lo digo lentamente, como si fuera un niño.

Me frunce el ceño.

—No es seguro.

—Zayn... tengo que trabajar para ganarme la vida, y voy a estar bien.

—No, no necesitas trabajar para vivir, y, ¿cómo sabes que vas a estar bien? —Casi está gritando.

¿Qué quiere decir? ¿Me va a mantener? Oh, esto es más que ridículo, lo he conocido por cuanto, ¿cinco semanas?
Él está enojado ahora, sus ojos mieles tempestuosos y relampagueando, pero me importa una mierda.

—Por el amor de Dios, Zayn, Leila estaba de pie al final de tu cama, y no me hizo daño, y sí, tengo que trabajar. No quiero estar en deuda contigo. Tengo que pagar mis préstamos estudiantiles.

Su boca se presiona en una línea sombría, mientras pongo mis manos en mis caderas. No voy a ceder en esto. ¿Quién demonios se cree que es?

—No quiero que vayas a trabajar.

—No depende de ti, Zayn. Esta no es tu decisión.

Pasa su mano por su cabello mientras me mira fijamente. Segundos, minutos pasan, mientras nos miramos el uno al otro.

—Sawyer irá contigo.

—Zayn, eso no es necesario. Estás siendo irracional.

—¿Irracional? —gruñe— O él va contigo, o seré realmente irracional y te mantendré aquí.

Él no lo haría, ¿verdad?

—¿Cómo, exactamente?

—Oh, encontraría una manera, Anastasia. No me presiones.

—¡Está bien! —concedo, levantando las dos manos, aplacándolo.

Maldita sea, Cincuenta está de regreso con una venganza.

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