miércoles, 26 de junio de 2013

Capítulo 59.

Se desvía hacia un gran concesionario de autos, detiene el suyo y voltea a mirarme con una expresión cautelosa.

—Tenemos que conseguirte un auto nuevo —dice.

Lo miro boquiabierta. ¿Ahora? ¿Un domingo? ¿Qué demonios? Y esto es un concesionario de Saab.

—¿No será un Audi? —Es, estúpidamente, la única cosa que se me ocurre decir, y lo bendigo, incluso se ruboriza.

¡Santo cielo! Zayn avergonzado. Esta es la primera vez.

—Pensé que te gustaría algo más —murmura. Está casi retorciéndose.

Oh, por favor. . . Esta es una oportunidad demasiado valiosa para no burlarme de él.

Sonrío.

—¿Un Saab?

—Sí. Un 9-3. Ven.

—¿Qué pasa contigo y los autos extranjeros?

—Los alemanes y los suecos hacen los autos más seguros del mundo, Anastasia.

—Pensé que ya me habías ordenado otro Audi A3.

Me da una mirada oscura, divertida.

—Puedo cancelarlo. Ven. —Saliendo sin problemas del coche, se pasea con gracia hacia mi lado y abre la puerta— Te debo un regalo de graduación —dice en voz baja mientras extiende la mano hacia mí.

—Zayn, realmente no tienes que hacer esto.

—Sí, quiero hacerlo. Por favor. Ven. —Su tono de voz dice que no está jugando.

Me resigno a mi suerte. ¿Un Saab? ¿Quiero un Saab? Me gusta el Audi Especial Sumisa. Era muy ingenioso.
Por supuesto, ahora está bajo una tonelada de pintura blanca... Me estremezco. Y ella todavía está afuera.

Tomo la mano de Zayn y nos aventuramos hacia la sala de exposición.

Troy Turniansky, el vendedor, está encima de Cincuenta como un traje barato. Puede oler una venta. Extrañamente su acento suena del Atlántico, ¿británico tal vez? Es difícil de decir.

—¿Un Saab, señor? ¿De segunda mano? —Se frota las manos con regocijo.

—Nuevo. —Zayn aprieta sus labios en una línea dura.

¡Nuevo!

—¿Tiene algún modelo en mente, señor? —Y también es adulador.

—9-3 Sport Sedan 2.0T.

—Excelente elección, señor.

—¿De qué color, Anastasia? —Zayn inclina la cabeza.

—Em... ¿negro? —Me encojo de hombros—Realmente no necesitas hacer esto.

Frunce el ceño.

—El negro no es fácil de ver por la noche.

¡Oh, por el amor de Dios! Resisto a la tentación de rodar los ojos.

—Tú tienes un auto negro.

Me frunce el ceño.

—Entonces Amarillo canario brillante. —Me encojo de hombros.

Zayn hace una cara, el amarillo canario definitivamente no es lo suyo.

—¿Qué color quieres que tenga? —le pregunto como si fuera un niño pequeño, lo cual es, en muchos sentidos. La idea no es bienvenida, triste y aleccionadora a la vez.

—Plata o blanco.

—Plata, entonces. Sabes que me quedaría con el Audi —agrego, escarmentada por mis pensamientos.

Troy palidece, sintiendo que está perdiendo una venta.

—¿Tal vez a la señora le gustaría un descapotable? —pregunta, aplaudiendo con entusiasmo.

Mi subconsciente está encogido con disgusto, mortificado por toda la cosa de comprar un auto, pero mi Diosa interior lo bloquea contra el suelo.

¿Descapotable? ¡Baba!

Zayn frunce el ceño y me mira.

—¿Descapotable? —pregunta, alzando una ceja.

Me sonrojo. Es como si tuviera una línea directa con mi Diosa interior, lo que por supuesto, tiene. Es más inoportuno a veces. Miro hacia mis manos.

Zayn se gira hacia Troy.

—¿Cuáles son las estadísticas de seguridad en relación al descapotable?

Troy, detectando la vulnerabilidad de Zayn, se dispone a matar, soltando toda clase de estadísticas.
Por supuesto, Zayn quiere que yo esté segura. Es una religión con él, y como el fanático que es, escucha atentamente el muy afinado golpeteo de Troy. A Cincuenta realmente le importa.

Sí. Te quiero. Recuerdo sus susurradas y estranguladas palabras de esta mañana y un brillo de fusión se extiende como miel caliente a través de mis venas. Este hombre, un regalo de Dios para las mujeres, me ama.

Me encuentro sonriéndole adorablemente y cuando mira hacia mí, luce divertido pero desconcertado por mi expresión. Sólo quiero abrazarme a mí misma, estoy tan feliz.

—Sea lo que sea en lo que esté pensando, quiero un poco, señorita Steele —murmura mientras Troy se dirige a su computadora.

—Estoy pensando en usted, señor Malik.

—¿En serio? Bueno, desde luego luce intoxicada. —Me besa brevemente—Y gracias por aceptar el coche. Fue más fácil que la última vez.

—Bueno, no es un Audi A3.

Él sonríe.

—Ese no es el auto para ti.

—Me gustaba.

—Señor, ¿el 9-3? He localizado uno en nuestro concesionario de Beverly Hills. Podemos tenerlo aquí en un par de días. —Troy brilla con triunfo.

—¿De gama alta?

—Sí, señor.

—Excelente.

Zayn entrega su tarjeta de crédito, ¿o es la de Taylor? La idea es desconcertante. Me pregunto cómo estará Taylor y si Leila se encuentra en el apartamento. Froto mi frente. Sí, allí también está todo el equipaje de Zayn.

—Si me acompaña por aquí, señor... —Troy mira el nombre en la tarjeta—… Malik.

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