jueves, 20 de junio de 2013

Capítulo 19.

Cuando la cordura regresa, abro mis ojos y veo hacia arriba el rostro del hombre que amo. La expresión de Zayn es suave, tierna. Acaricia su nariz contra la mía, apoyando su peso sobre los hombros, sus manos manteniendo las mías a los lados de mi cabeza. Tristemente sospecho que es para que no lo toque. Planta un beso gentil sobre mis labios mientras se desliza fuera de mí.

—He extrañado esto —exhala.

—Yo también —susurro.

Me toma de la barbilla y me besa fuertemente. Un apasionado e implorante beso,¿pidiéndome qué? No lo sé. Me deja sin aliento.

—No me dejes otra vez —implora, mirando fijamente a mis ojos, su rostro serio.

—Está bien —susurro y le sonrío.

Su sonrisa de respuesta es deslumbrante; alivio, euforia y alegría infantil se combinan en una mirada encantadora que fundiría el más frío de los corazones.

—Gracias por el iPad.

—Más que bienvenida, Anastasia.

—¿Cuál es tu canción favorita de ellas?

—Now that would be telling. —Sonríe—Vamos, cocíname algo de comida, muchacha, me muero de hambre —agrega sentándose repentinamente y jalándome con él.

—¿Muchacha? —Río tontamente.

—Muchacha. Comida, ahora, por favor.

—Ya que lo pides tan dulcemente, señor, me pondré en ello justo ahora.

Mientras me apresuro fuera de la cama, dejo caer mi almohada, revelando el desinflado globo de helicóptero debajo. Zayn lo alcanza y me mira, desconcertado.

—Ese es mi globo —digo, sintiéndome posesiva mientras alcanzo mi bata y la envuelvo alrededor de mí. Oh dios… ¿Por qué tenía que encontrarlo?

—¿En tu cama? —murmura.

—Sí. —Me sonrojo—Me ha estado haciendo compañía.

—Suertudo Charlie Tango —dice sorprendido.

Sí, soy sentimental, Malik, porque te amo.

—Mi globo —digo otra vez y me giro sobre mis talones en dirección a la cocina, dejándolo sonriendo de oreja a oreja.


Zayn y yo nos sentamos en la alfombra persa de Kate, comiendo pollo salteado y fideos en tazones de porcelana con palillos y bebiendo frío Pinot Grigio blanco. Zayn se apoya sobre el sofá, sus largas piernas extendidas delante de él. Está vistiendo sus jeans y su camisa con un cabello de recién follado, y eso es todo. El Buena Vista Social Club canta suavemente en el fondo desde el iPod de Zayn.

—Está buena —dice apreciativamente mientras escarba en la comida.

Estoy sentada de piernas cruzadas a su lado, comiendo con avidez más que hambrienta y admirando sus pies desnudos.

—Usualmente hago todo lo de cocinar. Kate no es una gran cocinera.

—¿Tu madre te enseñó?

—No realmente —me burlo—. Para el momento en que estuve interesada en aprender, mi madre estaba viviendo con su esposo número tres en Mansfield, Texas. Y Ray, bien, él habría vivido a base de tostadas y comida para llevar si no fuera por mí.

Zayn se me queda mirando.

—¿No te quedaste con tu madre en Texas?

—No. Steve, su esposo y yo, no nos llevamos bien. Extrañaba a Ray. Su matrimonio con Steve no duró mucho. Volvió en sí, creo. Nunca habla de él —agrego tranquilamente. Pienso que es una parte oscura de su vida de la que nunca discutimos.

—Entonces viniste a vivir a Washington con tu padre adoptivo.

—Sí.

—Suena como si cuidaras de él —dice suavemente.

—Supongo. —Me encojo de hombros.

—Estas acostumbrada a cuidar de las personas.

El tono de su voz llama mi atención, y lo miro.

—¿Qué pasa? —pregunto, sorprendida por su expresión cautelosa.

—Quiero cuidar de ti. —Sus ojos luminosos brillan con alguna emoción desconocida.

Mi ritmo cardiaco aumenta.

—Lo noté —susurro—. Solo que lo haces de una extraña manera.

Su frente se arruga.

—Es la única forma que conozco —dice tranquilamente.

—Aún estoy molesta contigo por comprar AIPS.

Sonríe.

—Lo sé, nena, pero el que estés molesta no me detendrá.

—¿Qué le voy a decir a mis compañeros de trabajo, a Jack?

Entorna los ojos.

—Ese hijo de puta más vale que vigile.

—¡Zayn! —lo reprendo—Es mi jefe.

La boca de Zayn se presiona en una dura línea. Luce como un revoltoso chico de escuela.

—No les digas —dice.

—¿Que no les diga qué?

—Que me pertenece. Los acuerdos fueron firmados ayer. Las noticias están embargadas por cuatro semanas, mientras que la administración de AIPS hace algunos cambios.

—Oh… ¿estaré sin trabajo? —pregunto alarmada.

—Sinceramente lo dudo —dice Zayn con ironía, tratando de ocultar su sonrisa.

Frunzo el ceño.

—¿Si lo dejo y encuentro otro trabajo, comprarás esa compañía también?

—No estarás pensando en dejarlo, ¿verdad? —Su expresión se altera, cautelosa una vez más.

—Posiblemente. No estoy segura de que me estés dando una gran cantidad de opciones.

—Sí, compraría esa compañía también —dice firmemente.

Le frunzo el ceño otra vez. Estoy en una situación de no ganar aquí.

—¿No piensas que estás siendo un poco sobre protector?

—Sí. Soy plenamente consciente de cómo se ve.

—Llama al Dr. Flynn —murmuro.

Pone su tazón vacío en el piso y me mira impasiblemente. Suspiro. No quiero pelear. Levantándome, recojo su tazón.

—¿Te gustaría un postre? Tenemos helado de Vainilla —digo con una risita.

—¿De verdad? —La sonrisa de Zayn se hace más grande—. Pienso que podemos hacer algo con eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario