jueves, 20 de junio de 2013

Capítulo 22.

Estoy recostada en sus brazos sobre sábanas pegajosas. Su frente está presionado contra mi espalda, su nariz en mi cabello.

—Lo que siento por ti me asusta —susurro.

Él vacila.

—A mí también, nena —dice tranquilamente.

—¿Qué si me dejas? —El pensamiento es horrible.

—No lo haría de ninguna forma. Pienso que no podré tener nunca suficiente de ti, Anastasia.

Me giro y lo miro fijamente. Su expresión es seria, sincera. Me estiro y lo beso gentilmente. Sonríe y alcanza y mete mi cabello detrás de mi oreja.

—Nunca había sentido lo que sentí cuando me dejaste, Anastasia. Movería cielo y tierra para evitar sentirme así otra vez. —Suena triste, aturdido incluso.

Lo beso otra vez. Quiero iluminar su estado de ánimo de alguna manera, pero Zayn lo hace por mí.

—¿Vendrás conmigo mañana a la fiesta de verano de mi padre? Es una cuestión velada benéfica anual. Dije que iría.

Sonrío, sintiéndome repentinamente tímida.

—Por supuesto que iré.

Oh mierda. No tengo nada que ponerme.

—¿Qué pasa?

—Nada.

—Dime —insiste.

—No tengo nada que ponerme.

Zayn se ve momentáneamente incómodo.

—No te enfades, pero aún tengo todas esas prendas para ti en casa. Estoy seguro de que hay un par de vestidos ahí.

Presiono mis labios.

—¿Ah, sí? —murmuro, mi voz sardónica. No quiero pelear con él esta noche. Necesito una ducha.





La chica que luce como yo está parada fuera de AIPS. Excepto que… soy yo. Estoy pálida y sucia, y todas mis ropas son demasiado grandes; estoy mirándola, y ella viste mis ropas, feliz, saludable.

—¿Qué es lo que tienes que yo no? —preguntó.

—¿Quién eres tú?

—No soy nadie… ¿Quién eres tú? ¿Eres también nadie…?

—Ya somos dos entonces. No lo digas, nos harían desaparecer sabes…—Ella sonríe, un lento, gesto malvado que se extiende por su rostro, y es tan escalofriante que empiezo a gritar.




—¡Por dios, Anastasia! —Zayn me sacude para despertarme.

Estoy desorientada. Estoy en casa… en la oscuridad… en la cama con Zayn. Sacudo mi cabeza, tratando de aclarar mi mente.

—Nena, ¿estás bien? Estabas teniendo una pesadilla.

—Oh.

Enciende la lámpara entonces somos bañados en esa luz tenue. Me mira hacia abajo, su rostro marcado con preocupación.

—La chica —susurro.

—¿Qué pasa? ¿Qué chica? —pregunta en tono tranquilizador.

—Había una chica fuera de AIPS cuando salí esta tarde. Se veía como yo… pero no realmente.

Zayn se queda inmóvil, y mientras la luz de la lámpara al lado de la cama nos calienta, veo que su rostro está ceniciento.

—¿Cuándo fue? —susurra, consternado. Se sienta, mirándome hacia abajo.

—Cuando salí esta tarde. ¿Sabes quién es ella?

—Sí. —Pasa su mano a través de su cabello.

—¿Quién?

Su boca presionada en una dura línea, pero no dice nada.

—¿Quién? —presiono.

—Es Leila.

Trago. ¡La ex – sumisa! Recuerdo a Zayn hablando acerca de ella antes que fuéramos al planeador.

Repentinamente, está irradiando tensión. Algo pasa.

—¿La chica que puso Toxic en tu iPod?

Me mira con ansiedad.

—Sí —dice—¿Dijo algo?

—Dijo: “¿Qué es lo que tienes que yo no?” y cuando le pregunté quién era, me dijo:“nadie”.

Zayn cierra sus ojos como si le doliera. Oh no. ¿Qué ha pasado? ¿Qué significa para él? Mi cuero cabelludo pica como agujas de adrenalina a través de mi cuerpo. ¿Qué pasa si ella significa mucho para él? ¿Quizás la extraña? Sé tan poco sobre su pasado… sus relaciones. Ella debió haber tenido un contrato, y debió haberle dado lo que quería, darle lo que necesitaba con alegría.

Oh no, y yo no puedo. El pensamiento me da náuseas.

Saliendo de la cama, Zaynn se arrastra en sus jeans y se dirige a la sala. Un vistazo a mi despertador muestra que son las cinco de la mañana. Ruedo fuera de la cama, poniéndome su camisa blanca, y siguiéndolo.
Santa mierda, está al teléfono.

—Sí, fuera de AIPS, ayer… temprano en la tarde —dice calmadamente. Se gira hacia mí mientras me muevo hacia la cocina y me pregunta directamente— ¿A qué hora exactamente?

—Alrededor de las seis menos diez —murmuro.

¿A quién en la tierra está llamando a esta hora? ¿Qué ha hecho Leila? Pasa la información a quienquiera que esté en la línea, sin quitar sus ojos de mí, su expresión oscura y seria.

—Averigua como… sí… no lo hubiera dicho, pero entonces no pensé que podría hacer esto. —Cierra los ojos como si le doliera— No sé cómo se vino abajo… sí, hablaré con ella… sí… lo sé… síguelo y hazme saber. Sólo encuéntrala, Welch; está en problemas. Encuéntrala. —Cuelga.

—¿Quieres algo de té? —pregunto. Té, la respuesta de Ray para todas las crisis y la única cosa que hace bien en la cocina. Lleno la tetera con agua.

—Ahora, me gustaría regresar a la cama. —Su mirada me dice que no es para dormir.

—Bien, necesito algo de té. ¿Quieres unirte a mí con una taza?

Quiero saber qué está pasando. No voy a ser distraída por el sexo.
Pasa su mano a través de su cabello con exasperación.

—Sí, por favor —dice, pero puedo decir que está irritado.

Pongo la tetera en la estufa y me ocupo de las tazas de té y la tetera. Mi nivel de ansiedad se ha disparado a nivel de ataque inminente . ¿Va a contarme el problema? ¿O voy a tener que escarbar?

Siento sus ojos en mí. Siento su incertidumbre, y su rabia es palpable. Le echo un vistazo y sus ojos brillan con aprehensión.

—¿Qué pasa? —pregunto suavemente.

Sacude su cabeza.

—¿No vas a decirme?

Suspira y cierra los ojos.

—No.

—¿Por qué?

—Porque no tiene que ver contigo. No quiero enredarte en esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario