viernes, 5 de julio de 2013

50 sombras liberadas.



Prólogo (Pesadilla De Zayn)


¡Mami! ¡Mami!

Mami está dormida en el suelo. Ha estado dormida por un largo tiempo. Peino su cabello porque a ella le gusta eso. No se despierta. La sacudo.
¡Mami! Mi estómago duele. Está hambriento.

Él no está aquí. Tengo sed. En la cocina, empujo una silla hacia el fregadero, y bebo algo. El agua salpica mi suéter azul. Mami todavía está dormida.

¡Mami, despierta! Ella yace quieta. Está fría. Traigo mi frazada, y cubro a mi mami, y yazco en la pegajosa alfombra verde a su lado.

Mami todavía está dormida. Tengo dos coches de juguete. Corren por el suelo donde mami está durmiendo. Creo que está enferma. Busco algo de comer. En el refrigerador encuentro guisantes. Están fríos. Los como lentamente. Hacen que me duela la barriguita.

Duermo junto a mami. Los guisantes se han terminado. En el refrigerador hay algo. Huele raro. Lo lamo y mi lengua se queda pegada a ello. Lo como lentamente. Sabe feo. Bebo algo de agua.

Juego con mis coches, y duermo junto a mami. Mami está tan fría, y no se despierta. La puerta se abre de un golpe. Cubro a mami con mi cubrecama. Él está aquí.

Mierda, ¿qué infiernos pasó aquí? Oh, la loca perra jodida. Mierda. Joder. Apártate de mi camino, pedazo de mierda.

Él me patea, y golpeo mi cabeza contra el suelo. Mi cabeza duele.
La mujer policía está aquí.
No. No. No. No me toque. No me toque. No me toque. 

La mujer policía tiene mi cubrecama, y me agarra. Grito. ¡Mami! ¡Mami! Quiero a mi mami. Las palabras se han ido. No puedo decir las palabras. Mami no puede oírme. No tengo palabras.



—¡Zayn! ¡Zayn! —Su voz es urgente, empujándolo desde las profundidades de su pesadilla, las profundidades de su desesperación— Estoy aquí. Estoy aquí.

Él despierta y ella se está inclinando sobre él, agarrando sus hombros, sacudiéndolo; su rostro lleno de angustia, sus ojos azules de par en par, rebosantes de lágrimas.

—Anastasia —Su voz es apenas un susurro, el sabor del miedo manchando su boca— Estás aquí.

—Por supuesto que estoy aquí.

—Tuve un sueño…

—Lo sé. Estoy aquí, estoy aquí.

—Anastasia —susurra su nombre, y es un talismán contra el oscuro y asfixiante pánico que atraviesa su cuerpo.

—Tranquilo, estoy aquí. —Ella se enrolla a su alrededor, sus miembros formando una cuchara alrededor de él, su calidez deslizándose en su cuerpo, forzando a las sombras a retroceder, forzando al miedo a retroceder. Ella es un rayo de sol, ella es la luz… ella es suya.

—Por favor, no peleemos. —Su voz es roca mientras envuelve sus brazos alrededor de ella.

—De acuerdo.

—Los votos. No obedecer. Puedo hacer esto. Encontraremos la forma. —Las palabras se apresuran a salir de su boca en un nudo de emoción, confusión y ansiedad.

—Sí. Lo haremos. Siempre encontraremos la forma —susurra ella y sus labios están sobre los suyos, silenciándolo, trayéndolo de vuelta al ahora.

Capítulo 141. FIN

Da una calada y la punta del cigarrillo brilla en la oscuridad. Expulsa una gran bocanada de humo, que termina en dos anillos que se disipan ante él, pálidos y espectrales bajo la luz de la luna. Se remueve en el asiento, aburrido, y bebe un pequeño sorbo de bourbon barato de una botella envuelta en un papel marrón arrugado, que luego vuelve a colocarse entre los muslos. 

Es increíble que aún le siga la pista. Tuerce la boca en una mueca sardónica. Lo del helicóptero ha sido una acción temeraria y precipitada. Una de las cosas más excitantes que ha hecho en toda su vida. Pero ha sido en vano. Pone los ojos en blanco con expresión irónica. ¿Quién habría pensado que ese hijo de puta sabría pilotar tan bien, el muy cabrón?

Suelta un gruñido. 

Le han infravalorado. Si Malik creyó por un momento que se retiraría gimoteante y con el rabo entre las piernas, es que ese capullo no se entera de nada. 

Le ha pasado lo mismo durante toda la vida. La gente le ha infravalorado constantemente: no es más que un hombre que lee libros. ¡Y una mierda! Es un hombre que lee libros, y que además tiene una memoria fotográfica. Ah, las cosas de las que se ha enterado, las cosas que sabe. Gruñe otra vez. Sí, sobre ti, Malik. Las cosas que sé sobre ti.

No está mal para ser un chico de los bajos fondos de Detroit. 

No está mal para ser un chico que obtuvo una beca para Princeton. 

No está mal para ser un chico que se deslomó trabajando durante la universidad y al final consiguió entrar en el mundo editorial.

Y ahora todo eso se ha jodido, se ha ido al garete por culpa de Malik y su putita. Frunce el ceño mientras observa la casa, como si representara todo lo que él desprecia. Pero no ha pasado nada. El único acontecimiento destacable ha sido esa mujer de la melenita rubia corta que ha bajado por el sendero hecha un mar de lágrimas, se ha subido al CLK blanco y se ha marchado.

Suelta una risita amarga y hace una mueca de dolor. Joder, las costillas. Todavía le duelen por culpa de las patadas que le dio el esbirro de Malik. 

Revive la escena en su mente. «Si vuelves a tocar a la señorita Steele, te mato.» 

Ese hijo de puta también recibirá lo suyo. Sí, no sabe lo que le espera. 

Se reclina otra vez en el asiento. Parece que la noche va a ser larga. Se quedará, vigilando y esperando. Da otra calada al Marlboro. Ya llegará su oportunidad. Llegará muy pronto.

Fin

Capítulo 140.

—Siento que tuvieras que aguantar todo esto.

—Esto no es tu culpa, Zayn. ¿Por qué ella estaba aquí? —Él me mira fijamente, y curva su boca excusándose.

—Ella es amiga de la familia.

Trato de no reaccionar.

—Ya no más. ¿Cómo está tu mamá?

—Mamá está jodidamente molesta conmigo ahora mismo. Estoy realmente contento de que tú estés aquí y que estemos en medio de la fiesta. De otra manera podría ser mi última respiración.

—¿Tan mal está? —Él asiente, sus ojos serios y siento su aturdimiento en su reacción.

—¿Puedes culparla? —Mi voz es tranquila, persuasiva.

Él me abraza fuerte y parece desconcertado, procesando sus pensamientos.

Finalmente él contesta:

—No.

¡Wow! Un gran avance.

—¿Podemos sentarnos? —pregunto.

—Claro. ¿Aquí? —Asiento y nos sentamos en lo alto de la escalera.

—¿Entonces, cómo te sientes? —pregunto, con inquietud agarrando su mano y mirando fijamente a su triste y serio rostro.

Él suspira.

—Me siento liberado— Él se encoge de hombros, luego sonríe, una gloriosa y despreocupada sonrisa de Zayn, el cansancio y la tensión presentes hace un momento han desaparecido.

—¿De verdad? —Sonrío de regreso. ¡Wow! Podría arrastrarme sobre vidrios rotos por esa sonrisa.

—Nuestra relación de negocios está terminada.

Lo miro con el ceño fruncido.

—¿Liquidarás el negocio del salón?

Él resopla.

—No soy vengativo, Anastasia —me increpa— No. Se lo voy a regalar a ella. Hablaré con mi abogado el lunes. Le debo mucho.

Arqueo una ceja a él.

—¿Se acabó la Sra. Robinson? —Su boca se tuerce en diversión y sacude su cabeza.

—Para siempre.

Sonrío abiertamente.

—Lo siento, perdiste una amiga.

Se encoge de hombros entonces sonríe maliciosamente.

—¿De verdad lo sientes?

—No —confieso, sonrojada.

—Ven. —Él está de pie y me ofrece su mano—Vamos a unirnos a la fiesta en nuestro honor. Aún podría emborracharme.

—¿Te emborrachas? —pregunto mientras tomo su mano.

—No desde que era un adolescente salvaje. —Caminamos escaleras abajo.

—¿Has comido? —pregunta.

—No.

—Bueno tú deberías. Por la apariencia y el olor de Elena, fue uno de los cócteles mortales de mi padre el que lanzaste sobre ella. —Me mira fijamente, intentando y fallando en mantener la diversión en su rostro.

—Zayn, yo…

Él levanta su mano.

—No discutas, Anastsia. Si vas a beber —y lanzar alcohol sobre mis ex—necesitas comer. Es la regla número uno. Creo que ya hemos tenido esta discusión después de nuestra primera noche juntos.

—Oh sí. El Heathman.

De vuelta en el vestíbulo, hace una pausa para acariciar mi rostro, sus dedos rozando mi mandíbula.

—Estuve sin poder dormir durante horas y te miré dormir —murmura él— Te podría haber amado incluso entonces.

Oh.

Se inclina hacia abajo y me besa suavemente y me derrito por todas partes, toda la tensión de la última hora o así rezumban lánguidamente de mi cuerpo.

—Come —él susurra.

—Está bien —consiento porque ahora mismo probablemente haría cualquier cosa por él. Tomando mi mano, él me conduce hacia la cocina donde la fiesta está en pleno apogeo.


—Buenas noches, John, Rhian.

—Felicidades otra vez, Anastasia. Ustedes dos estarán muy bien. —El Doctor Flynn nos sonríe amablemente, de pie, tomados del brazo en el pasillo mientras él y Rhian se despiden.

—Buenas noches.

Zayn cierra la puerta y sacude su cabeza. Él me mira fijamente, sus ojos de repente brillantes con entusiasmo.

¿Qué se propone?

—Sólo queda mi familia. Creo que mi madre ha bebido demasiado.

Grace está cantando karaoke en una consola de juego en la sala familiar. Kate y Mia están compitiendo con ella.

—¿La culpas? —Le sonrío con satisfacción, tratando de mantener la atmósfera ligera entre nosotros. Tengo éxito.

—¿Está sonriéndome, señorita Steele?

—Lo estoy.

—Ha sido un gran día.

—Zayn, recientemente, cada día contigo ha sido un buen día. —Mi voz es sardónica.

Él sacude su cabeza.

—Punto bien hecho, señorita Steele. Ven quiero mostrarte algo.

Tomando mi mano, me conduce por la casa a la cocina donde Carrick, Ethan y Elliot están hablando de Marineros, bebiendo el último de los cócteles y comiendo las sobras.

—¿Salen a dar un paseo? —Elliot se burla sugestivamente mientras hacemos nuestro camino por las puertas francesas. Zayn lo ignora. Carrick mira con el ceño fruncido a Elliot, sacudiendo su cabeza en un reproche silencioso.

A medida que hacemos nuestro camino por las escaleras hasta el jardín, me quito los zapatos. La media luna brilla intensamente sobre la bahía. Está brillante, echando todo en la miríada de sombras de color gris, mientras las luces de Seattle centellean dulcemente en la distancia. Las luces del cobertizo para botes están encendidas, un faro que brilla suavemente en la fría luz de la luna.

—Zayn, me gustaría ir a la iglesia mañana.

—¿Ah?

—Recé para que regresaras vivo y lo hiciste. Es lo menos que podría hacer.

—Bien.

Vagamos de la mano en un relajado silencio durante unos momentos. Entonces algo se me ocurre.

—¿Dónde vas a poner las fotos que Justin me tomó?

—Pensé que nosotros podríamos ponerlas en la nueva casa.

—¿La compraste?

Se detiene a mirarme fijamente, su voz llena de preocupación.

—Sí. Pensé que te gustaría.

—Me gusta. ¿Cuándo la compraste?

—Ayer por la mañana. Ahora necesitamos decidir qué hacer con ella —murmura él, aliviado.

—No la derribes. Por favor. Esta es una casa tan encantadora. Sólo necesita algo de cariño y atención.

Zayn me mira y sonríe.

—Bien. Hablaré con Elliot. Él conoce a un buen arquitecto; ella hizo algunos trabajos en mi casa en Aspen. Puede hacer la remodelación.

Resoplo, recordando de repente la última vez que cruzamos el césped bajo la luz de la luna hacia el cobertizo para botes. Ah, quizás esto es lo que vamos a hacer ahora. Sonrío.

—¿Qué pasa?

—Recuerdo la última vez que me llevaste al cobertizo para botes.

Zayn ríe relajadamente.

—Ah, eso fue divertido. De hecho... —Él se detiene repentinamente y me lleva sobre su hombro y chillo, aunque no tengamos que ir muy lejos.

—Tú estabas realmente enfadado, si recuerdo correctamente —jadeo.

—Anastasia, siempre estoy realmente enfadado.

—No, tú no lo estás.

Él aplasta mi trasero mientras se detiene afuera de la puerta de madera. Me desliza bajo su cuerpo hasta el suelo y toma mi cabeza en sus manos.

—No, nunca más.

Inclinándose, me besa con fuerza. Cuando se retira, estoy sin aliento y el deseo corre alrededor de mi cuerpo. Me mira fijamente y en el resplandor de un rayo de luz que viene desde el interior del cobertizo para botes, puedo ver que está ansioso. Mi hombre ansioso, no un caballero blanco ni un caballero oscuro, sino un hombre... un hermoso-hombre-no-demasiado-jodido-a quien amo. Lo alcanzo y acaricio su rostro, mis dedos corriendo a través de sus patillas y a lo largo de su mandíbula hasta su barbilla, luego dejo a mi índice tocar sus labios. Él se relaja.

—Tengo algo aquí para mostrarte —murmura él y abre la puerta.

La luz intensa de los fluorescentes ilumina la impresionante lancha a motor en el muelle, flotando suavemente sobre las oscuras aguas. Hay un bote de remos al lado.

—Ven. —Zayn toma mi mano y me conduce encima de la escalera de madera.

Abriendo la puerta en lo alto, se aparta para dejarme entrar. Mi boca se cae al piso.

El ático está irreconocible. La habitación está llena de flores... hay flores por todas partes. Alguien ha creado una pérgola mágica de flores de prado hermosas, salvajes mezcladas con el encendido de bombillas de colores y linternas en miniatura dando un resplandor suave y pálido alrededor de la habitación.

Mi rostro gira rápidamente alrededor para encontrar el suyo y él me mira fijamente, su expresión ilegible. Se encoge de hombros.

—Tú querías corazones y flores —murmura.

Parpadeo ante él, no creyendo exactamente lo que estoy viendo.

—Tú tienes mi corazón. —Él hace un gesto hacia la habitación.

—Y aquí están las flores —susurro, completando su oración— Zayn, esto es hermoso.

No puedo pensar qué más decir. Mi corazón está en mi boca mientras las lágrimas pinchan mis ojos. Tirando de mi mano, me arrastra dentro de la habitación y antes de darme cuenta, se hinca en una rodilla delante de mí.

Dios Santo... ¡No esperaba esto! Dejo de respirar. Del interior del bolsillo de su chaqueta extrae un anillo y me mira, sus ojos mieles brillantes y salvajes, llenos de emoción.

—Anastasia Steele. Te amo. Quiero amarte, quererte y protegerte por el resto de mi vida. Sé mía. Siempre. Comparte mi vida conmigo. Cásate conmigo.


Parpadeo hacia él mientras mis lágrimas caen. Mi Cincuenta, mi hombre. También lo amo y todo lo que puedo decir mientras la ola gigante de emociones me golpea es:

—Sí.

Él sonríe abiertamente, aliviado y suavemente desliza el anillo en mi dedo. Es hermoso, un diamante oval en un anillo de platino. Por Dios, es grande... grande pero, ah-tan-simple y sorprendente en su simplicidad.

—Oh, Zayn —sollozo, de repente abrumada con la alegría y me uno a él sobre mis rodillas, mis dedos cerrándose en su cabello mientras lo beso, lo beso con todo mi corazón y alma. Beso a este hombre hermoso, que me ama como yo lo amo; y entonces él envuelve sus brazos a mi alrededor, sus manos se mueven sobre mi cabello, su boca sobre la mía. Sé dentro de mí que siempre seré suya y él siempre será mío. Juntos hemos llegado tan lejos, tenemos mucho camino por recorrer, pero estamos hechos el uno para el otro. Estamos destinados a estar juntos.

Capítulo 139.

Zayn y el Dr. Flynn bajan aún más sus voces; es tan frustrante. Pero se callan en cuanto se les acercan las dos mujeres a las que no conocía de antes: Ros y Gwen, la vivaz rubita a la que Zayn presenta como la pareja de Ros.

Ros es encantadora, y pronto descubro que viven casi en frente del Escala. Ella está llena de elogios hacia las habilidades de pilotaje de Zayn. Fue su primera vez en el Charlie Tango, y dice que no dudaría en hacerlo de nuevo. Es una de las pocas mujeres que he conocido que no está aturdida por él… bueno la razón es obvia.

Gwen es risueña y con un irónico sentido del humor, y Zayn parece extraordinariamente a gusto con las dos. Las conoce bien. No hablan sobre trabajo, pero puedo ver que Ros es una mujer inteligente que fácilmente puede mantenerse a su nivel. También tiene una risa grande, gutural y de fumadora.

Grace interrumpe nuestra relajada conversación para informarle a todo el mundo que la cena ha sido servida al estilo buffet en la cocina Malik. Lentamente los invitados se dirigen hacia la parte de atrás de la casa.
Mia me agarra en el pasillo en su vestido de color rosa pálido y sus tacones asesinos, se eleva sobre mi como un hada de cuento de navidad. Está sosteniendo dos vasos de cocteles.

—Anastasia—sisea conspirativamente. Alzó la mirada a Zayn, me suelta con una mirada de buena suerte encuentro difícil lidiar con ella, y entro al comedor con ella.

—Toma —dice con picardía—, éste es uno de los Martini de limón especiales de mi padre… mucho mejor que la champaña. —Me ofrece un vaso y observa ansiosamente mientras tomo un tentativo sorbo.

—Mmm… delicioso. Pero fuerte. —¿Qué quiere? ¿Está tratando de embriagarme?

—Anastasia necesito un consejo. Y no puedo preguntarle a Lily… ella es tan prejuicios sobre todo. —Mia pone sus ojos en blanco y luego me sonríe—Está tan celosa de ti. Creo que esperaba que un día ella y Zayn pudieran estar juntos.

Mia se echa a reír ante la absurdez y yo me acobardo en el interior.
Esto es algo contra lo que tendré que luchar en el futuro… otras mujeres deseando a mi hombre. Alejo la molesta idea lejos de mi cabeza y me distraigo con el problema en mi mano, tomo otro sorbo de mi Martini.

—Trataré y ayudaré. Dispara.

—Como sabrás, Ethan y yo nos conocimos recientemente, gracias a ti. —Me sonríe— Anastasia… él no quiere salir conmigo. —Hace un mohín.

—Oh. —Parpadeo hacia ella, perpleja, y pienso: Quizás no está loco por ti.

—Mira, eso sonó muy mal. Él no quiere salir porque su hermana está saliendo con mi hermano. Sabes… piensa que es todo algo incestuoso. Pero sé que le gusto. ¿Qué puedo hacer?

—Oh ya veo —murmuro, tratando de hacerme algo de tiempo, ¿qué puedo decir?— ¿Estarías de acuerdo en ser amigos y darle algo de tiempo? Digo, acaban de conocerse.

Inclina la ceja y me ruborizo.

—Mira, sé que acabo de conocer a Zayn pero… —Frunzo el ceño hacia ella insegura de lo que voy a decir—Mia, esto es algo en lo que tú y Ethan tienen que trabajar juntos. Yo trataría una ruta de la amistad.

Mia sonríe.

—Has aprendido esa mirada de Zayn.

Me ruborizo.

—Si quieres consejo, pregúntale a Kate. Puede tener alguna percepción de cómo se siente su hermano.

—¿Tú crees? —pregunta Mia.

—Sí. —Sonrío alentadoramente.

—Genial, gracias Anastasia. —Me da otro abrazo y huye emocionada, — impresionantemente, dado sus altos tacones— hacia la puerta, sin duda a molestar a Kate. Tomo otro sorbo de mi Martini, y estoy a punto de seguirla cuando me detengo en seco.

Elena se desliza al interior del cuarto, su rostro tenso, sombrío, enojada determinación. Cierra la puerta tranquilamente después de entrar y me frunce el ceño.

Oh mierda.

—Anastasia —se burla.

Invoco todo mi autodominio, un poco borroso debido a las dos copas de champaña y el coctel letal que sostengo en mi mano. Creo que la sangre se ha drenado de mi rostro, pero reúno tanto a mi subconsciente como a mi Diosa interna para parecer tan calmada e imperturbable como me sea posible.

—Elena. —Mi voz es pequeña, pero estable… a pesar de mi boca seca.

¿Por qué esta mujer me asusta tanto? ¿Y qué quiere ahora?

—Te ofrecería mis muy sentidas felicitaciones, pero creo que eso sería inapropiado.

Sus penetrantes y fríos ojos azules miran glacialmente a mi interior, llenos de odio.

—Yo tampoco necesito ni quiero tus felicitaciones, Elena. Estoy sorprendida y decepcionada de verte aquí.

Ella alza una ceja. Creo que está impresionada.

—No habría pensado en ti como una digna adversaria, Anastasia. Pero me sorprendes con cada movimiento.

—Yo no he pensado para nada en ti —miento, con frialdad. Zayn estaría orgulloso— Ahora si me disculpas, tengo mejores cosas que hacer que perder mi tiempo contigo.

—No tan rápido, señorita —sisea, apoyándose contra la puerta, bloqueándola efectivamente— ¿Qué demonios crees que haces, consintiendo en casarte con Zayn? Si piensas por un minuto que puedes hacerlo feliz, estás muy equivocada.

—Lo que esté aceptando hacer con Zayn no es de tu interés. —Sonrío con una sarcástica dulzura. Ella me ignora.

—Él tiene necesidades, necesidades que tú posiblemente no puedes empezar a satisfacer —se regodea.

—¿Qué sabes de sus necesidades? —gruño.

Mi sentido de la indignación entra en erupción brillantemente, quemando en mi interior mientras la adrenalina surge a través de mi cuerpo. ¿Cómo se atreve está maldita zorra a sermonearme?

—No eres más que una enferma abusadora de niños, y si fuera por mí, te lanzaría al séptimo círculo del infierno y me alejaría sonriendo. Ahora fuera de mi camino… ¿O tengo que quitarte?

—Estás cometiendo un gran error aquí, señorita. —Mueve un largo, delgado, y finamente manicurado dedo hacia mí— ¿Cómo te atreves a juzgar nuestro estilo de vida? No sabes nada, y no sabes en qué te estás metiendo. Y si crees que va a estar feliz con una pequeña ratonil interesada como tú…

Tiro el resto de mi Martini de limón en su rostro.

—¡No te atrevas a decirme en que meterme —le grito— ¿Cuándo aprenderás? No es tu maldito problema.

Me mira boquiabierta, golpeada por el horror, limpiando la pegajosa bebida de su rostro. Creo que está apunto de embestirme, pero de repente es lanzada hacia adelante cuando la puerta se abre.



Zayn está en la entrada. Le toma un nanosegundo evaluar la situación, yo pálida y temblando, ella empapada y muy furiosa. Su hermoso rostro se contorsiona y se oscurece por la ira mientras viene a pararse entre nosotras.

—¿Qué mierda estás haciendo Elena? —dice, su voz glacial y mezclada con amenaza.

Ella parpadea hacia él.

—Ella no es adecuada para ti, Zayn —susurra.

—¿Qué? —grita, sorprendiéndonos a ambas. No puedo ver su rostro pero todo su cuerpo se ha tensado e irradia animosidad.

—¿Cómo mierdas sabes lo que está bien para mí?

—Tienes necesidades, Zayn —dice su voz se suaviza.

—Te lo he dicho antes, esto no es tu jodido asunto —ruge. Oh mierda, el muy enojado Zayn ha levantado su no fea cabeza. La gente va a escuchar.

—¿De qué se trata? —Se detiene, mirándola— ¿Crees que eres tú? ¿Tú? ¿Crees que eres la correcta para mí?

Su voz es más suave, pero gotea desprecio, y de repente no quiero estar aquí. No quiero ser testigo de este encuentro íntimo, soy una intrusa. Estoy atascada… mis miembros no están dispuestos a moverse.
Elena traga y parece ponerse en posición vertical. Su postura cambia sutilmente, luce más dominante, y da un paso hacia él.

—Fui la mejor cosa que te ha pasado —sisea arrogantemente hacia él— Mírate. Uno de los más ricos y exitosos empresarios en Estados Unidos —controlado, impulsado— no necesitas nada. Eres el maestro de tu universo.

Da un paso hacia atrás como si hubiera sido golpeado, y abre la boca sin poder creerlo, indignado.

—Lo amabas, Zayn, no trates de engañarte a ti mismo. Estabas en el camino de la autodestrucción y te salvé de eso, te salvé de vivir tras las rejas. Créeme, cariño, ahí es donde habrías terminado. Te enseñé todo lo que sabes, todo lo que necesitas.

Zayn palidece, mirándola con horror. Cuando habla, su voz es baja e incrédula.

—Me enseñaste como follar, Elena. Pero eso es vacío, como tú. No es de extrañar que Linc se fuera.

La bilis sale por mi boca. No debería estar aquí. Pero estoy congelada en mi lugar, morbosamente fascinada mientras se destripan el uno al otro.

—Nunca me tomaste —susurra Zayn—Nunca dijiste que me amabas.

Ella entrecierra sus ojos.

—El amor es para tontos, Zayn.

—Fuera de mi casa. —La implacable y furiosa voz de Grace nos sobresalta.

Tres cabezas se giran hacia donde Grace está de pie en el umbral del cuarto. Está mirando a Elena, que palidece bajo su bronceado St. Tropez.

El tiempo parece suspendido mientras colectivamente tomamos una respiración profunda, y Grace se desplaza hacia el salón. Sus ojos ardiendo por la furia, nunca abandonan a Elena, hasta que está en frente de ella. Los ojos de Elena se abren alarmados, y Grace la golpea con fuerza en el rostro, el sonido del impacto resuena en las paredes del comedor.

—Saca tus sucias garras de mi hijo, zorra, y sal de mi casa, ahora —sisea a través de sus apretados dientes.

Elena agarra sus enrojecidas mejillas y mira con horror por un instante, conmocionada y parpadeando hacia Grace. Luego se apresura a salir del cuarto, sin molestarse en cerrar la puerta.

Grace se gira para enfrentar a Zayn y un tenso silencio se instala como una delgada manta sobre nosotros mientras Zayn y Grace se miran fijamente.

Después de un segundo, Grace habla.

—Anastasia, antes de entregártelo, ¿me darías un minuto o dos a solas con mi hijo? —Su voz es tranquila, ronca, pero, oh, tan fuerte.

—Por supuesto —susurro, y salgo tan calmada como puedo, mirando ansiosamente sobre mi hombro. Pero ninguno de ellos me mira mientras me voy.

Siguen mirándose el uno al otro, su comunicación tacita fuertemente alta.
En el pasillo, estoy momentáneamente perdida. Mi corazón late y mi sangre se desplaza por mi venas… me siento presa del pánico en mi interior. Joder, eso fue fuerte y ahora Grace lo sabe. Mierda. No puedo pensar en lo que le va a decir a Zayn, y sé que está mal, lo sé, pero me recuesto contra la puerta tratando de escuchar.

—¿Cuánto duró, Zayn? —La voz de Grace es suave, difícilmente le escucho. No puedo oír su respuesta.

—¿Qué edad tenías? —Su voz es más insistente—Dime. ¿Qué edad tenías cuando todo esto empezó? —De nuevo no puedo escuchar a Zayn.

—¿Todo bien Anastasia? —Ros me interrumpe.

—Sí, bien. Gracias… yo.

Ros sonríe.

—Voy a buscar mi bolso. Necesito un cigarrillo.

Por un breve instante contemplo unírmele.

—Voy al baño.

Necesito reunir mi astucia y mis ideas, para procesar lo que he visto y escuchado. Escaleras arriba parece el lugar más seguro para estar sola. Veo a Ros pasear por el salón, subo dos escaleras a la vez hacia el segundo piso, luego al tercero. Sólo hay un lugar en el que quiero estar.

Abro la puerta del cuarto de Zayn y la cierro tras entrar, engullo un gran aliento. Dirigiéndome a su cama, me dejo caer en ella mirando hacia el blanco techo.

Santo cielo. Esto tiene que ser, sin duda, uno de los enfrentamientos más terribles que he tenido que soportar, y ahora me siento entumecida, mi prometido y su ex amante, ninguna aspirante a novia debería ver eso. Habiendo dicho eso, parte de mí está agradecida de que me haya revelado su verdadero yo, y que pude estar ahí para dar testimonio.

Mis pensamientos regresan a Grace. Pobre Grace, escuchar todo eso. Agarro una de las almohadas de Zayn. Habrá escuchado que Zayn y Elena tenían un romance, pero no de la naturaleza de ese. Gracias a los cielos. Gimo. ¿Qué estoy haciendo? Quizás la malvada bruja tenga un punto. No, me rehúso a creer eso. Ella es tan fría y cruel. Agito mi cabeza. Ella está equivocada. Yo estoy bien para Zayn. Soy lo que él necesita. Y en un momento de aturdidora claridad. No cuestiono cómo ha vivido su vida hasta hace poco, sino por qué. Sus razones para hacer lo que ha hecho a incontables chicas, ni siquiera quiero saber cuántas. El cómo esto está mal. Todas eran adultas. Todas estaban en —¿cómo lo planteo Flynn?— relaciones sanas, seguras y consensuadas. Ese es el por qué. El por qué estaba mal. El por qué era de su lugar oscuro.

Cierro mis ojos y pongo mi brazo sobre ellos. Pero él ha dejado eso atrás, ha seguido adelante, y ambos estamos en la luz. Estoy deslumbrado por él y él por mí.

Podemos guiarnos. Una idea se me ocurre. ¡Mierda! Una roída e insidiosa idea y estoy en el lugar donde puedo acostar este fantasma para que descanse. Me siento sobre la cama. Sí, debo hacerlo.

Temblando me pongo de pie, me quito los zapatos, camino hacia su escritorio, examino el tablón encima de él. Las fotos de Zayn joven están todavía allí, más conmovedoras que nunca cuando pienso en el espectáculo que acabo de presenciar entre él y la señora Robinson. Y allí en la esquina está la pequeña foto en blanco y negro, de su madre, la perra drogadicta.

Enciendo la lámpara del escritorio y enfoco la luz sobre su foto. Ni siquiera sé su nombre. Ella se parece tanto él, pero más joven, más triste y todo lo que siento, mirando su rostro doloroso, es compasión. Trato de ver las semejanzas entre su rostro y el mío. Me acerco al cuadro, poniéndome realmente, realmente cerca y no veo ninguna. Excepto tal vez nuestro cabello, pero pienso que el suyo es más claro que el mío. No me parezco a ella en absoluto. Esto es un alivio.

Mi subconsciente me chasquea la lengua, con los brazos cruzados, mirando por encima de sus lentes de media luna. ¿Por qué te torturas? Tú has dicho sí. Tú has hecho su cama. Le frunzo mis labios. Sí lo he hecho, con mucho gusto también. Quiero acostarme en aquella cama con Zayn por el resto de mi vida.

Mi Diosa interior, se sienta en posición de loto, ríe serenamente. Sí. He tomado la decisión correcta. Debo encontrarlo, Zayn estará preocupado. No tengo ni idea de cuánto tiempo he estado en su habitación; él pensará que he escapado. Ruedo mis ojos mientras contemplo su reacción exagerada. Espero que él y Grace hayan terminado. Me estremezco al pensar que más podría haberle dicho ella.

Encuentro a Zayn cuando sube la escalera hacia el segundo piso, buscándome. Su rostro está tenso y cansado, no el despreocupado Cincuenta con el que llegué.

Cuando estoy de pie en el descanso, se queda en el escalón superior de la escalera de modo que nosotros estamos cara a cara.

—Hola —dice cautelosamente

—Hola —contesto con cautela.

—Estaba preocupado…

—Lo sé —lo interrumpo— Lo siento, no podía enfrentar las festividades. Solo tenía que alejarme, tú sabes. Para pensar.

Levantando mi mano, acaricio su rostro. Él cierra sus ojos y apoya su cara en mi mano.

—¿Y pensaste qué harías eso en mi habitación?

—Sí.

Él alcanza mi mano y me atrae en un abrazo voy con mucho gusto a sus brazos, mi lugar favorito en el mundo entero. Él huele a ropa recién lavada, jabón para el cuerpo y a Zayn, el aroma más relajante y excitante del planeta. Él inhala mi cabello.

Capítulo 138.

Gretchen se materializa con una bandeja de champaña. Está en un vestido negro de bajo corte, sin coletas sino un moño alto, sonrojada y moviendo sus pestañas hacia Zayn. El aplauso muere, y Zayn aprieta mi mano mientras todos los ojos se giran expectantes hacia él.

—Gracias a todos. Parece que voy a necesitar una de estas.

Toma dos tragos de la bandeja de Gretchen y le da una pequeña sonrisa. Creo que Gretchen va a extinguirse o desvanecerse. Me pasa una copa a mí.

Zayn levanta su copa al resto de la habitación, e inmediatamente todos se adelantan. Guiando la carga está la malvada mujer de negro. ¿Alguna vez usa otro color?

—Zayn, estaba tan preocupada.

Elena le da un rápido abrazo y le besa ambas mejillas. Él no me deja ir a pesar del hecho de que estoy intentando liberar mi mano.

—Estoy bien, Elena —murmura fríamente Zayn.

—¿Por qué no me llamaste? —Su súplica es desesperada, sus ojos buscando los de él.

—He estado ocupado.

—¿No recibiste mis mensajes?

Zayn se gira incómodamente y me atrae más cerca, poniendo su brazo alrededor de mí. Su cara se mantiene imperturbable mientras observa a Elena. Ella ya no puede ignorarme, así que asiente educadamente en mi dirección.

—Anastasia —arrulla— Luces encantadora, querida.

—Elena —arrullo de vuelta— Gracias.

Atrapo la mirada de Grace. Ella frunce el ceño, observándonos a los tres.

—Elena, necesito hacer un anuncio —dice Zayn, mirándola fríamente.

Sus ojos azules claro se nublan.

—Por supuesto. —Finge una sonrisa y retrocede.

—Escuchadme todos —llama Zayn. Espera por un momento hasta que el murmullo en la habitación muere y todos los ojos están en él una vez más.

—Gracias por venir hoy. Tengo que decir que estaba esperando una tranquila reunión familiar, así que esto es una agradable sorpresa.

Mira deliberadamente a Mia, quien sonríe y le hace un pequeño saludo. Zayn sacude su cabeza con exasperación y continúa.—Ros y yo —menciona a la pelirroja mujer de pie junto a una pequeña y chispeante rubia—, tuvimos un encuentro cercano ayer.

Oh, esa es la Ros con la que trabaja. Ella sonríe y levanta su copa hacia él. Él asiente de vuelta.

—Así que estoy especialmente agradecido de estar aquí hoy para compartir con todos ustedes mis muy buenas noticias. Esta hermosa mujer. —Baja la mirada hacia mí— La señorita Anastasia Steele, ha aceptado ser mi esposa, y me gustaría que fueran los primeros en saber.

Hay generales jadeos de sorpresa, la extraña ovación, ¡y luego una ronda de aplausos! Jesús, esto está realmente ocurriendo. Creo que estoy del color del vestido de Kate. Zayn sostiene mi barbilla, levanta mis labios a los de él, y me besa rápidamente.

—Pronto serás mía.

—Ya lo soy —susurro.

—Legalmente —me dice y me da una sonrisa perversa.

Lily, que está de pie al lado de Mia, luce alicaída; Gretchen luce como si hubiera comido algo asqueroso y amargo. Miro nerviosamente alrededor de la multitud reunida, y alcanzo a ver a Elena. Su boca está abierta. Está sorprendida, hasta horrorizada, y no puedo evitar un sentimiento pequeño pero intenso de satisfacción al verla estupefacta. ¿Qué rayos está haciendo aquí, de todas formas?

Carrick y Grace interrumpen mis pocos caritativos pensamientos, y pronto estoy siendo abrazada y besada y pasada alrededor por todos los Malik.

—Oh, Anastasia… estoy encantada de que vayas a ser familia —dice efusivamente Grace—El cambio en Zayn… Él es… feliz. Estoy tan agradecida contigo. — Me sonrojo, avergonzada de su exuberancia pero secretamente encantada también.

—¿Dónde está el anillo? —exclama Mia cuando me abraza.

—Um… —¡Un anillo! Jesús. No había pensado siquiera en un anillo. Levanto nerviosamente la mirada hacia Zayn.

—Vamos a elegir uno juntos. —Zayn la mira fulminantemente.

—¡Oh no me mires así, Malik! —lo regaña ella, luego envuelve sus brazos en él—Estoy tan feliz por ti, Zayn —dice.

Ella es la única persona que conozco que no es intimidada por la mirada fulminante Malik. Me tiene temblando… Bueno, definitivamente solía hacerlo.

—¿Cuándo se casarán? ¿Han definido fecha? —Le sonríe radiantemente a Zayn.

Él sacude su cabeza, su exasperación es tangible.

—Ni idea, y no, no lo hemos hecho. Anastasia y yo necesitamos discutir todo eso — dice irritable.

—Espero que tengas una gran boda… aquí. —Sonríe con entusiasmo, ignorando su tono mordaz.

—Probablemente vamos a volar a Vegas mañana —le gruñe, y él recibe una completa mueca de puchero Mia Malik. Rodando los ojos, se gira hacia Elliot, quien le da su segundo abrazo de oso en muchos días.

—Bien hecho, hermano. —Golpea la espalda de Zayn.

La respuesta de la habitación es sobrecogedora, y pasan unos pocos minutos antes de que me encuentre de vuelta junto a Zayn con el Dr. Flynn. Elena parece haber desaparecido, y Gretchen está huraña rellenando copas de champaña.

Junto al Dr. Flynn hay una atractiva mujer joven con largo, oscuro, casi negro cabello, escote, y unos encantadores ojos avellana.

—Zayn —dice Flynn, estirando su mano. Zayn la sacude con gusto.

—John. Rhian. —Besa a la mujer de cabello oscuro en la mejilla. Ella es pequeña y bonita.

—Un placer que sigas con nosotros, Zayn. Mi vida sería de lo más aburrida —y mísera— sin ti.

Zayn sonríe con suficiencia.

—¡John! —regaña Rhian, para la diversión de Zayn.

—Rhian, esta es Anastasia, mi prometida. Anastasia, esta es la esposa de John.

—Un placer conocer a la mujer que finalmente ha capturado el corazón de Zayn. —Rhian me sonríe amablemente.

—Gracias —murmuro, avergonzada de nuevo.

—Esa fue una buena bolea la que lanzaste allí, Zayn. —El Dr. Flynn sacude su cabeza en divertida incredulidad. Zayn le frunce el ceño.

—John… tú y tus metáforas de cricket. —Rhian rueda los ojos— Felicitaciones a los y feliz cumpleaños, Zayn. Que maravilloso regalo de cumpleaños. —Me sonríe abiertamente.

No tenía idea de que el Dr. Flynn iba a estar aquí, o Elena. Es una sorpresa, y me retuerzo los sesos para ver si tengo algo que preguntarle, pero una fiesta de cumpleaños difícilmente parece el lugar apropiado para una consulta psiquiátrica. Por algunos minutos, tenemos una pequeña charla. Rhian es un ama de casa con dos niños. Deduzco que ella es la razón para que el Dr. Flynn trabaje en Estados Unidos.

—Ella está bien, Zayn, respondiendo bien al tratamiento. Otro par de semanas y podremos considerar un programa de pacientes externos. —Las voces del Dr. Flynn y Zayn son bajas, pero no puedo evitar escuchar de manera maleducada desconcentrando a Rhian.

—Así que todo es juego y pañales en este momento…

—Eso debe ocupar tu tiempo. —Me ruborizo, volviendo de nuevo mi atención a Rhian, quien ríe dulcemente. Sé que Zayn y Flynn discuten sobre Leila.

—Pregúntale algo por mí —murmura Zayn.

—¿Entonces qué haces, Anastasia?

—Trabajo en publicidad
.

Capítulo 137.

Todo el color abandona mi cara cuando mi sangre se vuelve hielo y el miedo atraviesa mi cuerpo. Instintivamente me pongo de pie entre ella y Zayn.

—¿Qué pasa? —murmura Zayn, su voz cautelosa.

Lo ignoro. No puedo creer que Kate esté haciendo esto.

—¡Kate! Esto no tiene nada que ver contigo.

La miro venenosamente, enojo reemplazando mi miedo. ¿Cómo se atreve a hacer esto? Ahora no, hoy no. No en el cumpleaños de Zayn. Sorprendida por mi respuesta, ella me pestañea, amplios ojos verdes.

—Anastasia, ¿qué es? —dice de nuevo Zayn, su tono más amenazante.

—Zayn, ¿podrías solo irte, por favor? —le pido.

—No. Muéstrame. —Sostiene su mano afuera, y sé que no es con quien pelear, su voz es fría y dura. A regañadientes le paso el e-mail.

—¿Qué te ha hecho? –pregunta Kate, ignorando a Zayn. Se ve tan aprensiva.

Me sonrojo cuando un millar de imágenes eróticas pasan rápidamente a través de mi mente.

—Eso no es asunto tuyo, Kate. —No puedo quitar la exasperación de mi voz.

—¿De dónde sacaste esto? —pregunta Zayn, su cabeza inclinada a un lado, su rostro sin expresión, pero su voz… tan suavemente amenazante. Kate se sonroja.

—Eso es irrelevante. —Ante su mirada de piedra, ella continúa deprisa— Estaba en el bolsillo de una chaqueta, la cual asumo era tuya, que encontré detrás de la puerta de la habitación de Anastasia.

Enfrentada con la miel mirada ardiente de Zayn, la fuerza de Kate decae, pero parece recuperarse y frunce el ceño. Es un faro de hostilidad en un ajustado, vestido rojo fuerte. Luce magnífica. ¿Pero por qué demonios estaba revisando mi ropa? Normalmente es al revés.

—¿Le contaste a alguien? —La voz de Zayn es como un guante de seda.

—¡No! Por supuesto que no —suelta Kate ofendida. Zayn asiente y parece relajarse. Se gira hacia la chimenea. Sin una palabra Kate y yo observamos cuando levanta un encendedor de la repisa, le prende fuego al e-mail, y lo suelta, dejándolo flotar encendido lentamente hacia la rejilla hasta que no queda nada. El silencio en la habitación es opresivo.

—¿Ni siquiera a Elliot? —pregunto, volviendo mi atención a Kate.

—A nadie —dice Kate rotundamente, y por primera vez se ve confundida y herida—Solo quería saber que estabas bien, Anastasia —susurra.

—Estoy bien, Kate. Más que bien. Por favor, Zayn y yo estamos bien, muy bien, estas son historias pasadas. Por favor ignóralo.

—¿Ignorarlo? —Dice ella— ¿Cómo puedo ignorar eso? ¿Qué te ha hecho? —Y sus ojos verdes están tan llenos de sincera preocupación.

—No me ha hecho nada, Kate. Honestamente, estoy bien.

Pestañea.

—¿En serio? –pregunta.

Zayn envuelve un brazo alrededor de mí y me atrae, sin quitar sus ojos de Kate.

—Anastasia ha aceptado ser mi esposa, Katherine —dice suavemente.

—¡Esposa! —chilla Kate, sus ojos ampliándose con incredulidad.

—Nos vamos a casar. Vamos a anunciar nuestro compromiso esta tarde —dice él.

—¡Oh! —Kate me mira. Está sorprendida—Te dejo sola por dieciséis días, ¿y ocurre esto? Es muy repentino. Así que ayer, cuando dije… —Ella me mira, perdida— ¿Dónde encaja ese e-mail en todo esto?

—No lo hace, Kate. Olvídalo, por favor. Lo amo y él me ama. No hagas esto. No arruines su fiesta y nuestra noche —susurro. Ella pestañea e inesperadamente sus ojos están brillando con lágrimas.

—No. Por supuesto que no lo haré. ¿Estás bien? —Quiere asegurarse.

—Nunca he estado más feliz —susurro. Ella se estira hacia adelante y toma mi mano a pesar del brazo de Zayn envuelto alrededor de mí.

—¿Estas realmente bien? —pregunta esperanzada.

—Sí. —Le sonrío, mi emoción volviendo. Está de nuevo en la posición correcta. Me sonríe, mi felicidad reflejándose en ella. Me alejo del agarre de Zayn, y ella me abraza de pronto.

—Oh, Anastasia, estaba tan preocupada cuando leí esto. No sabía qué pensar. ¿Me lo vas a explicar? —susurra.

—Un día, ahora no.

—Bien. No le diré a nadie. Te amo tanto, Anastasia, como mi propia hermana. Solo pensé… No sabía qué pensar. Lo siento. Si eres feliz, entonces yo soy feliz. — Mira directamente a Zayn y repite su disculpa. Él le asiente, sus ojos mieles, y su expresión no cambia. Oh mierda, todavía está enojado.

—Realmente lo siento. Tienes razón, no es asunto mío —me susurra.

Hay un golpe en la puerta que nos sobresalta a Kate y a mí alejándonos. Grace mira alrededor.

—¿Todo bien, cariño? —le pregunta a Zayn.

—Todo está bien, Sra. Malik —dice Kate inmediatamente.

—Bien, mamá —dice Zayn.

—Bueno. —Grace entra— Entonces no les importará si le doy a mi hijo un abrazo de cumpleaños. —Nos sonríe a ambas. Lo abraza fuertemente y se funde inmediatamente.

—Feliz cumpleaños, cariño —dice suavemente, cerrando sus ojos en su abrazo—Estoy tan feliz de que sigas con nosotros.

—Mamá, estoy bien. —Baja su sonrisa hacia ella. Ella retrocede, lo mira de cerca, y sonríe.

—Estoy tan feliz por ti —dice ella y acuna su cara.

Él le sonríe, su sonrisa es capaz de derretir el corazón más duro.

¡Ella sabe! ¿Cuándo le contó?

—Bueno, niños, si han terminado, hay una multitud de gente aquí para ver que realmente estás en una pieza, Zayn, y para desearte un feliz cumpleaños.

—Iré pronto.

Grace nos mira ansiosamente a Kate y a mí y parece tranquilizada por nuestras sonrisas. Me guiña mientras sostiene la puerta abierta para nosotros. Zayn me estira sus manos hacia mí y yo las tomo.

—Zayn, realmente pido disculpas —dice Kate humildemente. La Kate humilde es algo para ser contemplado. Zayn le asiente, y la seguimos hacia afuera. En el pasillo, miro nerviosamente hacia Zayn.

—¿Tu mamá sabe lo nuestro?

—Sí.

—Oh.

Y pensar que nuestra tarde pudo haber sido descarriada por la tenaz señorita Kavanagh. Me estremezco con el pensamiento, las ramificaciones del estilo de vida de Zayn reveladas a todos. Santo cielo.

—Bueno, ese fue un comienzo interesante para la tarde.

Le sonrío dulcemente. Él baja su mirada hacia mí, y está de vuelta, su mirada divertida. Gracias a Dios.

—Como siempre, señorita Steele, tienes un don para la modestia.

Levanta mis manos hacia sus labios y besa mis nudillos mientras caminamos dentro de la sala de estar a una repentina, espontánea, y ensordecedora ronda de aplausos. Mierda. ¿Cuánta gente hay aquí?

Analizo rápidamente la habitación: todos los Malik, Ethan con Mia, Dr. Flynn y su esposa, asumo. Está Mac del bote, un alto, atractivo Afroamericano — recuerdo haberlo visto en la oficina de Zayn la primera vez que vi a Zayn— la amiga putilla de Mia, Lily, dos mujeres que no reconozco para nada, y… Oh no. Mi corazón se hunde. Esa mujer… La señora Robinson.

Capítulo 136.

Doy un vistazo cautelosamente alrededor de la puerta de su estudio. Está en el teléfono, mirando por la ventana.

—¿Y el especialista del Eurocopter llega el lunes en la tarde?... Bien. Sólo mantenme informado. Diles que necesitaré sus conclusiones iniciales el lunes en la noche o el martes en la mañana. —Cuelga y gira su silla en redondo, pero todavía cuando me ve, su expresión es impasible.

—Hola —susurro. Él no dice nada, y mi corazón cae en caída libre hacia mi estómago. Cautelosamente entro a su estudio y camino alrededor de su escritorio hacia dónde él está sentado. Todavía no dice nada, sus ojos nunca dejan los míos.

Estoy delante de él, sintiendo cincuenta sombras de estupidez.

—He vuelto. ¿Estás enojado conmigo?

Él suspira, estirándose por mi mano y me hala a su regazo, doblando sus brazos a mí alrededor. Entierra la nariz en mi cabello.

—Sí —dice.

—Lo siento. No sé qué me pasó. —Me acurruco en su regazo inhalando su aroma celestial a Zayn, sintiéndome segura independientemente del hecho de que está enojado.

—Yo tampoco. Usa lo que te guste —murmura.

Corre su mano arriba de mi pierna desnuda hasta mí muslo

—Además, este vestido tiene sus ventajas.

Se dobla para besarme y mientras nuestros labios se tocan, pasión o lujuria o la necesidad bien asentada de enmendarlo se lanza a través de mí y el deseo estalla en mi sangre. Agarro su cabeza en mis manos, sosteniendo mis dedos en su cabello. Él gime mientras su cuerpo responde y hambriento muerde mi labio inferior… mi garganta, mi oreja, su lengua invadiendo mi boca y antes de siquiera ser consciente de que está desabrochando sus pantalones, me tira a horcajadas sobre su regazo, y se hunde dentro de mí. Agarro el respaldo de la silla, mis pies apenas tocando el suelo… y comenzamos a movernos.



—Me gusta tu versión de una disculpa —respira en mi cabello.

—Y a mí me gusta la tuya. —Me río tontamente, acurrucándome contra su pecho— ¿Has terminado?

—Cristo Anastasia, ¿quieres más?

—¡No! Tu trabajo.

—Estará listo en aproximadamente media hora. Escuché tu mensaje en mi correo de voz.

—De ayer.

—Sonabas preocupada.

Lo abrazo estrechamente.

—Lo estaba. No es de ti no responder.

Él besa mi cabello.

—Tu pastel debería estar listo en media hora.

Le sonrío y bajo de su regazo.

—Esperando ansiosamente por eso. Olía delicioso, evocador incluso, mientras se estaba horneando.

Sonrío tímidamente abajo hacia él, sintiéndome un poco autoconsciente y él refleja mi expresión. Jesús, ¿realmente somos tan diferentes? Tal vez son sus primeros recuerdos de cocina. Inclinándome hacia abajo, planto un suave beso en la esquina de su boca y hago mi camino de vuelta a la cocina.

Estoy toda preparada cuando lo escucho salir de su estudio, y enciendo la solitaria vela dorada en su pastel. Me da una sonrisa ensordecedora mientras pasea hacia mí y le canto suavemente Feliz Cumpleaños. Luego se inclina y sopla, cerrando sus ojos.

—He hecho mi deseo —dice mientras los abre nuevamente y por alguna razón su mirada me hace ruborizarme.

—El glaseado todavía está blando. Espero que te guste.

—No puedo esperar a probarlo Anastasia —murmura, y hace que suene tan indecente. Corto una rodaja para cada uno de nosotros y lo atacamos con pequeños tenedores de postre.

—Mmm —gime en apreciación—Esto es por lo que quiero casarme contigo.

Y río con alivio… le gusta.




—¿Lista para enfrentar a mi familia?

Zayn apaga el R8. Estamos estacionados frente al camino de sus padres.

—Sí. ¿Vas a decirles?

—Por supuesto. Estoy deseando ver sus reacciones. —Me sonríe malvadamente y bajamos del auto.

Son las siete y media, y aunque ha sido un día cálido, hay una brisa fresca nocturna soplando la bahía. Tiro mi chal alrededor mientras salgo del auto. Estoy usando un vestido de coctel verde esmeralda que encontré esta mañana mientras estaba hurgando en el armario. Tiene un cinturón ancho que hace juego.

Zayn toma mi mano y nos dirigimos hacia la puerta de enfrente. Carrick abre amplio antes de que pueda tocar.

—Zayn, hola. Feliz cumpleaños hijo. —Él toma la mano que Zayn ofrece, pero lo hala en un breve abrazo, sorprendiéndolo.

—Eh… gracias papá.

—Anastasia, que encantador verte otra vez. —Me abraza, también, y lo seguimos dentro de la casa.

Antes de que podamos poner un pie en la sala de estar, Kate viene disparada por el pasillo hacia nosotros dos. Ella parece furiosa.

¡Oh no!

—¡Ustedes dos! Quiero hablar con ustedes —gruñe en su voz de mejor-no-jodas-conmigo.

Miro nerviosamente a Zayn, quién se encoge de hombros y decide seguirle la corriente a ella mientras la seguimos hacia el comedor, dejando a Carrick perplejo en el umbral de la sala de estar. Ella cierra la puerta y se gira hacia mí.

—¿Qué demonios es esto? —sisea y ondea un pedazo de papel hacia mí.

Completamente desconcertada, lo tomo y escaneo rápidamente. Mi boca se seca.

Santa mierda. Es mi correo electrónico de respuesta a Zayn, discutiendo el contrato.

Capítulo 135.

Carla está asombrada en silencio.

—Mamá di algo.

—No estás embarazada, ¿verdad, Anastasia? —susurra ella en horror.

—No, no, no, nada como eso. —La decepción rebana a través de mi corazón y me entristece que ella pensara eso de mí. Pero recuerdo con una sensación siempre de hundimiento que ella estaba embarazada de mí cuando se casó con mi padre.

—Lo siento cariño. Esto es sólo tan repentino. Quiero decir, Zayn es un buen partido, pero eres tan joven y deberías ver un poco del mundo.

—Mamá ¿no puedes sólo ser feliz por mí? Lo amo.

—Cariño, solo necesito acostumbrarme a la idea. Es un shock. Podía decir en Georgia que había algo muy especial entre ustedes dos, ¿pero el matrimonio…?

En Georgia él me quería como su sumisa, pero no voy a decirle eso a ella.

—¿Fijaron una fecha?

—No.

—Deseo que tu padre estuviera vivo —susurra. Oh no… no esto. No esto, ahora.

—Lo sé mamá. Me hubiera gustado conocerlo también.

—Sólo te sostuvo una vez, y estaba tan orgulloso. Él pensó que eras la niña más hermosa del mundo. —Su voz es un silencio sepulcral mientras la historia familiar es contada… otra vez. Ella estará en lágrimas a continuación.

—Lo sé mamá.

—Y entonces murió. —Lloriquea y sé que esto la ha estallado como lo hace cada vez.

—Mamá —susurro, queriendo llegar por el teléfono y sostenerla.

—Soy una vieja tonta —murmura y lloriquea otra vez— Por supuesto que estoy feliz por ti, cariño. ¿Ray lo sabe? —agrega y parece haber recuperado su equilibrio.

—Zayn acaba de pedírselo.

—Oh, eso es dulce. Bien. —Ella suena melancólica, pero está haciendo un esfuerzo.

—Sí, lo fue —murmuro.

—Anastasia, cariño, te amo tanto. Estoy feliz por ti. Y ambos deben visitarme.

—Sí mamá. También te amo.

—Bob está llamándome, me tengo que ir. Me gustaría tener una fecha. Necesitamos planear… ¿Sera una gran boda?

Gran boda, mierda. Ni siquiera he pensado sobre eso. ¿Gran boda? No, no quiero una gran boda.

—No lo sé todavía. Tan pronto como lo haga, llamaré.

—Bien. Cuídense ahora y estén seguros. Ustedes dos necesitan tener algo de diversión… tienen un montón de tiempo para niños más tarde.

¡Niños! Hum… y ahí está otra vez… una referencia no-tan-velada al hecho de que ella me tuvo muy temprano.

—Mamá, ¿realmente no arruiné tu vida o sí?

Ella jadea.

—Oh no Anastasia, nunca pienses eso. Tú fuiste la mejor cosa que jamás nos pasó a tu padre y a mí. Simplemente deseo que estuviera aquí para verte tan crecida y contrayendo matrimonio. —Ella está nostálgica y sentimental nuevamente.

—Deseo eso, también. —Sacudo mi cabeza pensando en mi padre mítico—Mamá dejaré irte. Llamaré pronto.

—Te amo cariño.

—Yo también mamá. Adiós.

La cocina de Zayn es un sueño para trabajar. Para un hombre que no sabe nada de cocinar, parece tener todo. Sospecho que la Sra. Jones ama cocinar también. La única cosa que necesito es algo de chocolate de alta calidad para el glaseado. Dejo las dos mitades del pastel en la rejilla de enfriado, agarro mi bolso y asomo mi cabeza alrededor de la puerta del estudio de Zayn. Él está concentrado en la pantalla de su computador. Alza la mirada y me sonríe.

—Voy a la tienda para recoger algunos ingredientes.

—Está bien. —Me frunce el ceño.

—¿Qué?

—¿Te vas a poner unos vaqueros o algo?

Oh, vamos.

—Zayn sólo son piernas.

Mira hacia mí, disgustado. Esto va a ser una pelea. Y es su cumpleaños. Le ruedo mis ojos, sintiéndome como una adolescente errante.

—¿Qué si estuviéramos en la playa? —Tomo una táctica diferente.

—No estamos en la playa.

—¿Objetarías si estuviéramos en la playa?

Considera esto por un momento.

—No —dice simplemente.

Ruedo mis ojos otra vez y le sonrío con suficiencia.

—Bueno, solo imagina que lo estamos. Nos vemos.

Giro y salgo disparada hacia el vestíbulo. Logro llegar al ascensor antes de que me atrape. Mientras las puertas se cierran, ondeo hacia él, sonriendo dulcemente mientras el observa, indefenso —pero afortunadamente divertido— con ojos estrechados. Sacude la cabeza con exasperación, luego no puedo verlo más.



Oh, fue emocionante. La adrenalina está golpeando a través de mis venas, y mi corazón se siente como que quiere salir de mi pecho. Pero mientras el ascensor desciende, también lo hace mi espíritu. Mierda, ¿qué he hecho?

Él va a estar enojado cuando regrese. Mi subconsciente está mirándome sobre sus gafas de media luna, una vara de sauce en su mano.
Mierda. Pienso sobre cuán poca experiencia tengo con los hombres. Nunca antes he vivido con un hombre —bueno, excepto Ray— y por alguna razón no cuenta. Él es mi papá… bueno, el hombre que considero mi papá.

Y ahora tengo a Zayn. Realmente nunca vivió con nadie, creo. Tendré que preguntarle… si todavía está hablándome.

Pero creo firmemente que debería usar lo que quiera. Recuerdo sus reglas. Sí, esto debe ser duro para él, pero seguro como el infierno que él pagó por este vestido. Debe haberle dado a Neimans mejores instrucciones. ¡Nada demasiado corto!

Esta falda no es tan corta ¿lo es? Reviso en el gran espejo del vestíbulo. Maldición. Sí, es bastante corta, pero ahora he tomado una postura. Y sin duda voy a tener que afrontar las consecuencias. Me pregunto con indiferencia que hará, pero primero necesito efectivo.


Miro fijamente mi recibo del cajero automático: $51,689.16. ¡Hay cincuenta mil dólares de más! Anastasia, vas a tener que aprender a ser rica también, si dices que sí. Y así comienza. Tomo mis escasos cincuenta dólares y hago mi camino hacia la tienda.

Me dirijo directo a la cocina cuando regreso y no puedo dejar de sentir un escalofrío de alarma. Zayn todavía está en su estudio. Caray, es la mayor parte de la tarde. Decido que mi mejor opción es enfrentarlo y ver cuánto daño he hecho.

Capítulo 134.

Todo el aire deja mi cuerpo de inmediato. Tomo el teléfono y cubro el micrófono.

—¡Le dijiste! —siseo. Zayn asiente, y sus ojos se amplían ante mi obvia mirada de angustia.

¡Mierda! Tomo una profunda respiración.

―Hola, papá.

―Zayn me acaba de preguntar si puede casarse contigo —dice Ray.

El silencio se extiende entre nosotros y desesperadamente pienso en qué decir. Ray, como es costumbre, permanece en silencio, sin darme una pista de cuál es su reacción ante las noticias.

—¿Qué le dijiste? —respondo entrecortadamente.

―Dije que quería hablar contigo. Es un poco repentino, ¿no lo crees, Anastasia? No lo has conocido por mucho tiempo. Quiero decir, es un tipo agradable, sabe pescar…pero, ¿tan pronto? —Su voz es calmada y medida.

—Sí. Es repentino… espera. —Apresuradamente, dejo el área de la cocina, lejos de la ansiosa mirada de Zayn y me dirijo hacia la gran ventana. Las puertas hacia el balcón están abiertas, y doy un paso hacia la luz del sol. No puedo caminar hacia el límite. Está demasiado arriba.

—Sé que es repentino y todo, pero… bueno, lo amo. Me ama. Quiere casarse conmigo, y nunca habrá nadie más para mí. —Me sonrojo pensando que ésta es probablemente la conversación más íntima que alguna vez he tenido con mi padrastro.

Ray está en silencio al otro lado del teléfono.

—¿Le has dicho a tu madre?

—No.

—Anastasia… sé que él es rico y elegible, ¿pero casarse? Es un paso tan grande. ¿Estás segura?

—Él me da toda la felicidad que busco —susurro.

—Guau —dice Ray tras un momento, su tono más suave.

—Lo es todo.

—Anastasia, Anastasia, Anastasia. Eres una mujer joven tan testaruda. Espero por Dios que sepas lo que estás haciendo. Pásamelo, ¿quieres?

—Claro, papá, ¿y me entregarás en la boda? —pregunto calmadamente.

—Oh, cariño. —Su voz se rompe, y está callado por unos cuantos momentos, la emoción en sus voz trayendo lágrimas a mis ojos— Nada me daría mayor placer —dice eventualmente.

Oh, Ray. Te quiero tanto… trago saliva, para evitar seguir llorando.

—Gracias, papá. Te pasaré a Zayn. Sé gentil con él. Lo amo —susurro.

Creo que Ray está sonriendo al final de la línea, pero es difícil de decir. Siempre es difícil saber con Ray.

—Claro Anastasia. Y ven y visita a este viejo, y trae a Zayn contigo.

Marcho de vuelta al salón —enojada con Zayn por no advertirme—, y le paso el teléfono, mi expresión dejándole saber cuán molesta estoy. Está divertido cuando toma el teléfono y vuelve a su estudio.
Dos minutos después, reaparece.

—Tengo la bendición concedida de mala gana de tu padrastro —dice orgullosamente, tan orgullosamente que, de hecho, me hace reír tontamente, y él me sonríe. Está actuando como si acabara de negociar una nueva fusión o adquisición que, supongo, en algún nivel ha hecho.

—Vaya, eres una buena cocinera mujer.

Zayn traga su último bocado y alza su copa de vino blanco hacia mí. Me ruborizo bajo sus elogios y se me ocurre que solo llegaré a cocinar para él los fines de semana. Frunzo el ceño. Me gusta cocinar. Quizás debería hacerle un pastel por su cumpleaños. Reviso mi reloj. Todavía tengo tiempo.

—¿Anastasia? —Interrumpe mis pensamientos— ¿Por qué me pediste no tomarte fotos?

Su pregunta me sobresalta más porque su voz es engañosamente suave.
Oh… mierda. Las fotos. Miro fijamente abajo, a mi plato vacío, torciendo mis dedos en mi regazo. ¿Qué puedo decir? Me prometí a mí misma no mencionar que encontré su versión de Readers’ Wives (revista de adultos).

—Anastasia—chasquea— ¿Qué pasa? —Me hace saltar, y su voz me ordena mirarlo.

¿Cuándo pensé que él no me intimidaba?

—Encontré tus fotos —susurro.

Sus ojos se amplían en shock.

—¿Has estado en la caja fuerte? —pregunta, incrédulo.

—¿Caja fuerte? No. No sabía que tenías una caja fuerte.

Él frunce el ceño.

—No entiendo.

—En tu armario. La caja. Estaba buscando tu corbata y la caja estaba bajo tus vaqueros… los que normalmente usas en la sala de juegos. Excepto hoy. —Me ruborizo.

Me mira boquiabierto, horrorizado y corre su mano nerviosamente a través de su cabello mientras procesa la información. Frota su barbilla, perdido en sus pensamientos, pero no puede enmascarar la molestia perpleja grabada en su rostro. Abruptamente, sacude la cabeza, exasperado —pero divertido también— y una tenue sonrisa de admiración besa la esquina de su boca. Junta los dedos de sus manos frente a él y se enfoca en mí una vez más.

—No es lo que piensas. Me había olvidado por completo de ellas. Esa caja se ha movido. Esas fotografías pertenecen a mi caja fuerte.

—¿Quién las movió? —susurro.

Él traga.

—Solo hay una persona que podría haber hecho eso.

—Oh. ¿Quién? Y, ¿qué quieres decir con “no es lo que pienso”?
Él suspira e inclina su cabeza hacia un lado y creo que está avergonzado. ¡Debería estarlo! gruñe mi subconsciente.

—Esto va a sonar frío pero… hay una póliza de seguros —susurra, armándose de valor por mi respuesta.

—¿Póliza de seguros?

—Contra la exposición.

El centavo cae y repiquetea incómodamente gira y gira en mi cabeza vacía.

—Oh —murmuro, porque no puedo pensar en qué más decir. Cierro mis ojos. Esto es. Estos son Cincuenta sombras de Mierda, justo aquí, justo ahora.

— Sí, tienes razón —murmuro— Eso suena frío. —Me pongo de pie para aclarar nuestros platos. No quiero saber nada más.

—Anastasia.

—¿Ellas saben? ¿Las chicas… las sumisas?

Él frunce el ceño.

—Por supuesto que saben.

Oh, bueno, eso es algo. Se estira, agarrándome y halándome hacia él.

—Esas fotos se supone que están en la caja fuerte. No son para uso recreativo. —Se detiene— Quizás lo fueron cuando fueron tomadas originalmente. Pero… —Se detiene, implorándome— No significan nada.

—¿Quién las puso en tu armario?

—Solo podría haber sido Leila.

—¿Ella sabe la combinación de tu caja fuerte?

Se encoge de hombros.

—No me sorprendería. Es una combinación muy larga, y la uso tan raramente. Es el número que la tengo escrito abajo y no la he cambiado. —Sacude su cabeza— Me pregunto qué más sabe y si se ha llevado algo más de aquí. —Frunce el ceño, luego vuelve su atención de vuelta a mí—Mira, destruiré las fotos. Ahora si lo deseas.

—Son tus fotos Zayn. Haz con ellas lo que desees —susurro.

—No seas así —dice, tomando mi cabeza en sus manos y sosteniendo mi mirada con la suya— No quiero esa vida. Quiero nuestra vida, juntos.

Santo cielo. ¿Cómo sabe que debajo de mi horror acerca de esas fotos está el hecho de que soy paranoica?

—Anastasia, pensé que exorcizamos a todos esos fantasmas esta mañana. Me siento así. ¿Tú no?

Parpadeo hacia él, rememorando nuestra muy, muy placentera, romántica y francamente sucia mañana en su cuarto de juegos.

—Sí. —Sonrío— Sí, me siento así también.

—Bien. —Se inclina hacia adelante y me besa, plegándome en sus brazos—Las trituraré —murmura—Y luego tengo que trabajar. Lo siento nena, pero tengo una montaña de negocios para terminar esta tarde.

—No pasa nada. Tengo que llamar a mi madre. —Hago una mueca— Luego quiero hacer unas compras y hornearte un pastel.

Él sonríe y sus ojos se iluminan como un niño pequeño.

—¿Un pastel?

Asiento.

—¿Un pastel de chocolate?

—¿Quieres un pastel de chocolate? —Su sonrisa es contagiosa.

Él asiente.

—Veré lo que puedo hacer Sr. Malik.

Me besa una vez más.

Capítulo 133.

Estoy durmiendo, envuelta en satén y en Malik. Zayn me despierta acariciándome.

—¿Tienes hambre? —susurra.

—Mmm, estoy hambrienta.

—Yo también.

Me inclino para verlo tumbado en la cama.

—Es tu cumpleaños, Sr. Malik. Te cocinaré algo. ¿Qué te gustaría?

—Sorpréndeme. —Desliza su mano por mi espalda, acariciándome gentilmente—Debería revisar mi BlackBerry por todos los mensajes que no vi ayer. —Suspira y empieza a sentarse, y sé que este momento especial se ha terminado… por ahora.

—Duchémonos —dice.

¿Quién soy para rechazar al cumpleañero?



Zayn está en su estudio, al teléfono. Taylor está con él, luciendo serio pero casual en sus jeans y una camiseta negra apretada. Me ocupo en la cocina haciendo el almuerzo. He encontrado filetes de salmón en el refrigerador, y estoy cociéndolos con limón, haciendo ensalada y cociendo papas pequeñas. Me siento extraordinariamente relajada y feliz, en la cima del mundo…literalmente.

Volviéndome hacia la enorme ventana, miro al glorioso cielo azul. Toda esa charla… todo el sexo… hmm. Una chica podría acostumbrarse a eso.

Taylor sale del estudio, interrumpiendo mi ensueño. Apago mi iPod y saco uno de los audífonos.

—Hola, Taylor.

—Anastasia. —Asiente.

—¿Tu hija está bien?

—Sí, gracias. Mi ex-esposa pensó que ella tenía apendicitis, pero estaba exagerando, como de costumbre. —Taylor pone los ojos en blanco, sorprendiéndome—Sophie está bien, aunque tiene un fastidioso virus estomacal.

—Lo lamento.

Sonríe.

—¿Charlie Tango ha sido localizado?

—Sí. El equipo de recuperación está en camino. Debería regresar a Boeing Field esta noche.

—Oh, qué bien.

Me da una incómoda sonrisa.

—¿Eso será todo, señora?

—Sí, sí, por supuesto. ―Me sonrojo, ¿alguna vez me acostumbraré a que Taylor me llame señora? Me hace sentir tan vieja, al menos de treinta.

Asiente y se dirige al gran salón. Zayn está todavía al teléfono. Estoy esperando que las papas hiervan. Aquello me da una idea. Buscando en mi bolso, encuentro mi BlackBerry. Hay un texto de Kate.

*Te veo esta noche. Esperando una laaaarga charla*

Texteo de vuelta.

*Yo igual*

Será bueno hablar con Kate.

Abriendo el programa de e-mail, rápidamente tecleo un mensaje para Zayn.

De: Anastasia Steele
Asunto: Almuerzo
Para: Zayn Malik

Querido Sr. Malik.
Te envío este e-mail para informarte que tu almuerzo está casi listo. Y que tuve un sexo pervertido alucinante esta mañana. El sexo pervertido o de cumpleaños debería ser recomendado. Y, otra cosa… te amo.

Anastasia x
(Tu prometida)

Escucho cuidadosamente por una reacción, pero él todavía está al teléfono. Me encojo de hombros. Tal vez está demasiado ocupado. Mi BlackBerry vibra.

De: Zayn Malik
Asunto: Sexo Pervertido
Para: Anastasia Steele

¿Qué aspecto fue más alucinante?
Tomaré nota.

Zayn Malik, Gerente General Hambriento y Exhausto Después de Los Esfuerzos Matutinos, Malik Enterprises Holdings Inc.

PD: Adoro tu firma.

PPD: ¿Qué sucedió con el arte de la conversación?

De: Anastasia Steele
Asunto: ¿Hambriento?
Para: Zayn Malik

Querido Sr Malik.

Traigo tu atención a la primera línea de mi e-mail previo informándote que tu
almuerzo está, de hecho, casi listo… así que nada de esta tontería de hambriento y exhausto. Con respecto a los aspectos alucinantes de tu sexo pervertido… francamente: todos ellos. Estaría interesada en leer tus notas. Y me gusta mi firma también.

Anastasia x
(Tu prometida)

PD: ¿Desde cuándo has sido tan locuaz? ¡Y estás al teléfono!

Presiono enviar y levanto la mirada, y él está de pie frente a mí, sonriendo con suficiencia. Antes de que pueda decir algo, se acerca al pasillo de la cocina, me arrastra a sus brazos y me besa serenamente.

—Esto es todo, señorita Steele —dice, liberándome, y pasea, en sus jeans, pies desnudos y camisa blanca si meter, de vuelta a su oficina, dejándome sin aliento.

He hecho una salsa de berro, cilantro y crema agria para acompañar el salmón, y he arreglado la barra de desayuno. Odio interrumpirlo mientras está trabajando, pero ahora estoy en el umbral de su oficina. Todavía está al teléfono, con su cabello de acabo-de-follar y brillantes ojos mieles, un festín nutritivo visual. Levanta la mirada cuando me ve y no aparta sus ojos de mí. Frunce el ceño ligeramente y no sé si es por mí o por su conversación.

—Sólo déjalos pasar y déjalos solos. ¿Entiendes, Mia? —sisea y pone los ojos en blanco— Bien.

Hago mímica de comer y él me sonríe y asiente.

—Te veré después. —Cuelga— ¿Una llamada más? —pregunta.

—Claro.

—Ese vestido es muy corto —añade.

—¿Te gusta? —Le doy una vuelta rápida. Es una de la compras de Caroline Acton.

Un vestido veraniego color turquesa, probablemente más adecuado para la playa, pero es un día tan bonito en tantos niveles. Él frunce el ceño y mi rostro caer.

—Te ves fantástica en él, Anastasia. Simplemente no quiero que nadie más te vea así.

—¡Oh! —Frunzo el ceño hacia él—Estamos en casa, Zayn. No hay nadie más aparte del personal.

Su boca si retuerce y, o está intentando esconder su diversión o realmente no cree que esto sea gracioso. Pero, eventualmente, asiente, tranquilizado. Sacudo la cabeza, ¿de verdad está hablando en serio? Me dirijo a la cocina.

Cinco minutos después, está de nuevo frente a mí, sosteniendo el teléfono.

—Tengo a Ray para ti —murmura, sus ojos cautelosos.