miércoles, 26 de junio de 2013

Capítulo 61.

—¿La nombraste por tu mamá?

—Sí. —Él ladea la cabeza hacia un lado, burlón— ¿Por qué encuentras eso
extraño?

Me encojo de hombros. Estoy sorprendida, él siempre parecía ambivalente en su presencia.

—Adoro a mi mamá, Anastasia. ¿Por qué no nombraría a un barco por ella?

Me sonrojo.

—No, eso no es lo que… es sólo… —Mierda, ¿cómo puedo poner esto en palabras?

—Anastasia, Grace Trevelyan salvó mi vida. Le debo todo.

Lo miro, y dejo que la reverencia en su confesión con voz suave se arrastre sobre mí. Es obvio para mí, por primera vez, que ama a su madre. ¿Por qué entonces su extraña y tensa ambivalencia hacia ella?

—¿Quieres subir a bordo? —pregunta, sus ojos brillantes, excitados.

—Sí, por favor. —Sonrío.

Luce encantado y encantador en un paquete delicioso. Agarrando mi mano, avanza por la pequeña pasarela y me lleva a bordo para que nos paremos sobre la cubierta bajo un toldo rígido.

A un lado hay una mesa y una banqueta en forma de U forrada en cuero azul pálido, en la que se pueden sentar al menos ocho personas. Miro a través de las puertas corredizas al interior de la cabina y salto, sorprendida cuando espío a alguien ahí.

El alto hombre rubio abre las puertas corredizas y sale, —todo bronceado, cabello rizado y ojos marrones— usando una descolorida camiseta polo de mangas cortas, bermudas, y zapatos náuticos. Debe estar a principio de los treinta años.

—Mac —saluda Zayn.

—¡Señor Malik! Bienvenido de nuevo. —Estrechan sus manos.

—Anastasia, éste es Liam McConnell. Liam, mi novia, Anastasia Steele.

¡Novia! Mi Diosa interior realizó un rápido arabesco. Ella todavía sigue sonriendo por lo del descapotable. Tengo que acostumbrarme a esto, ésta no es la primera vez que dice eso, pero oírlo decirlo todavía es una conmoción.

—¿Cómo está? —Liam y yo nos estrechamos las manos.

—Llámame Mac —dice cálidamente, y no puedo ubicar su acento— Bienvenida a bordo, señorita Steele.

—Anastasia, por favor —murmuro, ruborizándome. Él tiene profundos ojos marrones.

—¿Cómo se está portando, Mac? —interviene Zayn rápidamente, y por un momento, pienso que está hablando de mí.

—Ella está lista para el rock and roll, señor —señala Mac. Oh, el bote, The Grace. Tonta de mí.

—Vamos a ponerla en macha, entonces.

—¿Va a salir con ella?

—Sip. —Zayn le da a Mac una rápida sonrisa maliciosa—¿Visita rápida, Anastasia?

—Sí, por favor.

Lo sigo al interior de la cabina. Un sofá en forma de L de cuero color crema está directamente en frente de nosotros, y sobre éste, una gran ventana curva ofrece una vista panorámica de puerto deportivo. Hacia la izquierda está el área de cocina, muy bien provista, todo en madera clara.

—Éste es el salón principal. Al lado de la cocina —dice Zayn, ondeando su mano hacia la cocina.

Toma mi mano y me lleva a través de la cabina principal. Es sorprendentemente espaciosa. El piso es de la misma madera clara. Se ve moderno y elegante y tiene un ambiente luminoso, aireado, pero todo es muy funcional, como si no pasara mucho tiempo aquí.

—Baños de ambos lados. —Zayn apunta a dos puertas, luego abre una puerta pequeña, de forma extraña directamente frente a nosotros y entra. Estamos en una habitación de lujo.

Tiene una cama de cabaña de un tamaño descomunal y es toda de lino azul pálido y madera clara como su dormitorio en La Escala. Zayn obviamente elige un tema y se pega a éste.

—Esta es la cabina principal. —Baja su mirada hacia mí, sus ojos mieles brillando—Tú eres la primera chica aquí, aparte de la familia —sonríe— Ellos no cuentan.

Me sonrojo bajo su mirada caliente, y mi pulso se acelera. ¿De verdad? Otra primera vez. Me tira dentro de sus brazos, sus dedos enredados en mi cabello, y me besa, largo e intenso. Ambos estamos sin aliento cuando se retira.

—Deberiamos bautizar esta cama —susurra contra mi boca.

Oh, ¡en el mar!

—Pero no ahora. Vamos, Mac estará soltando amarras.

Ignoro la punzada de desilusión mientras toma mi mano y me conduce de vuelta a través del salón. Indica otra puerta.

—Allí la oficina, y aquí en la parte delantera dos cabinas más.

—¿Entonces cuántos pueden dormir a bordo?

—Este es un catamarán de seis literas. He tenido sólo a mi familia a bordo, sin embargo. Me gusta navegar solo. Pero no cuando tú estás aquí. Necesito mantener un ojo en ti.

Escarba en un cofre y saca un chaleco salvavidas rojo brillante.

—Toma. —Poniéndolo sobre mi cabeza, tensa todas las correas, una leve sonrisa jugando en sus labios.

—Amas atarme, ¿no?

—De cualquier forma —dice, una sonrisa maliciosa en sus labios.

—Eres un pervertido.

—Lo sé. —Levanta sus cejas y su sonrisa se ensancha.

—Mi pervertido —murmuro.

—Sí, tuyo.

Una vez asegurada, agarra los lados de la chaqueta y me besa.
—Siempre —respira, luego me suelta antes que tenga la posibilidad de responder.

¡Siempre!

—Vamos.

Toma mi mano y me conduce afuera, subiendo unos escalones, y hacia el piso superior a una pequeña cabina que alberga un gran timón y un elevado asiento. En la proa del barco, Mac está haciendo algo con las sogas.

—¿Es aquí dónde aprendiste todos tus trucos de cuerda? —pregunto a Zayn inocentemente.

—Los clavos de amarre han venido muy bien —dice, mirándome valorativamente— Señorita Steele, suena curiosa. Me gusta tu curiosidad, nena. Estaré más que feliz de demostrar qué puedo hacer con una cuerda.

Me sonríe, y lo miro de vuelta sin inmutarme como si me hubiera disgustado. Su cara decae.

—Has picado. —Sonrío.

Su boca se tuerce y estrecha sus ojos.

—Voy a tener que tratar contigo más tarde, pero justo ahora, tengo que manejar un barco. —Se sienta en los controles, presiona un botón, y el motor ruge a la vida.

Mac viene arrimándose por el lado del barco, sonriéndome, y salta a la cubierta inferior donde comienza a desatar la soga. Quizás él sabe algunos trucos con cuerdas también. La idea surge inoportuna en mi cabeza y me sonrojo.

Mi subconsciente me mira. Mentalmente me encojo de hombros hacia ella y miro a Zayn, culpo a Cincuenta. Levanta el receptor y radio llamando a los guardacostas mientras Mac dice que estamos listos para ir.

Una vez más, estoy deslumbrada por la experiencia de Zayn. Es tan competente. ¿No hay nada que este hombre no pueda hacer? Luego recuerdo su serio intento de cortar y picar un pimiento en mi apartamento el viernes. El recuerdo me hace sonreír.

Lentamente, Zayn saca a The Grace fuera de su amarradero y hacia la entrada del puerto. Detrás de nosotros una pequeña multitud se ha reunido en el muelle para ver nuestra partida. Niños pequeños están saludando, y les devuelvo el saludo.

Zayn mira sobre su hombro, luego me tira entre sus piernas y señala varios diales y aparatos en la cabina del piloto.

—Toma el timón —ordena, mandón como siempre, pero hago lo que me dijo.

—¡Sí, sí, capitán! —Río.

Colocando las manos cómodamente sobre las mías, continúa dirigiendo nuestro rumbo fuera de la marina, y en pocos minutos, estamos en mar abierto, golpeando dentro de las frías aguas azules del Estrecho de Puget. Lejos de la sombra de la pared de protección de la marina, el viento es más fuerte, y los tonos del mar ruedan debajo de nosotros.

No puedo evitar sonreír, sintiendo la emoción de Zayn, esto es tan divertido.
Hacemos una gran curva hasta que nos estamos dirigiendo hacia el oeste, hacia la Península Olímpica, con el viento detrás de nosotros.

—Hora de navegar —dice Zayn, emocionado—. Toma, cógelo tu. Mantenla en este rumbo.

¿Qué? Sonríe, reaccionando ante el horror en mi cara.

—Nena, es realmente fácil. Sostén el timón y mantén tu mirada en el horizonte sobre el arco. Lo vas a hacer genial, siempre lo haces. Cuando las velas suban,sentirás el arrastre. Sólo tienes que mantenerla constante. Voy a indicarte cómo —hace un movimiento de recorte a través de su garganta—, y puedes cortar los motores. Con este botón de aquí. —Señala a un botón negro de gran tamaño—¿Entiendes?

—Sí. —Asiento frenéticamente, sintiendo pánico. ¡Jesús, esperaba no hacer nada!

Me besa rápidamente, luego se baja de la silla de capitán, y se mueve dando saltos a la parte delantera del barco para unirse a Mac donde inicia el despliegue de velas, cuerdas de desvinculación, y los cabrestantes de operación y poleas. Trabajan muy bien juntos en equipo, gritando diversos términos náuticos entre sí, y es reconfortante ver a Cincuenta interactuando con alguien más de una manera tan despreocupada.

Tal vez Mac es amigo de Cincuenta. No parece tener muchos, en la medida que puedo decir, pero entonces, yo no tengo muchos tampoco. Bueno, no aquí en Seattle. La única amiga que tengo está de vacaciones tomando sol en St. James, en la costa oeste de Barbados.

Tengo una repentina punzada por Kate. Extraño a mi compañera de habitación más de lo que pensaba que haría cuando se fue. Espero que ella cambie de opinión y vuelva a casa con su hermano Ethan, en lugar de prolongar su estancia con Elliot, el hermano de Zayn.

Zayn y Mac izan la vela mayor. Se llena y sopla cuando el viento se apodera de ella hambrientamente y el barco se tambalea de repente, comprimiéndose hacia adelante. Lo siento a través del timón. ¡Vaya!
Se ponen a trabajar en la vela de proa, y observo fascinada a medida que vuela por el mástil. El viento la atrapa, extendiéndola tensa.

—¡Mantenla constante nena y corta los motores!

Zayn grita hacía mí sobre en el viento, indicándome que apague los motores. Sólo puedo escuchar su voz, pero asiento entusiasmada, mirando al hombre que amo, todo despeinado,entusiasmado y apoyándose en contra de la inclinación y orientación de la
embarcación.

Presiono el botón, el rugido de los motores se detiene, y The Grace se eleva hacia la Península Olímpica, casi rozando el agua como si estuviera volando. Quiero chillar y gritar y animar, ésta tiene que ser una de las experiencias más emocionantes de mi vida, excepto por quizás el planeador, y tal vez la Habitación Roja del Dolor.

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