jueves, 20 de junio de 2013

Capítulo 21.

Podría acostumbrarme a esto.
Tomando otra cucharada, me la ofrece. Esta vez mantengo mi boca cerrada y sacudo mi cabeza, y él deja que lentamente se derrita en la cuchara, entonces el helado derretido gotea, sobre mi garganta, sobre mi pecho. Se agacha y muy lentamente las lame. Mi cuerpo se enciende con anhelo.

—Mmm. Sabe mejor en ti, señorita Steele.

Jalo de mis ataduras y la cama cruje ominosamente, pero no me importa; estoy quemándome con deseo, está consumiéndome. Toma otra cucharada y deja el helado gotear por mis pechos. Entonces con la parte trasera de la cuchara, la esparce sobre cada pecho y pezón.

Oh… está frío. Mis pezones se endurecen bajo la frescura de la vainilla.

—¿Frío? —pregunta Zayn suavemente, y empieza a lamer y succionar todo el helado sobre mí una vez más, su boca caliente en comparación con la frescura del hielo.

Es una tortura. Mientras empieza a derretirse, el helado corre fuera de mí en riachuelos sobre la cama. Sus labios continúan su lenta tortura, succionando fuertemente, acariciando, suavemente. ¡Oh por favor! Estoy jadeando.

—¿Quieres un poco?

Y antes de que pueda aceptar o denegar su oferta, su lengua está en mi boca, está fría y experta y sabe a Zayn y vainilla. Delicioso.

Y mientras me estoy acostumbrando a la sensación, se endereza otra vez y corre otra cucharada de helado abajo en el centro de mi cuerpo, alrededor de mi estómago, y en mi ombligo donde deposita una gran porción de helado. Oh, esto está más frío que antes, pero extrañamente quema.

—Ahora, has hecho esto antes. —Los ojos de Zayn brillan—Tienes que quedarte quieta o habrá helado sobre toda la cama. —Besa cada uno de mis pechos y succiona cada uno de mis pezones duros, entonces sigue la línea de helado bajo mi cuerpo, succionando y lamiendo mientras avanza.

Y trato, trato de quedarme quieta a pesar de la embriagadora combinación de frío y su candente toque. Pero mis caderas empiezan a moverse involuntariamente, girando a su propio ritmo, atrapada en su hechizo de fresca vainilla. Se mueve más abajo y comienza a comerse el helado en mi vientre girando su lengua dentro y alrededor de mi ombligo.
Gimo. Santo cielo. Está frío, es caliente, es tentador, pero no se detiene. Siguiendo el helado más abajo en mi cuerpo, en mi vello púbico, sobre mi clítoris. Chillo, sonoramente.

—Calla —dice Zayn suavemente mientras su mágica lengua hace el trabajo lamiendo la vainilla, y ahora estoy quejándome en voz baja.

—Oh… por favor… Zayn.

—Lo sé, nena, lo sé. —Respira mientras su lengua obra su magia. No se detiene,simplemente no se detiene, y mi cuerpo está escalando, alto, más alto. Desliza un dedo en mi interior, entonces otro, y los mueve con agonizante lentitud dentro y fuera—. Justo aquí —murmura y acaricia rítmicamente la pared frontal de mi vagina mientras continúa exquisita, lentamente lamiendo y chupando.

Estalló inesperadamente en un alucinante orgasmo que aturde todos mis sentidos, borrando todo lo que pasa fuera de mi cuerpo mientras me retuerzo y gimo. dios, eso fue rápido.

Vagamente me doy cuenta que ha detenido sus atenciones. Está sobre mí, deslizando un preservativo, y entonces está dentro de mí, fuerte y rápido.

—¡Oh sí! —gruñe mientras choca contra mí.

Está pegajoso, el resto del helado derretido extendiéndose entre nosotros.
Es una extraña sensación de distracción, pero una que puedo mantener por mucho más de unos segundos, entonces Zayn sale repentinamente de mí y me da la vuelta.

—Así —murmura, y abruptamente está otra vez en mi interior, pero no comienza con su usual ritmo de castigo de inmediato.

Se inclina sobre mí, me desata las manos y me incorpora con un movimiento enérgico, de manera que quedo prácticamente sentada encima de él. Sube las manos, cubre con ellas mis pechos y tira levemente de mis pezones. Yo gimo y echo la cabeza hacia atrás, sobre su hombro. Me roza el cuello con la boca, me muerde, y flexiona las caderas, deliciosamente despacio, colmándome una y otra vez.

—¿Sabes lo mucho que significas para mí? —susurra contra mi oído.

—No —jadeo.

Sonríe contra mi cuello y sus dedos se curvan alrededor de mi barbilla y mi garganta, sosteniéndome rápido por un momento.

—Sí, lo sabes. No voy a dejarte ir.

Gimo mientras aumenta su velocidad.

—Eres mía, Anastasia.

—Sí, tuya —jadeo.

—Yo cuido lo que es mío —sisea y muerde mi oreja.

Grito.

—Así es, nena, quiero oírte. —Envuelve una mano alrededor de mi cintura, mientras su otra mano agarra mi cadera, y se introduce en mí fuertemente, haciéndome gritar otra vez. Y el ritmo de castigo empieza. Su respiración se vuelve más y más áspera, irregular, igualando la mía. Siento la familiar aceleración en mi interior. ¡Otra vez!

Soy solo sensaciones. Esto es lo que me hace. Toma mi cuerpo y lo posee por completo, de manera que no puedo pensar más que en él. Su magia es poderosa, intoxicante. Soy una mariposa atrapada en su red, no puedo y no quiero escapar. Soy suya… totalmente suya.

—Vamos nena —gruñe entre dientes y en el momento justo como el aprendiz de brujo que soy, me dejo llevar, y encontramos nuestro alivio juntos.

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