miércoles, 26 de junio de 2013

Capítulo 64.

Mac regresará pronto —murmura.

—Mmm.

Mis ojos se abren para encontrarse con su suave mirada de color miel. Señor, sus ojos son de un color asombroso, especialmente aquí, en el mar, reflejando la luz rebotando en el agua a través de las pequeñas ventanillas laterales en la cabina.

—Por mucho que me gustaría estar aquí contigo toda la tarde, él necesitará una mano con el barco. —Inclinándose, Zayn me besa tiernamente—Anastasia, te ves tan hermosa en este momento, toda desordenada y sexy. Hace que te quiera más.

Sonríe y se levanta de la cama. Me recuesto de lado admirando la vista.

—Tú tampoco estas mal, capitán. —Paso la lengua por mis labios con admiración y sonríe.

Lo veo moverse con gracia por la cabina mientras se viste. Realmente es divinamente hermoso, y lo que es más, me acaba de hacer el amor dulcemente de nuevo. Casi no puedo creer mi buena suerte. Casi no puedo creer que este hombre es mío. Se sienta a mi lado para ponerse sus zapatos.

—Capitán, ¿eh? —Dice secamente— Bueno, yo soy él dueño de este barco.

Ladeó mi cabeza hacia un lado.

—Eres el dueño de mi corazón, Sr. Malik. —Y mi cuerpo... y mi alma.

Sacude su cabeza con incredulidad y se inclina para besarme.

—Estaré en la cubierta. Hay una ducha en el baño si quieres darte un baño. ¿Necesitas algo? ¿Una bebida? —pregunta consideradamente, y todo lo que puedo hacer es sonreírle. ¿Es éste el mismo hombre? ¿Es este el mismo Cincuenta?

—¿Qué pasa? —dice, en respuesta a mi estúpida sonrisa.

—Tú.

—¿Yo qué?

—¿Quién eres y qué has hecho con Zayn?

Sus labios se tuercen con una sonrisa triste.

—Él no está muy lejos, nena —dice en voz baja, y hay un toque de melancolía en su voz que me hace lamentar al instante el hacer la pregunta. Pero la sacudo— Lo verás muy pronto… —me sonríe—, sobre todo si no te levantas.

Estirando su mano, me golpea duro en el trasero, así que grito y me río, al mismo tiempo.

—Ya me tenías preocupada.

—¿Ah, sí? —La frente de Zayn se arruga— Emites algunas señales contradictorias, Anastasia. ¿Cómo se supone que un hombre mantenga el ritmo? —Se inclina y me besa de nuevo— Hasta más tarde, nena —añade, y con una sonrisa deslumbrante, se levanta y me deja con mis pensamientos dispersos.


Cuando subo a cubierta, Mac está a bordo de vuelta, pero desaparece en la cubierta superior en cuanto abro las puertas del salón. Zayn está en su BlackBerry.

¿Hablando con quién? me pregunto. Deambula hacia mí, y me acerca a él, besando mi cabello.

—Excelentes noticias... bien. Sí... ¿En serio? ¿La escalera de emergencia?... Ya veo... Sí, esta noche.

Presiona el botón para finalizar, y el sonido de los motores encendiéndose me asusta. Mac debe estar en la cabina de arriba.

—Es hora de regresar —dice Zayn, besándome una vez más mientras me ata mi chaleco salvavidas.



El sol está bajo en el cielo detrás de nosotros mientras nos dirigimos de vuelta al puerto deportivo, y pienso en una tarde maravillosa. Bajo el cuidado y paciente instrucción de Zayn, he izado una vela mayor, una vela de proa, y una vela globo y aprendí a atar un nudo de rizo, un ballestrinque, y un margarita. Sus labios estaban temblando durante la lección.

—Puede que algún día te ate —murmuro malhumora.

Su boca se tuerce con humor.

—Tendrás que atraparme primero, señorita Steele.

Sus palabras traen a mi mente lo que me persigue alrededor del apartamento, la emoción, y luego el horrible resultado. Frunzo el ceño y me estremezco. Después de eso, lo dejé.

¿Lo dejaría de nuevo ahora que ha admitido que me ama? Levanto la mirada hacia sus ojos mieles claros. ¿Podría alguna vez dejarlo de nuevo, sin importar lo que me hizo? ¿Podría traicionarlo de esa manera? No, no creo que pueda.

Me ha dado el más exhaustivo recorrido en este hermoso barco, explicando todos los diseños innovadores y técnicas, y los materiales de alta calidad utilizados para construirlo. Recuerdo la entrevista, cuando lo conocí. Me percaté entonces de su pasión por los barcos. Pensé que su amor era sólo por los cargueros que van al mar y que su compañía construye, no también por un catamarán súper-sexy, y elegante.

Y, por supuesto, me ha hecho el amor de forma dulce, sin prisas. Sacudo mi cabeza, recordando mi cuerpo arqueado y con ganas bajo sus expertas manos. Él es un amante excepcional, estoy segura, aunque, por supuesto, no tengo comparación. Sin embargo, Kate habría delirado más si siempre fuera así, no es como si ella escatimara en detalles.

Pero, ¿por cuánto tiempo será esto suficiente para él? Simplemente no lo sé, y el pensamiento es inquietante.

Ahora se sienta, y me quedo en el seguro círculo de sus brazos durante horas, al parecer, en un silencio cómodo, y sociable mientras The Grace se desliza cada vez más cerca de Seattle. Tengo el volante, Zayn asesorándome acerca de los ajustes cada cierto tiempo.

—Hay una poesía tan antigua como el mundo en navegar —murmura en mi oído.

—Eso suena como una cita.

Siento su sonrisa.

—Lo es. Antoine de Saint-Exupéry.

—Oh... me encanta El Principito.

—A mí también.


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