lunes, 24 de junio de 2013

Capítulo 42.

Santa mierda. ¿Realmente acabo de hacer eso? Debe ser el alcohol. He bebido champaña, además de cuatro copas de cuatro vinos diferentes. Doy un vistazo hacia Zayn, quien está ocupado aplaudiendo.

Mierda, va a estar tan enojado y hemos estado llevándolo tan bien. Mi subconsciente finalmente ha decidido hacer una aparición y lleva en su rostro El Grito de Edvard Munch.

Zayn se inclina hacia mí, luciendo una gran sonrisa falsa por todo su rostro.

Besa mi mejilla y luego se mueve más cerca para susurrar en mi oído en una voz muy fría y controlada.

—No sé si rendirme a tus pies o darte unos azotes que te dejen sin aliento.

Oh, yo sé lo que quiero ahora. Miro hacia él, parpadeando a través de mi máscara. Sólo desearía poder leer lo que hay en sus ojos.

—Tomaré la opción dos, gracias —susurro frenéticamente mientras los aplausos mueren.

Sus labios se abren mientras inhala bruscamente. Oh esa boca cincelada… la quiero sobre mí, ahora. Sufro por él. Me da una radiante sonrisa sincera que me deja sin aliento.

—¿Estás adolorida, no? Tendremos que ver qué podemos hacer sobre eso —murmura, mientras corre sus dedos a lo largo de mi mandíbula.

Su toque resuena profundo, profundo dentro donde ese dolor se ha generado y crecido. Quiero saltar sobre él aquí mismo, justo ahora, pero nos sentamos de vuelta para ver la subasta del lote siguiente.

Me cuesta mucho permanecer quieta. Zayn despliega un brazo alrededor de mis hombros, su pulgar acariciando rítmicamente mi espalda, enviando deliciosos hormigueos por mi columna vertebral. Su mano libre agarra la mía, llevándola a sus labios, luego dejándola descansar en su regazo.
Lenta y furtivamente, por lo que no entiendo su juego hasta que es demasiado tarde, sube mi mano por su pierna y contra su erección. Jadeo y mis ojos revolotean en pánico alrededor de la mesa, pero todas las miradas están fijas en el escenario. Gracias al cielo por mi máscara.

Aprovechando al máximo, lentamente lo acaricio, dejando a mis dedos explorar. Zayn mantiene su mano sobre la mía, ocultando mis dedos descarados, mientras su pulgar patina suavemente sobre mi nuca. Su boca se abre mientras jadea suavemente, y es la única reacción que puedo ver por mi toque inexperto.

Pero significa mucho. Él me desea. Todo bajo mi ombligo se contrae. Esto se está convirtiendo en insoportable.

Una semana en el Lago Adriana en Montana es el lote final de la subasta. Por supuesto, el Sr. y la Dra. Malik tienen una casa en Montana y la oferta aumenta rápidamente, pero apenas estoy consciente de ello. Lo siento crecer bajo mis dedos y eso me hace sentir tan poderosa.

—¡Vendido, por ciento diez mil dólares! —el MC declara victoriosamente.

La sala entera irrumpe en aplausos, y a regañadientes los sigo, al igual que Zayn, arruinando nuestra diversión.

Se gira hacia mí y sus labios se mueven nerviosamente.

—¿Lista? —articula sobre los aplausos entusiastas.

—Sí —artículo de vuelta.

—¡Anastasia! —Llama Mia—¡Es tiempo!

¿Qué? No. ¡No otra vez!

—¿Tiempo para qué?

—La primera subasta de bailes. ¡Vamos! —Ella se levanta y extiende sus manos.

Miro a Zayn que está, creo, frunciéndole el ceño a Mia, y no sé si reír o llorar, pero es la risa lo que gana. Sucumbo a una catártica burbuja de risitas de colegiala, mientras somos frustrados una vez más por la alta, rosada fuerza que es Mia Malik.

Zayn me mira y después de un latido, hay un fantasma de una sonrisa en sus labios.

—El primer baile será conmigo, ¿está bien? Y no será en la pista de baile —murmura lascivamente en mi oído.


Mis risitas se calman mientras la anticipación aviva las llamas de mi necesidad. ¡Oh sí! Mi Diosa interior realiza una perfecta pirueta en el aire con sus patines para hielo.

—Espero ansiosamente. —Me inclino hacia él y planto un suave y casto beso en su boca.

Mirando alrededor, me doy cuenta de que nuestros compañeros de mesa están sorprendidos. Por supuesto, nunca habían visto a Zayn con una cita antes. Él me sonríe ampliamente. Y se ve… feliz. Wow.

—Vamos Anastasia—gruñe Mia.

Tomando su mano extendida, la sigo hacia el escenario donde han montado diez jovencitas más, y noto con vaga inquietud que Lily es una de ellas.

—¡Señores, el punto culminante de la noche! —El MC retumba sobre el parloteo de voces— ¡El momento que todos han estado esperando! ¡Estas doce encantadoras damas han acordado subastar su primer baile al mejor postor!

Oh no. Me ruborizo de la cabeza a los pies. No me había dado cuenta de lo que esto significaba. ¡Qué humillante!

—Es por una buena causa —me siseó Mia, sintiendo mi malestar— Además Zayn ganará. —Ella rueda sus ojos— No puedo imaginarlo dejando que alguien oferte sobre él. No te ha quitado los ojos de encima en toda la noche.

Sí, concéntrate en la buena causa, y Zayn está obligado a ganar. Seamos realistas, no es de un centavo o dos.
¡Pero eso significa gastar más dinero en ti! gruñe mi subconsciente. Pero no quiero bailar con nadie, no puedo bailar con nadie… y no es gastar dinero en mí, está donando a la caridad. ¿Cómo los veinticuatro mil dólares que ya gastó? Mi subconsciente entrecierra sus ojos.
Mierda. Parece que he llegado muy lejos con mi impulsiva oferta. ¿Por qué estoy discutiendo conmigo misma?

—Ahora caballeros, reúnanse alrededor y tomen un buen vistazo de lo que podría ser suyo para el primer baile, doce atractivas y obedientes jóvenes.

¡Caray! Me siento como si estuviera en un mercado de carnes. Miro, horrorizada, mientras por lo menos veinte hombres hacen su camino hacia el área del escenario, Zayn incluido, moviéndose fácilmente y con gracia entre las mesas y deteniéndose para decir unos pocos saludos en el camino. Una vez que los ofertantes están reunidos. El MC comienza.

—Damas y caballeros, en tradición con la mascarada, vamos a mantener el misterio detrás de las máscaras y atenernos sólo a los nombres de pila. En primer lugar tenemos a la encantadora Jada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario