lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 9.

—Debido a tu desobediencia, Anastasia. —Sonríe.

Introduzco mi cuchara a través de la capa de azúcar quemada y sacudo mi cabeza. ¿Alguna vez entenderé a este hombre? Mmm… este crème brulée está delicioso.

Una vez que el camarero se ha llevado los platos, Zayn toma la botella de rosé y llena de nuevo mi vaso. Me aseguro de que estemos solos y pregunto:

—¿Qué pasa con la cosa de no ir al baño?

—¿En serio quieres saberlo? —Medio sonríe, sus ojos encendidos con un brillo obsceno.

—¿Si? —Lo miro a través de mis pestañas mientras tomo un sorbo del vino.

—Cuanto más llena tu vejiga, más intenso será tu orgasmo, Anastasia.

Me ruborizo.

—Oh. Ya veo. —Santa mierda, eso explica un montón.

Sonríe, luciendo sabelotodo. ¿Estaré siempre detrás del señor experto en sexo?

—Eh, bueno… —Desesperadamente divagando para cambiar de tema. Se compadece de mí.

—¿Qué quieres hacer el resto de la noche? —gira su cabeza y me dirige su sonrisa ladeada.

Lo que sea que tú quieras, Zayn. ¿Poner a prueba de nuevo tu teoría? Me encojo de hombros.

—Sé lo que quiero hacer —murmura. Alzando su vaso de vino, levanta su mano y me la ofrece— Ven.

Tomo su mano y me lleva al salón principal.

Su iPod está en la base de los altavoces en el vestidor. Lo enciende y escoge una canción.

—Baila conmigo. —Me toma en sus brazos.

—Si insistes…

—Insisto, Sra. Malik.

Una seductora y cursi melodía empieza. ¿Es un ritmo latino? Zayn me sonríe y empieza a moverse, arrastrando mis pies y llevándome con él alrededor del salón.

Un hombre con una voz como caramelo derretido caliente canta. Es una canción que conozco pero no puedo reconocer. Zayn me baja, y grito en sorpresa y luego doy una risita. Sonríe, sus ojos llenos de humor. Luego me levanta y me da una vuelta bajo su brazo.

—Bailas muy bien —digo—, es como si yo pudiera bailar.

Me da una sonrisa de esfinge pero no dice nada, y me pregunto si es porque está pensando en ella… la Sra. Robinson, la mujer que le enseñó cómo bailar, y cómo follar. Ella no ha cruzado mi mente por un tiempo. Zayn no la ha mencionado desde su cumpleaños, y hasta donde sé, su relación de negocios se terminó. Pero, de mala gana, tengo que admitir… que fue una buena maestra.

Me baja de nuevo y planta un suave beso en mis labios.

—Extrañaría tu amor —murmuro, repitiendo la letra de la canción.

—Yo extrañaría más que tu amor —dice y me da de nuevo una vuelta.

Luego canturrea palabras suavemente en mi oído haciéndome desvanecer.
La canción termina y Zayn baja su mira hasta mí, sus ojos oscuros y luminosos, todo el humor se ha ido, y de pronto estoy sin aliento.

—¿Vendrías a la cama conmigo? —susurra y su sincera súplica aprieta mi corazón.

Zayn, me escuchaste decir Acepto hace dos semanas y media. Pero sé que ésta es su manera de disculparse y de asegurarse de que todo está bien entre nosotros después de nuestra discusión.

Cuando despierto el sol brilla a través de las ventanas y el agua refleja patrones brillantes sobre el techo de la habitación. Zayn no está en ningún lugar. Me estiro y sonrío. Mmm… tomaré un día de una follada castigo seguida por sexo de reconciliación, algún día. Me maravillo por lo que es ir a la cama con dos hombres distintos: Zayn enfadado y el Zayn dulce “déjame pedirte perdón de la manera en la que puedo”. Es complicado decidir cuál de los dos me gusta más.

Me levanto y me dirijo al baño. Abriendo la puerta, encuentro dentro a Zayn afeitándose, desnudo a excepción de la toalla envuelta alrededor de sus caderas. Se gira y sonríe, inmutado porque lo hubiese interrumpido.

He descubierto que Zayn nunca le pondría seguro a la puerta si es la única persona en el cuarto, la razón por la cual da que pensar, y una en la que no quiero insistir.

—Buenos días, Sra. Malik —dice, irradiando buen humor.

—Buenos días a ti. —Le sonrío de vuelta mientras le observo afeitarse.

Amo verlo afeitarse. Levanta su barbilla y se afeitaba bajo ella, dando largos y deliberados movimientos, y me encuentro inconscientemente imitando sus acciones. Tirando de mi labio superior hacia abajo como él lo hace, para afeitar el espacio entre su labio y su nariz. Se gira y me sonríe, la mitad de su rostro aún cubierta con jabón de afeitar.

—¿Disfrutando del espectáculo? —pregunta.

Oh, Zayn, podría observarte por horas.

—Uno de mis momentos favoritos —murmuro, y él se inclina y me besa rápidamente, untando jabón de afeitar en mi rostro.

—¿Debería hacerlo por ti de nuevo? —susurra perversamente y levanta la cuchilla.

Aprieto mis labios hacia él.

—No —murmuro, pretendiendo estar de mal humor—, me haré la cera la próxima vez.

Recuerdo la alegría de Zayn en Londres cuando descubrió que durante su reunión, por curiosidad me había rasurado mi vello púbico. Por supuesto no lo había hecho de acuerdo a los altos estándares del Señor Exigente.

*Flashback*

—¿Qué diablos has hecho? —exclama Zayn.

No puede alejar su entretenido horror de sí mismo. Se sienta en la cama de nuestra suite en el Hotel Browns cerca de Piccadilly, enciende la lámpara de la mesita de noche y baja su mirada, su boca forma una O. Debe ser media noche. Me ruborizo del color de las sábanas del cuarto de juegos y trato de bajar mi vestido de satén para que no pueda verme. Toma mi mano para detenerme.

—¡Anastasia!

—Yo… eh… me rasuré.

—Puedo verlo. ¿Por qué? —Está sonriendo de oreja a oreja.

Cubro mi rostro con mis manos. ¿Por qué estoy tan apenada?

—Oye —dice suavemente y aleja mi mano—, no lo escondas. —Está mordiendo su labio para no reírse— Dime por qué. —Sus ojos bailando de alegría. ¿Por qué lo encuentra tan divertido?

—Deja de burlarte de mí.

—No me burlo de ti. Lo siento. Yo… estoy encantado —dice.

—Oh…

—Dime, ¿por qué?

Tomé un respiro profundo.

—Esta mañana, después de que te fuiste a tu reunión, tomé una ducha y estaba recordando todas tus reglas.

Parpadea. El humor en su expresión se ha desvanecido, y me mira cautelosamente.

—Estaba marcándolas una a una y cómo me sentía con respecto a ellas, y recordé el salón de belleza, y pensé… que esto te gustaría. No fui lo suficientemente valiente para hacerme la cera. —Mi voz desaparece en un susurro.

Él me mira fijamente, sus ojos brillando… esta vez no con diversión hacia mi locura, sino con amor.

—Oh, Anastasia —suspira. Se inclina y me besa suavemente—Me seduces —susurra contra mis labios y me besa una vez más, tomando mi cara con ambas manos.

Después de un instante sin aliento, se retira y levanta un hombro. La diversión regresa.

—Creo que debería hacer una minuciosa inspección de su trabajo, Sra. Malik.

—¿Qué? No. —¡Tiene que estar bromeando! Me cubro, protegiendo mi recientemente deforestada área.

—Oh, no lo harás, Anastasia. —Toma mis manos y las aleja, moviéndose ágilmente para estar entre mis piernas y sostener mis manos a los lados. Me da una abrasadora mirada que podría encender una mecha, pero antes de que me encienda, se inclina y roza con sus labios mi vientre desnudo directamente hasta mi sexo. Me retuerzo debajo de él, de mala gana resignada por mi destino.

—Bueno, ¿qué tenemos aquí? —Zayn planta un beso en donde, hasta esta mañana, tenía vello púbico, luego raspa su erizada barbilla a lo largo de mi.

—¡Ah! —exclamo. Guau… eso es sensible.

Los ojos de Zayn se clavan en los míos, llenos de lascivo deseo.

—Creo que fallaste un poco —murmura y tira con suavidad, justo debajo a la derecha.

—Oh… maldición —murmuro, esperando que esto ponga fin a su escrutinio, francamente intrusivo.

—Tengo una idea. —Salta desnudo de la cama y se dirige al baño.

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