lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 24.

Taylor va a volver mañana en la noche y Zayn generalmente está más tranquilo cuando él está cerca. Hoy y mañana Taylor está pasando tiempo de calidad con su hija. Me pregunto distraídamente si alguna vez llegaré a conocerla.

La Sra. Jones sale de la habitación de servicio. Nos miramos.

—Sra. Malik. No la vi aquí.

¡Oh, soy la Sra. Malik ahora!

—Hola, Sra. Jones.

—Bienvenida a casa y felicidades. —Sonríe.

—Por favor llámame Anastasia.

—Sra. Malik, no me sentiría cómoda haciendo eso.

¡Oh! ¿Porque todo debe cambiar solo porque tengo un anillo en mi dedo?

—¿Le gustaría repasar los menús de la semana? —pregunta, mirando expectante.

¿Menús?

—Um… —Esta no es una pregunta que alguna vez hubiera previsto que me hagan.

Ella sonríe.

—La primera vez que trabajé para el Sr. Malik, cada domingo por la noche repasábamos los menús de la próxima siguiente con él y una lista de todo lo que él podría necesitar de la tienda.

—Ah, ya veo.

—¿Puedo tomar esto por usted?

Ella sostiene su mano esperando mi ropa.

—Oh…. Um. De hecho, no he terminado con esto. —¡Y están escondiendo el tazón con el tapón anal! Me pongo roja. Es un milagro que me pueda dirigir a la Sra. Jones a los ojos. Ella sabe lo que hacemos... ella limpia la habitación. Por Dios, es tan raro no tener privacidad.

—Cuando esté lista, Sra. Malik. Estaría más que feliz de repasar las cosas con usted.

—Gracias. —Somos interrumpidas por un pálido Sawyer quien sale del estudio de Zayn y rápidamente cruza la sala principal. Él nos da un breve asentimiento, sin mirarnos a ninguna de los dos a los ojos y se escabulle dentro del estudio de Taylor. Estoy agradecida por su intervención ya que ahora mismo no deseo discutir menús o tapones anales con la Sra. Jones. Ofreciéndole una breve sonrisa, corro a refugiarme en la habitación.

¿Alguna vez me acostumbraré a tener servicio doméstico a mi entera disposición? Negué con mi cabeza… un día, tal vez.

Tiro al suelo los zapatos de Zayn y mi ropa en la cama, y tomo el tazón con el tapón anal hacia el baño. Lo miro sospechosamente. Se ve bastante inocuo y sorprendentemente limpio. No quiero detenerme en eso y lo lavo rápidamente con agua y jabón. ¿Eso será suficiente? Tengo que preguntarle al Sr. Sexexperto si debe ser esterilizado o algo. Me estremezco ante el pensamiento.

Me gusta que Zayn haya adaptado la biblioteca para mí. Ahora alberga una atractiva mesa de madera blanca en la que se puede trabajar. Saco mi laptop y reviso mis notas de los cinco manuscritos que leí en mi luna de miel.

Sí, tengo todo lo que necesito. Una parte de mí teme volver a trabajar, pero nunca le podría decir eso a Zayn. Vería una oportunidad para hacerme renunciar. Recuerdo la apopléjica reacción de Roach cuando le dije que me iba a casar y con quien, y como, poco tiempo después, mi posición fue confirmada. Me di cuenta ahora que era porque me iba a casar con el jefe. El pensamiento ahora no es bienvenido. Ya no estoy actuando en la comisión editora —soy Anastasia Steele, coordinadora editorial.

Aun no me he armado de valor para decirle a Zayn que no voy a cambiar mi nombre en el trabajo. Creo que mis razones son sólidas. Necesito alguna distancia de él, pero sé que habrá una pelea cuando finalmente se dé cuenta de eso. Tal vez debería discutirlo con él esta noche.

Sentándome en mi silla, empiezo mi tarea final del día. Observo el reloj digital en mi laptop, el cual me dice que son las siete de la noche. Zayn sigue sin salir de su estudio, así que tengo tiempo. Sacando la tarjeta de memoria de la cámara Nikon, la cargo en la laptop para transferir las fotografías. Mientras las fotos se cargan, reflexiono sobre el día. ¿Ryan ha vuelto? ¿O sigue en su camino hacia Portland? ¿Ya ha atrapado a la misteriosa mujer? ¿Zayn tuvo noticias suyas? Quiero algunas respuestas. No me importa si él está ocupado; quiero saber que está pasando y de repente siento un poco de resentimiento de que me esté manteniendo en la oscuridad. Me levanto, con la intención de ir y confrontarlo en su estudio, pero mientras lo hago, las fotos de los últimos días de nuestra luna de miel salen en la pantalla.

¡Mierda!

Foto tras foto de mí. Dormida, muchas dormida, mi cabello sobre mi cara o esparcido en la almohada, labios entre abiertos…. Mierda... chupando mi dedo gordo. ¡No había chupado mi dedo gordo en años! Muchas fotos. No tenía ni idea que me las hubiera tomado. Hay unas cuantas fotos largas y planas, incluyendo una mía apoyada en la barandilla del barco, mirando melancólicamente en la distancia. ¿Cómo no me di cuenta de él tomándome esta? Sonrío ante las fotos donde estoy acurrucada sobre él riendo: mi cabello volando mientras lucho, peleo contra sus cosquillosos y tormentosos dedos. Y hay una nuestra en la cama en la cabina principal que él tomó con su brazo estirado. Estoy acurrucada en su pecho y él mira a la cámara, joven, ojos abiertos… enamorados. Su otro brazo agarra mi cabeza, y estoy sonriendo como un tonta enamorada, pero no puedo sacar mis ojos de Zayn, oh, mi hermoso hombre, su cabello de recién follado, sus ojos mieles brillando, sus labios abiertos y sonriendo. Mi hermoso hombre, quien no soporta que le hagan cosquillas, quien hasta hace poco no aguantaba ser tocado y ahora tolera mi toque. Debo preguntarle si le gusta, o si me deja tocarlo por mi propio placer en vez de por el suyo.

Frunzo el ceño, mirando abajo a la imagen, de repente abrumada por mis sentimientos por él. Alguien por ahí quiere hacerle daño: primero Charlie Tango, luego el incendio en GEH y esa maldita persecución de coches. Jadeo, poniendo mi mano en mi boca mientras un sollozo involuntario se escapa. Abandonado mi ordenador, me precipito a encontrarlo, no para confrontarlo, sólo para revisar que esté a salvo.

Sin importarme golpear, irrumpo en su estudio. Zayn está sentado en su escritorio hablando por el teléfono. Mira arriba sorprendidamente molesto, pero la irritación en su cara desaparece cuando ve que soy yo.

—¿Así que no puedes mejorarlo más? —dice, continuando con su conversación telefónica, aunque no quita sus ojos de mí. Sin dudar, camino alrededor del escritorio, y él se gira en su silla quedando de cara hacia mí, frunciendo el ceño. Puedo decir que está pensando: ¿qué quiere? Cuando me arrastro a su regazo, sus cejas se levantan en sorpresa. Pongo mis brazos alrededor de su cuello y me acurruco contra él. Con cautela, pone sus brazos alrededor de mí.

—Um… si, Barney. ¿Podrías esperar un momento?

Él ahueca el teléfono sobre su hombro.

—Anastasia, ¿qué pasa?

Niego con mi cabeza. Levantando mi barbilla, me mira a los ojos. Libero mi cabeza de su agarre, metiéndola debajo de su barbilla, y acurrucándome más pequeña en su regazo.

Perplejo, me envuelve más fuertemente con su brazo libre y me besa en la parte de arriba de mi cabeza.

—Sí, Barney, ¿que estábamos diciendo? —continua, acuñando el teléfono entre la oreja y el hombro, y golpea una tecla del ordenador.

Una imagen de CCTV granulado blanco y negro aparece en la pantalla. Un hombre con el pelo oscuro usando un mono blanco, aparece en la pantalla. Zayn presiona otra tecla y el hombre camina hacia la cámara pero su cabeza inclinada. Él está parado en una habitación blanca brillante con lo que parece una larga línea de largos gabinetes negros en su izquierda. Esto debe ser la habitación de servicio de MEH.

—Bien, Barney, una vez más.

La pantalla cobra vida. Una caja aparece alrededor de la cabeza del hombre en las imágenes de CCTV y nos acercamos. Me siento, fascinada.

—¿Barney está haciendo esto? —pregunto suavemente.

—Si — responde Zayn— ¿podrías mejorar toda la foto? —le dice a Barney.

La imagen borrosa, luego vuelve a enfocar moderadamente más nítida al hombre conscientemente mirando hacia abajo y evitando la cámara de CCTV. Mientras lo miro, un escalofrío de reconocimiento recorre mi columna vertebral. Hay algo familiar en la línea de su mandíbula. Tiene el pelo negro, desaliñado y corto, con un aspecto extraño y descuidado… y en la imagen recién mejorada, veo un arete, un pequeño aro.

¡Mierda! Sé quién es.

—Zayn —susurro— Ese es Jack Hyde.


—¿Tú crees? —pregunta Zayn, sorprendido.

—Es la línea de su mandíbula —señalo en la pantalla— Y los pendientes y la forma de sus hombros. Él tiene también la estructura correcta. Debe estar usando una peluca, o se cortó y tiñó el pelo.

—Barney, ¿estás recibiendo esto? —Zayn pone el teléfono en su escritorio y cambia a modo manos libre— Parece que ha estudiado a su ex jefe en detalle, Sra. Malik—murmura sonando no muy contento. Le frunzo el ceño, pero soy salvada por Barney.

—Sí, señor. He oído a la Sra. Malik. Estoy ejecutando el software de reconocimiento facial en todas las imágenes de circuito cerrado de televisión digital en estos momentos. Veamos donde más estuvo este imbécil, perdón, señora… este individuo.

Miro ansiosamente a Zayn, quien ignora el improperio de Barney. Está estudiando de cerca la imagen del circuito cerrado de televisión.

—¿Por qué él haría esto? —le pregunto a Zayn.

Se encoge de hombros.

—Venganza, quizás. No lo sé. Uno no puede entender por qué algunas personas se comportan de la forma en que lo hacen. Sólo estoy enfadado de que tú alguna vez trabajaras tan estrechamente con él. —Los labios de Zayn se presionan en una dura y delgada línea, y rodea mi cintura con su brazo.

—Tenemos el contenido de su disco duro también señor —añade Barney.

—Sí, lo recuerdo. ¿Tienes una dirección del Sr. Hyde? —dice Zayn bruscamente.

—Sí señor, la tengo.

—Avisa a Welch.

—Por supuesto. También voy a analizar los circuitos cerrados de televisión de la ciudad y ver si puedo rastrear sus movimientos.

—Compruebe qué vehículo tiene.

—Sí, señor.

—¿Barney puede hacer todo eso? —susurro.

Zayn asiente con la cabeza y me da una sonrisa de suficiencia.

—¿Qué había en el disco duro? —susurro.

La cara de Zayn se endurece y agita la cabeza.

—No mucho —dice, con los labios apretados, olvidando su sonrisa.

—Dime.

—No.

—¿Era sobre ti o sobre mí?

—Sobre mí —suspira.

—¿Qué tipo de cosas? ¿Sobre tu estilo de vida?

Zayn sacude su cabeza y pone su dedo índice contra mis labios para hacerme callar. Le frunzo el ceño. Pero entrecierra los ojos, y eso es una clara advertencia de que debo mantener la boca cerrada.

—Es un Camaro 2006. Le enviaré también a Welch los detalles de la licencia —dice Barney con entusiasmo desde el teléfono.

—Bien. Déjame saber dónde más ha estado ese cabrón en mi edificio. Y verifica esta imagen contra la otra de su archivo personal en AIPS. —Zayn me mira fijamente con escepticismo—. Quiero estar seguro de que sabemos quién es.

—Ya está hecho señor, y la Sra. Malikr está en lo correcto. Éste es Jack Hyde.

Sonrío de oreja a oreja. ¿Ves? Puedo ser útil. Zayn frota su mano por mi espalda.

—Bien hecho, Sra. Malik. —Él sonríe y su anterior rencor se olvida. Para Barney dice—: Déjame saber cuándo haya seguido todos sus movimientos en el cuartel general. También verifica cualquier otra propiedad de MEH a la que pudo haber tenido acceso y avisa a los equipos de seguridad para que puedan hacer otro barrido de todos esos edificios.

—Sí, Señor.

—Gracias Barney. —Zayn cuelga.

—Bueno, Sra. Malik, parece que no es sólo decorativa, sino útil, también.

Los ojos de Zayn se iluminan con perversa diversión. Sé que está burlándose.

—¿Decorativa? —me mofo, burlándome de vuelta.

—Mucho —dice tranquilamente, presionado un suave y dulce beso en mis labios.

—Eres mucho más decorativo que yo, Sr. Malik.

Él sonríe abiertamente y me besa más fuerte, enrollando mi trenza alrededor de su muñeca y envolviendo sus brazos alrededor de mí.
Cuando tomamos aire, mi corazón se acelera.

—¿Hambrienta? —pregunta.

—No.

—Yo sí.

—¿De qué?

—Bueno, de comida en realidad, Sra. Malik.

—Te voy a hacer algo —suelto una risita tonta.

—Amo ese sonido.

—¿De mi ofreciéndote comida?

—Tú riendo. —Besa mi pelo y luego me levanto.

—¿Entonces qué le gustaría comer al señor? —pregunto dulcemente.
Entrecierra los ojos.

—¿Está intentando ser adorable, Sra. Malik?

—Siempre Sr. Malik...

Sonríe con una sonrisa misteriosa.

—Todavía puedo ponerte sobre mis rodillas —murmura de forma seductora.

—Lo sé. —Sonrió. Colocando mis manos en los brazos de su silla de oficina, me inclino y lo beso—. Ésa es una de las cosas que amo de ti. Pero guarda tu mano inquieta, tienes hambre.

Él sonríe de forma tímida y mi corazón se aprieta.

—Oh, Sra. Malik, ¿qué voy a hacer con usted?

—Responder mi pregunta. ¿Qué le gustaría comer?

—Algo liviano. Sorpréndeme— dice, reflejando mis palabras de la sala de juegos más temprano.

—Veré qué puedo hacer. —Me pavoneo fuera de su estudio y entro a la cocina. Mi corazón se hunde cuando veo a la Sra. Jones ahí.

—Hola Sra. Jones.

—Sra. Malik. ¿Está lista para algo de comer?

—Um...

Ella está revolviendo algo en una olla en la estufa que huele delicioso.

—Iba a hacer unos bocadillos para el Sr. Malik y para mí.
Se detiene un instante.

—Claro —dice—. Al Sr. Malik le gusta el pan francés, hay algunos cortes en el congelador de la longitud de un bocadillo. Me encantaría hacerlo por usted señora.

—Lo sé. Pero me gustaría hacerlo yo.

—Entiendo. Le voy a dar algo de espacio.

—¿Qué está cocinando?

—Esto es una salsa boloñesa. Puede ser comida en cualquier momento. La voy a congelar. —Ella sonríe afectuosamente y gira el fuego de la derecha hacia abajo.

—Um… ¿Qué le gusta a Zayn en un, mm... bocadillo?

—Sra. Malik, usted puede poner cualquier cosa en el bocadillo, mientras esté en pan francés, se lo va a comer. —Nos sonreímos la una a la otra.

—Bien, gracias. —Voy dando saltos al congelador y encuentro el pan francés cortado en una bolsa de congelar. Pongo dos de ellos en un plato, los pongo en el microondas y selecciono descongelar.

La Sra. Jones ha desaparecido. Frunzo el ceño mientras vuelvo al refrigerador en busca de los ingredientes. Supongo que podía ser capaz de establecer los parámetros mediante los cuales la Sra. Jones y yo trabajaremos juntas. Me gusta la idea de cocinar para Zayn los fines de semana. La Sra. Jones es más que bienvenida de hacerlo durante la semana, la última cosa que querré hacer cuando llegue del trabajo es cocinar. Mmm... un poco como la rutina de Zayn con sus sumisas.

Sacudo la cabeza. No debo pensar demasiado esto. Encuentro algo de jamón en el refrigerador, y en un cajón un aguacate maduro.

Mientras estoy añadiendo un toque de sal y limón al aguacate molido, Zayn sale de su estudio con los planos de la nueva casa en sus manos. Los pone en la barra de desayuno, deambula hacia mí, y envuelve sus brazos a mí alrededor, besando mi cuello.

—Pies descalzos y en la cocina —murmura él.

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