lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 19.

—¿Leila?

—Ella está en Connecticut con sus padres. Te lo dije.

—¿Estás seguro?

Él hace una pausa.

—No. Pero si ella huyó, estoy seguro de que su gente se lo habría hecho saber a Flynn. Vamos a discutir esto cuando estemos en casa. Concéntrate en lo que estás haciendo.

—Pero podría ser simplemente algún coche aleatorio.

—No voy a tomar ningún riesgo. No cuando tú estés afectada —chasquea.

Vuelve a poner el BlackBerry en el soporte así que estamos de vuelta en contacto con nuestro equipo de seguridad.

Oh mierda. No quiero poner nervioso a Zayn justo ahora… quizás después. Sostengo mi lengua. Afortunadamente, el tráfico está disminuyendo un poco. Soy capaz de acelerar en la intersección de Mountlake hacia la I-5, zigzagueando nuevamente a través de los coches.

—¿Qué pasa si nos detiene la policía? —pregunto.

—Eso sería una buena cosa.

—No para mi licencia.

—No te preocupes por eso —dice él. Inesperadamente, escucho humor en su voz.

Pongo mi pie hacia abajo otra vez y llego a 120.

Chico, este coche se puede mover. Me encanta… es tan fácil. Toco 137. No creo que ni siquiera haya conducido así de rápido. Tenía suerte si mi Beetle siquiera llegaba a 80 k/h.

—Él ha despejado el tráfico y cogido velocidad —La voz incorpórea de Sawyer es calmada e informativa—. Va a 145.

¡Mierda! ¡Más rápido! Presiono el acelerador y el coche ronronea a 153 k/h mientras nos aproximamos a la intersección de la I-5.

—Mantén la velocidad Anastasia —murmura Zayn.

Freno momentáneamente mientras me deslizo en la I-5.
La interestatal está bastante tranquila, y soy capaz de cruzar directamente a la vía rápida en una fracción de segundo. Mientras pongo mi pie abajo, el glorioso R8 pasa zumbando hacia adelante y derribamos el carril izquierdo, mortales menores haciéndose a un lado para dejarnos pasar. Si no estuviera tan asustada, realmente podría disfrutar de esto.

—Ya va a 161 k/h, señor.

—Sigue tras él, Luke —ladra Zayn a Sawyer.

¿Luke?

Un camión da bandazos en el carril rápido ¡Mierda! y tengo que pegar un frenazo.

—¡Jodido idiota! —maldice Zayn al conductor mientras nos tambaleamos hacia adelante en nuestros asientos. Estoy agradecida por los cinturones de seguridad.

—Adelanta nena —dice Zayn a través de los dientes apretados.

Reviso mis espejos y corto en tres carriles. Aceleramos pasando los vehículos más lentos y luego cambio de vuelta al carril rápido.

—Bonito movimiento Sra. Malik —murmura Zayn apreciativamente—. ¿Dónde están los policías cuando los necesitas?

—No quiero una multa Zayn —murmuro, concentrada en la autopista por delante—. ¿Has tenido una multa de velocidad conduciendo esto?

—No —dice, pero mirándolo rápidamente, puedo ver su sonrisita de suficiencia.

—¿Te han parado?

—Sí.

—Oh.

—Encanto Sra. Malik. Todo se basa en el encanto. Ahora concéntrate. ¿Dónde está el Dodge, Sawyer?

—Acaba de conseguir 177, señor —dice Sawyer.

¡Santa mierda! Mi corazón salta una vez más a mi boca. ¿Puedo conducir un poco más rápido? Empujo mi pie abajo una vez más y pasamos como un rayo entre el tráfico.

—Hazle una señal con las luces —ordena Zayn cuando un Ford Mustang no avanza.

—Pero eso me haría una idiota.

—¡Entonces sé una idiota! —chasquea él.

Caray. ¡De acuerdo!

—Uhm… ¿dónde están las luces?

—El indicador. Tíralo hacia ti.

Lo hago y el Mustang se mueve a un lado aunque no antes de que el conductor ondeé su dedo hacia mí en una manera no muy cortés. Lo paso zumbando.

—Idiota —dice Zayn en voz baja, luego me ladra—. Baja en Stewart.

¡Sí señor!

—Estamos tomando la salida a la Calle Stewart —dice Zayn a Sawyer.

—Diríjanse directo a la Escala señor.

Bajo la velocidad, reviso mis espejos, señales, luego me muevo con sorprendente facilidad a través de cuatro líneas de la autopista y tomo la rampa de salida. Emergiendo en la calle Stewart, nos dirigimos hacia el sur. La calle tranquila, con algunos pocos vehículos. ¿Dónde está todo el mundo?

—Eso significa que hemos sido malditamente afortunados con el tráfico pero eso significa que también lo ha sido el Dodge. No bajes la velocidad, Anastasia. Llévanos a casa.

—No puedo recordar el camino —murmuré, aterrada por el hecho de que el Dodge todavía estaba siguiéndonos la pista.

—Dirígete hacia el sur de Stewart. Continúa hasta que yo te lo diga. —Zayn suena ansioso de nuevo. Paso rápidamente tres bloques pero las luces cambian a amarillo en la avenida Yale.

—Sáltatelo Anastasia —grita Zayn. Salto alto y presiono a fondo el acelerador, tirándonos a ambos hacia atrás en nuestras sillas, acelerando y pasando el ahora semáforo rojo.

—Está tomando Stewart —dice Sawyer.

—No lo pierdas, Luke.

—¿Luke?

—Ese es su nombre.

Una mirada rápida y puedo ver a Zayn mirándome como si estuviera loca.

—¡Ojos en la carretera! —espeta.

Ignoro su tono.

—Luke Sawyer.

—¡Sí! —suena desesperado.

—Ah. —¿Cómo no lo supe? El hombre me había estado siguiendo al trabajo durante las últimas seis semanas, y ni siquiera sabía su primer nombre.

—Ese soy yo señora —dice Sawyer, sobresaltándome, aunque está hablando en la calmada y monótona voz que siempre usa—. El sujeto desconocido está bajando por la Calle Stewart, señor. En serio aumentó su velocidad.

—Vamos, Anastasia. Menos charla —gruñe Zayn.

—Hemos sido detenidos en el primer semáforo en Stewart —nos informa Sawyer.

—Anastasia rápido entra ahí —grita Zayn, señalando al estacionamiento en el lado sur de la avenida Boren. Giro, las llantas chirriando en protesta me desvío al interior del atestado aparcamiento.

—Da la vuelta rápido —ordena Zayn. Conduzco tan rápido como puedo hacia la parte de atrás, fuera de la vista de la calle—, ahí. —Zayn señala un espacio. ¡Mierda! Quiere que aparque. ¡Joder!

—Simplemente hazlo maldita sea —dice. Y así lo hago… perfectamente. Probablemente la única vez que me he estacionado de manera perfecta.

—Estamos escondidos en el aparcamiento entre Stewart y Boren —dice Zayn a través de la BlackBerry.

—De acuerdo señor —Sawyer suena irritado—. Quédense donde están; seguiremos al sujeto desconocido.

Zayn se gira hacia mí, sus ojos examinando mi rostro.

—¿Estás bien?

—Si —susurro.

Zayn sonríe.

—Sabes, quien quiera que esté manejando el Dodge no nos puede oír ahora.

Y yo río.

—Estamos pasando Stewart y Boren ahora señor. Veo el aparcamiento, ha pasado de largo por donde están, señor.

Ambos nos relajamos a la vez por el alivio.

—Bien hecho Sra. Malik. Conduce bien. —Zayn suavemente acaricia mi rostro con la punta de sus dedos y salto al contacto, inhalando profundamente. No tengo idea de que estaba conteniendo mi respiración.

—¿Eso significa que dejaras de quejarte por mi forma de conducir? —pregunto. Él ríe, una alta y catártica risa.

—No iría tan lejos para decir eso.

—Gracias por dejarme conducir tu coche. Bajo tales emocionantes circunstancias, también. —Trato de mantener mi voz leve.

—Quizás ahora yo debería conducir.

—Para ser honestos, no creo que pueda levantarme de aquí en este momento para dejar que te sientes. Mis piernas se sienten como gelatina.

De pronto estoy estremecida y temblando.

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