miércoles, 7 de agosto de 2013

Capítulo 59.

Estoy muy caliente. Calor de Zayn. Su cabeza está en mi hombro y respira suavemente en mi cuello mientras duerme, sus piernas entrelazadas con las mías, su brazo alrededor de mi cintura. Me quedo en el borde de la conciencia, consciente de que si me despierto totalmente también voy a despertarlo, y él no duerme lo suficiente.

Perezosamente mi mente vaga por los acontecimientos de ayer por la tarde. Bebí demasiado; cielos, sí que bebí demasiado. Estoy sorprendida que Zayn me lo permitiera. Sonrío al recordarlo ponerme en la cama. Eso fue dulce, real e inesperadamente dulce. Realizo un rápido inventario mental de cómo me siento.

¿Estómago? Bien. ¿Cabeza? Sorprendentemente bien, pero confusa. Mi mano sigue estando roja de la noche anterior.
Caray. Sin hacer nada pienso en las palmas de las manos de Zayn cuando me azotó. Me retuerzo y él se despierta.

—¿Qué pasa? —Sus mieles ojos somnolientos buscan los míos.

—Nada. Buenos días. —Deslizo los dedos de mi mano sana a través de su cabello.

—Sra. Malik, te ves preciosa esta mañana —dice, besándome en la mejilla, y yo me ilumino por dentro.

—Gracias por cuidar de mí la noche anterior.

—Me gusta cuidar de ti. Es lo que quiero hacer —dice en voz baja, pero sus ojos lo delatan cuando el triunfo flamea en su miel intenso. Es como si hubiera ganado la Serie Mundial o el Super Bowl.

Oh, mi Cincuenta.

—Me haces sentir muy querida.

—Eso es porque lo eres —murmura y mi corazón se aprieta.

Agarra mi mano y me estremezco. Me libera de inmediato, alarmado.

—¿Por el golpe? —pregunta.

Sus ojos se tornan helados cuando escudriña los míos y su voz se llena de ira repentina.

—Le di una bofetada. No lo golpeé.

—¡Ese hijo de puta!

Pensé que habíamos lidiado con esto anoche.

—No puedo soportar que te tocara.

—Él no me hizo daño, sólo fue inapropiado. Zayn, estoy bien. Mi mano está un poco roja, eso es todo. Seguro sabes lo que es eso. —Sonrío y su expresión cambia a una de sorpresa divertida.

—Porqué, Sra. Malik, estoy muy familiarizado con eso. —Sus labios se tuercen con diversión— Puedo reencontrarme con ese sentimiento en este momento, si así lo deseas.

—Oh, guarda tu palma inquieta, Sr. Malik.

Acaricio su rostro con mi mano herida, mis dedos acariciando su patilla. Suavemente tiro de los pequeños pelos. Esto lo distrae, toma mi mano y planta un tierno beso en la palma de mi mano. Milagrosamente, el dolor desaparece.

—¿Por qué no me dijiste que te dolía ayer por la noche?

—Um... Realmente no lo sentí ayer por la noche. Está bien ahora.

Sus ojos se ablandan y tuerce su boca.

—¿Cómo te sientes?

—Mejor de lo que me merezco.

—Es absolutamente un buen brazo el que tiene aquí, Sra. Malik.

—Harías bien en recordar eso, Sr. Malik.

—¿En serio? —Rueda tan repentinamente de modo que está totalmente encima de mí, presionándome contra el colchón, sosteniendo mis muñecas por encima de mi cabeza. Baja su mirada hacia mí— Me gustaría luchar cualquier día contigo, Sra. Malik. De hecho, someterte en mi cama es mi fantasía. —Besa mi garganta.

¿Qué?

—Creí que me sometías todo el tiempo. —Jadeo mientras mordisquea el lóbulo de mi oreja.

—Umm... pero me gustaría un poco de resistencia —murmura, con la nariz bordeando mi mandíbula.

¿Resistencia? No me muevo. Él se detiene, liberando mis manos y apoyándose en sus codos.

—¿Quieres que luche contigo? ¿Aquí? —susurro, tratando de contener mi sorpresa. Bueno... mi conmoción.

Él asiente, sus ojos entornados pero cuidadosos a medida que mide mi reacción.

—¿Ahora?

Se encoge de hombros y veo la idea pasar rápidamente a través de su mente. Él me da su sonrisa tímida y asiente con la cabeza otra vez, lentamente.

Oh Dios... Está tenso, yaciendo encima de mí, y su erección cada vez más grande está excavando tentadoramente en mi carne suave y dispuesta, distrayéndome. ¿Qué es eso? ¿Peleas? ¿Fantasía? ¿Va a hacerme daño? Mi diosa interior sacude la cabeza… nunca. Ella ya tiene su traje de karate puesto y hace ejercicios de calentamiento. Claude estaría contento.

—¿Es esto lo que querías decir acerca de venir a la cama enfadado?

Él asiente una vez más, sus ojos todavía son cuidadosos.
Umm... mi Cincuenta quiere rugir.

—No te muerdas el labio —me advierte.

Dócilmente libero mi labio.

—Creo que me tienes en una situación de desventaja, Sr. Malik. —Agito mis pestañas y me retuerzo provocativamente debajo de él.
Esto puede ser divertido.

—¿Desventaja?

—Sin duda, ya me tienes donde me quieres.

Él sonríe y presiona su ingle contra la mía una vez más.

—Buen punto, bien hecho, Sra. Malik —susurra y besa mis labios con rapidez. De repente se mueve y me lleva con él, dándose la vuelta de modo que estoy montándolo a horcajadas. Agarro sus manos, sujetándolas a un lado de su cabeza, e ignoro el dolor de protesta de mi mano. Mi cabello cae en un velo castaño que nos rodea y muevo la cabeza para que los mechones le hagan cosquillas en el rostro. Aparta de golpe su rostro, pero no trata de detenerme.

—¿Así que quieres jugar rudo? —pregunto, rozando mi entrepierna sobre la suya.

Su boca se abre e inhala fuertemente.

—Sí. —Sisea, y lo suelto.

—Espera. —Me estiro para alcanzar el vaso de agua junto a la cama.

Zayn debe haberlo dejado aquí. Está frío y con gas, demasiado frío para haber estado aquí por mucho tiempo, y me pregunto cuándo se fue a la cama.

Mientras tomo un largo trago, Zayn desliza sus dedos en pequeños círculos por mis muslos, dejando la piel hormigueando a su paso antes de acunar y apretar mi trasero desnudo. Mmm.

Tomando una hoja de su impresionante repertorio, me inclino hacia adelante y le doy un beso, derramando agua fría en su boca.

Él bebe.

—Muy deliciosa, Sra. Malik —murmura, luciendo una sonrisa infantil y juguetona.

Después de colocar el vaso sobre la mesilla de noche, me quito sus manos de mi trasero y las sujeto encima de su cabeza una vez más.

—¿Así que se supone que no debo estar dispuesta? —sonrío.

—Sí.

—No soy muy buena actriz.

Él sonríe.

—Prueba.

Me agacho y lo beso castamente.

—Bueno, voy a jugar —le susurro, trazando mis dientes a lo largo de su mandíbula, sintiendo su barba espinosa por debajo de mis dientes y mi lengua.

Zayn hace un bajo sonido sexy en su garganta y se mueve, arrojándome a la cama junto a él. Grito de sorpresa, y entonces se coloca encima de mí, me pongo a luchar a medida que intenta agarrar mis manos. Rudamente, pongo mis manos sobre su pecho, empujando con todas mis fuerzas, tratando de moverlo, mientras se esfuerza por apartar mis piernas con su rodilla.

Yo sigo empujando en su pecho —Por Dios, es pesado— pero él no se inmuta, no se congela como una vez lo hizo. ¡Está disfrutando de esto! Intenta agarrar mis muñecas y finalmente captura una, a pesar de mis valientes intentos de retorcerlas para liberarme. Es mi mano dolorida, por lo que me rindo a él, pero tomo su cabello con la otra mano y tiro con fuerza.

—¡Ay! —Él tira de su cabeza para librarse y baja su mirada hacia mí, sus ojos desorbitados y carnales.

—Salvaje —susurra, su voz mezclada con deleite lascivo.

En respuesta a esta única palabra susurrada, mi libido explota y dejo de actuar. Una vez más me esfuerzo en vano de sacar mi mano de su control.

Al mismo tiempo, trato de juntar mis tobillos e intento tirarlo de arriba de mí. Es demasiado pesado. ¡Agh! Es frustrante y caliente.

Con un gemido, Zayn captura mi otra mano. Sostiene las dos muñecas en su mano izquierda, y su derecha se desplaza sin prisa —casi con insolencia— por mi cuerpo, acariciando y sintiendo a medida que avanza, pellizcando mi pezón por el camino.

Grito en respuesta, el placer adicionándose rápido, fuerte, y caliente desde mi pezón a mi ingle. Hago otro intento infructuoso de sacudírmelo fuera, pero es demasiado para mí.

Cuando trata de besarme aparto la cabeza de golpe a un lado para que no pueda. Inmediatamente sus manos insolentes se mueven desde el dobladillo de mi camiseta hasta mi barbilla, sosteniéndome en el lugar mientras desliza sus dientes a lo largo de mi mandíbula, imitando lo que hice con él antes.

—Oh, nena, pelea conmigo —murmura.

Me giro y retuerzo, tratando de liberarme de su agarre sin piedad, pero no hay esperanza. Él es mucho más fuerte. Está mordiendo suavemente mi labio inferior a medida que su lengua intenta invadir mi boca. Y me doy cuenta de que no quiero resistirme a él. Lo quiero… ahora, como siempre lo hago. Dejo de luchar y fervientemente devuelvo su beso. No me importa que no me haya cepillado los dientes. No me importa que se suponga que debemos estar jugando un juego. El deseo, caliente y duro, surge a través de mi torrente sanguíneo, y estoy perdida. Desengancho mis tobillos, envuelvo mis piernas alrededor de sus caderas y utilizo mis talones para empujar el pijama abajo sobre su trasero.

—Anastasia —suspira, y me besa por todas partes. Y ya no estamos luchando, sino que somos manos, lengua, tacto y gusto, rápido y urgente.

—Desnúdate —murmura con voz ronca, su respiración dificultosa. Me arrastra y tira de mi camiseta en un movimiento rápido.

—Tú —susurro mientras estoy erguida, porque es lo único que se me ocurre decir. Desato la parte delantera de su pijama y la tiro hacia abajo, liberando su erección. Lo agarro y aprieto. Está duro. El aire sale silbando a través de sus dientes mientras inhala fuertemente, y me deleito con su respuesta.

—Mierda —murmura. Él se inclina hacia atrás, levantando mis muslos, inclinándome hacia abajo sobre la cama a medida que tiro de él y aprieto con fuerza, pasando la mano arriba y abajo de él. Sintiendo una gota de humedad en su punta, la arremolino con mi dedo pulgar. Mientras él me baja hacia el colchón, deslizo mi pulgar en mi boca para saborearlo mientras sus manos viajan por mi cuerpo, acariciando mis caderas, mi estómago, mis pechos.

—¿Sabe bien? —pregunta a medida que se cierne sobre mí, sus ojos llameantes.

—Sí. Toma. —Empujo mi pulgar en su boca, y él chupa y muerde el respaldo. Gimo, sujeto su cabeza, y tiro de él hacia mí para poder darle un beso. Envolviendo mis piernas a su alrededor, con los pies le saco el pijama de sus piernas, luego lo envuelvo con mis piernas alrededor de su cintura. Sus labios se arrastran desde el otro lado mi mandíbula a mi mentón, pellizcando suavemente.

—Eres tan hermosa. —Hunde su cabeza más abajo en la base de mi garganta— Esa piel tan hermosa.

Su respiración es suave cuando sus labios se deslizan hacia abajo a mis pechos.

¿Qué? Estoy jadeando, confundida… queriendo, esperando. Pensé que esto iba a ser rápido.

—Zayn. —Escucho la súplica silenciosa en mi voz y lo busco, enterrando mis manos en su cabello.

—Silencio —susurra y rodea mi pezón con su lengua antes de ponerlo en su boca y tirar duro.

—¡Ah! —Gimo y me retuerzo, inclinando mi pelvis hasta tentarlo. Sonríe contra mi piel y vuelve su atención al otro seno.

—¿Impaciente, Sra. Malik? —Entonces chupa duro en mi pezón. Tiro de su cabello. Él gime y se asoma hacia arriba— Te voy amarrar —advierte.

—Tómame —le ruego.

—Todo a su tiempo —murmura contra mi piel. Su mano se desplaza hacia abajo a una velocidad exasperantemente lenta hacia mi cadera mientras trabaja en mi pezón con su boca. Me quejo ruidosamente, mi respiración es corta y superficial, e intento una vez más seducirlo hacia mí, meciéndome contra él. Él está grueso, duro y tan cerca, pero se está tomando su propio tiempo de dulce recreación conmigo.

Lucho y giro, decidida a alejarlo otra vez.

—Qué demo…

Agarrando mis manos, Zayn las clava en la cama, mis brazos abiertos, y descansa todo su peso en mí, sometiéndome completamente. Estoy sin aliento, salvaje.

—Querías resistencia —le digo, jadeando. Él se alza encima de mí y mira hacia abajo, sus manos todavía cerradas en torno a mis muñecas. Pongo mis talones en contra de su trasero y empujo. Él no se mueve. ¡Agh!

—¿No quieres jugar limpio? —pregunta asombrado, sus ojos encendidos con entusiasmo.

—Sólo quiero que me hagas el amor, Zayn.

¿Podría ser más obtuso? En primer lugar estamos luchando y combatiendo luego es todo tierno y dulce. Es confuso. Estoy en la cama con el Sr. Voluble.

—Por favor. —Presiono mis talones contra su parte trasera una vez más.

Ardientes ojos mieles buscan los míos. Oh, ¿en qué está pensando? Él se ve por un momento desconcertado y confundido. Libera mis manos y se sienta sobre sus talones, empujándome hacia su regazo.

—Está bien, Sra. Malik, vamos a hacer esto a tu manera. —Él me levanta y lentamente me baja sobre él de modo que lo monto a horcajadas.

—¡Ah! —Esto es todo. Esto es lo que quiero. Esto es lo que necesito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario