miércoles, 7 de agosto de 2013

Capítulo 75

Me levanto de la silla, llorando copiosamente en mis manos.
Soy interrumpida por el toque tímido en la puerta. Whelan entra, a pesar de no haberlo invitado. Mira a todas partes excepto a mí. Está mortificado.
¡Le llamaste, bastardo! Lo miro llena de odio.

—Tiene carta blanca, Sra. Malik —dice— El Sr. Malik ha accedido a liquidar algunos de sus activos. Dice que puede tomar lo que sea que necesite.

—Sólo necesito cinco millones de dólares —murmuro a través de mis dientes apretados.

—Sí, señora. ¿Está usted bien?

—¿Parece que estoy bien? —replico.

—Perdone, señora. ¿Algo de agua?

Asiento hoscamente. Simplemente acabo de dejar a mi esposo. Bien, Zayn piensa que lo he hecho. Mi subconsciente presiona sus labios. Porque tú le has dicho eso.

—Haré que mi compañera le traiga un poco mientras preparo el dinero. Si puede sólo firmar aquí, señora… y hacer el cheque efectivo y firmar esto, también.

Coloca un formulario en la mesa. Garabateo mi firma a lo largo de la línea de puntos del cheque, después el formulario. Anastasia Malik. Gotas de lágrimas caen sobre el escritorio, fallando por poco el papeleo.

—Tomaré éstas, señora. Nos tomará cerca de media hora preparar el dinero.

Rápidamente compruebo mi reloj. Jack dijo dos horas, eso debería llevarnos a las dos horas. Asiento hacia Whelan, y sale de puntillas de la oficina, dejándome con mi miseria.

Unos momentos, minutos, horas, más tarde, no lo sé, la señorita Sonrisa Hipócrita vuelve a entrar con una jarra de agua y un vaso.

—Sra. Malik—dice suavemente mientras coloca un vaso en el escritorio y lo llena.


—Gracias. —Tomo el vaso y bebo agradecida. Ella sale dejándome con mis desordenados y asustados pensamientos. Arreglaré las cosas con Zayn de alguna forma… si no es demasiado tarde. Al menos está fuera de peligro. Ahora solo tengo que concentrarme en Mia. ¿Suponer que Jack está mintiendo? ¿Suponer que no la tiene? Seguramente debería llamar a la policía.

“No le digas a nadie o la violaré antes de matarla”. No puedo. Vuelvo a sentarme en la silla, sintiendo la presencia tranquilizadora de la pistola de Leila en mi cintura, clavándose en mi espalda. ¿Quién hubiera pensado que alguna vez me sentiría agradecida de que Leila me apuntara con una pistola? Oh, Ray, me alegra tanto que me enseñaras a disparar…
¡Ray! Jadeo. Estará esperando que lo visite esta tarde. Quizás puedo simplemente tirarle el dinero a Jack. Puede correr mientras llevo a Mia a casa. ¡Oh, eso suena absurdo!

Mi BackBerry salta a la vida, Your love is king llena la habitación. ¡Oh, no! ¿Qué quiere Zayn? ¿Retorcer el cuchillo en mis heridas?
“¿Ha sido siempre el dinero?”

Oh, Zayn, ¿cómo puedes pensar eso? El enfado llamea en mis entrañas. Sí, rabia. Eso ayuda. Envío la llamada al buzón de voz. Trataré con mi esposo más tarde.

Hay un toque en la puerta.

—Sra. Malik. —Es Whelan— El dinero está listo.

—Gracias. —Me levanto y la habitación gira momentáneamente. Agarro la silla.

—Sra. Malik, ¿se siente bien?

Asiento y le doy una mirada de “retroceda ahora, señor”. Tomo otra calmante respiración profunda. Tengo que hacer esto. Tengo que hacer esto. Debo salvar a Mia. Tiro el borde de mi sudadera con capucha hacia abajo, ocultando la culata de mi pistola en la parte trasera de mis jeans.
El Sr. Whelan frunce el ceño pero mantiene la puerta abierta, y me impulso hacia adelante con mis piernas temblorosas.

Sawyer está esperando en la entrada, escaneando el área pública. ¡Mierda! Nuestros ojos se encuentran, y me frunce el ceño, midiendo mi reacción. Oh, está furioso. Levanto mi dedo índice en un gesto de “estaré contigo en un minuto”. Asiente y responde una llamada en su teléfono móvil. ¡Mierda! Apuesto a que es Zayn. Me giro abruptamente, casi chocando con Whelan justo detrás de mí, y vuelvo a la pequeña oficina.

—¿Sra. Malik? —Whelan suena confuso mientras me sigue de regreso adentro.

Sawyer podría estropear el plan entero. Levanto la mirada hacia Whelan.

—Hay alguien ahí afuera al que no quiero ver. Alguien siguiéndome.

Los ojos de Whelan se amplían.

—¿Quiere que llame a la policía?

—¡No! —Santo joder, no. ¿Qué voy a hacer? Miro mi reloj. Son casi las tres y cuarto. Jack llamará en un momento. Piensa, Ana, ¡Piensa! Whelan me está mirando con creciente desesperación y desconcierto. Debe pensar que estoy loca. Estás loca, chasquea mi subconsciente— Necesito hacer una llamada. ¿Puede darme algo de privacidad, por favor?

—Desde luego —responde Whelan; agradecido, creo, de dejar la habitación.

Cuando ha cerrado la puerta, llamo al móvil de Mia con dedos temblorosos.

—Bueno, si es mi cheque —responde Jack desdeñosamente.

No tengo tiempo para mierda.

—Tengo un problema.

—Lo sé. Tu seguridad te siguió al banco.

¿Qué?¿Cómo infiernos lo sabe?

—Tienes que perderlo. Tengo un coche esperando en la parte trasera del banco. Un SUV negro, un Dodge. Tienes tres minutos para llegar ahí.

¡El Dodge!


—Puede tomarme más de tres minutos. —Mi corazón sube otra vez a mi garganta.

—Eres lista para ser una puta escarba oro, Malik. Lo has pillado. Y tira tu móvil una vez alcances el vehículo. ¿Lo has captado, perra?

—Sí.

—¡Dilo! —replica.

—Lo he captado.

Cuelga.

¡Mierda! Abro la puerta y encuentro a Whelan afuera esperando pacientemente.

—Señor Whelan, necesitaré algo de ayuda para llevar las bolsas a mi coche. Está aparcado afuera, en la parte trasera del banco. ¿Tiene una salida en la parte trasera?

Frunce el ceño.

—La tenemos, sí. Para el personal.

—¿Podemos ir por ese camino? Puedo evitar la atención indeseada de la puerta.

—Si lo desea, Sra. Malik. Haré que dos empleados la ayuden con las bolsas y dos guardias de seguridad lo supervisen. ¿Si puede seguirme?

—Tengo un favor más que pedirle.

—Por supuesto, señora Malik. 

Dos minutos después mi comitiva y yo estamos en la calle, encaminándonos hacia el Dodge. Sus ventanas han sido tintadas, y no puedo decir quién está al volante. Pero mientras lo alcanzamos, la puerta del conductor se abre, y una mujer vestida de negro con una gorra negra calada hasta su rostro sale con gracia del coche. ¡Elizabeth! Se mueve a la parte trasera del SUV y abre el maletero. Los dos jóvenes empleados del banco que llevan el dinero colocan las pesadas bolsas en la parte de atrás.

—Sra. Malik. —Tiene el descaro de sonreír como si estuviéramos yendo a un paseo amigable.

—Elizabeth —mi saludo es ártico— Que bueno verte fuera del trabajo.

El señor Whelan se aclara la garganta.

—Bien, ha sido una tarde interesante, Sra. Malik —dice. Y me veo forzada a observar las sutilezas sociales de estrechar su mano y agradecerle mientras mi mente se enreda. ¿Elizabeth? ¿Qué infiernos? ¿Por qué está mezclada con Jack? Whelan y su equipo desaparecen de regreso en el banco, dejándome sola con la jefa de personal de AIPS que está envuelta en secuestro, extorsión y muy posiblemente en otros delitos. ¿Por qué?

Elizabeth abre la puerta trasera del pasajero y me acomoda dentro.

—¿Su teléfono, señora Malik? —pregunta, mirándome con recelo. Se lo alcanzo, y ella lo tira en un basurero cercano.

—Eso quitará a los perros de escena —dice con aire de suficiencia.

¿Quién es esta mujer? Elizabeth cierra mi puerta de un portazo y sube al asiento del conductor. Miro ansiosamente detrás de mí mientras entra en el tráfico, hacia el este. Sawyer no está en ningún lugar a la vista.

—Elizabeth, tienes el dinero. Llama a Jack. Dile que deje ir a Mia.

—Creo que quiere agradecértelo en persona.

¡Mierda! La miro atónita en el espejo retrovisor.

Está pálida y un ansioso ceño fruncido estropea su rostro de otro modo encantador.

—¿Por qué haces esto, Elizabeth? Creí que no te gustaba Jack.

Me mira brevemente a través del espejo y veo una fugaz mirada de dolor en sus ojos.

—Anastasia, nos llevaremos bien si mantienes la boca cerrada.

—Pero no puedes hacer esto. Está mal.

—Silencio —dice, pero siento su inquietud.

—¿Tiene él algún tipo de poder sobre ti? —pregunto. Sus ojos se disparan hacia los míos y frena en seco, tirándome hacia adelante con tanta fuerza que golpeo mi rostro contra la cabecera del asiento de adelante.

—He dicho silencio —gruñe—. Y te sugiero que te pongas el cinturón de seguridad.

Y en ese momento sé que lo tiene. Algo tan terrible que ella esté dispuesta a hacer esto por él. Me pregunto brevemente qué podría ser. ¿Robo a la compañía? ¿Algo de su vida privada? ¿Algo sexual? Me estremezco ante el pensamiento. Zayn dijo que ninguna de las asistentes de Jack hablaría. Quizás es la misma historia con todas ellas. Eso es el por qué quería follarme a mí también. La bilis sube a mi garganta con repulsión ante el pensamiento.

Elizabeth se aleja del centro de Seattle y sube hacia las colinas al este. Al poco tiempo estamos conduciendo por las calles residenciales. Atrapo un vistazo de uno de los nombres de las calles: CALLE IRVING SUR. Da la vuelta agudamente en un cruce hacia una calle desierta con un parque de juegos para niños en ruinas a un lado y un gran estacionamiento de hormigón flanqueado por una hilera de bancos y vacíos edificios de ladrillo en el otro. Elizabeth entra en el espacio del estacionamiento y se detiene fuera de la última de las unidades de ladrillo.
Se gira hacia mí.

—Hora del show —murmura. Mi cuero cabelludo pica mientras el miedo y la adrenalina cruzan a través de mi cuerpo.

—No tienes que hacer esto —respondo en un susurro. Su boca se aplana en una línea triste, y sale del coche.

Esto es por Mia. Esto es por Mia. Rápidamente rezo. Por favor haz que esté bien, por favor haz que esté bien.

—Sal —chasquea Elizabeth, tirando para abrir la puerta del pasajero.

Mierda. Mientras desciendo, mis piernas tiemblan tan fuertemente que me pregunto si puedo estar de pie. La fría brisa de la tarde avanzada trae la esencia del otoño que se avecina y el calcáreo olor a polvo de los edificios abandonados.

—Bien, qué tenemos aquí. —Jack sale de una pequeña puerta tapiada del lado izquierdo del edificio. Su cabello está corto. Se ha quitado los pendientes y está vistiendo un traje. ¿Un traje? Deambula hacia mí, rezumando arrogancia y odio. Mi pulso cardíaco se eleva.

—¿Dónde está Mia? —tartamudeo, mi boca está tan seca que difícilmente puedo formar las palabras.

—Primero lo primero, perra —se burla Jack, deteniéndose delante de mí. Prácticamente puedo probar su desprecio— ¿El dinero?

Elizabeth está verificando las bolsas en el maletero.

—Hay un montón de efectivo aquí —dice con sobrecogimiento, abriendo y cerrando la cremallera de cada bolsa.

—¿Y su móvil?

—En la basura.

—Bien —gruñe Jack, y desde alguna parte arremete, pegándome fuertemente en el rostro con el revés de su mano. El feroz golpe sin provocación me lanza al suelo, y mi cabeza rebota con un repugnante ruido sordo contra el hormigón. El dolor explota en mi cabeza, mis ojos se llenan de lágrimas, y mi visión se nubla mientras el shock del impacto resuena, desatando agonía que pulsa a través de mi cráneo.

Lanzo un grito silencioso de sufrimiento por el shock y el terror. Oh no Pequeño Blip. Jack sigue con una rápida patada cruel a mis costillas, y mi respiración sale de mis pulmones por la fuerza del golpe. Apretando mis ojos con fuerza, trato de pelear contra las náuseas y el dolor, trato de pelear por un precioso respiro. Pequeño Blip, Pequeño Blip, oh mi Pequeño Blip…

—¡Esto es por AIPS, tú jodida perra! —grita Jack.

Levanto mis piernas, acurrucándome en una pelota y anticipando el siguiente golpe. No. No. No.

—¡Jack! —chilla Elizabeth— Aquí no. No a plena luz del día, ¡por el amor de Dios!

Hace una pausa.

—¡La perra se lo merece! —Se regodea hacia Elizabeth. Y me da un precioso segundo para estirarme y tirar de la pistola de la cinturilla de mis jeans. Temblorosa, le apunto con el arma, aprieto el gatillo, y disparo. La bala lo golpea justo cerca de la rodilla. Y colapsa en frente de mí, gritando de agonía, sosteniendo su pierna mientras sus dedos se enrojecen con su sangre.

—¡Joder! —grita Jack. Me giro para encarar a Elizabeth, y me está mirando con horror y levantado las manos sobre su cabeza. Se desdibuja… la oscuridad cerrándose sobre ella. Mierda… Está al final de túnel. La oscuridad consumiéndola. Consumiéndome. Desde muy lejos, todo el infierno se desata. Autos frenando… deteniéndose… puertas… gritos… carreras… pasos. La pistola cae de mi mano.

—¡Anastasia! —La voz de Zayn… La voz de Zayn… La voz agonizante de Zayn. Mia… salva a Mia.

—¡Anastasia!

Oscuridad… paz.

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