lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 41.


Mi corazón da un vuelco. ¡Oh mierda! Realmente estoy en problemas. Mi subconsciente me mira fijamente, entonces se encoge de hombros, con su cara de «tú te lo has buscado». ¿Qué debo esperar? Reflexiono si debo llamarlo, pero es tarde y probablemente esté dormido… o paseando. Decido que un rápido mensaje de texto puede ser suficiente.

* TODAVÍA ESTOY EN UNA PIEZA. PASÉ UN RATO AGRADABLE. TE EXTRAÑO. POR FAVOR NO ESTÉS ENFADADO *

Miro fijamente mi BlackBerry, esperando su respuesta, pero está inquietantemente silenciosa. Suspiro.

Prescott se detiene en el exterior del Escala y Sawyer baja para abrirme la puerta. Mientras estamos esperando el ascensor, aprovecho la oportunidad para preguntarle.

—¿A qué hora te llamó Zayn?

Sawyer se ruboriza.

—Aproximadamente a las nueve y media, señora.

—¿Por qué no interrumpiste mi conversación con Kate para que pudiera hablar con él?

—El Sr. Malik me dijo que no lo hiciera.

Frunzo mis labios. El ascensor llega, y subimos en silencio. De repente agradezco que Zayn tenga toda una noche para recuperarse de su ataque de ira, y que esté al otro lado del país. Eso me da algo de tiempo. Por otro lado... lo extraño.

Las puertas al ascensor se abren, y durante una fracción de segundo miro la mesa del vestíbulo.

¿Qué le ha pasado al cuadro?

El jarrón de las flores se encuentra roto en fragmentos por todo el suelo del vestíbulo, agua, flores y trozos de porcelana están diseminados por todas partes y la mesa está volcada. Mi cuero cabelludo hormiguea y Sawyer agarra mi brazo y me tira de nuevo hacia el ascensor.

—Quédese aqui —sisea, sacando una arma. Él da unos pasos en el vestíbulo y desaparece de mi campo de visión.

Me agacho en la parte posterior del ascensor.

—¡Luke! —Oigo a Ryan llamar desde dentro de la gran sala— ¡Código azul!

¿Código azul?

—¿Tienes al delincuente? —Sawyer grita en respuesta— ¡Dios Mío!

Me aplasto contra la pared del ascensor. ¿Qué diablos está sucediendo? La adrenalina se dispara a través de mi cuerpo, y mi corazón salta en mi garganta. Escucho voces suaves y un momento que más tarde Sawyer reaparece en el vestíbulo, de pie sobre el charco de agua. Enfundando su arma.

—Puede entrar, Sra. Malik —dice él suavemente.

—¿Qué está pasando, Luke? —Mi voz es apenas un susurro.

—Hemos tenido un visitante. —Él toma mi codo, y agradezco el apoyo, mis piernas se han convertido en gelatina. Camino con él a través de las puertas dobles abiertas.

Ryan está de pie en la entrada de la gran sala. Un corte por encima de su ojo está sangrando, y hay otro en su boca. Él se ve maltrecho, con su ropa revuelta. Pero lo más chocante es Jack Hyde desplomado a sus pies.
Mi corazón está golpeando y la sangre tamborileando ruidosamente en mis tímpanos; el alcohol fluyendo a través de mi sistema, amplificando el sonido.

—¿Él está…? —jadeo, incapaz de finalizar la oración y mirando con los ojos muy abiertos y aterrorizada a Ryan. Ni siquiera puedo mirar a la figura boca abajo en el suelo.

—No, señora. Sólo inconsciente.

Alivio inundaba a través de mí. Oh, gracias a Dios.

—¿Y tú? —pregunto, mirando a Ryan.

Me doy cuenta de que no se su primer nombre. Él está jadeando como si hubiese corrido una maratón. Limpia la comisura de su boca, removiendo un rastro de sangre y una contusión formándose en su mejilla.

—Ha sido duro de pelar, pero estoy bien Sra. Malik. —Sonríe tranquilizadoramente. Si lo conociera mejor, diría que parecía un poco presumido.

—¿Y Gail? ¿Sra. Jones? —Oh no… ¿ella está bien? ¿Ha sido herida?

—Estoy aquí, Anastasia. —Mirando detrás de mí, ella está en camisón y bata, su cabello suelto, su rostro ceniciento y sus ojos amplios… como los míos, imagino.

—Ryan me despertó. Insistió en que me quedara aquí. —Señaló detrás de ella a la oficina de Taylor— Estoy bien. ¿Tú estás bien?

Asiento enérgicamente y me doy cuenta de que ella probablemente acaba de salir de la habitación del pánico construida contigua a la oficina de Taylor. ¿Quién sabría que la necesitaríamos tan pronto? Zayn había insistido en su instalación poco después de nuestro compromiso… y yo había rodado mis ojos. Ahora, viendo a Gail de pie en el umbral de la puerta, estaba agradecida por su previsión.

Un chirrido desde la puerta en el vestíbulo me distrae. Está colgando de sus bisagras. ¿Qué demonios le ha pasado a eso?

—¿Él estaba solo? —pregunto a Ryan.

—Sí, señora. Usted no estaría parada aquí si no lo estuviera, se lo puedo asegurar. —Ryan suena vagamente ofendido.

—¿Cómo consiguió entrar? —pregunto, ignorando su tono.

—A través del ascensor de servicio. Los tiene bien puestos, señora.

Miré hacia abajo, a la desplomada figura de Jack. Él está usando un uniforme de algún tipo… overol, creo.

—¿Cuándo?

—Hace cerca de diez minutos. Lo atrapé en el monitor de seguridad. Estaba usando guantes… un poco extraño en agosto. Lo reconocí y decidí darle acceso. De esa manera sabía que le tendríamos. Usted no estaba aquí y Gail estaba a salvo, así que me imaginé que era ahora o nunca. —Ryan parecía muy satisfecho consigo mismo una vez más y Sawyer le frunció el ceño en desaprobación.

¿Guantes? El pensamiento me distrae y miro una vez más a Jack. Sí, está usando guantes de cuero marrón. Escalofriante.

—¿Ahora qué? —Trato de despedir las ramificaciones de mi mente.

—Necesitamos asegurarlo —responde Ryan.

—¿Asegurarle?

—En caso de que despierte. —Ryan mira hacia Sawyer.

—¿Qué necesitas? —pregunta la Sra. Jones dando un paso adelante. Ella ha recobrado su compostura.

—Algo para atarlo… cordón o soga —responde Ryan.

Abrazaderas. Me ruborizo mientras los recuerdos de la noche anterior invaden mi mente. Reflexivamente froto mis muñecas y las miro rápidamente. No, ningún moretón. Bien.

—Tengo algo. Abrazaderas. ¿Lo harán?

Todos los ojos giran hacia mí.

—Sí, señora. Perfecto —dice Sawyer, serio e inexpresivo. Quiero que el suelo me trague, pero giro y me dirijo a nuestra habitación. A veces simplemente necesitas no mostrar las cosas. Tal vez es la combinación de miedo y alcohol haciéndome audaz.

Cuando regreso, la Sra. Jones está inspeccionando el desastre en el vestíbulo y la señorita Prescott se ha unido al equipo de seguridad. Le tiendo las abrazaderas a Sawyer, quien lentamente y con innecesario cuidado, ata las manos de Hyde detrás de su espalda. La Sra. Jones desaparece en la cocina y regresa con un kit de primero auxilios. Toma el brazo de Ryan, lo lleva al umbral del gran salón y comienza a ocuparse del corte encima de su ojo. Él se estremece mientras lo frota con una toallita antiséptica. Luego noto la Glock con silenciador en el suelo. ¡Santa mierda! ¿Jack estaba armado? La bilis se eleva en mi garganta y lucho para bajarla.

—No toque Sra. Malik —dice Prescott cuando me doblo para recogerla.

Sawyer emerge de la oficina de Taylor con guantes de látex.

—Me ocuparé de eso Sra. Malik —dice él.

—¿Es suya? —pregunto.

—Sí, señora —dice Ryan, estremeciéndose una vez más por la ayuda de la Sra. Jones. Santa mierda. Ryan peleó con un hombre armado en mi casa. Me estremezco al pensamiento. Sawyer se dobla y cautelosamente recoge la Glock.

—¿Deberías estar haciendo eso? —pregunto.

—El Sr. Malik lo esperaría, señora. —Sawyer desliza el arma en una bolsa plástica con cierre y luego se agacha para darle palmaditas a Jack. Hace una pausa y jala parcialmente un rollo de cinta americana del bolsillo del hombre. Sawyer palidece y empuja la cinta de vuelta en el bolsillo de Hyde.

¿Cinta americana? Mi mente registra ociosamente mientras observo el procedimiento con fascinación y extraña indiferencia. Luego la bilis sube a mi garganta otra vez mientras me doy cuenta de las consecuencias. Rápidamente, las despido de mi cabeza. ¡No vayas ahí, Anastasia!

—¿Deberíamos llamar a la policía? —murmuro, tratando de esconder mi miedo. Quiero a Hyde fuera de mi casa, más pronto que tarde.

Ryan y Sawyer se miran el uno al otro.

—Creo que deberíamos llamar a la policía —digo con mucha más fuerza, preguntándome qué está pasando entre Ryan y Sawyer.

—Sólo he tratado de llamar a Taylor y él no está respondiendo su móvil. Quizás está dormido. —Sawyer revisa su reloj— Son las dos menos cuarto de la mañana en la Costa Este.

Oh, no.

—¿Has llamado a Zayn? —susurro.

—No, señora.

—¿Estabais llamando a Taylor para que os diera instrucciones?

Sawyer se ve momentáneamente avergonzado.


—Sí, señora.

Parte de mí se eriza. Este hombre —miro abajo a Hyde otra vez— ha invadido mi hogar y él necesita ser removido por la policía. Pero mirando a ellos cuatro, a sus ojos ansiosos, decido que debo estar perdiendo algo, así que decido llamar a Zayn. Mi cuero cabelludo pica. Sé que él está molesto conmigo, realmente, realmente molesto conmigo, y flaqueo ante el pensamiento de lo que dirá. Y cuánto se estresará porque no está aquí y no puede estar aquí hasta mañana por la noche. Sé que lo he preocupado lo suficiente esta noche. Quizás no debo llamarlo. Y entonces se me ocurre. Mierda. ¿Qué si hubiera estado aquí? Palidezco al pensamiento. Gracias a Dios que estaba fuera. Quizás no estaré en tantos problemas después de todo.

—¿Él está bien? —pregunto, señalando a Jack.

—Tendrá el cráneo adolorido cuando despierte —dice Ryan, mirando abajo a Jack con desprecio— Pero necesitamos paramédicos aquí para asegurarnos.

Alargo la mano dentro de mi bolso y saco mi BlackBerry y antes de que pueda pensar mucho en la extensión de la ira de Zayn, marco su número.
Va directamente al correo de voz. Él debe haberlo apagado porque está muy enfadado. No puedo pensar en qué decir. Girando, camino por el pasillo un poco, alejándome de todo el mundo.

—Hola. Soy yo. Por favor no te enfades. Hemos tenido un accidente en el apartamento. Pero está todo bajo control, así que no te preocupes. Nadie está herido. Llámame. —Cuelgo.

—Llama a la policía —le digo a Sawyer. Él asiente, saca su teléfono y hace la llamada.

El Oficial Skinner está en una profunda conversación con Ryan en la mesa del comedor. El Oficial Walker está con Sawyer en la oficina de Taylor. No sé dónde está Prescott, tal vez en la oficina de Taylor.
El Detective Clark está ladrándome preguntas mientras nos sentamos en el sofá del gran salón. Él es alto, oscuro y sería atractivo si no fuera por su permanente ceño fruncido. Sospecho que ha sido despertado y arrastrado desde su cama tibia porque el hogar de uno de los más ricos e influyentes hombres de negocios de Seattle ha sido violado.

—¿Él solía ser tu jefe? —pregunta Clark ásperamente.

—Sí.

Estoy cansada, más allá de cansada, y quiero ir a la cama. Todavía no he sabido de Zayn. En el lado positivo, los paramédicos se han llevado a Hyde.

La Sra. Jones nos tiende al Detective Clark y a mí una taza de té.

—Gracias. —Clark se vuelve hacia mí— ¿Y dónde está el Sr. Malik?

—Nueva York. De negocios. Estará de vuelta mañana por la noche, quiero decir esta noche. —Es después de la medianoche.

—Hyde es conocido para nosotros —murmura el Detective Clark— Necesitaré que baje a la estación para hacer una declaración. Pero eso puede esperar. Es tarde y hay un par de reporteros acampando en la acera. ¿Te importa si miro alrededor?

—Por supuesto que no —ofrezco, aliviada de que su interrogatorio haya terminado. Me estremezco ante el pensamiento de los fotógrafos afuera. Bueno, ellos no serán un problema hasta mañana. Me recuerdo a mí misma llamar a mamá y Ray, sólo en caso de que escuchen algo y se preocupen.

—Sra. Malik ¿puedo sugerirle que vaya a la cama? —dice la Sra. Jones, su voz cálida y llena de preocupación.

Mirando a sus ojos cálidos, amables, repentinamente siento una necesidad inmensa de llorar. Ella se estira y frota mi hombro.

—Estamos a salvo ahora —murmura— Todo esto se verá mejor en la mañana una vez que hayas tenido algo de sueño. Y el Sr. Malik estará de vuelta mañana por la noche.

La miro nerviosamente, manteniendo mis lágrimas a raya. Zayn va a estar tan enfadado.

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