lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 4.

—Date la vuelta —susurra, su voz de repente ronca. Lo hago y él jadea.
Estoy vestida con un corsé apretado, color sosa satinado con ligueros, a juego con unas pantys de encaje y medias de seda blanca. Los ojos de Zayn viajan con avidez por mi cuerpo, pero no dice nada. Sólo me mira, sus ojos con deseo.

—¿Te gusta? —Susurro consciente del rubor tímido que inunda mis mejillas.

—Más que eso, nena. Te ves sensacional. Dame —Extiende su mano y la tomo, dando un paso fuera del vestido.

—No te muevas —murmura, y sin despegar sus ojos oscurecidos de mí, recorre con su dedo medio mis pechos, siguiendo la línea del corsé. Mi aliento se vuelve superficial, y él repite la rutina sobre mi pecho una vez más, sus dedos tentadores envían un hormigueo por mi espalda. Él se detiene y hace girar su dedo índice en el aire, indicándome que quiere que dé la vuelta

Por él, ahora mismo, haría cualquier cosa.

—Detente —dice. Estoy frente a la cama, lejos de él. Su brazo rodea mi cintura, tirando de mí contra él y acaricia mi cuello. Suavemente acuna mis senos, jugando con ellos, mientras que sus pulgares hacen círculos sobre mis pezones presionando la tela de mi corsé.

—Mía —susurra.

—Tuya —respiro.

Dejando mis pechos desprovistos, desliza sus manos por mi estómago, por encima de mi vientre y hacia mis muslos, rozando mi sexo con su pulgar. Sofoco un gemido. Sus dedos patinan por cada liga y, con su destreza habitual, desengancha simultáneamente cada una de mis medias. Sus manos viajan alrededor de mi trasero.

—Mía —respira, como sus manos extendidas por mi espalda, las puntas de sus dedos rozando mi sexo.

—Ah.

—Silencio —Sus manos viajan por la parte de atrás de mis muslos, y una vez más, desengancha el liguero.

Inclinándose, retira el cobertor de la cama.
—Siéntate.

Hago lo que me dice, y se arrodilla a mis pies removiendo suavemente cada uno de mis Jimmy Choo blancos de novia. Toma la parte superior de la media la izquierda y poco a poco la retira, recorriendo mi pierna con su pulgar… Oh dios... Repite el proceso con mi otra media.

—Esto es como abrir mis regalos de Navidad. —Me sonríe a través de sus largas y oscuras pestañas.

—Un regalo que ya tenías...

Frunce el ceño en señal de amonestación.

—Oh, no, nena. Esta vez es realmente mío.

—Zayn, he sido tuya desde que dije que sí —Me deslizo hacia adelante, acunando su adorado rostro con mis manos. —Soy tuya. Siempre voy a ser tuya, esposo mío. Ahora, creo que llevas demasiada ropa. —Me inclino para darle un beso y de repente se levanta, besa mis labios y agarra mi cabeza con sus manos, enredando sus dedos en mi pelo.

—Anastasia —jadea— Mi Anastasia. —Sus labios dicen mía una vez más, su lengua invasivamente persuasiva.

—La ropa —le susurro, nuestros alientos se mezclan mientras empujo su chaleco y él se las arregla para sacárselo, liberándome por un momento. Hace una pausa, mirándome, sus ojos amplios, deseando.

—Déjame, por favor —Mi voz es suave y halagadora. Quiero desnudar a mi marido, mi Cincuenta.

Él se sienta sobre sus talones y se inclina hacia adelante. Agarro su corbata, su corbata gris plata, mi favorita, y poco a poco la desato y la saco. Levanta su barbilla permitiéndome desabrochar el botón superior de su camisa blanca y después de desatarlo, me muevo hacia los puños de su camisa. Lleva gemelos de platino, grabados con una A y una Z entrelazadas, mi regalo de bodas para él. Cuando se los quito, los toma de mis manos y los ubica en su puño. Luego besa su puño y los desliza en el bolsillo de sus pantalones.

—Sr. Malik, que romántico.

—Para usted, Sra. Malik, corazones y flores, siempre.

Tomo su mano y mirando hacia arriba a través de mis pestañas, beso su anillo de bodas de platino liso. Él gime y cierra los ojos.

—Anastasia —susurra y mi nombre es una oración.

Llegando hasta el segundo botón de su camisa, y como en reflejo de lo anterior, le planto un beso suave en el pecho, desabrochando cada botón y susurrando entre cada beso—. Tú. Me. Haces. Muy. Feliz. Te. Amo.

Él gime, y en un suave movimiento, abraza mi cintura y me tumba en la cama, siguiéndome. Sus labios me encuentran, sus manos se enroscan alrededor de mi cabeza, abrazándome, sosteniéndome mientras nuestras lenguas llenan de gloria al otro.

De repente Zayn se arrodilla, dejándome sin aliento y con ganas de más.

—Eres tan hermosa... esposa —Desliza sus manos por mis piernas agarrando mi pie izquierdo— Tienes unas piernas tan bonitas. Quiero besar cada milímetro de ellas. Empezando aquí —Aprieta los labios sobre mi dedo gordo del pie y, sus dientes rozan la almohadilla. Todo lo que está al sur de mi cintura convulsiona. Su lengua se desliza por el empeine y sus dientes cosquillean en mis talones, hasta el tobillo. Deposita besos por mi pantorrilla; suaves besos húmedos. Me retuerzo debajo de él.

—Quieta, Sra. Malik—advierte, y de repente me gira sobre mi estómago y continúa el lento viaje de su boca hasta el fondo de mis piernas, hasta mis muslos, el trasero y luego se detiene.

Gimo.

—Por favor...

—Te quiero desnuda —murmura y poco a poco desabrocha el corsé, un gancho a la vez. Cuando finalmente está sobre la cama, fuera de mi, pasa la lengua a lo largo de toda mi columna vertebral.

—Zayn, por favor.

—¿Qué quiere, Sra. Malik? —Sus palabras son suaves y muy cerca de mi oído. Está casi tendido en encima de mí... Puedo sentirlo más allá de mí.

—A ti.

—Y yo a ti, mi amor, mi vida...— Susurra y antes de darme cuenta, me ha puesto de un tirón sobre mi espalda. Se pone de pie con rapidez y en un eficiente movimiento, se deshace de sus pantalones y sus bóxer, quedando gloriosamente desnudo avecinándose, preparado sobre mí. La pequeña cabina es eclipsada por su deslumbrante belleza, su deseo y su necesidad de mí. Se inclina y despega mis bragas mirándome.

—Mía —vocaliza.

—Por favor —le ruego y él sonríe... una lujuriosa, mala y tentadora sonrisa Cincuenta.

Se mete de nuevo en la cama y deja besos por mi pierna derecha esta vez... hasta llegar al vértice de mis muslos. Empuja las piernas separándolas más.

—Ah... esposa mía —murmura y a continuación su boca está sobre mí.

Cierro los ojos y me entrego a su “oh tan hábil lengua”. Mi mano agarra su cabello mientras mis caderas se mueven en un vaivén, esclavas de su ritmo, fuera de la pequeña cama. Él toma mis caderas deteniéndome… pero no detiene la deliciosa tortura. Estoy cerca, tan cerca.

—Zayn —gimo.

—Todavía no —jadea y mueve mi cuerpo, su lengua sumergiéndose en mi ombligo.

— ¡No! — ¡Maldita sea! Siento su sonrisa contra mi vientre, mientras continúa su viaje hacia el norte.

—Que impaciente, Sra. Malik. Tenemos hasta que aterricemos en la Isla Esmeralda —Reverentemente besa mis pechos y pellizca mi pezón izquierdo con los labios. Mirándome, sus ojos son oscuros, como una tormenta tropical mientras se burla de mí.

Oh Dios... Me había olvidado. Europa.

—Esposo. Te deseo. Por favor.

Se asoma por encima de mí, su cuerpo cubriendo el mío, apoyando su peso sobre los codos. Dirige su nariz hasta la mía y yo paso mis manos por su fuerte y flexible espalda hasta su buen, buen trasero.
—Sra. Malik... esposa. Estamos aquí para satisfacerla —sus labios me rozan—. Te amo.

—Yo también te amo.

—Ojos abiertos. Quiero verte.

—Zayn... ah... —grito, mientras que poco a poco se hunde en mí.

—Anastasia, oh Anastasia —jadea y comienza a moverse.

*Fin Flashback*


—¡¿Qué diablos crees que estás haciendo?!

Grita Zayn, despertándome de mi muy agradable sueño. Está de pie todo mojado y hermoso al final mi tumbona y mirándome hacia abajo.

¿Qué he hecho? ¡Oh, no...! ¡Estoy boca arriba...! Mierda, mierda, mierda y él está molesto. Mierda.

Él está realmente molesto.

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