lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 2.

—Realmente eres muy hermosa. Soy un hombre afortunado —murmura mientras sus dedos se deslizan sobre mis pechos, esparciendo la loción.

—Sí, lo es, Sr. Malik —Lo miro tímidamente a través de mis pestañas.

—La modestia la convierte, Sra. Malik. Dese la vuelta. Quiero cubrir su espalda.

Sonriente, me doy la vuelta y él deshace la correa posterior de mi bikini horriblemente caro.

—¿Cómo se sentiría si estuviese topless como las otras mujeres en la playa? —pregunto.

—Enfadado —dice sin dudarlo— No estoy muy contento de que esté tan poco vestida en este momento —él se inclina y susurra en mi oído— No presione su suerte.

—¿Es un reto, Sr. Malik?

—No. Es una declaración de hecho, Sra. Malik.

Suspiro y me sacudo la cabeza. ¡Oh, Zayn!... mi posesivo, celoso y loco controlador Zayn.

Cuando termina, golpea mi trasero.

—Ya está, señorita.

Su siempre presente, siempre activa BlackBerry vibra. Frunzo el ceño y él sonríe.

—Sólo mis ojos, Sra. Malik. —Levanta una ceja con una juguetona advertencia, me da una nalgada una vez más y se recuesta de nuevo en su tumbona para tomar la llamada.

Mi diosa interior ronronea. Tal vez esta noche podría hacer algún tipo de show sólo para sus ojos. Ella sonríe a sabiendas, arqueando una ceja. Yo sonrío ante el pensamiento y me entrego de nuevo a mi siesta vespertina.

—¿Mam'selle? Un Perrier pour moi, una Coca-Cola light pour ma femme, s'il vous plait. Et quelque chose a manges… laissez-moi voir la carte.


Mmm... Zayn hablando con fluidez el francés me despierta. Mis pestañas aletean ante el resplandor del sol y me encuentro a Zayn observándome, mientras que una uniformada joven mujer se aleja, con su bandeja en el aire, su cola de caballo rubia alta oscilando provocativamente.

—¿Tienes sed? —pregunta.

—Sí —murmuro, soñolienta.

—Podría verte todo el día. ¿Cansada?

Me sonrojo.

—No pude dormir mucho anoche.

—Yo tampoco —Él sonríe, deja su Blackberry, y se levanta. Sus pantalones cortos caen un poco y cuelgan... de esa manera que hace que su traje de baño se haga visible debajo. Zayn se quita los shorts, dando un paso fuera de sus chanclas. Pierdo el hilo de mis pensamientos.

—Ven a nadar conmigo —Extiende su mano, mientras miro hacia él, aturdida— ¿Nadas? —pregunta de nuevo, ladeando la cabeza hacia un lado, con una expresión divertida en su rostro. Cuando no respondo, mueve la cabeza lentamente.

—Creo que necesitas una llamada para despertarte —De repente, se echa encima de mí y me eleva en sus brazos mientras grito, más de sorpresa que de alarma.

—¡Zayn! ¡Bájame! —chillo.

Él se ríe.

—Sólo en el mar, nena.

Varios bañistas en la playa miran con ese desconcertado desinterés tan típico, que ahora me doy cuenta, tienen los franceses, mientras Zayn me lleva al mar, riendo y meciéndome.

Junto mis brazos alrededor de su cuello.

—No lo harás —digo sin aliento, tratando de ahogar mi risa.

Él sonríe.

—Oh, Anastasia, cariño, ¿no has aprendido nada en el poco tiempo que nos conocemos?

Él me besa, y aprovecho mi oportunidad de correr mis dedos por el pelo, agarrando dos puñados y le respondo el beso invadiendo su boca con mi lengua. Él inhala fuertemente y se inclina hacia atrás con los ojos ahumados, pero cuidadosos.

—Conozco tus juegos —susurra y poco a poco se hunde en el agua fresca y clara, llevándome con él mientras sus labios me encuentran una vez más. El frío del Mediterráneo se me olvida pronto mientras me envuelvo alrededor de mi marido.

—Creí que querías nadar —me quejo contra su boca.

—Eres demasiada distracción —Zayn roza mi labio inferior con sus dientes—. Pero no estoy seguro de que quiera que la buena gente de Monte Carlo vea a mi esposa en la agonía de la pasión.

Muevo mis dientes a lo largo de su mandíbula, la barba de su garganta cosquillea contra mi lengua, sin importarme ni un centavo la buena gente de Monte Carlo.

—Anastasia —se queja. Envuelve mi cola de caballo alrededor de su muñeca y tira suavemente, inclinando mi cabeza hacia atrás, exponiendo mi garganta. Hace un camino de besos desde mi oreja hacia mi cuello.

—¿Quieres que te tome en el mar? —respira.

—Sí —le susurro.

Zayn se aleja y mira hacia mí, sus ojos calientes, con ganas, y divertido.

—Sra. Malik, es insaciable y abrasadora. ¿Qué clase de monstruo he creado?

—Un monstruo que encaja contigo. ¿Me tomarías de otra manera?

—Te tomaría de cualquier manera posible, sabes eso. Pero no ahora. No con audiencia.

Él mueve la cabeza hacia la orilla.

¿Qué?

Efectivamente, muchos de los que toman el sol en la playa han abandonado su indiferencia y nos observan ahora con interés. De repente, Zayn me agarra por la cintura y me lanza al aire, dejándome caer en el agua y se hunde debajo de las olas hacia la suave arena de abajo. Yo salgo a la superficie, tosiendo, escupiendo y riendo.

—¡Zayn! —lo regaño, mirándolo. Pensé que íbamos a hacer el amor en el mar... y él apunta otra cosa primero. Se muerde el labio inferior para sofocar su diversión. Yo lo salpico y me salpica de regreso.

—Tenemos toda la noche —dice, sonriendo como un tonto— Nos vemos, nena —él se sumerge bajo el mar y sale a tres pies de distancia de mí, luego, en una ágil, fluida voltereta, nada lejos de la orilla, lejos de mí.

¡Oh! ¡Cincuenta juguetón y seductor! Protejo mis ojos del sol mientras lo veo irse. Él es tan burlón... ¿Qué puedo hacer para recuperarlo? Mientras nado de regreso a la orilla, contemplo mis opciones.

En las hamacas, nuestras bebidas han llegado así que tomo un sorbo de la Coca-Cola. Zayn es un punto débil en la distancia.

Mmm... Me acuesto boca abajo y, buscando a tientas las correas, halo mi bikini y lo saco dejándolo casualmente en la tumbona desocupada de Zayn. Allí... mira cuan abrasadora puedo ser, Sr. Malik… Pon esto en tu pipa y fuma. Cierro los ojos y dejo que el sol caliente mi piel... caliente mis huesos, y yo me alejo en su calor, pasando mis pensamientos al día de la boda.
*Flashback*

—Puede besar a la novia —anuncia el reverendo Walsh.

Miro a mi marido.

—Finalmente, eres mía —susurra y tira de mí en sus brazos y me besa castamente en los labios.

Estoy casada. Soy la señora de Zayn Malik. Tengo vértigo de alegría.

—Te ves hermosa, Anastasia —murmura, y sonríe, sus ojos brillaban con amor... y algo más oscuro, algo caliente—. No dejes que nadie que no sea yo te quite ese vestido, ¿entiendes? —Su sonrisa se calienta un centenar de grados, mientras las yemas de sus dedos se arrastran por mi mejilla, encendiendo mi sangre.

Santa mierda... ¿Cómo hace esto, incluso ahora con todas estas personas mirando?

Asiento con la cabeza en silencio. Por Dios, espero que nadie pueda oírnos.

Por suerte, el reverendo Walsh ha dado un paso discretamente hacia atrás. Echo un vistazo a la multitud reunida en la capilla de bodas... Mi madre, Ray, Bob, y Los Malik están aplaudiendo; incluso, Kate, mi dama de honor, que se ve impresionante en ese color rosa pálido al lado del padrino de Zayn, su hermano Elliot. ¿Quién diría que hasta Elliot podría verse tan bien? Todos llevan enormes, radiantes sonrisas, excepto Grace, que llora con gracia en un delicado pañuelo blanco.

—¿Lista para la fiesta, Sra. Malik? —Murmura Zayn, dándome su sonrisa tímida. Me derrito.

Él luce divino en un esmoquin negro sencillo con chaleco plateado y corbata. Es tan... apuesto.

—Tan lista como puedo estar. —Sonrío, una sonrisa totalmente tonta en mi cara.

Más tarde, la fiesta de la boda está en pleno apogeo...

Carrick y Grace han ido a la ciudad. Tienen la carpa instalada de nuevo y muy bien decorada en color rosa pálido, plata y marfil, con sus lados abiertos, de frente a la bahía. Hemos sido bendecidos con un buen clima y el sol de final de la tarde brilla sobre el agua. Hay una pista de baile en un extremo de la carpa, un abundante buffet en el otro.

Ray y mi madre están bailando y riendo juntos. Me siento agridulce al verlos juntos, espero que Zayn y yo duremos más tiempo. No sé qué haría si él me dejase. Matrimonio precipitado, arrepentimiento libre. La vista me hiere.

Kate está a mi lado, luciendo tan bella en su vestido de seda largo. Ella me mira y frunce el ceño.

—Oye, este se supone que es el día más feliz de tu vida —regaña.

—Lo es —le susurro.

—Oh, Anastasia, ¿qué pasa? ¿Estás mirando a tu madre y Ray?

Asiento con la cabeza tristemente.

—Ellos están felices.

—Felizmente separados.

—¿Estás teniendo dudas? —me pregunta Kate, alarmada.

—No, en absoluto. Es sólo... Lo amo demasiado —me congelo, incapaz de articular mis temores.

—Anastasia, es obvio que te adora. Sé que tuvieron un inicio poco convencional para su relación, pero puedo ver lo feliz que ambos han sido este último mes —sujeta mis manos, apretándolas—. Además, es demasiado tarde —añade con una sonrisa.

Sonrío. La confianza de Kate señala lo obvio. Ella me arrastra en un abrazo especial de Katherine Kavanagh— Anastasia, estarás bien. Y si te lastima un sólo cabello de tu cabeza, tendrá que responder ante mí.

Liberándome, ella le sonríe a quien sea que está detrás de mí.

—Hola, cariño —Zayn pone sus brazos a mi alrededor, sorprendiéndome y besándome en la sien—. Kate —reconoce. Todavía está frío con ella, incluso después de seis semanas.

—Hola de nuevo, Zayn. Me voy a buscar a tu padrino, quien también pasa a ser mi mejor hombre.

Con una sonrisa para los dos, se dirige hacia Elliot, quien está bebiendo con su hermano Ethan y nuestro amigo, Justin.

—Es hora de irnos —murmura Zayn.

—¿Ya? Esta es la primera fiesta en la que he estado en la que no me importa ser el centro de la atención. —Me giro en sus brazos para mirarlo de frente.

—Lo mereces. Estás despampanante, Anastasia.

—Tú también.

Él sonríe, su expresión cálida.

—Este hermoso vestido te sienta bien.

—¿Esta cosa vieja? —Me ruborizo con timidez y tiro del fino tirante de encaje del sencillo vestido de boda diseñado para mí por la madre de Kate. Me encanta que el encaje esté justo al lado del hombro recatado, pero atractivo, espero.

Se inclina y me besa.

—Vámonos. No quiero compartirte con todas estas personas por más tiempo.

—¿Podemos dejar nuestra propia boda?

—Nena, es nuestra fiesta y podemos hacer lo que queramos. Tenemos que cortar la tarta. Y ahora mismo, me gustaría llevarte lejos y tenerte toda para mí.

Me río.

—Me tiene para toda la vida, Sr. Malik.

—Estoy muy contento de escuchar eso, Sra. Malik.

—¡Oh, allí están los dos! Estos tortolitos.

Gimo dentro de mi… la madre de Grace nos ha encontrado.

—Zayn, querido ¿un baile más con tu abuela?

Zayn frunce sus labios.

—Por supuesto, abuela.

—Y tú, bella Anastasia, ve y haz feliz a un viejo, baila con Theo.

—¿Theo, el Sr. Trevelyan?

—El abuelo Trevelyan. Y creo que me puedes llamar abuela. Ahora, ustedes dos seriamente necesitan comenzar a trabajar en mis bisnietos. No voy a durar mucho más tiempo —Nos da una sonrisa boba.

Zayn parpadea ante ella horrorizado.

—Ven, abuela —dice apresurándose a tomarle la mano y llevándola a la pista de baile. Me mira de nuevo, prácticamente haciendo pucheros, y rueda sus ojos— Nos vemos, nena.
Mientras camino hacia el abuelo Trevelyan, Justin me aborda.

—No voy a invitarte a bailar otra vez. Creo que he monopolizado mucho de tu tiempo de baile… estoy feliz de verte feliz, pero en serio, Anastasia. Estaré allí si me necesitas

—Gracias Justin. Eres un buen amigo.

—Lo digo en serio —Sus ojos oscuros brillan con sinceridad.

—Sé que sí. Gracias, Justin. Ahora, si me permites, tengo una cita con un viejo.

Él frunce el ceño confuso.

—El abuelo de Zayn —aclaro.

Sonríe.


—Buena suerte con eso, Anastasia. Bueno suerte con todo.

—Gracias, Justin.

Después de mi baile con el siempre encantador abuelo de Zayn, me detengo frente a las puertas francesas, viendo el sol hundirse lentamente en Seattle, lanzando sombras anaranjado brillante y aguamarina sobre la bahía.

—Vamos —urge Zayn.

—Me tengo que cambiar —Agarro su mano, empujándolo a través de las puertas francesas hacia arriba conmigo. Frunce el ceño, sin comprender y tira suavemente mi mano, deteniéndome.

—Pensé que querías ser el que me quitara este vestido —explico. Sus ojos se iluminan.

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