miércoles, 7 de agosto de 2013

Capítulo 80

Después de vestirme con pantalones de chándal y una camiseta, me siento entre las piernas de Zayn mientras él seca mi cabello.

—Así que, ¿Clark te dijo otra cosa, mientras estaba inconsciente?

—No que yo recuerde.

—Escuché algunas conversaciones.

El cepillo se detiene en mi cabello.

—¿En serio? —pregunta, su tono es indiferente.

—Sí. Mi padre, tu padre, el detective Clark... tu madre.

—¿Y Kate?

—¿Kate estaba allí?

—Por poco tiempo, sí. También está enfadada contigo.

Me giro en su regazo.

—Detente con la basura de todo el mundo está enfadado con Anastasia, ¿de acuerdo?

—Sólo te digo la verdad —dice Zayn, desconcertado por mi arrebato.

—Sí, fue imprudente, pero lo sabes, tu hermana estaba en peligro.

Su cara decae.


—Sí. Lo estaba. —Apagando el secador de pelo, lo pone en la cama junto a él. Agarra mi barbilla.

—Gracias —dice, sorprendiéndome—, pero no más imprudencias. Porque la próxima vez, voy a azotarte hasta que me canse.

Jadeo.

—¡No lo harías!

—Lo haría. —Está serio. Santo cielo. Muy en serio— Tengo el permiso de tu padrastro.

Él sonríe. ¡Me está tomando el pelo! ¿O no? Me lanzo hacia él y se retuerce para que yo caiga en la cama y en sus brazos. Mientras aterrizo, el dolor de mis costillas brota a través de mí y doy un respingón.

Zayn palidece.

—¡Compórtate! —me amonesta y por un momento está enfadado.

—Lo siento —murmuro y acaricio su mejilla.

Me acaricia la mano y la besa con cuidado.

—Honestamente, Anastasia, de verdad no tienes ningún respeto por tu propia seguridad. —Levanta el dobladillo de mi remera y apoya sus dedos en mi vientre. Dejo de respirar— Ya no eres sólo tú —susurra, arrastrando la yema de sus dedos alrededor de la línea de mi cintura, acariciando mi piel.

El deseo explota inesperado, caliente y pesado en mi sangre. Jadeo y Zayn se tensa, deteniendo sus dedos y mirándome. Mueve su mano hacia arriba y coloca un mechón de pelo detrás de mí oreja.

—No —susurra.

¿Qué?

—No me mires así. He visto los moretones. Y la respuesta es no. —Su voz es firme y besa mi frente.

Me retuerzo.

—Zayn —lloriqueo.

—No. Métete en la cama. —Se sienta.

—¿Cama?

—Necesitas descansar.

—Te necesito a ti.

Cierra sus ojos y sacude su cabeza como si fuera un gran esfuerzo resistirse. Cuando los abre de nuevo, brillan con resolución.

—Sólo haz lo que se te dice, Anastasia.

Me tienta sacarme toda la ropa, pero entonces recuerdo todos mis moretones y sé que no ganaré de esa manera.
De mala forma, asiento.

—Está bien. —Deliberadamente le doy un puchero exagerado.

Sonríe, divertido.

—Te traeré algo para almorzar.

—¿Vas a cocinar? —casi me desplomo.

Él tiene la gracia de reír.

—Voy a calentar algo. La Sra. Jones ha estado ocupada.

—Zayn, yo lo haré. Estoy bien. Demonios, quiero sexo... ciertamente puedo cocinar. —Me siento torpemente, tratando de esconder el estremecimiento por mis costillas resentidas.

—¡Cama! —Los ojos de Zayn destellan y señala la almohada.

—Ven conmigo —murmuro, deseando estar usando algo un poco más atractivo que pantalones deportivos y una remera.

—Anastasia, métete en la cama. Ahora.

Frunzo el ceño, me pongo de pie y dejo que mis pantalones se caigan al piso sin ceremonias, mirándolo todo el tiempo. Su boca se tuerce con humor mientras tira de vuelta el edredón.

—Oíste a la Dra. Singh. Ella dijo reposo. —Su voz es apacible. Me deslizo en la cama y cruzo mis brazos con frustración— Quieta —dice, claramente disfrutando.

Mi ceño se profundiza.



La sopa de pollo de la Sra. Jones es, sin duda, uno de mis platos favoritos. Zayn come conmigo, sentado en el medio de la cama con las piernas cruzadas.

—Eso estaba muy caliente.

Sonrío y él sonríe. Estoy llena y soñolienta. ¿Ese era su plan?

—Pareces cansada. —Recoge mi bandeja.

—Lo estoy.

—Bien. Duerme. —Me besa— Tengo un poco de trabajo que necesito hacer. Lo haré aquí si eso está bien para ti.

Asiento... luchando una batalla perdida con mis párpados. No sabía que el caldo de pollo podía ser tan agotador.

Es el crepúsculo cuando me despierto. Luces rosa pálido inundan el cuarto. Zayn está sentado en el sillón, mirándome, sus ojos mieles luminosos en la luz natural. Tiene unos papeles. Su cara está blanca.
¡Mierda!

—¿Qué está mal? —pregunto inmediatamente, sentándome e ignorando las protestas de mis costillas.

—Welch acaba de irse.

Oh, mierda.

—¿Y?

—Viví con el maldito —susurra.

—¿Viviste? ¿Con Jack?

Él asiente, sus ojos grandes.

—¿Están relacionados?

—No, por Dios, no.

Me arrastro y aparto el edredón, invitándolo a la cama a mi lado y para mi sorpresa no duda. Patea lejos sus zapatos y se desliza a mi lado. Envolviendo un brazo a mí alrededor, se enrosca, descansando su cabeza en mi pecho. Estoy atónita. ¿Qué es esto?

—No entiendo —murmuro, deslizando mis dedos por su cabello y mirándolo. Zayn cierra sus ojos y frunce el ceño como si se esforzara por recordar.

—Después de que me encontraran con la puta drogadicta, antes de ir a vivir con Carrick y Grace, estuve al cuidado del Estado de Michigan. Viví en una casa de acogida. Pero no puedo recordar nada sobre aquel tiempo.

Mi mente se tambalea. ¿Una casa de acogida? Esto es nuevo para nosotros.

—¿Por cuánto tiempo? —susurro.

—Dos meses más o menos. No tengo recuerdos.

—¿Has hablado de ello con tu madre y tu padre?

—No.

—Quizás deberías. Tal vez ellos puedan llenar los espacios en blanco.

Me abraza fuerte.


—Toma. —Me entrega los papeles, que resultan ser dos fotografías. Me estiro y enciendo la luz de al lado para poder examinarlas en detalle. La primera es de una casa en mal estado con una puerta amarilla y una gran ventana en la azotea. Tiene un pórtico y un pequeño jardín delantero. Es una casa mediocre.

La segunda foto es de una familia, a primera vista, una familia ordinaria de clase obrera, un hombre, su esposa, creo, y sus hijos. Los dos adultos están vestidos con desaliñadas y desteñidas remeras azules. Deben estar por sus cuarenta. La mujer tiene pelo largo y rubio con una raya y el hombre el pelo rapado, pero los dos están sonriendo cálidamente a la cámara. El hombre tiene su mano sobre una malhumorada adolescente. Miro a cada uno de los chicos: dos chicos, mellizos idénticos de alrededor de 12 años, los dos con el cabello color arena, sonriendo a la cámara; hay otro chico, que es más pequeño, frunciendo el ceño; y oculto detrás de él, un pequeño chico con cabello claro y ojos mieles. Ojos grandes y asustados, vestido en ropas sin combinar y agarrando una manta sucia.

Maldición.

—Éste eres tú —susurro, mi corazón sacudiéndose en mi garganta. Sé que Zayn tenía cuatro años cuando su madre murió. Pero este chico lucía mucho más joven. Debe haber estado severamente desnutrido. Reprimo un sollozo mientras las lágrimas surgen en mis ojos.

Oh, mi dulce Cincuenta.

Zayn asiente.

—Ese soy yo.

—¿Welch trajo estas fotos?

—Sí, no recuerdo nada de esto. —Su voz es neutra y sin vida.

—¿No recuerdas haber estado con padres adoptivos? ¿Por qué deberías? Zayn, fue hace mucho tiempo. ¿Es esto lo que te está preocupando?

—Recuerdo otras cosas, antes y después. Cuando conocí a mi madre y mi padre. Pero esto... Es como si hubiera un gran abismo.

Mi corazón se retuerce y nace la comprensión. A mi querido loco del control le gusta tenerlo todo en su lugar y ahora ha descubierto que le falta parte del rompecabezas.

—¿Está Jack en esta foto?

—Sí, el chico mayor. —Los ojos de Zayn todavía están cerrados con fuerza y se aferra a mí como si fuera una balsa salvavidas. Deslicé mis dedos a través de su cabello mientras observaba al chico mayor que está mirando, desafiante y arrogante, a la cámara. Puedo ver que es Jack. Pero sólo es un chico, un triste chico de ocho o nueve años, escondiendo su miedo detrás de su hostilidad. Un pensamiento se me ocurre.

—Cuando Jack me llamó para decirme que tenía a Mia, dijo que si las cosas hubieran sido diferentes, podría haber sido él.

Zayn cierra sus ojos y se encoge.

—¡Ese maldito!

—¿Crees que hizo todo esto porque los Malik te adoptaron a ti en vez de a él?

—¿Quién sabe? —El tono de Zayn es amargo— No doy una mierda por él.

—Quizá sabía que nos estábamos viendo cuando fui a esa entrevista de trabajo. Tal vez planeó seducirme todo el tiempo. —La bilis sube por mi garganta.

—No lo creo —murmura Zayn, sus ojos ahora abiertos—, las investigaciones que hizo sobre mi familia no empezaron sino como una semana después de que empezaras a trabajar en AIPS. Barney sabe las fechas exactas. Y, Anastasia, él tuvo relaciones sexuales con todas sus ayudantes y las grabó. —Zayn cierra sus ojos y aprieta su agarre una vez más.

Suprimiendo el temblor que me recorría, traté de recordar mis muchas conversaciones con Jack cuando empecé en AIPS. En el fondo sabía que él era malo, aun ignorando todos mis instintos. Zayn tiene razón, no tengo consideración por mi propia seguridad. Recuerdo la discusión que tuvimos sobre ir a Nueva york con Jack. Diablos... podría haber terminado en algún vergonzoso video sexual. El pensamiento es nauseabundo. Y en ese momento es cuando recuerdo las fotografías que Zayn tenía de sus sumisas.

Oh, mierda. Estamos cortados con la misma tijera. No, Zayn, no lo estás, no eres nada como él. Todavía está enroscado a mi alrededor como un niño pequeño.

—Zayn, creo que deberías hablar con tus padres. —Me niego a moverlo, me muevo y me giro en la cama hasta que estamos cara a cara.

Una mirada miel desconcertada se encuentra con la mía, recordándome al chico en la fotografía.

—Déjame llamarlos —susurro. Él sacude su cabeza— Por favor. —ruego.

Zayn me mira, el dolor y la duda reflejados en sus ojos cuando considera mi pedido. Oh, Zayn, ¡por favor!

—Yo los llamaré —susurra.

—Bien. Podemos ir y verlos juntos o puedes ir tú. Lo que prefieras.

—No. Ellos pueden venir aquí.

—¿Por qué?

—No quiero que tú vayas a ningún lado.

—Zayn, es sólo un viaje en coche.

—No. —Su voz es firme pero me da una sonrisa irónica— De todas maneras, es sábado por la noche, probablemente están en alguna función.

—Llámalos. Estas noticias obviamente te han disgustado. Tal vez ellos sean capaces de darte alguna luz. —Miro la alarma. Son casi las siete de la tarde. Me mira sin inmutarse por un momento.

—Está bien —dice como si le hubiera propuesto un reto. Sentándose, agarra el teléfono de al lado de la cama.

Envuelvo mi brazo a su alrededor y descanso mi cabeza en su espalda mientras hace la llamada.

—¿Papá? —Registro su sorpresa de que Carrick contestara el teléfono— Anastasia está bien. Estamos en casa. Welch acaba de irse. Encontró la conexión... la casa de acogida en Detroit... no recuerdo nada de eso. —La voz de Zayn es casi inaudible cuando murmura la última oración. Mi corazón se contrae una vez más. Lo abrazo y él aprieta mi brazo.

—Sí... ¿Lo harán?... Genial. —Cuelga— Están en camino. —Suena sorprendido y me doy cuenta de que probablemente nunca les ha pedido ayuda.

—Bien. Debería vestirme.

El brazo de Zayn se aprieta a mi alrededor.

—No vayas.

—Está bien. —Me acurruco otra vez a su lado, atontada por el hecho de que me hubiera contado un montón de cosas sobre él... completamente por su voluntad.

Cuando estamos en el umbral de la gran sala, Grace me envuelve con cuidado entre sus brazos.

—Ana, Ana, Anastasia querida —susurra— Salvando a dos de mis hijos. ¿Cómo puedo agradecértelo alguna vez?

Me sonrojo, tocada y avergonzada en igual medida por sus palabras. Carrick también me abraza, besando mi frente.
Luego Mia me agarra, aplastando mis costillas. Me estremezco y jadeo, pero ella no lo nota.

—Gracias por salvarme de aquel idiota.

Zayn le frunce el ceño.

—¡Mia! ¡Cuidado! Está adolorida.

—¡Oh! Lo siento.

—Estoy bien —murmuro, aliviada cuando me libera.

Ella luce bien. Vestida impecablemente en unos jeans apretados y una blusa rosa pálida con volados. Me alegro de estar usando mi cómodo vestido de envolvente y sandalias planas. Al menos luzco razonablemente presentable.

Corriendo hacia Zayn, Mia envuelve su brazo alrededor de su cintura.
Sin decir nada, él le da la foto a Grace. Ella jadea, su mano vuela a su boca para contener la emoción cuando reconoce instantáneamente a Zayn. Carrick envuelve su brazo alrededor de los hombros de ella mientras él también la examina.

—Oh, querido. —Grace acaricia la mejilla de Zayn.

Taylor aparece.

—¿Sr. Malik? La Srta. Kavanagh, el hermano de ella y su hermano están llegando, señor.

Zayn frunce el ceño.

—Gracias, Taylor—murmura, perplejo.

—Llame a Elliot y le dije que veníamos —sonríe Mia—, es una fiesta de bienvenida.

Le echo un vistazo comprensivo a mi marido cuando Grace y Carrick miran a Mia con exasperación.

—Mejor consigamos algo para comer—declaro— Mia ¿me echarías una mano?

—Oh, me encantaría.

La llevo a la cocina mientras Zayn guía a sus padres a su estudio.
Kate está enfurecida con justificada indignación dirigida hacia mí, hacia Zayn pero sobre todo hacia Jack y Elizabeth.

—¿En qué estabas pensando, Anastasia? —grita cuando me confronta en la cocina, causando que todos los ojos en el cuarto se giren y miren.

—Kate, por favor. ¡He recibido el mismo discurso de todos! —replico. Ella me mira y por un momento creo que voy a ser objeto de un sermón sobre cómo-no-sucumbir-ante-secuestradores de Katherine Kavanagh, pero en cambio me abraza.

—Mierda... a veces no tienes el cerebro con el que naciste, Steele —susurra. Y besa mi mejilla, hay lágrimas en sus ojos. ¡Kate!— He estado tan preocupada por ti.

—No llores. Me harás llorar.

Se aparta y seca sus ojos, avergonzada, luego respira hondo y se compone.

—Por un lado más positivo, hemos puesto fecha para nuestra boda. Pensamos en el próximo mayo. Y por supuesto quiero que tú seas mi madrina de honor.

—Oh... Kate... Wow. ¡Felicidades! —Mierda... Pequeño Blip... ¡Junior!

—¿Qué es? —pregunta, malinterpretando mi alarma.

—Um... sólo estoy tan feliz por ti. Algunas buenas noticias para variar.

La envuelvo en mis brazos y la abrazo. Mierda. ¿Para cuándo está previsto que nazca Blip? Calculo mentalmente la fecha. La Dra. Greene dijo que estaba de cuatro o cinco semanas. Entonces... ¿en algún momento en mayo? Mierda.

Elliot me da una copa de champagne. 

Zayn sale del estudio, luciendo pálido y siguiendo a sus padres al salón. Sus ojos se abren cuando ve la copa en mi mano.

—Kate —la saluda fríamente.

—Zayn. —Ella es igual de fría. Suspiro.

—Sus medicinas, Sra. Malik. —Sus ojos en la copa en mi mano.

Estrecho mis ojos. Caray. Quiero una bebida. Grace sonríe mientras se une a mí en la cocina, tomando una copa de Elliot por el camino.

—Un sorbo estará bien —susurra con un guiño de complicidad hacia mí y levanta su copa para chocarla con la mía. Zayn nos frunce el ceño hasta que Elliot lo distrae con las nuevas noticias del último partido entre los Mariners y los Rangers.

Carrick se nos une, poniendo sus brazos alrededor de nosotras y Grace besa su mejilla antes de unirse a Mia en el sofá.

—¿Cómo está él? —Le susurro a Carrick cuando nos quedamos solos en la cocina mirando a la familia en el sofá. Noto con sorpresa que Mia y Ethan están tomados de las manos.

—Conmocionado —murmura Carrick hacia mí, su frente arrugada, su cara seria— Recuerda muchas cosas de su vida con su madre biológica, cosas que desearía que no recordara. Pero esto... —Se detiene—. Espero que lo hayamos ayudado. Me alegro que nos haya llamado. Él dijo que tú le dijiste que lo hiciera. —La mirada de Carrick se suaviza. Me encojo y tomo un sorbo de champagne— Eres muy buena para él. No escucha a nadie más.

Frunzo el ceño. No creo que eso sea verdad. El espectro inoportuno de la Perra zorra aparece en mi mente. Sé que Zayn también habla con Grace. Lo escuché. De nuevo siento un momento de frustración cuando trato de comprender la conversación de ellos en el hospital, pero todavía me elude.

—Vamos a que te sientes, Anastasia. Pareces cansada. Estoy seguro de que no estabas esperándonos a todos aquí esta tarde.

—Es genial verlos a todos. —Sonrío. Porque es verdad, es genial. Sólo soy una niña que se ha emparentado con una familia grande y sociable y lo amo. Me acurruco al lado de Zayn.

—Un trago —sisea y toma la copa de mi mano.

—Sí, señor —pestañeo, desarmándolo completamente. Pone sus brazos alrededor de mis hombros y regresa a su conversación sobre béisbol con Elliot y Ethan.

****


—Mis padres creen que caminas sobre el agua —murmura Zayn cuando se quita la remera.

Yo estoy enroscada en la cama mirando el espectáculo.

—Qué bueno que pienses diferente —resoplo.

—Oh, no lo sé. —Se quita los jeans.

—¿Llenaron tus espacios en blanco?

—Algunos. Viví con los Colliers por dos meses mientras mamá y papá esperaban por los trámites. Ya estaban aprobados por adoptar a Elliot, pero la ley exigía esperar para ver si yo tenía algún pariente vivo que quisiera reclamarme.

—¿Cómo te sientes con eso? —susurro.

Frunce el ceño.

—¿Sobre no tener parientes vivos? Que se jodan. Si fueran como la puta adicta al crack... —Sacude su cabeza con disgusto.

¡Oh, Zayn! Eras un niño y amabas a tu mamá.

Se desliza en su pijama, trepa a la cama y con cuidado me hala hacia sus brazos.

—Está regresando a mí. Recuerdo la comida. La Sra. Collier sabía cocinar. Y al menos ahora sabemos por qué el maldito está tan traumado con mi familia. —Desliza su mano libre por su cabello— ¡Mierda! —dice de repente girándose para mirarme boquiabierto.

—¿Qué?

—¡Tiene sentido ahora! —Sus ojos están llenos de reconocimiento.

—¿Qué?

—Pajarito. La Sra. Collier solía llamarme Pajarito.

Frunzo el ceño.

—¿Eso tiene sentido?

—La nota —dice mirándome— La nota de rescate que dejó ese maldito. Decía algo como “¿Sabes quién soy? Porque yo sé quién eres, Pajarito”.
Eso no tenía nada de sentido para mí.

—Eso es de un libro infantil. Cristo. Los Colliers lo tenían. Se llamaba... “¿Eres mi madre?” Mierda. —Sus ojos se abren— Amaba ese libro.

Oh. Conozco ese libro. Mi corazón se sacude... ¡Cincuenta!

—La Sra. Collier solía leérmelo.

Estoy perpleja y no sé qué decir.

—Cristo. Él sabía... el maldito sabía.

—¿Se lo dirás a la policía?

—Sí. Lo haré. Dios sabe qué hará Clark con esa información. —Zayn sacude la cabeza como tratando de aclarar sus pensamientos— De cualquier manera, gracias por esta tarde.

Wow. Cambio de velocidad.

—¿Por qué?

—Ofrecerles comida a mi familia en un momento inesperado.

—No me lo agradezcas a mí, agradécele a Mia y a la Sra. Jones. Ella mantiene bien abastecidas las despensas.

Él sacude su cabeza con exasperación. ¿A mí? ¿Por qué?

—¿Cómo se está sintiendo, Sra. Mlaik?

—Bien. ¿Cómo se está sintiendo usted?

—Estoy bien. —Frunce el ceño... sin entender mi preocupación.

Oh... en ese caso. Arrastro mis dedos hacia abajo por su estómago hacia su sendero feliz.

Él se ríe y agarra mi mano.

—Oh, no. No tengas ideas.

Hago un puchero y él suspira.

—Anastasia, Anastasia, Anastasia ¿qué voy a hacer contigo? —Besa mi cabello.

—Tengo algunas ideas. —Me retuerzo a su lado y me estremezco cuando el dolor irradia a través de la parte superior de mi cuerpo desde mis costillas magulladas.

—Nena, has pasado por demasiado. Además, tengo una historia para ti.

¿Oh?

—Tú querías saber... —Él se calma, cierra sus ojos y traga.

Todo el pelo de mi cuerpo se eriza. Mierda.
Comienza con voz suave.

—Imagínate esto: un adolescente buscando ganar un poco de dinero adicional para poder continuar con su hábito secreto de beber.

Se mueve sobre su lado para estar acostados uno frente a otro mientras mira fijamente a mis ojos.

—Entonces estaba en el patio trasero en Lincolns limpiando algunos escombros y basura de la ampliación que el Sr. Lincoln acababa de hacer a su casa.

Mierda... está hablando.

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