lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 36.



Zayn parecía contrito. Me sonríe con cariño. ¡Sí! ¡Mi técnica de distracción fue exitosa! Mi subconsciente me rueda los ojos, ¿pero a que costo? Ahora la innombrable Sra. Robinson se cierne sobre nosotros.

—Eso me recuerda —dice, brillantemente.

—¿Qué? —murmuro con petulancia. Agarrando la silla, me vuelvo para enfrentar el espejo por encima del lavabo— Siéntate —ordeno. Zayn me mira con diversión indulgente, pero hace lo que se le dice y se sienta de nuevo en la silla. Empiezo a peinar su cabello ahora simplemente húmedo.

—Estaba pensando que podíamos convertir la habitación sobre los garajes para ellos en el nuevo lugar —continua Zayn— Que sea una casa. Entonces, quizás la hija de Taylor puede quedarse con él más a menudo. —Me mira atentamente en el espejo.

—¿Por qué no se queda aquí?

—Taylor nunca me lo pidió.

—Quizás deberías ofrecérselo. Pero tendríamos que comportarnos.

La frente de Zayn se frunce.

—No había pensado eso.

—Quizás ese es el por qué Taylor no te lo ha pedido. ¿La has conocido?

—Sí. Es una cosa dulce. Tímida. Muy bonita. Pago por su educación.

¡Oh! Dejo de peinar y lo miro en el espejo.

—No tenía idea.

Se encoge de hombros.

—Me parecía lo menos que podía hacer. Además, significa que no renunciará.

—Estoy segura de que le gusta trabajar para ti.

Zayn me mira sin comprender y luego se encoge de hombros.

—No lo sé.

—Creo que te tiene mucho cariño, Zayn. —Reanudo el peinado y lo miro. Sus ojos no dejan los míos.

—¿Eso crees?

—Sí.

El resopla, un sonido despectivo pero contenido. Como si estuviera secretamente complacido de gustarle a su personal.

—Bien. ¿Vas a hablar con Gia sobre los cuartos sobre el garaje?

—Si, por supuesto. —No siento la misma irritación que antes a la mención de su nombre. Mi subconsciente asiente sabiamente hacia mí. Si… hemos hecho bien hoy. Mi diosa interna se regodea. Ahora ella dejará a mi esposo solo y no lo hará sentir incómodo.

Estoy lista para cortar el cabello de Zayn.

—¿Estás seguro sobre esto? Es tu última oportunidad para salir bajo fianza.

—Haz lo que quieras, Sra. Malik. No tengo que mirarme, tú sí.

Sonrió.

—Zayn, podría mirarte todo el día.

Sacude su cabeza exasperado.

—Es sólo una cara bonita, nena.

—Y detrás de ella un hombre muy bonito. —Beso su sien—. Mi hombre.

Sonríe tímidamente.

Levantando el primer mechón, lo peino hacia arriba y lo encajo dentro de mis dedos índice y medio. Pongo el peine en mi boca, tomo las tijeras y hago el primer corte, cortando una pulgada de longitud. Zayn cierra sus ojos y se sienta como una estatua, suspirando contento de que yo continúe. Ocasionalmente abre sus ojos, y lo sorprendo mirándome intensamente. No me toca mientras trabajo, y estoy agradecida. Su toque es… distractor.

Quince minutos después he terminado.

—Terminado. —Estoy complacida con el resultado. Luce más caliente que nunca, su cabello todavía es flexible y sexy… sólo un poco más corto. Zayn se mira en el espejo, buscando una grata sorpresa. Sonríe.

—Gran trabajo, Sra Malik. —Voltea la cabeza de un lado al otro y desliza sus brazos a mi alrededor. Tirando de mí, besa y acaricia mi vientre.

—Gracias —dice.

—Es un placer. —Me inclino y lo beso brevemente.

—Es tarde. Cama. —Me da una nalgada juguetona.

—¡Ah! Debería limpiar aquí. —Hay cabello por todo el suelo.

Zayn frunce el ceño, como si el pensamiento no se le hubiera ocurrido.

—Está bien, conseguiré la escoba —dice con ironía— No quiero avergonzar al personal con tu falta de ropa apropiada.

—¿Sabes dónde está la escoba? —pregunto inocentemente. Esto detiene a Zayn.

—Um… no.

Me río.

—Yo iré.



Mientras me meto en la cama y espero que Zayn se una a mí, reflexiono en cuán diferente este día podría haber terminado. Estaba tan molesta con él antes, y él conmigo. ¿Cómo voy a lidiar con esta tontería de la empresa-en-funcionamiento? No tengo deseos de manejar mi propia compañía. No soy él. Tengo que dirigir esto paso por paso. Tal vez debería tener una palabra segura cuando él está siendo autoritario y dominante, para cuando está siendo un tonto. Me río. Tal vez la palabra de seguridad debería ser tonto. La idea me parece muy atractiva.

—¿Qué? —dice mientras se mete en la cama a mi lado usando sólo sus pantalones de pijama.

—Nada. Sólo una idea.

—¿Qué idea? —pregunta, extendiéndose junto a mí.

Aquí va...

—Zayn, no creo que quiera dirigir una empresa.

Se apuntala en su codo y me mira.

—¿Por qué dices eso?

—Porque no es algo que me haya gustado para mí.

—Eres más que capaz, Anastasia.

—Me gusta leer libros, Zayn. Dirigir una compañía me alejará de eso.

—Podrías ser la directora creativa.

Frunzo el ceño.

—Mira —él continua—, dirigir una compañía exitosa es todo sobre abrazar el talento de las personas que tienes a tu disposición. Si ahí es donde tus talentos y tus intereses se encuentran, entonces estructura la compañía para permitirlo. No lo rechaces sin pensarlo, Anastasia. Eres una mujer muy capaz. Creo que podrías hacer cualquier cosa que quieras si pones tu mente en ello.

¡Whoa! ¿Cómo puede él saber que sería buena en esto?

—También me preocupa que esto tomará mucho de mi tiempo.

Zayn frunce el ceño.

—Tiempo que podría dedicar a ti. —Empleo mi arma secreta. Su mirada se oscurece.

—Sé lo que estás haciendo —murmura, divertido.

—¿Qué? —finjo inocencia.

—Estas tratando de distraerme del tema en cuestión. Siempre haces eso. Sólo no descartes la idea, Anastasia. Piensa en ello. Es todo lo que pido.

Se inclina y me besa castamente, luego roza mi mejilla con su dedo. Esta discusión va a seguir y seguir. Le sonrió, y algo que dijo temprano aparece espontáneamente en mi mente.

—¿Puedo preguntarte algo? —mi voz es suave, vacilante.

—Por supuesto.

—Hoy temprano dijiste que cuando estuviera molesta contigo, debería desquitármelo en la cama. ¿Qué querías decir?

Se queda inmóvil.

—¿Qué crees que significa?

Mierda… debería decirlo.

—Que querías que te atara.

Sus cejas se disparan con sorpresa.


—Um… no. Eso no es lo que quería decir.

—Oh. —Estoy sorprendida por la ligera punzada de decepción.

—¿Quieres atarme? —pregunta, obviamente leyendo correctamente mi expresión. Suena sorprendido. Me sonrojo.

—Bueno…

—Anastasia, yo… —Se detiene, y algo oscuro cruza su cara.

—Zayn —susurro, alarmada. Me muevo así estoy acostada en mi lado, apoyada en mi codo, como él. Alcanzándolo, acaricio su cara. Sus ojos grandes y temerosos. Sacude su cabeza con tristeza.

¡Mierda!

—Zayn, detente. No importa. Pensé que te referías a eso.

Toma mi mano y la coloca sobre su corazón palpitante. ¡Joder! ¿Qué pasa?

—Anastasia, no sé cómo me sentiría si estuviera atado y me tocaras.

Mi cuero cabelludo pica. Es como si estuviera confesando algo profundo y oscuro.

—Esto todavía es demasiado nuevo. —Su voz es baja y en carne viva.

Joder. Sólo era una pregunta, y me doy cuenta que él ha recorrido un largo camino, pero aún le queda un largo camino para recorrer. Oh, Cincuenta, Cincuenta, Cincuenta. Ansiedad agarra mi corazón. Me inclino y él se congela, pero planto un suave beso en la esquina de su boca.

—Zayn, tuve la idea equivocada. Por favor, no te preocupes. Por favor no pienses en ello. —Lo beso. El cierra sus ojos y gime y se mueve alternativamente, me empuja hacia el colchón, sus manos apretando mi barbilla. Y pronto nos hemos perdido… perdidos en el otro, de nuevo.

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