lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 35.

Hago lo que me dice y me arrodillo en los fríos azulejos del baño. Se desliza hacia adelante en la silla.

—Bésame —pronuncia, sosteniendo su erección. Lo miro, y pasa su lengua sobre los dientes superiores. Es excitante, muy excitante, ver su deseo, su desnudez para mí y mi boca. Inclinándome, mis ojos en los suyos, beso la punta de su erección. Lo miro inhalar con fuerza y apretar sus dientes.

Zayn toma mi cabeza y corro mi lengua sobre la punta, saboreando la pequeña gota al final. Mmmm… sabe bien. Su boca se abre más mientras jadea y yo ataco, tirando de él dentro de mi boca y succionando duro.

—Ah… —El aire susurra entre sus dientes, y flexiona sus caderas hacia adelante, empujando en mi boca. Pero no me detengo. Revistiendo mis dientes con mis labios, empujo hacia abajo y luego hacia arriba de él. Mueve sus dos manos, de modo que toma mi cabeza completamente, enterrando sus dedos en mi cabello y poco a poco facilitándolo dentro y fuera de mi boca, su respiración se acelera, cada vez más dura. Giro mi lengua alrededor de su punta y empujo hacia abajo otra vez en perfecto contrapunto para él.

—Jesús, Anastasia. —Suspira y aprieta sus dedos con fuerza. Está perdido y su respuesta hacia mí es embriagadora. Yo. Mi diosa interna podría iluminar Escala. Está muy emocionada. Y muy lentamente muevo mis labios hacia atrás, así que son sólo mis dientes.

—¡Ah! —Zayn deja de moverse, inclinándose me agarra y me tira sobre su regazo.

—¡Suficiente! —Gruñe. Alcanzándome, libera mis manos con un tirón de mi ropa interior. Doblo las muñecas y miro por debajo de mis pestañas a los ardientes ojos que miran hacia mí con amor, deseo y lujuria. Y me doy cuenta que soy yo quien quiere follarlo siete tonos de Domingo. Lo quiero demasiado. Quiero verlo correrse debajo de mí. Agarro su erección y me acomodo sobre él. Coloco la otra mano sobre su hombro, muy suavemente y poco a poco, me facilito sobre él. Hace un ruido gutural, un sonido salvaje, profundo en su garganta, y alcanzándome, tira de mi blusa y la deja caer al suelo. Sus manos se mueven a mis caderas.

—Quieta —dice con voz áspera, sus manos cavando en mi carne—. Por favor, déjame disfrutar esto. Disfrutarte a ti.

Me detengo. Oh dios… se siente tan bien dentro de mí. Me acaricia la cara, sus ojos muy abiertos y salvajes, sus labios se separan cuando el inhala. Se dobla debajo de mí y gimo, cerrando los ojos.

—Este es mi lugar favorito —susurra—. Dentro de ti. Dentro de mi esposa.

Oh, joder. Zayn. No puedo contenerme. Mis dedos se deslizan en su cabello mojado, mis labios buscan los suyos, y empiezo a moverme. Arriba y abajo en mis pies, disfrutándolo, disfrutándome. Gime en voz alta, y sus manos están en mi cabello y alrededor de mi espalda, y su lengua invade mi boca con avidez, tomando todo lo que estoy dispuesta a dar. Después de toda nuestra discusión hoy, mi frustración con él, la de él conmigo, aún tenemos esto. Siempre tendremos esto. Lo amo tanto, que es casi abrumador. Sus manos se mueven a mi espalda y me controla, moviéndome arriba y abajo, una y otra y otra vez, a ritmo caliente.

—Ah —gimo sin poder evitarlo en su boca mientras me dejo llevar.

—Sí. Sí, Anastasia —susurra, y dejo una lluvia de besos en su cara, su barbilla, su mandíbula, su cuello— Nena —inhala, capturando mi boca una vez más.

—Oh, Zayn, te amo. Siempre te amaré. —Estoy sin aliento, queriendo que sepa, queriendo que esté seguro de mí después de la batalla de voluntades hoy.

Él gime en voz alta y envuelve sus brazos a mí alrededor con fuerza cuando llega a su clímax con un sollozo triste, y es suficiente, suficiente para empujarme sobre el borde una vez más. Puse mis brazos alrededor de su cabeza y me dejé ir, y viniéndome a su alrededor, lágrimas brotando de mis ojos porque lo amo tanto.

—Hey —susurra, inclinando mi barbilla hacia atrás y mirándome con tranquila preocupación— ¿Por qué lloras? ¿Te hice daño?

—No —murmuro tranquilizadora.

Alisa mi cabello fuera de mi cara, limpia una lagrima solitaria con el pulgar y besa tiernamente mis labios. Todavía está dentro de mí. Se mueve, y me estremezco mientras sale de mí.

—¿Qué pasa, Anastasia? Cuéntame.

Sorbo por la nariz.

—Es que… es que a veces me siento abrumada por cuánto te amo —susurro.

El parpadea hacia mí. Luego sonríe con su sonrisa tímida especial, reservada para mí, creo.

—Tienes el mismo efecto en mí —susurra, y me besa una vez más. Le sonrío, y dentro de mí se despliega una alegría y se estira perezosamente.

—¿Lo hago?

Sonríe.

—Sabes que lo haces.

—A veces lo sé. No todo el tiempo.

—De vuelta a usted, Sra. Malik —susurra.

Sonrió y suavemente planto ligeros besos sobre su pecho. Olisqueo el pelo de su pecho. Zayn acaricia mi cabello y pasa una mano por mi espalda. Desabrocha mi sujetador y tira de la correa hacia abajo con un brazo. Me muevo, y tira de la correa del otro brazo hacia abajo y deja caer mi sujetador al piso.

—Mmmm. Piel sobre piel —murmura apreciativamente y me pliega en sus brazos. Besa mi hombro y pasa su nariz hacia mi oreja.

—Huele como el cielo, Sra. Malik.

—Igual usted, Sr. Malik. —Lo olisqueo e inhalo su olor a Zayn, que ahora está mezclada con el embriagador aroma a sexo. Podría quedarme enredada en sus brazos de esta manera, saciada y feliz, para siempre. Es justo lo que necesito después de un día de volver-a-trabajar, discusiones, y bofetadas de perras. Aquí es donde quiero estar, y a pesar de su obsesión por el control, su megalomanía, aquí es donde pertenezco. Zayn entierra su nariz en mi cabello e inhala profundamente. Dejo ir un suspiro contenido, y siento su sonrisa. Y nos sentamos, brazos envueltos alrededor del otro, diciendo nada.

Eventualmente la realidad se interpone.

—Es tarde —Zayn dice, sus dedos acariciando mi espalda metódicamente.

—Tu cabello aún necesita un corte.

Él se ríe.

—Eso sí, Sra. Malik. ¿Tiene la energía para terminar lo que empezó?

—Por usted, Sr. Malik, cualquier cosa. —Beso su pecho una vez más y me levanto a regañadientes.

—No te vayas. —Agarrando mis caderas, me da la vuelta. Se incorpora y luego deshace mi falda, dejándola caer al suelo. Extiende su mano hacia mí. La tomo y doy un paso fuera de mi falda. Ahora estoy vestida únicamente con medias y liguero.

—Usted es un buen e imponente espectáculo, Sra. Malik. —Se sienta de nuevo en la silla y cruza sus brazos, dándome una valoración completa y franca.

Extiendo mis manos y giro para él.

—Dios, soy un suertudo hijo de puta —dice con admiración.

—Sí, lo eres.

Sonríe.

—Ponte mi camisa y puedes cortar mi cabello. Así, me distraerás, y nunca llegaremos a la cama.

No puedo ayudar mi sonrisa de respuesta. Sabiendo que está mirando todos mis movimientos, desfilo hacia donde deje mis zapatos y su camisa. Inclinándome lentamente, recojo su camisa, la huelo, mmm, luego me encojo de hombros dentro de ella.

Zayn me parpadea, sus ojos redondos. Ha rehecho su bragueta mirándome con atención.

—Menudo espectáculo Sra. Malik.

—¿Tenemos tijeras? —le pregunto inocentemente, sacudiendo mis pestañas.

—Mi estudio —gruñe.

—Iré a buscar. —Dejándolo, dentro en nuestra habitación y agarro el peine de la mesa de vestir antes de ir a su estudio. Cuando entro en el corredor principal, me doy cuenta que la puerta de la oficina de Taylor está abierta. La Sra. Jones está de pie detrás de la puerta. Me detengo, clavada en el suelo.

Taylor está pasando sus dedos por su cara y sonriéndole dulcemente. Luego se inclina y la besa.

¡Vaya! ¿Taylor y la Sra. Jones? Jadeo en asombro, quiero decir, pensé… bueno, como que sospeche. ¡Pero obviamente están juntos! Me sonrojo, sintiéndome como una Voyeur, y logrando que mis pies se muevan. Corro a través del salón y dentro del estudio de Zayn. Encendiendo la luz, camino a su escritorio. Taylor y la Sra. Jones… ¡Wow! Me estoy tambaleando. Siempre pensé que la Sra. Jones era mayor que Taylor. Oh, tengo que mantener mi cabeza alrededor de esto. Abro el cajón superior y me distraigo de inmediato cuando encuentro un arma. ¡Zayn tiene un arma!

Un revolver. ¡Santa mierda! No tenía ni idea de que Zayn poseía un arma. La saco, saco el disparador y compruebo el cilindro. Está cargada, pero ligera… demasiado ligera. Debe ser de fibra de carbono. ¿Qué quiere Zayn con un arma? Jesús, espero que sepa usarla. Las perpetuas advertencias de Ray acerca de armas de fuego corren rápidamente por mi mente. Su entrenamiento militar nunca se perdió. Esto te puede matar, Anastasia. Necesitas saber qué hacer cuando manejas un arma de fuego. Devuelvo el arma y encuentro las tijeras. Recuperándolas rápidamente, me cierno sobre Zayn de nuevo, mi cabeza zumbando. Taylor y la Sra. Jones… el revolver…

A la entrada de la gran sala, me encuentro con Taylor.

—Sra. Malik, discúlpeme. —Su rostro se enrojece cuando rápidamente toma nota de mi atuendo.

—Um, Taylor, hola… um. ¡Estoy cortando el cabello de Zayn! —espeto, avergonzada. Taylor esta tan mortificado como yo. Abre su boca para decir algo y luego la cierra rápidamente y se mantiene al margen.

—Después de usted, señora —dice formalmente. Creo que estoy del color de mi viejo Audi, el especial de sumisas. Jesús. ¿Podría esto ser más embarazoso?

—Gracias —murmuro y corro por el pasillo. ¡Mierda! ¿Nunca me acostumbrare al hecho de que no estoy sola? Corro dentro del baño, sin aliento.

—¿Qué sucede? —Zayn está de pie frente al espejo, sosteniendo mis zapatos. Todas mis ropas dispersas están ahora cuidadosamente apiladas junto al fregadero.

—Me encontré con Taylor.

—Oh. —Zayn frunce el ceño— Vestida así.

—No es culpa de Taylor.

El ceño fruncido de Zayn se profundiza.

—No. Pero aun así.

—Estoy vestida.

—Apenas.

—No sé quién estaba más avergonzado, él o yo. —Trato con mi técnica distractora—. ¿Sabías que él y Gail están… bueno, juntos?

Zayn se ríe.

—Si, por supuesto que sabía.

—¿Y nunca me dijiste?

—Pensé que sabias también.


—No.

—Anastasia, son adultos. Viven bajo el mismo techo. Ambos sin ataduras. Ambos atractivos.

Me sonrojo, sintiéndome tonta por no haberlo notado.

—Bueno, si lo pones así… sólo pensé que Gail era mayor que Taylor.

—Lo es, pero no por mucho. —Me mira, perplejo— A algunos hombres les gustan las mujeres mayores… —Se detiene abruptamente y sus ojos se amplían. Le frunzo el ceño.

—Lo sé —espeto.

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