lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 48.


El microondas suena, y Zayn me libera. Me siento derecha. La comida huele a especias: ajo, menta, orégano, romero, y cordero, creo. La puerta del horno de microondas se abre, y el apetecible olor se hace más fuerte.

—¡Mierda! ¡Cristo! —maldice Zayn, y un plato traquetea sobre el mostrador.

Oh, ¡Cincuenta!

—¿Estás bien?

—¡Sí! —dice bruscamente. Un momento más tarde, él está de pie junto a mí una vez más.

—Simplemente me quemé. Aquí. —Pone el dedo índice en mi boca—Tal vez podrías chuparlo.

—Oh. —Estrechando su mano, acerco lentamente su dedo en mi boca— Ahí, Ahí —lo calmo, e inclinándome hacia delante soplo, enfriando su dedo, y luego lo beso suavemente dos veces. Él deja de respirar. Lo vuelvo a insertar en la boca y chupo suavemente. Él inhala fuertemente, y el sonido viaja directamente a mi ingle. Él tiene un sabor tan delicioso como siempre, y me doy cuenta de que éste es su juego, la lenta seducción de su esposa. Pensé que estaba enfadado, ¿y ahora…?

Este hombre, mi esposo, es tan confuso. Pero así es como me gusta. Juguetón. Divertido. Sexy como el infierno. Él me ha dado algunas respuestas, pero soy codiciosa. Quiero más, pero quiero jugar, también. Después de la ansiedad y la tensión de hoy, y la pesadilla de la noche pasada con Jack, ésta es una diversión bienvenida.

—¿Qué estás pensando? —Zayn murmura, deteniendo mis pensamientos en su camino mientras él saca su dedo de mi boca.

—Cuan voluble eres.

Se pone rígido a mi lado.

—Cincuenta Sombras, nena —dice finalmente, y planta un tierno beso en la comisura de mi boca.

—Mi Cincuenta Sombras —susurro. Agarrando su camiseta, lo tiro de vuelta hacia mí.

—Oh no, no hagas eso, Sra. Malik. No tocar... todavía no. —Toma mi mano, la quita de su camiseta, y besa cada dedo uno a uno.

—Siéntate —ordena.

Hago pucheros.

—Te daré nalgadas si haces pucheros. Ahora abre bien.

Oh mierda. Abro mi boca, y él introduce un bocado de cordero picante cubierto de una salsa fresca, menta, yogurt. Mmm. Mastico.

—¿Te gusta?

—Sí.

Él hace un ruido agradecido, y sé que él está comiendo y disfrutando, también.

—¿Más? —pregunta.

Asiento con la cabeza. Él me da otro bocado, y lo mastico con entusiasmo. Él pone el tenedor en la mesa y parte... pan, creo.

—Abre —ordena.

Esta vez es pan de pita y humus. Me doy cuenta que la Sra. Jones, o tal vez incluso Zayn, ha estado comprando en la tienda de delicatesen que descubrí cerca de cinco semanas atrás a sólo dos cuadras de la Escala. Mastico con gratitud. Zayn de muy buen humor aumenta mi apetito.

—¿Más? —pregunta.

Asiento con la cabeza.


—Más de todo. Por favor. Me muero de hambre.

Oigo la sonrisa encantada. Poco a poco y con paciencia me da de comer, de vez en cuando besando un bocado de comida de la esquina de mi boca o limpiándolo con sus dedos. De forma intermitente, me ofrece un trago de vino en su manera única.

—Abre completamente, luego muerde —murmura. Sigo sus órdenes. Mmm, uno de mis favoritos, hojas de parra rellenas. Incluso frías son deliciosas, aunque las prefiero calientes, pero no quiero correr el riesgo de que Zayn se queme de nuevo. Él me alimenta lentamente, y cuando he terminado lamo sus dedos.

—¿Más? —pregunta en voz baja y ronca.

Niego con la cabeza. Estoy llena.

—Bueno —susurra en mi oído—, porque es el momento para mi plato favorito. Tú. —Me carga en sus brazos, sorprendiéndome tanto que chillo.

—¿Puedo quitarme la venda?

—No.

Casi hago puchero, entonces recuerdo su amenaza y lo pienso mejor.

—Sala de juegos —murmura.

Oh, no sé si esa es una buena idea.

—¿Estás lista para el desafío? —pregunta. Y porque él uso la palabra desafío, no puedo decir que no.

—Hagámoslo —murmuro, deseo y algo que no quiero nombrar, vibran a través de mi cuerpo.

Me carga a través de la puerta, luego las escaleras hasta el segundo piso.

—Creo que has perdido peso —murmura de forma desaprobadora.

¿Lo he hecho? Bien. Recuerdo su comentario cuando llegamos de la luna de miel, y cuanto escocía. Vaya, ¿fue eso apenas hace una semana?
Fuera de la sala de juegos, me desliza por su cuerpo y me pone de pie, pero mantiene su brazo alrededor de mi cintura. Eficientemente quita el seguro de la puerta.

Siempre huele igual: madera pulida y cítricos. En realidad se ha vuelto un olor confortante. Liberándome, Zayn me gira hasta que estoy de frente lejos de él. Deshace la bufanda, y parpadeo en la suave luz. Gentilmente, jala los pasadores de mi moño, y mi trenza cae libre.
La agarra y tira suavemente de modo que tengo que dar un paso atrás contra él.

—Tengo un plan —susurra en mi oído, enviando deliciosos escalofríos por mi columna.

—Pensé que lo tendrías —respondo. Me besa cerca de mi oído.

—Oh, Sra. Malik, lo tengo. —Su tono es suave y fascinante.

Tira de mi trenza a un lado y planta un camino de suaves besos por mi garganta.

—Primero tenemos que desnudarte —su voz tararea baja en su garganta y resuena a través de mi cuerpo. Quiero esto, lo que sea que tiene planeado. Quiero conectar de la manera en que sabemos hacerlo. Me da la vuelta para mirarlo de frente. Echo un vistazo hacia sus jeans, el botón superior todavía desabrochado, y no puedo evitarlo. Cepillo mi dedo índice alrededor de la cintura, evitando su camiseta, sintiendo los vellos de su camino feliz haciendo cosquillas en mis nudillos. Inhala fuertemente, y miro arriba para encontrar su mirada. Me detengo en el botón desabrochado. Sus ojos se oscurecen a un miel más profundo... oh dios.

—Deberías mantener estos puestos —susurro.

—Tengo toda la intención, Anastasia.

Y se mueve, agarrándome con una mano a la parte de atrás de mi cuello y la otra alrededor de mi espalda. Él me tira contra él, entonces su boca está en la mía, y me está besando como si su vida dependiera de ello.

¡Vaya!

Me hace caminar hacia atrás, nuestras lenguas entrelazadas, hasta que siento la cruz de madera detrás de mí. Él se inclina hacia mí, los contornos de su cuerpo presionando los míos.

—Vamos a deshacernos de este vestido —dice, quitando mi vestido hasta mis muslos, mis caderas, mi vientre... deliciosamente lento, rozando el material sobre mi piel, deslizándose sobre mis pechos.

—Inclínate hacia delante —dice.

Cumplo, y él saca mi vestido encima de mi cabeza y lo deja en el suelo, dejándome a mí en mis sandalias, bragas, y sujetador. Sus ojos resplandecen mientras agarra mis dos manos y las eleva por encima de mi cabeza. Él parpadea una vez e inclina la cabeza hacia un lado, y sé que él está pidiendo mi permiso. ¿Qué me va a hacer? Trago y luego asiento, y una sonrisa con un rastro de admiración, casi orgullosa, llega a sus labios. Atrapa mis muñecas en los puños de cuero en la barra de arriba y saca la bufanda una vez más.

—Creo que has visto suficiente —murmura. La envuelve alrededor de mi cabeza, vendándome otra vez, y siento un escalofrío correr por mí, mientras todos mis otros sentidos aumentan, el sonido de su respiración suave y mi respuesta excitada, la sangre circulando en mis oídos, el olor de Zayn se mezcla con los cítricos y el pulido en la sala, todos con más claridad, porque no puedo ver. Su nariz toca la mía.

—Voy a volverte loca —susurra.

Sus manos agarran mis caderas, y se mueve hacia abajo, quitando mis bragas, mientras sus manos se deslizan por mis piernas. Volverme loca… guau.

—Levanta tus pies, uno a uno. —Me obligo y me quita las bragas primero, y luego cada sandalia a su vez. Suavemente agarrando mi tobillo, tira suavemente mi pierna hacia la derecha.

—Da un paso —dice. Esposa mi tobillo derecho a la cruz luego procede a hacer lo mismo con el izquierdo. Estoy indefensa, extendida en la cruz. De pie, Zayn camina hacia mí, y mi cuerpo se baña en su calor una vez más, a pesar de que no me toca. Después de un momento agarra mi barbilla, inclina mi cabeza hacia arriba, y me besa castamente.

—Algo de música y juguetes, creo. Te ves hermosa como éstas, Sra. Malik. Puede que tome un momento para admirar la vista. —Su voz es suave.

Todo se aprieta en mi interior.

Después de un momento, tal vez dos, lo escucho palmear silenciosamente arcón y abrir uno de los cajones. ¿El cajón de traseros? No tengo ni idea. Él saca algo y lo coloca en la parte superior, seguido por otra cosa. Los altavoces vuelven a la vida, y después de un momento los acordes de un piano sólo tocando una melodía suave, cadenciosa llena la habitación. Es familiar, Bach, creo, pero no sé qué pieza es. Algo acerca de la música me hace aprensiva. Tal vez porque la música es demasiado fría, demasiado alejada. Frunzo el ceño, tratando de comprender por qué me inquieta, pero Zayn toma mi barbilla, sorprendiéndome, y tira suavemente de modo que puedo liberar mi labio inferior. Sonrío, tratando de tranquilizarme. ¿Por qué me siento insegura? ¿Es la música?

Zayn pasa la mano por mi barbilla, a lo largo de mi garganta, y hacia abajo hasta mi pecho. Usando su dedo pulgar tira de la copa, liberando mi pecho de la restricción de mi sujetador. Hace un bajo, apreciativo tarareo en su garganta y besa mi cuello. Sus labios siguen el camino de sus dedos sobre mi pecho, besando y chupando todo el camino. Sus dedos se mueven a mi pecho izquierdo, liberándolo de mi sujetador. Gimo cuando desliza su pulgar a través de mi pezón izquierdo, y sus labios se cierran alrededor del derecho, tirando con suavidad y provocando hasta que ambos pezones están duros.

—Ah.

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