lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 32.

—Ella sólo está reaccionando a esta cara. —Él suena vagamente amargo, asqueado incluso.

¡Oh, Cincuenta, no!

—¿Qué? —Está confundido por mi expresión perpleja. Sus ojos se abren con alarma—. ¿No estás celosa, cierto? —pregunta, horrorizado.

Me sonrojo y trago, luego miro hacia a mis nudillos. ¿Lo estoy?

—Anastasia, ella es un depredador sexual. No mi tipo para nada. ¿Cómo puedes estar celosa de ella? ¿De cualquiera? Nada sobre ella me interesa. —Cuando miro hacia arriba, me está viendo como si me hubiese crecido otro miembro. El pasa su mano por el cabello—Eres sólo tú, Anastasia—dice suavemente— Siempre serás solo tú.

Oh Dios. Abandonando los planos una vez más, Zayn se mueve hacia mí y aferra mi mentón entre su pulgar y dedo índice.

—¿Cómo puedes pensar lo contrario? ¿Te he dado alguna vez cualquier indicación que podría estar remotamente interesado en alguien más? —sus ojos ardiendo mientras ve los míos.

—No —susurro—. Estoy siendo una tonta. Es sólo que hoy… tú… —todas mis emociones contradictorias de antes surgen de nuevo a la superficie.

¿Cómo puedo decirle cuán confundida estoy? He estado confundida y frustrada por su conducta esta tarde en mi oficina. Un minuto quiere que me quede en casa, al siguiente está regalándome una compañía. ¿Cómo se supone que mantenga el paso?

—¿Qué sobre mí?

—Oh, Zayn —mi labio inferior tiembla— Estoy tratando de adaptarme a esta nueva vida que jamás había imaginado para mí. Todo me ha sido entregado en un plato, el trabajo, tú, mi hermoso esposo, quien nunca… yo nunca supe que amaría de esta manera, tan fuerte, tan rápido, tan… indeleblemente.

Tomo un profundo y tranquilizador respiro, mientras su boca cae abierta.

—Pero eres como un tren con carga, y no quiero que me condenen injustamente porque la chica de la que te enamoraste será aplastada. ¿Y que será todo lo que quede? Todo lo que quedara es un vacío social de rayos X, revoloteando de función de caridad a función de caridad. —Me detengo una vez más, luchando para encontrar las palabras para transmitir lo que siento— Y ahora quieres que sea Gerente General de una compañía, que nunca ha estado siquiera en mi radar. Estoy saltando entre todas estas ideas, luchando. Me quieres en casa. Me quieres dirigiendo una compañía. Es tan confuso.

Me detengo lágrimas amenazando, y fuerzo a detener un sollozo.

—Tienes que dejarme hacer mis propias decisiones, tomar mis propios riesgos, y cometer mis propios errores, y dejarme aprender de ellos. Necesito caminar antes de que pueda correr, Zayn, no lo ves. Quiero algo de independencia. Eso es lo que mi nombre significa para mí. —Ahí, eso es lo que quería decir esta tarde.

—¿Te sientes condenada injustamente? —susurra.

Asiento.

Él cierra sus ojos y pasa su mano a través de su cabello en agitación.

—Yo solo quiero darte el mundo, Anastasia, todo y cualquier cosa que quieras. Y cuidarte de ello, también. Mantenerte segura. Pero también quiero que todos sepan que eres mía. Entré en pánico hoy cuando me llego tu e-mail. ¿Por qué no me dijiste acerca de tu nombre?

Me sonrojo. Tenía parte de razón.

—Sólo lo pensé por un tiempo mientras estábamos de luna de miel, y bueno, no quería explotar la burbuja, y me olvidé de ello. Sólo lo recordé ayer por la noche. Y luego Jack… ya sabes, fue una distracción. Lo siento, debí haberte dicho o discutido contigo, pero no podía encontrar el momento adecuado.

La intensa mirada de Zayn es desconcertante. Es como si estuviera tratando de hacer su voluntad haciendo camino hacia mí cráneo, pero no dice nada.

—¿Por qué entraste en pánico? —pregunte.

—Yo sólo no quiero que te deslices a través de mis dedos.

—Por amor de Dios, no me voy a ningún lado. ¿Cuándo vas a conseguir que eso entre en tu grueso cráneo? Yo. Te. Amo. —Sacudo mi mano en el aire como él hace a veces para enfatizar mi punto—. “Más que… la vista, el espacio, o la libertad”.

Sus ojos se ensanchan.


—¿El amor de una hija? —me da una sonrisa irónica.

—No —me rio, a pesar de mí— Es la única cita que me vino a la cabeza.

—¿La del Loco Rey Lear?

—Querido, querido Loco Rey Lear. —Acaricio su cara, y él se inclina a mi toque, cerrando sus ojos— ¿Cambiarias tu nombre a Zayn Steele así todos sabrían que me perteneces?

Los ojos de Zayn se abren, y me mira como si acabara de decir que la tierra es plana. Frunce el ceño.

—¿Qué te pertenezco? —murmura, probando las palabras.

—Mío.

—Tuyo —dice, repitiendo las palabras que dijimos en la habitación de juegos apenas ayer— Si, lo haría. Si significa tanto para ti.

Oh Dios.

—¿Significa tanto para ti?

—Sí. —Él es indiscutible.

—Ok —Hare esto por él. Le daré la tranquilidad que todavía necesita.

—Pensé que ya habías accedido a esto.

—Si lo había hecho, pero ahora que lo discutimos más, estoy feliz con mi decisión.

—Oh —murmura, sorprendido. Luego sonríe su hermosa, juvenil si-soy-realmente-un-poco-joven sonrisa, y me quita el aliento. Agarrándome por mi cintura, me balancea alrededor. Yo chillo y empiezo a reír, y no sé si él sólo está feliz o aliviada o… ¿Qué?

—Sra. Malik, ¿Sabes lo que esto significa para mí?

—Lo sé ahora.

Se inclina hacia abajo y me besa, sus dedos moviéndose en mi cabello, sosteniéndome en mi lugar.

—Significa siete tonos de Domingo —murmura contra mis labios, y pasa su nariz a lo largo de la mía.

—¿Tú crees? —me inclino hacia atrás para mirarlo.

—Algunas promesas fueron hechas. Un ofrecimiento, un acuerdo negociado —susurra, sus ojos brillando con placer malvado.

—Um… —Estoy reponiéndome, intentando seguir su humor.

—¿No tendrás intención de faltar a una promesa que me has hecho? —pregunta incierto, y una mirada especulativa cruza su rostro— Tengo una idea. —Añade.

¿Oh, qué perversión se le habrá ocurrido?

—Un asunto realmente importante que atender. —Continúa, de repente serio otra vez—. Sí, señora Malik. Un asunto de extrema importancia.

Un momento, se está burlando de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario