lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 3.

—Correcto —me da una sonrisa lasciva— Pero no te voy a desnudar aquí. No nos podremos ir hasta... No sé... —agita su mano de dedos largos dejando la frase sin terminar, pero su significado muy claro.

Me sonrojo y suelto su mano.

—Y tampoco te quites el peinado —murmura sombríamente.

—Pero…

—Sin peros, Anastasia. Te ves hermosa. Y quiero ser yo el que te desnude.

Oh. Frunzo el ceño.

—Empaca tu ropa de viaje —ordena—Vas a necesitarla. Taylor tiene tu maleta principal.

—Está bien —¿Qué tiene planeado? No me ha dicho a dónde vamos. De hecho, no creo que nadie sepa a dónde vamos. Ni Mia, ni Kate han logrado sacarle información. Me giro hacia donde mi madre y Kate están rondando.

—No me voy a cambiar.

—¿Qué? —dice mi madre.

—Zayn no quiere que lo haga —Me encojo de hombros, como si eso lo explicara todo. Su entrecejo se frunce brevemente.

—No prometiste obedecer —me recuerda con mucho tacto. Kate trata de disimular su bufido con una pequeña tos. Entrecierro mis ojos. Ni ella ni mi madre tienen idea de la pelea que tuvimos Zayn y yo en relación a eso. No quiero volver a argumentar. Por Dios, mi Cincuenta Sombras puede ponerse de mal humor… y tener pesadillas. La memoria es instructiva.

—Lo sé, mamá, pero le gusta este vestido y quiero agradarlo.

Su expresión se suaviza. Kate pone los ojos y con mucho tacto, se aleja para dejarnos solas.

—Te ves tan hermosa, querida —Carla suavemente roza un mechón de mi pelo suelto y me acaricia la barbilla— Estoy muy orgullosa de ti, cariño. Vas a hacer a Zayn muy feliz. —Me arrastra en un abrazo.

¡Oh, mamá!

—No puedo creer cuan madura te ves ahora mismo. Comenzando una nueva vida… Sólo recuerda que los hombres son de otro planeta y estarás bien.

Me río. Zayn de un universo diferente, si sólo supiera.

—Gracias, mamá.

Ray se une a nosotros, sonriéndonos dulcemente tanto a mamá como a mí.

—Hiciste una hermosa niña, Carla —dice con los ojos brillando de orgullo.

Se ve tan pulcro en su smoking negro con chaleco rosa pálido… Las lágrimas pican en la parte de atrás de mis ojos. ¡Oh, no... Hasta ahora me las he arreglado para no llorar!

—Tú ayudaste a criarla y hacerla crecer, Ray —la voz de Carla es melancólica.

—Y amé cada minuto. Eres una novia sensacional, Anastasia —Ray mete el mismo mechón de pelo detrás de mí oreja.

—¡Oh, papá...! —Reprimo un sollozo, él me abraza a su manera breve y torpe.

—También vas a ser una esposa sensacional —susurra con voz ronca.

Cuando me libera, Zayn está de nuevo a mi lado.

Ray le da la mano con afecto.

—Cuida de mi niña, Zayn.

—Tengo toda la intención, Ray. Carla —Asiente con la cabeza a mi padrastro y besa a mi madre.

El resto de los invitados a la boda han formado un arco humano para que nosotros lo atravesemos, llevándonos alrededor del frente de la casa.

—¿Lista? —dice Zayn.

—Sí.

Tomando mi mano, me lleva bajo sus brazos extendidos mientras nuestros invitados nos desean buena suerte y nos felicitan, lanzándonos arroz.
Esperándonos con sonrisas y abrazos al final del arco están Grace y Carrick. Toman turnos para abrazarnos y besarnos a ambos. Grace está emotiva de nuevo, ofreciéndonos una apresurada despedida.

Taylor está esperando por llevarnos lejos en el SUV Audi, mientras Zayn sostiene la puerta abierta del coche para mí. Me doy vuelta y lanzo mi bouquet de rosas blancas y rosadas hacia la multitud de mujeres jóvenes reunidas. Una triunfante Mía lo sostiene en lo alto, con una sonrisa de oreja a oreja.

Mientras me deslizo en el SUV riéndome de la audaz atrapada de Mia, Zayn se inclina para recoger la cola de mi vestido. Una vez que estoy segura dentro, se despide de la multitud.

Taylor sostiene la puerta del coche abierta para él.

—Felicitaciones, señor.

—Gracias, Taylor —le responde Zayn mientras se sienta junto a mí.

Cuando Taylor se retira, nuestros invitados a la boda bañan el coche con arroz. Zayn agarra mi mano y me besa los nudillos.

—¿Todo bien hasta ahora, Sra. Malik?

—Hasta el momento todo maravilloso, Sr.Malik. ¿Hacia dónde vamos?

—Al aeropuerto—dice simplemente y sonríe como una esfinge.

Mmm... ¿Qué está planeando?

Taylor no se dirige a la puerta de salidas como espero, sino hacia a través de una puerta de seguridad y directamente hacia la pista de aterrizaje. ¿Qué? Y luego la veo, el avión de Zayn... Malik Enterprises Holdings Inc. en grandes letras azules a través del fuselaje.

—No me digas que vas a volver a hacer un uso personal de los bienes de la empresa.

—Oh, eso espero, Anastasia. —Zayn sonríe.

Taylor se detiene al pie de la escalinata que conduce al avión y sale del Audi para abrir la puerta de Zayn. Tienen una breve conversación y luego Zayn me abre la puerta, y en lugar de dar un paso hacia atrás para darme espacio para salir, se inclina y me alza.

¡Whoa!

—¿Qué estás haciendo? —chillo.

—Cargándote para cruzar el umbral —dice.

—Oh —¿No se supone que eso se hace en la casa?

Él me lleva sin esfuerzo por las escaleras, y Taylor nos sigue con mi pequeña maleta. La deja en el umbral del avión antes de regresar al Audi. Dentro de la cabina, reconozco a Stephan, el piloto de Zayn, con su uniforme.

—Bienvenidos a bordo, Sr y Sra. Malik —dice sonriendo.

Zayn me baja y estrecha la mano de Stephan. Junto a él se encuentra una mujer de cabello oscuro como de ¿qué? ¿Unos treinta años? Ella también está en uniforme.

—Felicitaciones a ambos —continua Stephan.

—Gracias, Stephan. Anastasia, ya conoces a Stephan. Él es nuestro capitán de hoy y esta es la primera Oficial Beighley.

Ella se sonroja cuando Zayn la presenta y parpadea rápidamente. Quiero rodar los ojos. Otra mujer completamente cautivada por mi esposo “demasiado guapo para su propio bien”.

—Encantada de conocerla —dice Beighley.

Le sonrío amablemente. Después de todo, él es mío.

—¿Completos todos los preparativos? —pregunta Zayn mientras yo echo un vistazo alrededor de la cabina. El interior es todo de madera de arce pálida y cuero color crema. Es precioso. Otra mujer joven en uniforme se sitúa en el otro extremo de la cabina, una muy guapa morena.

—Tenemos todo listo. El tiempo está bien de aquí a Boston.

¿Boston?

—¿Turbulencias?

—No antes de Boston. Hay un frente climático sobre Shannon que podría hacernos el camino difícil.

¿Shannon? ¿Irlanda?

—Ya veo. Bueno, espero dormir durante todo eso —dice Zayn con la mayor naturalidad.

¿Dormir?

—Nos ponemos en marcha, señor —dice Stephan.

—Los dejaremos bajo el cuidado capaz de Natalia, su auxiliar de vuelo —Zayn mira en dirección a ella y frunce el ceño, pero se voltea hacia Sthepan con una sonrisa.

—Excelente —dice. Tomando mi mano, me lleva a uno de los lujosos asientos de cuero. Debe haber por lo menos unos doce de ellos en total.

—Siéntate —dice mientras se quita la chaqueta y desabotona su fino chaleco de brocado. Nos sentamos en dos asientos individuales situados uno frente a otro, con una mesa muy pequeña y pulida en medio.

—Bienvenidos a bordo, señor, señora y felicitaciones.

Natalia está a nuestro lado, ofreciéndonos a ambos una copa de champagne rosado.

—Gracias —dice Zayn mientras ella nos sonríe cortésmente y se retira a la cocina.

—De aquí a una feliz vida casados, Anastasia.

Zayn levanta su copa hacia la mía, y brindamos. El champán es delicioso.

—¿Bollinger? —pregunto.

—El mismo.

—La primera vez que bebí esto estaba fuera de tazas de té —Sonrío.

—Recuerdo bien ese día. Tu graduación.

—¿A dónde vamos? —Soy incapaz de contener mi curiosidad.

—Shannon —dice Zayn, los ojos encendidos de emoción. Se ve como un niño pequeño.

—¿Irlanda? —¡Vamos a Irlanda!

—Para repostar combustible —añade, bromeando.

—¿Entonces? —pregunto.

Su sonrisa se amplía y se sacude la cabeza.

—¡Zayn!

—Londres —dice, mirándome fijamente, tratando de medir mi reacción.

Jadeo. ¡Madre mía! Pensé que tal vez iríamos a New York, o Aspen, o quizás al Caribe. Casi no puedo creerlo. El sueño de mi vida ha sido visitar Inglaterra. Estoy iluminado por dentro, incandescente de la felicidad.

—Después París.

¿Qué?

—Después el sur de Francia.

¡Vaya!

—Yo sé que siempre has soñado con ir a Europa —dice en voz baja— Quiero que tus sueños se hagan realidad, Anastasia.

—Tú eres mi sueño hecho realidad, Zayn.

—Lo mismo digo, Sra. Malik —susurra.

Oh Dios...

—El cinturón de seguridad.

Sonrío y hago lo que me dicen.

Mientras el avión sale a la pista, tomamos nuestro champán, sonriéndonos estúpidamente el uno al otro. No lo puedo creer. A los veintidós años, por fin estoy saliendo de los Estados Unidos y yendo a Europa, a Londres de todos los lugares.

Una vez que estamos en el aire, Natalia nos sirve más champán y prepara nuestra cena de bodas.
Y que cena, salmón ahumado, seguido de perdiz asada con ensalada de judías verdes y patatas dauphinoise, todo cocinado y servido por una Natalia cada vez más eficiente.

—¿Postre, Sr. Malik? —pregunta.

Sacude la cabeza y pasa su dedo por su labio inferior mientras me mira inquisitivamente, su expresión oscura e ilegible.

—No, gracias —murmuro, incapaz de romper el contacto visual con él. Sus labios se acurrucan en una pequeña sonrisa secreta y Natalia se retira.

—Bien —murmura— Había planeado tenerte a ti como postre.

Oh... ¿aquí?

—Ven —dice, levantándose de la mesa y ofreciéndome su mano. Me lleva a la parte posterior de la cabina.

—Hay un baño aquí —Señala una puerta pequeña, luego me lleva por un corto pasillo y por una puerta al final.

Por Dios... un dormitorio. La cabina es de color crema y de madera de arce y la pequeña cama doble está cubierta con cojines dorados y marrones. Se ve muy cómoda.

Zayn se voltea y me hala en sus brazos, mirándome.

—Pensé en pasar nuestra noche de bodas a treinta y cinco mil pies. Es algo que nunca antes he hecho.

¡Madre mía!... otra primera vez. Jadeo ante él, mi corazón palpita… el club de las alturas. He escuchado al respecto.

—Pero primero tengo que sacarte de ese fabuloso vestido —Sus ojos brillan con amor y algo más oscuro, algo que me encanta... algo que llama a mi diosa interior. Él me quita el aliento.

—Date la vuelta. —Su voz es baja, con autoritaria y sexy como el infierno.
¿Cómo puede infundir tantas promesas en esas dos palabras?

Cumplo gustosamente y sus manos se mueven hacia mi cabello. Suavemente saca las horquillas una a la vez, sus dedos expertos haciendo el trabajo. Mi cabello cae en ondas amplias sobre mis hombros, un mechón a la vez, cubriendo la espalda y hasta mis pechos.

Trato de estar quieta y no retorcerme, pero estoy adolorida por su tacto. Después de nuestro largo y agotador pero emocionante día, lo quiero, a todo él.

—Tienes un cabello tan hermoso, Anastasia.

Su boca se encuentra cerca de mi oído y siento su aliento, aunque sus labios no me tocan. Cuando todo el cabello está libre de alfileres, pasa sus dedos a través de él, con suavidad masajeando mi cuero cabelludo... oh dios... Cierro mis ojos y saboreo la sensación. Sus dedos viajan hacia abajo y me hala, inclinando mi cabeza hacia atrás para exponer mi garganta.

—Eres mía —respira y sus dientes rozan el lóbulo de mi oreja.

Gimo.

—Silencio —me advierte. Aparta el pelo de mis hombros y arrastra un dedo sobre la parte superior de mi espalda, de hombro a hombro, siguiendo el borde de encaje de mi vestido. Me estremezco con anticipación.
Siembra un tierno beso en mi espalda por encima del primer botón del vestido.

—Tan hermosa —dice mientras deshace con destreza el primer botón— Hoy me has hecho el hombre más feliz en la vida —Con infinita lentitud, desabrocha cada uno de ellos, todo el camino por mi espalda— Te amo tanto —Deja besos desde mi nuca hasta el borde de mi hombro. Entre cada beso, murmura:— Te. Amo. Tanto. Quiero. Estar. Dentro. De. Ti. Eres. Mía.

Cada palabra es intoxicante. Cierro los ojos e inclino la cabeza, dándole un acceso más fácil a mi cuello y me caigo más dentro del hechizo de Zayn Malik, mi marido.

—Mía —susurra una vez más. Desliza mi vestido fuera de mis brazos cayendo en un pozo a mis pies viéndose como una nube de seda de color marfil y encaje.

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