miércoles, 7 de agosto de 2013

Capítulo 56.

Me miro en el espejo de cuerpo completo boquiabierta, sin reconocer a la zorra que me mira. Kate ha jugado a las Barbies conmigo esta noche, arreglando mi cabello y maquillaje. Mi cabello está suelto y liso, mis ojos delineados, mis labios rojo escarlata. Me veo… sexy. Soy toda piernas, especialmente con los Manolo de tacones altos y el vestido indecentemente corto. Necesito que Zayn lo apruebe, aunque tengo el horrible presentimiento de que no le gustará que tanta de mi piel esté expuesta. Levanto mi BlackBerry.

De: Anastasia Malik
Asunto: ¿Mi trasero luce grande en esto?
Para: Zayn Malik

Sr. Malik
Necesito tu consejo de vestuario.

Suya
Sra. M x

De: Zayn Malik
Asunto: Genial.
Para: Anastasia Malik

Sra. Malik
Realmente lo dudo.
Pero iré y le daré a su trasero un examen a fondo sólo para asegurarme.

Suyo con anticipación
Sr. M x
Zayn Malik,
Gerente General de Malik Enterprises Holdings e Inspector de Traseros Inc.

Mientras leo su correo electrónico, la puerta del dormitorio se abre y Zayn se congela en el umbral. Su boca se abre y sus ojos se abren.
Maldición… esto podría ir en cualquier dirección.

—¿Y bien? —susurro.

—Anastasia, estás… wow.

—¿Te gusta?

—Sí, supongo. —Está un poco ronco.

Lentamente entra en la habitación y cierra la puerta. Viste jeans negros y una camisa blanca, pero con una chaqueta negra. Está fantástico. Él se acerca lentamente hacia mí, pero tan pronto como me alcanza, pone sus manos sobre mis hombros y me hace dar vuelta para enfrentar el espejo de cuerpo entero, mientras él está de pie detrás de mí. Mi mirada encuentra la suya en el espejo, luego baja, fascinado por mi espalda desnuda. Su dedo se desliza por mi espalda y llega hasta el borde de mi vestido en la parte baja de mi espalda, donde la pálida piel se reúne con la tela plateada.

—Esto es muy revelador —murmura.

Su mano roza más abajo, sobre mi trasero y por el muslo desnudo. Hace una pausa, ojos mieles ardiendo intensamente en los azules. Luego arrastra lentamente sus dedos hacia arriba hasta el borde de mi falda.
Mirar sus largos dedos moverse suavemente, juguetonamente sobre mi piel, sintiendo el hormigueo que dejan a su paso, mi boca forma una perfecta O.

—No hay mucha distancia desde aquí. — Él toca el borde, luego mueve los dedos más arriba— Hasta aquí —susurra. Jadeo cuando sus dedos acarician mi sexo, moviéndose tentadoramente sobre mi ropa interior, sintiéndome, provocándome.

—¿Y tú punto es? —susurro.

—Mi punto es… no hay mucha distancia desde aquí. —Sus dedos se deslizan sobre mi ropa interior, luego uno está adentro, contra mi suave carne humedecida—Hasta aquí. Y luego… hasta aquí. —Desliza un dedo dentro de mí.

Jadeo y hago un suave sonido de lloriqueo.

—Esto es mío —murmura en mi oído. Cerrando los ojos, mueve su dedo lentamente dentro y fuera de mí— No quiero que nadie más vea esto.

Mi respiración se entrecorta, mi jadeo coincidiendo con el ritmo de su dedo. Verlo en el espejo, haciendo esto… está más allá de lo erótico.

—Así que sé una buena chica y no te inclines, deberías estar bien.

—¿Lo apruebas? —susurro.

—No, pero no voy a impedir que lo uses. Estás deslumbrante, Anastasia.

Retira su dedo abruptamente, dejándome con ganas de más, y se mueve para enfrentarme. Apoya la punta del dedo invasor en mi labio inferior. Instintivamente, frunzo los labios y lo beso, y soy recompensada con una sonrisa maliciosa. Él se lleva el dedo a la boca y su expresión me informa que tengo buen sabor... muy bueno. Me sonrojo. ¿Siempre me sorprenderá cuando haga eso?

Él toma mi mano.

—Ven —me ordena en voz baja. Quiero responder que estaba a punto, pero a la luz de lo ocurrido en la sala de juegos de ayer, decido lo contrario.


Estamos a la espera del postre en un exclusivo restaurante de lujo de la ciudad. Ha sido una noche animada hasta ese momento, y Mia está determinada a que continúe y en que debemos ir a bailar. En este momento está sentada en silencio por una vez, pendiente de cada palabra de Ethan mientras él y Zayn hablan. Mia está obviamente encaprichada con Ethan, y Ethan está… bueno, es difícil de decir. No sé si son sólo amigos o si hay algo más.

Zayn parece a gusto. Ha estado hablando animadamente con Ethan. Obviamente se unieron gracias a la pesca con mosca. Están hablando de psicología, principalmente. Irónicamente, Zayn suena más informado.

Resoplo suavemente mientras escucho a medias la conversación, reconociendo tristemente que su experiencia es resultado de su trato con tantos psiquiatras.

Tú eres la mejor terapia. Sus palabras, susurradas mientras hacíamos el amor una vez, hacen eco en mi cabeza. ¿Lo soy? Oh, Zayn, eso espero.
Miro a Kate. Está hermosa, pero siempre es así. Ella y Elliot están menos animados. Él parece nervioso, sus bromas un poco demasiado fuertes, y su risa un poco apagada. ¿Han tenido una pelea? ¿Qué es lo que le preocupa? ¿Es esa mujer? Mi corazón se hunde ante la idea de que él pudiera lastimar a mi mejor amiga. Miro hacia la entrada, casi esperando ver a Gia paseando calmadamente su trasero bien cuidado por todo el restaurante hacia nosotros. Mi mente está jugándome trucos, sospecho que es la cantidad de alcohol que he bebido. Mi cabeza está comenzando a doler.

De repente, Elliot nos sorprende a todos poniéndose de pie y empujando su silla hacia atrás de forma que raspa el suelo de baldosas. Todas las miradas se dirigen a él. Mira a Kate por un momento y luego se pone de rodillas a su lado.

Oh. Dios. Mío.

Él toma su mano, y el silencio se instala como una manta sobre todo el restaurante mientras todos dejan de comer, dejan de hablar, dejan de caminar, y se quedan mirando.

—Mi hermosa Kate, te amo. Tu gracia, tu belleza y tu espíritu fogoso no tienen igual, y has capturado mi corazón. Pasa tu vida conmigo. Cásate conmigo.

La atención de todo el restaurante está centrada en Kate y Elliot, esperando con el corazón en un puño. La anticipación es insoportable. El silencio se estira como una tensa banda elástica. La atmósfera es opresiva, aprensiva y aún esperanzadora.

Kate mira inexpresivamente a Elliot cuando él mira hacia arriba a ella, sus ojos abiertos del deseo… incluso miedo.

Una sola gota baja por la mejilla de ella a través de su expresión todavía inexpresiva. ¡Mierda! ¿Kate llorando? Luego ella sonríe, una lenta sonrisa lenta de “he encontrado el Nirvana”.

—Sí —susurra ella, bajo, con aceptación dulce… no como Kate, en absoluto. Por un nanosegundo, hay una pausa cuando todo el restaurante exhala un suspiro colectivo de alivio, y luego el ruido es ensordecedor. Aplausos espontáneos, ovaciones, silbidos, chillidos y de repente tengo lágrimas bajando por mi cara, corriendo mi maquillaje de Barbie. Olvidados de la conmoción a su alrededor, los dos están encerrados en su propio pequeño mundo. De su bolsillo, Elliot saca una pequeña caja, la abre y se la presenta a Kate. Un anillo. Y por lo que puedo ver, un anillo exquisito, pero necesito verlo más de cerca. ¿Es eso lo que estaba haciendo con Gia? ¿Eligiendo un anillo? ¡Mierda! Oh, estoy tan feliz de no habérselo dicho a Kate.

Kate mira del anillo a Elliot y luego tira sus brazos alrededor del cuello de él. Se besan, notablemente casto para ellos, y la multitud enloquece. Elliot se para y reconoce la aprobación con una reverencia llena de gracia, usando una sonrisa satisfecha, sentándose. No puedo quitar mis ojos de ellos. Sacando el anillo de la caja, Elliot lo desliza gentilmente en el dedo de Kate, y se besan una vez más.

Zayn aprieta mi mano. No me había dado cuenta de que lo había estado apretando tan fuerte. Lo libero, un poco avergonzada, y él sacude su mano, articulando:

—Ow.

—Lo siento. ¿Sabías de esto? —susurro.

Zayn sonríe y sé que él lo sabía. Llama al camarero.

—Dos botellas del Cristal, por favor. Del 2002, si lo tiene.

Le sonrío.

—¿Qué? —pregunta.

—Porque el 2002 es mucho mejor que el 2003 —me burlo.

Él se ríe.

—Para el paladar perspicaz, Anastasia.

—Tienes un paladar muy perspicaz, señor Malik, y gustos singulares.

Sonrío.

—Lo tengo, Sra. Malik. —Se inclina más cerca— Lo sabes muy bien —susurra, y besa un punto determinado detrás de mí oreja, enviando pequeños escalofríos por mi columna. Me sonrojo e ingenuamente recuerdo su demostración más temprana de los defectos literales de mi vestido.

Mia es la primera en pararse para abrazar a Kate y a Elliot, y todos tomamos turnos para felicitar a la pareja feliz. Agarro a Kate en un abrazo feroz.

—¿Ves? Sólo estaba preocupado por su proposición —susurro.

—Oh, Anastasia —ella solloza con una risa tonta.

—Kate, estoy tan feliz por ti. Felicidades.

Zayn está detrás de mí. Le da la mano a Elliot, luego, sorprendiéndonos tanto a Elliot como a mí, lo abraza. Apenas puedo coger lo que dice.

—Así se hace, Lelliot —murmura. Elliot no dice nada, por una vez está atontado en silencio, luego cautelosamente le devuelve el abrazo a su hermano.

¿Lelliot?

—Gracias, Zayn —Elliot suelta.

Zayn le da a Kate un breve y torpe abrazo. Sé que la actitud de Zayn hacia Kate es tolerante, en el mejor de los casos, y ambivalente la mayor parte del tiempo, por lo que esto es un progreso. Liberándola, dice tan bajo que sólo ella y yo podemos escuchar:

—Espero que seas tan feliz en tu matrimonio como yo lo soy en el mío.

—Gracias, Zayn. Yo también lo espero —dice ella, gentilmente.

El camarero ha regresado con el champagne, el cual procede a abrir con una floritura subestimada.

Zayn sostiene su copa de champagne en el aire.

—Por Kate y mi querido hermano, Elliot… felicidades.

Todos bebemos, yo bebo. Mmm, Cristal sabe tan bien, me recuerda a la primera vez que lo bebí en el club de Zayn y luego, nuestro viaje agitado en el ascensor al primer piso.

Zayn me mira con el ceño fruncido.

—¿En qué estás pensando? —susurra.

—La primera vez que bebí este champagne.

Su ceño se hace más inquisitivo.

—Estábamos en tu club —lo provoco.

Él sonríe.

—Oh, sí. Lo recuerdo.

Él sonríe.

—Elliot, ¿has puesto una fecha? —salta Mia.

Elliot le da a su hermana una mirada exasperada.

—Acabo de pedírselo a Kate, así que nos pondremos en ello ¿está bien?

—Oh, haced una boda Navideña. Eso sería tan romántico y no tendréis problema en recordar vuestro aniversario. —Mia aplaude.

—Tendré eso en cuenta. —Elliot le sonríe.

—Después de brindar, ¿podemos, por favor, ir al club? —Mia se gira y le da a Zayn su más grande mirada de ojos marrones.

—Creo que deberíamos preguntarle a Elliot y a Kate qué les gustaría hacer.

Como uno, nos giramos hacia ellos con expectación. Elliot se encoge y Kate se pone morada. Su intención carnal hacia su prometido es tan clara que yo casi vuelco cuatrocientos dólares de champagne sobre la mesa.

Zax es el club nocturno más exclusivo en Aspen… o eso dice Mia. Zayn se pasea por el frente de la corta línea con sus brazos alrededor de mi cintura y le es inmediatamente concedida la entrada. Me pregunto brevemente si es el dueño del lugar. Echo un vistazo a mi reloj… once y media de la noche, me estoy sintiendo confusa. Las dos copas de champagne y muchos vasos de Pouilly Fumé durante nuestra cena están empezando a tener efecto y estoy agradecida de que su brazo esté a mi alrededor.

—Señor Malik, bienvenido otra vez —dice una rubia muy atractiva en satén negro, minishorts combinando con su chaqueta sin mangas y una pequeña corbata en moño roja. Ella sonríe ampliamente, revelando unos dientes perfectamente americanos entre labios escarlatas que combinan con su corbata.

—Max tomará su abrigo.

Un hombre joven vestido completamente de negro, por suerte no satinado, sonríe cuando se ofrece para tomar mi abrigo. Sus ojos oscuros son cálidos y atractivos. Soy la única usando un abrigo, Zayn insistió en que tomara la gabardina de Mia para cubrir mi espalda, así que Max sólo tiene que lidiar conmigo.

—Bonito abrigo —dice, mirándome intensamente.

A mi lado, Zayn se eriza y fija una mirada de vete ahora a Max. Él enrojece y rápidamente le da a Zayn el boleto para retirar mi abrigo.

—Déjenme mostrarles su mesa.

La señorita pantalones-sexys-de-satén agita sus pestañas a mi marido, da un coletazo con su largo cabello rubio y camina dándose aires a través del camino de entrada. Aprieto mi agarre alrededor de Zayn, y él mira hacia abajo de manera inquisidora por un momento, luego sonríe con satisfacción cuando seguimos a la señorita-pantalones-sexys-de-satén a la barra.

La iluminación está apagada, las paredes negras y el mobiliario fundamentalmente rojo. Hay mesas con bancos a los lados de las paredes y una larga barra en forma de U en el medio. Está concurrido, teniendo en cuenta que no es temporada, pero no demasiado lleno con los ricachones de Aspen que han salido para tener un buen tiempo un sábado por la noche. El código de vestimenta es relajado y por primera vez me siento un poco con mucha... um, o poca ropa. No estoy segura de cuál. El suelo y las paredes vibran con la música latiendo en la pista de baile bajo el bar y las luces giran y se encienden y se apagan. En mi estado embriagador, pienso ociosamente que es la pesadilla de un epiléptico.

La señorita-pantalones-sexys-de-satén nos conduce a una mesa en la esquina que ha sido acordonada. Está cerca de la barra con acceso a la pista de baile. Claramente los mejores asientos del lugar.

—En breve vendrá alguien a tomar sus pedidos. —Nos da su sonrisa llena de megavatios y, con una última agitación de pestañas hacia mi marido, camina dándose aires por donde vino. Mia ya está saltando de un pie al otro, ansiosa de ir a la pista de baile y Ethan se compadece de ella.

—¿Champagne? —pregunta Zayn mientras se dirigen hacia la pista de baile. Ethan le levanta los pulgares y Mia asiente entusiasmada.
Kate y Elliot se sientan en los suaves asientos de terciopelo, dándose la mano. Parecen tan felices, sus rasgos suaves y radiantes en el brillo parpadeante de las velas en recipientes de cristal en la mesa baja. Zayn me hace una seña para que me siente y yo me escabullo al lado de Kate. Él se sienta a mi lado y con inquietud examinando el lugar.

—Muéstrame el anillo. —Levanto la voz sobre la música. Estaré afónica para cuando nos vayamos. Kate me sonríe y levanta su mano. El anillo es exquisito, un interlineado sencillo en una delgada y elaborada garra con pequeños diamantes en todos lados. Tiene una apariencia retro victoriana.

—Es hermoso.

Kate asiente con placer y se estira, apretando el muslo de Elliot. Él se acerca y la besa.

—Conseguíos un cuarto —les digo.

Elliot sonríe.

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