miércoles, 7 de agosto de 2013

Capítulo 62

—¿Quiere que la envíe de inmediato? —preguntó Hannah, alarmada ante mi expresión.

—Um, no ¿Dónde está?

—En la recepción. No está sola. La acompaña otra joven.

¡Oh!

—También la Señorita Prescott quiere hablar contigo —añadió.

Estoy segura de que quiere verme.

—Hazla pasar.

Hannah se mantiene apartada y Prescott entra en mi oficina. Está en una misión, brillando con profesional eficiencia.

—Dame un momento Hannah. Prescott, toma asiento.

Hannah cierra la puerta, dejándonos solas.

—Sra. Malik, Leila Williams está en su lista de visitantes prohibidos.

—¿Qué? —¿Tengo una lista prohibida?

—En nuestra lista de vigilancia, señora. Taylor y Welch han sido bastante específicos sobre no dejarla hacer contacto con usted.

Fruncí el ceño, sin entender

—¿Es peligrosa?

—No puedo decirlo, señora.

—¿Por qué no puedo saberlo si ella está aquí?

Prescott tragó y por un momento lució avergonzada

—Yo estaba en el cuarto de servicios. Ella entró, habló directamente con Claire y Claire llamó a Hannah.

—Oh. Ya veo. —Me di cuenta de que Prescott debía ir al baño, y reí— Oh querida.

—Si señora. —Me dio una sonrisa avergonzada y fue la primera vez que pude ver un tintineo en su armadura. Tiene una sonrisa encantadora.

—¿Taylor sabe que está aquí? —Crucé mis dedos inconscientemente, esperando que no le hubiera hablado a Zayn.

—Dejé un breve mensaje de voz para él.

Oh.

—Entonces tengo poco tiempo. Me gustaría saber qué quiere.

Me miró fijamente por un momento.

—Debería aconsejarla en contra de esto, señora.

—Ella está aquí para verme por alguna razón.

—Supongo que debo prevenirla, señora. —Su voz sonó suave pero resignada.

—Realmente espero oír lo que ella quería decir. —Mi voz es más enérgica de lo que quise pretender.

Prescott duda un poco.

—Me gustaría revisarlas a ambas antes de que lo haga.

—De acuerdo ¿Puede hacer esto?

—Estoy aquí para protegerla, Señora Malik, así que si, puedo hacerlo. Me gustaría estar también con usted mientras hablan.

Prescott salió del cuarto.

—Hannah —llamé.

Ella abrió la puerta muy rápidamente. Debió haber permanecido inmóvil del otro lado.

—¿Puedes ver si la sala de reuniones está libre, por favor?

—Ya lo hice y está lista.

—Prescott, ¿puede vernos allí? ¿Es lo suficientemente privado?

—Sí, señora.

—Entonces estaré allí en cinco minutos. Hannah, muéstrale a Leila Williams y a quienquiera que esté con ella la sala de reuniones.

—Lo haré. —Hannah lució preocupada por Prescott. —¿Debo cancelar su próxima reunión? Es a las cuatro, pero es del otro lado de la ciudad.

—Sí. —murmuré, distraída. Hannah asintió y se fue.

¿Qué diablos querría Leila? No podía imaginar que estuviera aquí para hacerme algún daño. No lo hizo en el pasado cuando tuvo la oportunidad.

Zayn se volverá loco. Mi subconsciente frunce sus labios, cruzando sus piernas remilgadamente y asintiendo. Necesitaba decirle que haría esto. Escribí un breve email, luego me detuve, chequeando el tiempo. Sentí un retorcijón de arrepentimiento momentáneo. Estábamos llevándolo bien desde Aspen. Presioné enviar.

De: Anastasia Malik
Asunto: Visitas
Para: Zayn Malik

Zayn
Leila está aquí para verme. La veré con Prescott.
Voy a usar mi recientemente adquirida habilidad de abofetear con mi mano ahora curada, si tuviera que hacerlo.
Trataré, y me refiero a que en serio trataré, no te preocupes.
Soy una chica grande.
Llamaré después que hablemos.

Anastasia Malik
Editora Encargada, AIPS

Apresuradamente, escondí mi BlackBerry en el cajón de mi escritorio. Me mantuve de pie, alisando mi falda gris lápiz sobre mis caderas, pellizqué mis mejillas para darles algo de color y me deshice del siguiente botón de mi blusa de seda gris. De acuerdo, estoy lista. Luego de tomar una respiración profunda, me dirigí fuera de la oficina para conocer a la infame Leila ignorando Your Love Is King zumbando suavemente desde el interior de mi escritorio.

Leila luce mucho mejor. Mucho más que mejor es muy atractiva. Sus mejillas florecían sonrosadas y sus ojos marrones brillaban, su cabello lucía limpio y brillante. Vestía una blusa rosa pálido y pantalones blancos. Se puso de pie apenas ingresé a la sala de reuniones, igual que su amiga —otra joven de cabello oscuro con suaves ojos marrones, de color coñac. Prescott permanecía inmóvil en la esquina, sin quitar sus ojos encima de Leila.

—Señora Malik, muchas gracias por recibirme. —La voz de Leila era suave pero clara.

—Um… Perdón sobre la seguridad —murmuré al no poder pensar en nada más que decir. Saludé con la mano distrayendo a Prescott.

—Ella es mi amiga, Susi.

—Hola. —Asentí hacia Susi. Lucía como Leila. Ella lucía como yo. Oh no. No otra más.

—Sí —dijo Leila, como si leyera mis pensamientos— Susi también conoce al señor Malik.

¿Qué demonios se supone que debía decir sobre esto? Le di una sonrisa educada.

—Por favor, siéntense. —murmuré.

Golpearon la puerta. Es Hannah.

—Disculpa por interrumpir Anastasia. Tengo al Señor Malik en la línea.

—Comunícale que estoy ocupada.

—Es bastante insistente —dijo temerosamente.

—Estoy segura de que lo es ¿Puedes disculparte con él y decirle que le devolveré la llamada pronto?

Ella vaciló.

—Por favor Hannah.

Asintió y se escurrió fuera de la sala. Me volví hacia las dos mujeres sentadas frente a mí. Ambas mirándome con asombro. Es incómodo.

—¿Qué puedo hacer por ti? —pregunté.

Susi habló.

—Sé que todo esto es un poco extraño, pero yo también quería conocerte. A la mujer que capturó a Za...

Levanté mi mano, a mitad de la oración. No quería oírlo

— Um… puedo imaginarlo —murmuré.

—Nos hacemos llamar el sub club. —Me sonrió, sus ojos brillando con alegría.

Oh por Dios.

Leila lanzó un grito apagado y miró boquiabierta a Susi, por primera vez divertida y horrorizada. Susi hizo una mueca de dolor. Supuse que Leila la había golpeado bajo la mesa.

¿Qué demonios se supone que debía decir sobre esto? Le di un vistazo a Prescott, quien permanecía impasible, sus ojos nunca dejando a Leila.
Susi parecía estar recordando algo. Se ruborizó, asintió y se puso de pie.

—Esperaré en la recepción. Este es el Show de Lulú. —Puedo decir que estaba avergonzada.

¿Lulú?

—¿Te sientes bien? —le preguntó a Leila, quien le sonrió. Susi me dio una larga, abierta y genuina sonrisa y luego se retiró de la sala.

Susi y Zayn… no era un pensamiento que deseaba. Prescott sacó su teléfono fuera de su cartera y respondió. No lo había escuchado sonar.

—Señor Malik —dijo avanzando y entregándome el teléfono.

Rodé mis ojos

—Zayn —murmuré, tratando de contener mi exasperación. Me mantuve y di rápidas zancadas hacia afuera de la sala.

—¿A qué demonios estás jugando? —él gritó. Estaba a punto de estallar.

—No me grites.

—¿Qué quieres decir con que no te grite? —Gritó, muy fuerte esta vez— Te he dado instrucciones específicas, las cuales has ignorado completamente, otra vez. Demonios Anastasia. Estoy jodidamente furioso.

—Cuando te calmes, podremos hablar sobre esto.

—No cuelgues—silbó.

—Adiós Zayn. —Colgué y apagué el teléfono.

Mierda. No tengo mucho tiempo con Leila. Tomando una respiración profunda, reingresé a la sala de reuniones. Tanto Leila como Prescott me miraron, expectantes, mientras yo le entregaba a Prescott su teléfono en la mano.

—¿Dónde estábamos? —pregunté a Leila mientras me sentaba frente a ella. Sus ojos se abrieron ligeramente.

Sí. Aparentemente, yo lo manejo, quería decirle. Pero creo que ella esperaría que yo dijera eso.

Leila enredó nerviosamente las puntas de su cabello.

—Primero, esperaba disculparme. —dijo suavemente.

Oh…

Levanta la vista, registrando mi sorpresa.


—Si —dijo rápidamente— Y agradecerte por no presentar cargos. Sabes, por lo de tu automóvil y su apartamento.

—Sabía que no estabas… um, bien —murmuré, tambaleándome. No me esperaba una disculpa.

—No, no lo estaba.

—¿Te sientes mejor ahora? —Le pregunté gentilmente.

—Mucho mejor. Gracias.

—¿Tu médico sabe que estás aquí?

Negó con la cabeza.

Oh.

Ella asiente, luciendo adecuadamente culpable.

—Sé que después tendré que lidiar con las consecuencias de eso. Pero tenía que conseguir algunas cosas y quería ver a Susi, y a ti, y a… al Sr. Malik.

—¿Quieres ver a Zayn? —Mi estómago cae al piso. Es por eso que ella está aquí.

—Sí. Quería preguntarte si eso estaría bien.

Joder. Me quedo boquiabierta y quiero decirle que no está bien. No quiero que esté cerca de mi marido. ¿Por qué está aquí? ¿Para evaluar a la oposición? ¿Para incomodarme? ¿O tal vez necesita alguna clase de final?

—Leila —digo, exasperada— No depende de mí, sino de Zayn. Necesitarás preguntarle a él. No necesita mi permiso. Es un adulto… la mayor parte del tiempo.

Ella me mira por una fracción de latido, como sorprendida por mi reacción, luego ríe suavemente, nerviosamente enroscando las puntas de su cabello.

—Ha rechazado repetidas veces mis peticiones de verlo —dice calmadamente.

Oh, mierda. Estoy en más problemas de los que pensé.

—¿Por qué es tan importante para ti verlo? —pregunto gentilmente.

—Para agradecerle. Estaría pudriéndome en una clínica psiquiátrica si no fuera por él. Lo sé. —Mira abajo y desliza sus dedos a lo largo del borde de la mesa— Sufrí un serio episodio psicótico y sin el Sr. Malik y John... el Dr. Flynn… —Se encoge de hombros y me mira una vez más, su rostro lleno de gratitud.

De nuevo estoy sin palabras. ¿Qué espera que diga? Seguramente debería estar diciéndole estas cosas a Zayn, no a mí.

—Y por la escuela de arte. No puedo agradecerle lo suficiente por eso.

¡Lo sabía! Zayn está pagando sus clases. Permanezco sin expresión, explorando tentativamente mis sentimientos por esta mujer ahora que ha confirmado mis sospechas sobre la generosidad de Zayn. Para mi sorpresa, no me siento mal hacia ella. Es una revelación, me alegra que esté mejor. Ahora, con esperanzas, puede seguir adelante con su vida y salir de la nuestra.

—¿Estás perdiendo clases al estar aquí? —pregunto, porque estoy interesada.

—Sólo dos. Vuelvo a casa mañana.

Oh, qué bien.

—¿Cuáles son tus planes, mientras estés aquí?

—Recoger mis cosas de donde Susi, regresar a Hamden. Continuar pintando y aprender. El Sr. Malik ya tiene un par de mis pinturas.

¿Qué demonios…? Mi estómago cae al sótano una vez más. ¿Están colgadas en mi sala? Me molesto con el pensamiento.

—¿Qué tipo de pintura haces?

—Abstractos, principalmente.

—Ya veo. —Mi mente revolotea a través de las pinturas ahora familiares en el gran salón. Hay dos de la Sra. Leila Williams… posiblemente. Caray.

—Sra. Malik, ¿puedo hablar con franqueza? —pregunta ella, completamente inconsciente de mis emociones enfrentadas.

—Por supuesto —murmuro, mirando a Prescott, quien luce como si se hubiera relajado un poco. Leila se inclina hacia adelante como si fuera a impartir un secreto guardado desde hace mucho.

—Yo amaba a Geoff, mi novio, el que murió hace poco. —Su voz cae a un triste susurro.

Mierda, se está poniendo personal.

—Lo lamento tanto —murmuro automáticamente, pero ella continúa como si no me hubiera oído…

—Amaba a mi esposo… y a otro más —murmura.

—Mi esposo. —Las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas.

—Sí. —Ella articula la palabra.

Estas no son noticias para mí. Cuando ella levanta sus ojos avellana hacia los míos, están amplios con emociones en conflicto y la que parece ir a la cabeza es la aprehensión. ¿Aprehensión de mi reacción, tal vez? Pero mi respuesta abrumadora a esta pobre mujer es… compasión. Mentalmente recorro toda la literatura clásica en la que puedo pensar que trata de un amor no correspondido. Tragando con fuerza, me aferro al terreno moral.

—Lo sé. Él es muy fácil de amar —susurro.

Sus amplios ojos se abren aún más con sorpresa y ella sonríe.

—Sí. Lo es. Lo era. —Se corrige a sí misma rápidamente y se sonroja.

Luego ríe tan dulcemente que no puedo aguantarme. También me río. Sí, Zayn Malik nos hace reír. Mi subconsciente rueda los ojos con desesperación y regresa a leer su copia manoseada de Jane Eyre.

Miro mi reloj. En el fondo sé que Zayn estará aquí pronto.

—Tendrás tu oportunidad de ver a Zayn.

—Eso pensé. Sé lo protector que puede ser.

Sonríe. Así que este es su esquema. Es bastante asusta. O manipuladora, susurra mi subconsciente.

—¿Es por eso que viniste a verme?

—Sí.

—Ya veo. —Y Zayn está cayendo en su trampa. A regañadientes tengo que admitir que ella lo conoce bien.

—Él parecía muy feliz. Contigo —dice ella.

¿Qué?

—¿Cómo podrías saberlo?

—Por la vez que estuve en el apartamento. —Añade cautelosamente.
Oh, demonios… ¿cómo pude olvidar eso?

—¿Estuviste allí con frecuencia?

—No. Pero él era muy diferente contigo.

¿Quiero escuchar esto? Un estremecimiento me recorre. Mi cuero cabelludo pica mientras recuerdo mi miedo cuando ella fue una sombra no vista en nuestro apartamento.

—Sabes que es contra la ley. El entrar sin autorización a una propiedad privada.

Ella asiente, mirando la mesa. Desliza una uña a lo largo del borde.

—Sólo fue un par de veces y tuve suerte de no ser atrapada. De nuevo, necesito agradecerle al Sr. Malik por eso. Podría haberme enviado a la cárcel.

—No creo que él haría eso —murmuro.

De repente hay una ráfaga de actividad fuera de la sala de reuniones e instintivamente sé que Zayn está en el edificio. Un momento después irrumpe por la puerta y antes de que la cierre, atrapo la mirada de Taylor mientras se para pacientemente afuera. La boca de Taylor está en una sombría línea y no regresa mi sonrisa apretada. Oh, infiernos, incluso él está molesto conmigo.

La mirada miel ardiente de Zayn me atrapa primero a mí y luego a Leila, posándose finalmente en nuestras sillas. Su conducta es calmadamente determinada, pero lo conozco y sospecho que Leila también. El amenazador brillo en sus ojos revela la verdad, su emanante rabia, aunque la esconde bien. En su traje gris, con su oscura corbata suelta y el botón superior de su camisa blanca sin abrochar, luce al mismo tiempo como un hombre de negocios y causal… y sexy. Su cabello está desarreglado, sin duda porque ha estado pasándose las manos a través de él con desesperación. Leila mira abajo nerviosamente, al borde de la mesa, deslizando su dedo índice a lo largo del borde de nuevo. Zayn mira de mí a ella y luego a Prescott.

—Tú —le dice a Prescott en un tono suave—Estás despedida. Sal ahora.

Palidezco. Oh, no. esto no es justo.

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