martes, 14 de mayo de 2013

Capítulo 41.

Hay luz por todas partes. Brillante, cálida, penetrante e intento mantenerla al margen por algunos preciosos minutos más. Quiero esconderme, sólo unos minutos más. Pero el brillo es muy fuerte y, finalmente sucumbo al desvelo. Una gloriosa mañana de Seattle me saluda, el sol se filtra por las ventanas de tamaño completo e inunda la habitación con una luz muy brillante. ¿Por qué no cerramos las cortinas anoche? Estoy en la habitación de Zayn Malik sin un Zayn Malik.

Me recuesto por un momento, mirando a través de las cortinas hacia el grandioso horizonte de Seattle. La vida en las nubes seguro se siente irreal. Una fantasía —un castillo en el aire, lejos de la tierra, a salvo de las realidades de la vida—, lejos de la negligencia, hambre y madres drogadictas. Me estremezco al pensar lo que tuvo que pasar cuando era un niño pequeño y entiendo porque vive aquí, desolado, rodeado de preciosas obras de arte, removido de donde empezó… una declaración de intenciones. Frunzo el ceño porque eso aún no explica por qué no puedo tocarlo.

Irónicamente, me siento igual que él en esta grandiosa torre. Lejos de la realidad. Estoy en este apartamento de fantasía, teniendo sexo de fantasía con mi novio de fantasía, cuando la siniestra realidad, es que él quiere ese arreglo especial, a pesar de que dijo que iba a tratar “más”. ¿Qué significa eso? Esto es lo que necesito aclarar entre nosotros para ver si somos lados opuestos en el sube y baja o estamos acercándonos el uno al otro.

Me levanto de la cama sintiéndome rígida y a falta de una mejor expresión, bien maltratada. Sí, debe ser por tanto sexo. Mi subconsciente tuerce la boca en desaprobación. Pongo mis ojos en blanco hacia ella, agradecida de que un loco controlador no esté en la habitación y me decido a preguntarle acerca del entrenador personal. Eso si es que firmo. Mi diosa interior me mira con desesperación. Por supuesto que vas a firmar. Las ignoro a las dos y después de un rápido viaje al cuarto de baño, salgo en busca de Zayn.

No está en la galería de arte, pero una elegante mujer de mediana edad está limpiando la cocina. Verla me detiene. Tiene cabello corto, rubio y ojos azul claro; viste una camisa blanca sin formato y una falda de tubo color azul marino. Ella sonríe ampliamente cuando me ve.

—Buenos días, señorita Steele. ¿Le gustaría algo para desayunar?

Su tono es cálido pero de negocios y estoy aturdida. ¿Quién es esta atractiva rubia en la cocina de Zayn? Sólo estoy usando la camiseta de Zayn. Y me apena mi falta de ropa.

—Me temo que me tiene en desventaja. —Mi voz es baja, incapaz de esconder la ansiedad en mi voz.

—Oh, perdón, soy la señora Jones, la ama de llaves del Señor Malik.

Oh.

—¿Cómo está? —logro decir.

—¿Desea desayuno, señora?

¡Señora!

—Sólo té estaría bien, gracias. ¿Sabe dónde está el señor Malik?

—En su estudio.

—Gracias.

Me escabullo hacia el estudio, mortificada. ¿Por qué Zayn sólo tiene rubias atractivas trabajando para él? Y un desagradable pensamiento llega involuntariamente a mi mente: ¿Son todas ellas ex-sumisas? Me rehúso a creer esa mala idea.

Asomo mi cabeza tímidamente por la puerta. Esta al teléfono, mirando hacia la ventana, en pantalones negros y una camisa blanca. Su cabello sigue mojado de la ducha y estoy completamente distraída de mis pensamientos negativos.

—A menos que el balance de pérdidas y ganancias de esa compañía mejore, no estoy interesado, Ros. No estamos cargando peso muerto… No necesito más excusas patéticas… Que me llame Marco, es todo o nada… Sí, dile a Barney que el prototipo se ve bien, aunque no estoy seguro de la interface… No, simplemente le falta algo… Quiero verlo esta tarde para discutir… De hecho, a él y a su equipo, podemos hacer una lluvia de ideas… Está bien. Pásame de nuevo a Andrea… —Espera, mirando hacia la ventana, dueño del universo, viendo la pequeña gente bajo su castillo en el cielo—Andrea…

Gira y se da cuenta que estoy en la puerta. Una baja y sexy sonrisa cruza su hermoso rostro, me quedo sin habla y mi interior se derrite. Es sin ninguna duda el hombre más hermoso del planeta, demasiado hermoso para la pequeña gente de abajo, demasiado hermoso para mí. Es mío, por ahora. La idea envía un escalofrió a través de mi torrente sanguíneo y disipa mi duda irracional.

Él continúa con su conversación, sin dejar de mirarme a los ojos.
—Limpia mi agenda de esta mañana, pero haz que Bill me llame. Estaré ahí a las dos. Necesito hablar con Marco esta tarde, eso va a requerir al menos media hora… Agenda a Barney y a su equipo después de Marco o quizá mañana y encuéntrame tiempo para ver a Claude todos los días de esta semana… Dile que espere… Oh… No, no quiero publicidad para Darfur… Dile a Sam que lidie con eso… No… ¿Cuál evento?... ¿Eso es el próximo sábado?... Espera.

—¿Cuándo vas a regresar de Georgia? —pregunta.

—Viernes.

Regresa a su conversación.

—Voy a necesitar un boleto porque tengo una cita… Si Andrea, eso es lo que dije, una cita, la señorita Anastasia Steele me va a acompañar… Eso es todo. —Cuelga.

—Buenos días, señorita Steele.

—Señor Malik. —Sonrío tímidamente.

Camina alrededor del escritorio con su usual gracia y se para frente a mí. Huele tan bien; limpio y recién lavado, tan Zayn. Gentilmente acaricia mi mejilla con el dorso de sus dedos.

—No quería despertarte, lucías tan pacífica. ¿Dormiste bien?

—Descanse bastante, gracias. Solo vine a decir hola antes de tomar una ducha.

Lo miro, embriagándome en él. Se inclina, me besa dulcemente y no puedo hacer nada. Lanzo mis brazos alrededor de su cuello y mis dedos se enredan en él. Empujo mi cuerpo contra el suyo, lo beso de regreso. Lo quiero. Mi ataque lo toma por sorpresa, pero después de un segundo responde, con un bajo gruñido en su garganta. Sus manos se deslizan en mi cabello y hacia abajo por mi espalda para sujetar mi trasero desnudo, su lengua explora mi boca. Se aleja, sus ojos ensombrecidos.

—Bien, parece que dormir te hace bien —murmura—. Sugiero que vayas y te duches o te voy a tomar en mi escritorio, ahora.

—Escojo el escritorio —susurro imprudente mientras barridos de deseo y adrenalina corren a través de mi sistema, despertando todo a su paso.
Me mira desconcertado por un milisegundo.

—Tienes gusto para esto, ¿verdad, señorita Steele? Te estás volviendo insaciable —murmura.

—Sólo tengo gusto para ti —susurro.

Sus ojos se amplían y oscurecen mientras sus manos acarician mi trasero desnudo.

—Claro que sí, sólo yo —gruñe y de repente, con un movimiento fluido, limpia todos los planos y papeles de su escritorio y caen al suelo, me levanta en sus brazos y me acuesta a través del lado corto del escritorio así que mi cabeza está casi fuera de la orilla.

—Lo quieres, lo tienes, nena —murmura, sacando un papel de aluminio de su pantalón mientras los desabrocha. Coloca el condón sobre su erección y voltea a verme—. De verdad espero que estés lista —respira, con una sonrisa salaz en su rostro. Y en un momento, me llena, sujetando mis muñecas fuertemente a mis costados y penetrando profundamente.

Gimo… Oh, sí.

—Dios, Anastasia. Estás tan lista —susurra con veneración.

Enredando mis piernas alrededor de su cintura, lo abrazo de la única forma en que puedo mientras él se queda de pie, mirándome, sus ojos mieles brillan, apasionados y posesivos. Empieza a moverse, a moverse de verdad. Esto no es hacer el amor, esto es tener sexo y me encanta. Es tan crudo, tan carnal, me excita tanto. Me deleito en su poder, su lujuria apaga la mía. Se mueve con facilidad, disfrutándome, sus labios un poco abiertos mientras su respiración se acelera. Gira sus caderas de lado a lado y el sentimiento es exquisito.

Oh, Dios... Cierro mis ojos, sintiendo la acumulación… esa deliciosa, suave, intensificada escala de acumulación. Empujándome, alto en el castillo en el aire. Oh, si… su ataque incrementa fraccionalmente. Gimo ruidosamente. Soy toda sensación, toda él, disfrutando cada empuje, cada empuje que me llena. Y acelera el ritmo, empujando más rápido… más fuerte… mi cuerpo entero se mueve a su ritmo y puedo sentir mis piernas poniéndose rígidas y mi interior temblando y acelerando.

—Vamos, nena, dámelo —me seduce entre dientes y la ferviente necesidad en su voz, la tensión, me lleva al límite.

Grito sin palabras, una súplica apasionada mientras toco el sol y me quemo, desplomándome a su alrededor, cayendo, de vuelta a una brillante cumbre en la tierra. Empuja con fuerza contra mí y se detiene abruptamente mientras llega a su clímax, tirando de mis muñecas, cayendo con gracia y sin palabras sobre mí.

Oh… eso no me lo esperaba. Lentamente, me materializo en la tierra.

—¿Qué diablos me estás haciendo? —Respira mientras acaricia mi cuello—. Me seduces por completo, Anastasia. Tienes una magia muy poderosa.

Libera mis muñecas, pasó mis dedos por su cabello, regresando de las alturas. Aprieto mis piernas a su alrededor.

—Soy yo la seducida —susurro.

Voltea, mirándome, su expresión desconcertada, incluso alarmada. Colocando sus manos a los lados de mi rostro, sujeta mi cabeza.

—Tú. Eres. Mía —dice, cada palabra como un staccato— ¿Entiendes?

Es tan serio, tan apasionado… un extremista. La fuerza de su súplica es tan inesperada y desarmante. Me pregunto por qué se estará sintiendo así.

—Sí, tuya —susurro, desconcertada por su fervor.

—¿Estás segura de que tienes que ir a Georgia?

Asiento lentamente. Y en ese pequeño momento, puedo ver cómo su expresión cambia. De pronto se retira, provocándome una mueca de dolor.

—¿Estas adolorida? —pregunta, inclinándose sobre mí.

—Un poco —confieso.

— Me gusta tu dolor. —Sus ojos arden—Te recuerda donde he estado y que sólo yo he estado ahí.

Coge mi barbilla y me besa rudamente, luego se levanta y extiende la mano para ayudarme a ponerme de pie. Miro hacia el paquete de aluminio junto a mí.

—Siempre preparado —murmuro.

Me mira confundido mientras sube su cremallera. Sostengo el paquete vacío.

—Un hombre puede esperar, Anastasia, incluso soñar y a veces, sus sueños se vuelven realidad.

Suena tan extraño, sus ojos ardiendo. Simplemente no lo entiendo. Mi resplandor después del coito se está desvaneciendo rápidamente. ¿Cuál es su problema?

—Así que, en tu escritorio, ¿ese ha sido un sueño? —le pregunto secamente, tratando de aligerar con humor la atmósfera entre nosotros.

Sonríe con una sonrisa enigmática que no llega a sus ojos y sé de inmediato que esta no es la primera vez que ha tenido relaciones sexuales en su escritorio. La idea es molesta. Me retuerzo incómoda, mi resplandor post coito se evapora del todo.

—Mejor voy y tomo una ducha. —Me levanto y me muevo para pasar por delante de él.

Frunce el ceño y pasa la mano por su cabello.

—Tengo un par de llamadas que hacer. Me reuniré contigo para desayunar una vez salgas de la ducha. Creo que la señora Jones ha lavado tu ropa de ayer. Están en el armario.

¿Qué? ¿Cuándo diablos lo hizo? Por Dios, ¿podía oírnos? Me ruborizo.

—Gracias —murmuro.

—De nada —responde de forma automática, pero hay un filo en su voz.

No te estoy dando las gracias por follarme. Aunque fue muy...

—¿Qué? —pregunta y me doy cuenta de que estoy frunciendo el ceño.

—¿Qué pasa? —le pregunto en voz baja.

—¿Qué quieres decir?

— Bueno... estás siendo más raro de lo habitual.

—¿Me encuentras raro? —Trata de reprimir una sonrisa.

Me sonrojo.

—A veces.

Él me mira por un momento, sus ojos especulando.

—Como siempre, usted me sorprende, señorita Steele.

—¿Te sorprendí cómo?

—Sólo digamos que fue un placer inesperado.

—Nuestro objetivo es complacernos, señor Malik. —Inclino mi cabeza hacia un lado como él hace a menudo y le devuelvo sus palabras.

—Y así lo haces —dice él, pero se ve incómodo—Pensé que ibas a tomar una ducha.

Oh, me está echando.

—Sí... eh, te veré en un momento. —Me escabullo de su oficina, completamente atónita.

Parecía confundido. ¿Por qué? Tengo que decir que, como experiencia física, fue muy satisfactoria. Pero emocionalmente… bueno, estoy confundida por su reacción y eso fue tan emocionalmente enriquecedor como el algodón de azúcar es nutritivo.

La señora Jones aún se encuentra en la cocina.

—¿Le gustaría su té, señorita Steele?

—Voy a tomar una ducha primero, gracias —murmuro y saco mi rostro ardiente rápidamente de la habitación.

En la ducha, trato de averiguar qué pasa con Zayn. Él es la persona más complicada que conozco y no puedo entender sus cambiantes estados de ánimo. Él parecía estar bien cuando fui a su estudio. Tuvimos sexo... y luego, ya no lo estaba. No, no lo entiendo. Busco a mi subconsciente. Está silbando con las manos detrás de la espalda y mirando a cualquier lugar, menos a mí. Ella no tiene ni idea y mi diosa interior todavía está disfrutando de un remanente resplandor post-coito. No, todas estamos desorientadas.

Seco con una toalla mi cabello, lo peino con el único cepillo que tiene Zayn y lo levanto en un moño. El vestido ciruela de Kate cuelga lavado y planchado en el armario, junto con mi sujetador y mis bragas limpias. La señora Jones es una maravilla. Me deslizo en los zapatos de Kate, enderezo mi vestido, tomo una respiración profunda y me dirijo hacia el gran salón.

Zayn no está todavía por ningún lado y la señora Jones está comprobando el contenido de la despensa.

—¿Té ahora, señorita Steele? —pregunta ella.

— Por favor. —Le sonrío. Me siento un poco más segura ahora que estoy vestida.

—¿Le gustaría comer algo?

—No, gracias.

—Por supuesto, que tienes que comer algo —suelta Zayn, frunciendo el ceño—A ella le gustan los panqueques con tocino y huevos, señora Jones.

—Sí, señor Malik. ¿Qué le gustaría, señor?

—Omelet, por favor y algo de fruta. —No quita sus ojos de mí, con una expresión inescrutable—Siéntate —ordena, señalando a uno de los taburetes de la barra.

Me siento y se sienta a mi lado, mientras la señora Jones se entretiene con el desayuno. Dios, es desconcertante tener a alguien más escuchando nuestra conversación.

—¿Has comprado tu billete de avión?

—No, lo compraré cuando llegue a casa, a través de Internet.

Se apoya en su codo, frotándose la barbilla.

—¿Tienes el dinero?

Oh, no.

—Sí —le digo, con paciencia simulada como si estuviera hablando con un niño pequeño.

Levanta una ceja en reprobación.

— Sí, lo tengo, gracias —rectifico rápidamente.

—Tengo un jet. No está programado para ser utilizado durante tres días, está a tu disposición.

Me quedo boquiabierta. Por supuesto, él tiene un jet y tengo que resistir la inclinación natural de mi cuerpo de poner mis ojos en blanco en su dirección. Me dan ganas de reír. Pero no lo hago, ya que no puedo leer su estado de ánimo.

—Ya hemos hecho un serio abuso de la flota de aviación de tu empresa. No me gustaría volver a hacerlo.

—Es mi empresa, es mi jet. —Suena casi herido. ¡Oh, los niños y sus juguetes!

—Gracias por la oferta. Pero sería más feliz tomando un vuelo programado.

Parece que quiere discutir más, pero decide no hacerlo.

—Como quieras —suspira—. ¿Tienes que prepararte mucho para hacer tu entrevista?

—No.

—Bueno. ¿Seguirás sin decirme cuáles son las editoriales?

—No.

Sus labios se curvan en una sonrisa renuente.

—Soy un hombre de recursos, señorita Steele.

—Soy plenamente consciente de ello, señor Malik. ¿Va a rastrear mi teléfono? —le pregunto inocentemente.

—En realidad voy a estar muy ocupado esta tarde, así que tendré que conseguir a alguien más para hacerlo. —Sonríe.

¿Está bromeando?

—Si puedes prescindir de alguien para hacer eso, obviamente tienes un exceso de personal.

—Voy a enviarle un correo electrónico a la jefa de recursos humanos y haré que revise nuestro número de trabajadores. —Sus labios tiemblan para ocultar su sonrisa.

Oh, gracias al Señor, él ha recuperado su sentido del humor.

La señora Jones nos sirve el desayuno y comemos en silencio durante unos momentos. Después de limpiar los platos, con mucho tacto, se dirige fuera de la sala de estar. Levanto la mirada hacia él.

— ¿Qué pasa, Anastasia?

—Sabes, nunca me dijiste por qué no te gusta que te toquen.

Palidece y su reacción me hace sentir culpable por preguntar.

—Te he dicho más de lo que le he dicho a nadie. —Su voz es tranquila mientras me mira, impasible.

Y es claro para mí que nunca ha confiado en nadie. ¿Acaso no tiene amigos cercanos? ¿Tal vez le dijo a la señora Robinson? Quiero preguntarle pero no puedo, no puedo entrometerte de forma tan invasiva. Niego con la cabeza al darme cuenta. Él realmente es una isla.

—¿Pensarás en nuestro arreglo mientras estás fuera? —pregunta él.

—Sí.

—¿Me extrañarás?

Lo miro, sorprendida por la pregunta.

—Sí —le respondo con sinceridad.

¿Cómo puede significar tanto para mí en tan poco tiempo? Se metió bajo mi piel... literalmente. Él sonríe y sus ojos se iluminan.

—Te echaré de menos también. Más de lo que imaginas —dice en voz baja.

Mi corazón se vuelve cálido por sus palabras. Realmente está tratando, con fuerza. Acaricia suavemente mi mejilla, se inclina hacia adelante y me besa suavemente.

*

Es tarde y espero sentada en el recibidor, moviéndome nerviosamente, al señor J. Hyde de la Agencia Independiente de Publicaciones de Seattle.

Esta es mi segunda entrevista hoy y por la que estoy más ansiosa. Mi primera entrevista estuvo bien, pero fue para un gran conglomerado, con oficinas en todo el país y no sería más que una de las muchas asistentes de editor que hay allí. Puedo imaginarme siendo absorbida y expulsada bastante rápido por tremenda máquina corporativa. AIPS es donde quiero estar. Es pequeña y poco convencional, impulsando a autores locales y tiene una interesante y peculiar lista de clientes.

El lugar está casi vacío, pero creo que es una decisión de diseño más que una frugalidad. Estoy sentada en uno de los dos sofás de cuero verde oscuro, no muy distinto al sofá que tiene Zayn en su sala de juegos. Acaricio el cuero suavemente y me pregunto ociosamente que hará Zayn en ese sofá. Mi mente divaga mientras pienso en las posibilidades... no, no debo pensar en eso ahora. Me sonrojo ante mis divagaciones y pensamientos inapropiados.

La recepcionista es una joven mujer afroamericana, con grandes aros plateados y el cabello largo y alisado.
Tiene un cierto aspecto bohemio, la clase de mujer con la que podría ser amigable. El pensamiento es reconfortante. Cada cierto tiempo levanta su mirada hacia mí, lejos de su computadora y sonríe, transmitiéndome seguridad. Devuelvo tentativamente la sonrisa.

Mi vuelo está reservado, mi madre está en el séptimo cielo por la visita, ya he empacado y Kate ha accedido a llevarme al aeropuerto. Zayn me ha ordenado llevar mi Blackberry y la Mac. Pongo mis ojos en blanco ante el recuerdo de su tiranía, pero me doy cuenta ahora de que simplemente es su forma de ser. Le gusta tener el control sobre todo, incluyéndome. Aun así, es tan impredecible y desconcertantemente agradable. Puede ser tierno, simpático, incluso dulce. Y cuando lo es, es tan inesperado y sorpresivo. Insistió en acompañarme todo el camino hacia mi automóvil que estaba en el garaje. Dios, sólo me estoy yendo por unos pocos días y está actuando como si me fuera por semanas. Se mantiene sobre mis talones permanentemente.

—¿Anastasia Steele?

Una mujer con cabello largo y de estilo renacentista, parada junto al escritorio de la recepción, me distrae de mi introspección. Tiene el mismo estilo bohemio y liviano de la recepcionista. Podría estar en sus treinta, tal vez en sus cuarenta. Es tan difícil adivinar la edad en mujeres mayores.

—Si —respondo, parándome con dificultad.

Me da una sonrisa educada, sus fríos ojos avellana escudriñándome. Estoy usando uno de los vestidos de Kate, estilo delantal, sobre una blusa blanca y mis tacones negros. Ideal para entrevistas, creo. Mi cabello está recogido en una cola de caballo y por una vez, mis mechones se están comportando… ella me extiende su mano.

—Hola, Anastasia, mi nombre es Elizabeth Morgan. Estoy a cargo de Recursos Humanos aquí en AIPS.

—¿Cómo se encuentra? —estrecho su mano. Se ve muy casual para ser la encargada de Recursos Humanos.

—Por favor, sígueme.

Pasamos a través de unas puertas dobles detrás del área de recepción hacia una oficina grande y amplia, decorada brillantemente y de allí pasamos a una pequeña sala de reuniones. Las paredes son de un verde pálido, decorado con fotos de portadas de libros. A la cabeza de la mesa de conferencias de madera de arce, se sienta un hombre con el cabello pelirrojo y atado en una cola de caballo. Unos aros pequeños y plateados brillan en sus orejas. Viste una camisa azul pálido, sin corbata y pantalones grises de lana. Mientras me acerco a él, se pone de pie y me mira con insondables ojos azul oscuro.

—Anastasia Steele. Soy Jack Hyde, el editor principal aquí en AIPS y estoy encantado de conocerte.

Estrechamos nuestras manos y su oscura expresión es ilegible, aunque suficientemente amigable, creo.

—¿Has viajado desde lejos? —pregunta plácidamente.

—No, me he mudado recientemente a la zona de Pike Street Market.

—Oh, no es para nada lejos, entonces. Por favor, toma asiento.

Me siento y Elizabeth lo hace junto a él.

—Así que, ¿por qué quieres hacer una pasantía aquí en AIPS, Anastasia? —pregunta.

Dice mi nombre suavemente e inclina su cabeza hacia un lado, como alguien que conozco… es enervante. Haciendo lo posible para ignorar el recelo que me inspira, comienzo con mi discurso cuidadosamente preparado, consciente de que un rubor rosa se está extendiendo por mis mejillas. Los miro a ambos, recordando la lección de la Técnica de Katherine Kavanagh para Entrevistas Exitosa: ¡Mantén el contacto visual, Anastasia! Hombre, esa mujer, en ocasiones, puede ser mandona también. Jack y Elizabeth escuchan atentamente.

—Tienes un impresionante promedio. ¿En qué actividades extra curriculares estuviste inmersa en la universidad?

¿Inmersa? Parpadeo hacia él. Qué extraña elección de palabras. Me lanzo a contar los detalles de mi experiencia como bibliotecaria en la biblioteca central del campus y mi única experiencia entrevistando a un déspota obscenamente rico para la revista de estudiantes. Omito decir que realmente no escribí el artículo. Menciono las dos sociedades literarias a las que pertenecí y concluyó con mi trabajo en Clayton y todo el conocimiento inútil que ahora poseo en ferretería y los “Hágalo Usted Mismo”.

Ambos se ríen, lo que es la respuesta que estaba esperando. Lentamente me relajo y comienzo a disfrutar.

Jack Hyde hace preguntas agudas, inteligentes, pero no me dejo sobrepasar: me mantengo a su nivel y cuando discutimos mis lecturas preferenciales y mis libros favoritos, creo que tengo el control. Jack, por otra parte, parece simplemente disfrutar de la literatura Americana escrita después de 1950. Nada más. Ningún clásico: ni siquiera Henry James o Upton Sinclair o F. Scott Fitzgerald. Elizabeth no dice nada, sólo asiente ocasionalmente y toma notas. Jack, pese a tener tendencia a discutir, es encantador a su manera y mi alarma inicial se disipa mientras más hablamos.

—¿Y dónde te ves dentro de cinco años? —pregunta.

Con Zayn Malik, el pensamiento viene involuntariamente a mi cabeza. Mi mente errante me hace fruncir el ceño.

—¿Editando textos, quizás? Tal vez como agente literaria, no estoy segura. Estoy abierta a las oportunidades.

Él sonríe.

—Muy bien, Anastasia. No tengo más preguntas. ¿Tú? —dirige su pregunta hacia mí.

—¿Cuándo le gustaría que se comenzará a trabajar? —pregunto.

—Lo antes posible —responde rápidamente Elizabeth—. ¿Cuándo podrías empezar tú?

—Estoy disponible desde la semana próxima.

—Es bueno saberlo —dice Jack.

— Eso es todo lo que tienen para decir. —Elizabeth nos mira a ambos—Creo que eso concluye la entrevista. —Sonríe amablemente.

—Ha sido un placer conocerte, Anastasia—dice Jack suavemente mientras toma mi mano. La aprieta gentilmente, así que lo miro mientras digo adiós.

Me siento inquieta mientras camino hacia mi automóvil, aunque no estoy segura por qué. Creo que la entrevista estuvo bien, pero es tan difícil saberlo. Las entrevistas parecen situaciones tan artificiales, todos con su mejor comportamiento, tratando desesperadamente de esconderse detrás de una fachada profesional. ¿La mía habrá funcionado? Deberé esperar para descubrirlo.

Me subo a mi Audi A3 y me dirijo de vuelta a mi apartamento, aunque me tomo mi tiempo. Estoy en el último vuelo con una escala en Atlanta y no sale hasta las 10:25 de esta noche, por lo que tengo mucho tiempo.
Kate está desempacando cajas en la cocina cuando regreso.

—¿Cómo te fue? —pregunta, excitada. Sólo Kate puede verse hermosa en una camisa demasiado grande, jeans desgastados y un pañuelo azul oscuro en la cabeza.

—Bien, gracias Kate. No estoy segura de que este traje fuera lo suficientemente moderno para la segunda entrevista.

—¿Oh?

—Bohemio y chic hubiera sido lo ideal.

Kate alza una ceja.

—Tú y tu bohemio chic. —Inclina su cabeza a un lado… ¡Ag! ¿Por qué todo el mundo me recuerda a mi Cincuenta Sombras favorito?— En realidad, Anastasia, tú eres una de las pocas personas que realmente podrían hacer que ese estilo funcionara.

Sonrío.

—Realmente me gustó el segundo lugar. Creo que podría encajar ahí. El hombre que me entrevistó era inquietante, sin embargo —me callo… Estoy hablando con la Alarma Kavanagh aquí. ¡Cállate, Anastasia!

—¿Oh? —El radar Katherine Kavanagh para tópicos interesantes e informativos entra en acción, algo que sólo aparece en momentos inoportunos y embarazosos, lo que me recuerda…

—Hablando de eso, ¿podrías por favor dejar de intentar molestar a Zayn? Tu comentario sobre Justin en la cena ayer estuvo fuera de los límites. Es un tipo celoso. Eso no hizo ningún bien, sabes.

—Mira, si no fuera el hermano de Elliot, hubiera dicho cosas mucho peores. Es un enfermo del control. No sé cómo lo soportas. Estaba tratando de ponerlo celoso, ayudarlo un poco con sus problemas de compromiso. —Levanta sus manos en forma defensiva—. Pero si no quieres que interfiera, no lo haré —dice rápidamente ante mi ceño fruncido.

—Bien. La vida con Zayn es lo suficientemente complicada, confía en mí.

Dios, sueno como él.

—Anastasia—hace una pausa mirándome fijamente—Estás bien, ¿cierto? ¿No estás corriendo hacia tu madre para escapar?

Me sonrojo.

—No, Kate. Fuiste tú la que dijo que necesitaba un descanso.

Ella acorta la distancia entre nosotras y toma mis manos, algo muy poco Kate.

Oh, no… amenaza de lágrimas.

—Tú sólo estás, no lo sé… diferente. Espero que estés bien y puedes hablarme sobre cualquier problema que estés teniendo con el Señor Bolsas de Dinero. Y trataré de no enfadarlo, aunque francamente, es casi imposible no hacerlo enfadar. Mira, Anastasia… si algo anda mal debes decírmelo, no te juzgaré. Trataré de entender.

Pestañeo para evitar las lágrimas.

—Oh, Kate. —La abrazo—Creo que realmente me he enamorado de él.

—Anastasia, cualquiera puede ver eso. Y él está enamorado de ti. Está loco por ti. No te quita los ojos de encima.

Me río sin convicción.

—¿De verdad lo piensas?

—¿No te lo ha dicho?

—No con tantas palabras.

—¿Se lo has dicho tú?

—No con tantas palabras. —Me encojo de hombros, disculpándome.

—¡Anastasia! Alguien tiene que hacer el primer movimiento, de lo contrario. Nunca llegarán a ninguna parte.

¿Qué? ¿Decirle cómo me siento?

—Es que simplemente tengo miedo de espantarlo.

—Y, ¿cómo sabes que él no está sintiendo lo mismo?

—¿Zayn asustado? No puedo imaginarlo estando asustado por nada. —Pero mientras digo las palabras, lo imagino como un pequeño niño. Quizás el miedo fue lo único que conoció entonces. La tristeza envuelve y aprieta mi corazón ante el pensamiento.

Kate me mira fijamente con los labios apretados y los ojos entornados, muy parecida a mi subconsciente… todo lo que necesita son gafas de media luna.

—Ustedes dos necesitan sentarse y hablarse el uno al otro.

—No hemos estado hablando mucho últimamente. —Me sonrojo. Otras cosas. Comunicación no verbal y eso está bien. Bueno, mucho más que bien.

Ella sonríe.

—¡Eso sería tener sexo! Si eso va bien, entonces, es la mitad de la batalla, Anastasia. Tomaré algo de comida china para llevar. ¿Estás lista para irte?

—Ya lo estaré… no tenemos que salir hasta en un par de horas, más o menos.

—No, te veré en veinte. —Toma su chaqueta, olvidando cerrar la puerta. La cierro y me dirijo a mi habitación, reflexionando sobre sus palabras.

¿Zayn está asustado de sus sentimientos por mí? ¿Acaso tiene sentimientos por mí? Parece muy interesado, dice que soy suya; pero eso sólo forma parte de su yo dominante y obsesivo que debe tener todo “ahora”. Me doy cuenta de que, mientras esté lejos, voy a tener que repasar todas nuestras conversaciones otra vez y ver si puedo escoger las señales de advertencia.

Te extrañé también… más de lo que imaginas…
Me has seducido por completo…

Niego con la cabeza. No quiero pensar en eso ahora. Estoy cargando la BlackBerry, por lo que no la he tenido conmigo en toda la tarde. Me acerco con cautela y me decepciona que no haya correos. Enciendo la vil máquina y no hay mensajes ahí tampoco. Es la misma dirección de correo, Anastasia. Mi subconsciente pone sus ojos en blanco y, por primera vez, entiendo por qué Zayn quiere azotarme cuando lo hago.

Está bien. Le escribiré un correo.

De: Anastasia Steele
Asunto: Entrevistas
Para: Zayn Malik.

Querido señor:
Mis entrevistas estuvieron bien hoy.
Pienso que podría estar interesado.
¿Cómo estuvo su día?

Anastasia

Me siento y miro fijamente la pantalla. Las respuestas de Zayn usualmente son instantáneas. Espero… y espero y finalmente, oigo el bienvenido sonido de mi bandeja de entrada.

De: Zayn Malik
Asunto: Mi día
Para: Anastasia Steele

Querida señorita Steele:
Todo acerca de ti me interesa, eres la mujer más fantástica que conozco.
Me alegra que tus entrevistas fueran bien.

Mi día estuvo más allá de todas las expectativas. Mi tarde, en comparación, fue aburrida.

Zayn Malik
Gerente General, Malik Enterprise Holdings Inc.

De: Anastasia Steele
Asunto: Buena mañana
Para: Zayn Malik

Querido señor:
La mañana fue ejemplar para mí también, a pesar de que estuviste rareando conmigo después del impecable sexo de escritorio. No creas que no lo noté.

Gracias por el desayuno. O gracias a la señora Jones.
Quisiera hacerte algunas preguntas sobre ella, sin que rarees conmigo otra vez.

Anastasia.

Mi dedo se cierne sobre el botón de enviar y me recuerdo que estaré en el otro lado del continente mañana a esta misma hora.

De: Zayn Malik
Asunto: ¿Editorial y tú?
Para: Anastasia Steele


Anastasia:
“Rareando” no es un verbo y no debería ser usado por alguien que quiere entrar en el negocio editorial. ¿Impecable? ¿Comparado con qué? ¿Decir plegarias? Y, ¿qué necesitas preguntarme acerca de la señora Jones?
Estoy intrigado.

Zayn Malik
Gerente General, Malik Enterprise Holdings Inc.

De: Anastasia Steele
Asunto: Tu y la señora Jones
Para: Zayn Malik

Querido señor:
El lenguaje evoluciona y se mueve. Es un objeto orgánico. No se ha quedado atascado en una torre de marfil, adornado con costosas obras de arte, con vistas a la mayor parte de Seattle y con un helipuerto pegado al techo.
Impecable; comparada con las otras veces que estuvimos… ¿cuál es tu palabra? … oh, si… follando. Actualmente, follar contigo ha sido muy impecable, punto, en mi humilde opinión… pero como sabe, mi experiencia es muy limitada.

¿La señora Jones es una ex sumisa tuya?

Anastasia.

Mi dedo se cierne una vez más sobre el botón de enviar y lo presiono.

De: Zayn Malik
Asunto: Lenguaje. ¡Vigila tu boca!
Para: Anastasia Steele.

Anastasia:
La señora Jones es una empleada valiosa. Nunca he tenido cualquier relación con ella aparte de la profesional. No empleo a nadie con quien he tenido relaciones sexuales. Estoy impresionado de que pudieras pensar eso. La única persona con la que podría hacer una excepción a esa regla, eres tú… porque eres una joven mujer brillante, con interesantes habilidades de negociación. Aunque si sigues utilizando ese lenguaje, voy a tener que reconsiderar el traerte aquí. Me alegro de que tengas experiencia limitada. Tu experiencia seguirá siendo limitada; solo a mí.
Tomaré lo de impecable como un cumplido; aunque contigo, nunca estoy seguro si eso es a lo que te refieres o si tu sentido de la ironía está llevándose lo mejor de ti; como de costumbre.

Zayn Malik
Gerente General, Malik Enterprise Holdings Inc.

De: Anastasia Steele
Asunto: Ni por todo el té de China
Para: Zayn Malik

Querido señor Zayn:
Pienso que ya he expresado mi reserva acerca de trabajar para su compañía. Mi visión sobre esto no ha cambiado, no está cambiando y no cambiará, nunca. Debo dejarlo ahora, pues Kate ha regresado con la comida. Mi sentido de la ironía y yo te deseamos buenas noches.

Me comunicaré contigo cuando esté en Georgia.

Anastasia.

De: Zayn Malik
Asunto: ¿Incluso té Twinings English Breakfast?
Para: Anastasia Steele.

Buenas noches, Anastasia.
Espero que tú y tu sentido de la ironía tengan un buen vuelo.

Zayn Malik
Gerente General, Malik Enterprise Holdings Inc.

*

Kate y yo estacionamos fuera del área de embarque de Sea–Tac. Inclinándose hacia adelante, me abraza.

—Disfruta Barbados, Kate. Ten unas maravillosas fiestas.

—Te veré cuando regrese. No dejes que el viejo Bolsas de Dinero te amargue la vida.

—No lo haré.

Nos abrazamos de nuevo y entonces, estoy sola. Me dirijo hacia el check-in y hago fila, esperando con mi equipaje de mano. No me molesté en hacer una maleta. Sólo una práctica mochila que Ray me regaló en mi último cumpleaños.

—¿Su boleto, por favor? —El aburrido joven detrás del mostrador extiende su mano sin mirarme.

Reflejando su aburrimiento, extiendo mi boleto y mi licencia de conducir como identificación. Estoy deseando un asiento junto a la ventana si es posible.

—Está bien, señorita Steele. Ha sido ascendida a primera clase.

—¿Qué?

—Señora, si es tan amable, puede pasar a la sala de primera clase y esperar su vuelo ahí. —Parece haber despertado y me mira radiante, como si fuera el Hada de Navidad y el Conejo de Pascua, todo en uno.

—Seguro hay un error.

—No, no. —Verifica la pantalla de su computador otra vez— Anastasia Steele; primera clase. —Y me da una sonrisa afectada.

Ugh. Entrecierro los ojos. Me pasa el boleto y me dirijo al salón de primera clase, murmurando bajo mi aliento. Maldita sea Zayn Malik interfiriendo, obsesivo y controlador, simplemente no puede dejar las cosas como están.

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