viernes, 10 de mayo de 2013

Capítulo 4

Respira hondo. Estoy avergonzada, abochornada. Mierda. ¿Por qué no he echado un vistazo a la pregunta antes de leerla? ¿Cómo voy a decirle que estoy limitándome a leer las preguntas? Malditas sean Kate y su curiosidad.
No, Anastasia, no soy gay.
Alza las cejas y me mira con los ojos fríos. No parece contento.
Le pido disculpas. Está… bueno… está aquí escrito.
Ha sido la primera vez que me ha llamado por mi nombre. El corazón se me ha disparado y vuelve a arderme las mejillas. Nerviosa, me coloco el mechón de pelo detrás de la oreja.
Inclina un poco la cabeza
¿Las preguntas no son suyas?
Quiero que se me trague la tierra
Bueno… no. Kate… la señorita Kavanagh… me ha pasado una lista.
¿Son compañeras de la revista de la facultad?
Oh, no. No tengo nada que ver con la revista. Es una actividad extraacadémica de ella, no mía. Me arden las mejillas.
No. Es mi compañera de piso.
Se frota la barbilla con parsimonia y sus ojos miles me observan atentamente.
¿Se ha ofrecido usted para hacer la entrevista? me pregunta en tono inquietantemente tranquilo.
A ver, ¿quién se supone que entrevista a quién? Su mirada me quema por dentro y no puedo evitar decirle la verdad.
Me lo ha pedido ella. No se encuentra bien. Le contesto en voz baja, como disculpándome.
Esto explica muchas cosas
Llaman a la puerta y entra la rubia número dos.
Señor Malik, perdone que lo interrumpa, pero su próxima reunión es dentro de dos minutos.
No hemos terminado, Andrea. Cancele mi próxima reunión, por favor.
Andrea se queda boquiabierta, sin saber que contestar. Parece perdida, el señor Malik vuelve el rostro hacia ella lentamente y alza las cejas. La chica se pone colorada. Menos mal, no soy la única.
Muy bien, señor Malik.Murmura, y sale del despacho.
Él frunce el ceño y vuelve a centrar su atención en mí.
¿Por dónde íbamos, señorita Steele?
Vaya, ya estamos otra vez con lo de “señorita Steele”.
No quisiera interrumpir sus obligaciones.
Quiero saber de usted, creo que es lo justo.
Sus ojos miel brillan de curiosidad. Mierda, mierda ¿Qué pretende? Apoya los codos en los brazos de la butaca y une las yemas de los dedos de ambas manos frente a la boca. Su boca me… me desconcentra. Trago saliva.
No hay mucho que saber le digo volviéndome a ruborizar.
¿Qué planes tiene después de graduarse?
Me encojo de hombros. Su interés me desconcierta. Venirme a Seattle con Kate, encontrar trabajo…La verdad es que no he pensado mucho más allá de los exámenes.
No he hecho planes, señor Malik. Tengo que aprobar los exámenes finales.
Y ahora tendría que estar estudiando, no sentada en su inmenso, aséptico y precioso despacho, sintiéndome incómoda frente a su penetrante mirada.
Aquí tenemos un excelente programa de prácticas. Me dice en tono tranquilo.
Alzo las cejas sorprendida. ¿Está ofreciéndome trabajo?
Lo tendré en cuenta murmuro confundida. Aunque no creo que encaje aquí.
Oh, no. Ya estoy otra vez pensando en voz alta.
¿Por qué lo dice?
Ladea un poco la cabeza, intrigado, y una ligera sonrisa se insinúa en sus labios.
Es obvio, ¿no?
Soy torpe, desaliñada y no soy rubia.
Para mí no.
Su mirada es intensa y su atisbo de sonrisa ha desaparecido. De pronto siento que unos extraños músculos me oprimen el estómago. Aparto los ojos de su mirada escrutadora y me contemplo los nudillos, aunque no los veo. ¿Qué está pasando? Tengo que marcharme ahora mismo. Me inclino hacia delante para coger la grabadora.

¿Le gustaría que le enseñara el edificio? me pregunta.

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