viernes, 5 de julio de 2013

Capítulo 136.

Doy un vistazo cautelosamente alrededor de la puerta de su estudio. Está en el teléfono, mirando por la ventana.

—¿Y el especialista del Eurocopter llega el lunes en la tarde?... Bien. Sólo mantenme informado. Diles que necesitaré sus conclusiones iniciales el lunes en la noche o el martes en la mañana. —Cuelga y gira su silla en redondo, pero todavía cuando me ve, su expresión es impasible.

—Hola —susurro. Él no dice nada, y mi corazón cae en caída libre hacia mi estómago. Cautelosamente entro a su estudio y camino alrededor de su escritorio hacia dónde él está sentado. Todavía no dice nada, sus ojos nunca dejan los míos.

Estoy delante de él, sintiendo cincuenta sombras de estupidez.

—He vuelto. ¿Estás enojado conmigo?

Él suspira, estirándose por mi mano y me hala a su regazo, doblando sus brazos a mí alrededor. Entierra la nariz en mi cabello.

—Sí —dice.

—Lo siento. No sé qué me pasó. —Me acurruco en su regazo inhalando su aroma celestial a Zayn, sintiéndome segura independientemente del hecho de que está enojado.

—Yo tampoco. Usa lo que te guste —murmura.

Corre su mano arriba de mi pierna desnuda hasta mí muslo

—Además, este vestido tiene sus ventajas.

Se dobla para besarme y mientras nuestros labios se tocan, pasión o lujuria o la necesidad bien asentada de enmendarlo se lanza a través de mí y el deseo estalla en mi sangre. Agarro su cabeza en mis manos, sosteniendo mis dedos en su cabello. Él gime mientras su cuerpo responde y hambriento muerde mi labio inferior… mi garganta, mi oreja, su lengua invadiendo mi boca y antes de siquiera ser consciente de que está desabrochando sus pantalones, me tira a horcajadas sobre su regazo, y se hunde dentro de mí. Agarro el respaldo de la silla, mis pies apenas tocando el suelo… y comenzamos a movernos.



—Me gusta tu versión de una disculpa —respira en mi cabello.

—Y a mí me gusta la tuya. —Me río tontamente, acurrucándome contra su pecho— ¿Has terminado?

—Cristo Anastasia, ¿quieres más?

—¡No! Tu trabajo.

—Estará listo en aproximadamente media hora. Escuché tu mensaje en mi correo de voz.

—De ayer.

—Sonabas preocupada.

Lo abrazo estrechamente.

—Lo estaba. No es de ti no responder.

Él besa mi cabello.

—Tu pastel debería estar listo en media hora.

Le sonrío y bajo de su regazo.

—Esperando ansiosamente por eso. Olía delicioso, evocador incluso, mientras se estaba horneando.

Sonrío tímidamente abajo hacia él, sintiéndome un poco autoconsciente y él refleja mi expresión. Jesús, ¿realmente somos tan diferentes? Tal vez son sus primeros recuerdos de cocina. Inclinándome hacia abajo, planto un suave beso en la esquina de su boca y hago mi camino de vuelta a la cocina.

Estoy toda preparada cuando lo escucho salir de su estudio, y enciendo la solitaria vela dorada en su pastel. Me da una sonrisa ensordecedora mientras pasea hacia mí y le canto suavemente Feliz Cumpleaños. Luego se inclina y sopla, cerrando sus ojos.

—He hecho mi deseo —dice mientras los abre nuevamente y por alguna razón su mirada me hace ruborizarme.

—El glaseado todavía está blando. Espero que te guste.

—No puedo esperar a probarlo Anastasia —murmura, y hace que suene tan indecente. Corto una rodaja para cada uno de nosotros y lo atacamos con pequeños tenedores de postre.

—Mmm —gime en apreciación—Esto es por lo que quiero casarme contigo.

Y río con alivio… le gusta.




—¿Lista para enfrentar a mi familia?

Zayn apaga el R8. Estamos estacionados frente al camino de sus padres.

—Sí. ¿Vas a decirles?

—Por supuesto. Estoy deseando ver sus reacciones. —Me sonríe malvadamente y bajamos del auto.

Son las siete y media, y aunque ha sido un día cálido, hay una brisa fresca nocturna soplando la bahía. Tiro mi chal alrededor mientras salgo del auto. Estoy usando un vestido de coctel verde esmeralda que encontré esta mañana mientras estaba hurgando en el armario. Tiene un cinturón ancho que hace juego.

Zayn toma mi mano y nos dirigimos hacia la puerta de enfrente. Carrick abre amplio antes de que pueda tocar.

—Zayn, hola. Feliz cumpleaños hijo. —Él toma la mano que Zayn ofrece, pero lo hala en un breve abrazo, sorprendiéndolo.

—Eh… gracias papá.

—Anastasia, que encantador verte otra vez. —Me abraza, también, y lo seguimos dentro de la casa.

Antes de que podamos poner un pie en la sala de estar, Kate viene disparada por el pasillo hacia nosotros dos. Ella parece furiosa.

¡Oh no!

—¡Ustedes dos! Quiero hablar con ustedes —gruñe en su voz de mejor-no-jodas-conmigo.

Miro nerviosamente a Zayn, quién se encoge de hombros y decide seguirle la corriente a ella mientras la seguimos hacia el comedor, dejando a Carrick perplejo en el umbral de la sala de estar. Ella cierra la puerta y se gira hacia mí.

—¿Qué demonios es esto? —sisea y ondea un pedazo de papel hacia mí.

Completamente desconcertada, lo tomo y escaneo rápidamente. Mi boca se seca.

Santa mierda. Es mi correo electrónico de respuesta a Zayn, discutiendo el contrato.

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