miércoles, 3 de julio de 2013

Capítulo 117.

—Estoy muy contento de que estás usando un vestido —murmura. Y bam, el deseo recorre mi sangre ya sobrecalentada.

—¿Por qué no me has tocado, entonces? —siseo.

—¿Extrañando mi tacto? —pregunta con una sonrisa. Se ha divertido... el muy cabrón.

—Sí —me enfurezco.

—Come —ordena.

—No vas a tocarme, ¿verdad?

—No. —Niega con la cabeza.

¿Qué? Jadeo en voz alta.

—Sólo imagina cómo te sentirás cuando estemos en casa —susurra— No puedo esperar para llevarte a casa.

—Será tu culpa si empiezo arder aquí en el piso 76 —murmuro con los dientes apretados.

—Oh, Anastasia. Encontraremos una manera de apagar el fuego —dice, sonriendo escabrosamente hacia mí.

Echando humo, excavo en mi lubina, y mi Diosa interior entrecierra los ojos en silenciosa, y tortuosa contemplación. También podemos jugar este juego. Aprendí lo básico durante nuestra comida en el Heathman. Tomo un bocado de mi lubina. Se derrite en la boca, delicioso. Cierro mis ojos, saboreando el sabor. Cuando los abro, empiezo mi seducción a Zayn Mlaik, levantando muy lentamente mi falda, dejando al descubierto más de mis muslos.

Zayn hace una pausa momentánea, un bocado de pescado suspendido en el aire.

Tócame.

Después de un latido, sigue comiendo. Tomo otro bocado de lubina, ignorándolo.

Luego, bajando mi cuchillo, me paso los dedos por la parte interior del muslo inferior, golpeando ligeramente mi piel con la punta de mis dedos. Es una distracción, incluso para mí, especialmente cuanto estoy ansiando su toque.

Zayn se detiene una vez más.

—Sé lo que estás haciendo. —Su voz es baja y ronca.

—Sé que lo sabes, Sr. Malik —le respondo en voz baja— Ese es el punto.

Tomo un espárrago, lo miro de reojo por debajo de mis pestañas, y luego sumerjo el espárrago en la salsa holandesa, agitando la punta una y otra vez.

—No me estás pagando con la misma moneda, señorita Steele.

Sonriendo estira su mano y me quita el espárrago, increíble y molestamente arreglándoselas para no tocarme de nuevo. No, esto no está bien, esto no va de acuerdo al plan. ¡Agh!

—Abre tu boca —ordena.

Estoy perdiendo esta batalla de voluntades. Lo miro de nuevo, y sus ojos resplandecen miel brillante. Separando mis labios una fracción paso mi lengua por mi labio inferior. Zayn sonríe y sus ojos se oscurecen aún más.

—Ábrela más —deja escapar, separando sus labios para que yo pueda ver su lengua. Gimo interiormente, y me muerdo el labio inferior, luego hago lo que me pide.

Oigo cómo toma aire cortantemente, él no es tan inmune. Bueno, finalmente estoy llegando a él. El puño de mi Diosa interior sube y baja en el aire por encima de su chaise longue.

Manteniendo mis ojos clavados en los de él, tomo el espárrago en mi boca y succiono, suavemente... con delicadeza... en el extremo. La salsa holandesa es deliciosa. Muerdo, gimiendo en voz baja con apreciación.

Zayn cierra los ojos. ¡Sí! Cuando los abre de nuevo, sus pupilas se han dilatado. El efecto sobre mí es inmediato. Gimo y estiro mi mano para tocar su muslo. Para mi sorpresa, él utiliza su otra mano para agarrar mi muñeca.

—Oh, no lo hagas, señorita Steele —murmura en voz baja. Levantando mi mano hacia su boca, suavemente roza mis nudillos con sus labios, y me retuerzo. ¡Por fin!

Más, por favor.

—No toques —me regaña en voz baja, y vuelve a colocar mi mano sobre mi rodilla.

Es tan frustrante, este contacto insatisfactoriamente breve.

—No juegas limpio —hago pucheros.

—Lo sé. —Levanta su copa de champaña para proponer un brindis, reflejo sus acciones.

—Felicitaciones por tu ascenso, señorita Steele. —Hacemos tintinear las copas y me ruborizo.

—Sí, es medio inesperado —murmuro. Él frunce el ceño como si algún pensamiento desagradable hubiera pasado por su cabeza.

—Come —ordena— No te llevaré a casa hasta que hayas terminado tu comida, y entonces podremos celebrar de verdad. —Su expresión está tan caliente, tan cruda, tan autoritaria. Me estoy derritiendo.

—No tengo hambre. No de comida.

Sacude su cabeza, completamente disfrutando de sí mismo, pero entrecierra sus ojos hacia mí de la misma manera.

—Come, o te pondré en mi rodilla, justo aquí, y entretendremos a los demás comensales.

Sus palabras me hacen retorcerme. ¡No se atrevería! Él y su palma nerviosa. Aprieto mi boca en una línea dura y lo miro. Recogiendo un espárrago, él sumerge la cabeza en la salsa holandesa.

—Cómete esto —murmura en voz baja y seductora.

Accedo de buena gana.

—Realmente no comes lo suficiente. Has perdido peso desde que te conozco. —Su tono es suave.

No quiero pensar en mi peso, la verdad es, que me gusta estar así de delgada. Me trago el espárrago.


—Sólo quiero ir a casa y hacer el amor —murmuro con desconsuelo. Zayn sonríe.

—Yo también, y lo haremos. Come.

De mala gana, vuelvo a mi comida y empiezo a comer. Sinceramente, me he quitado mi ropa interior y todo. Me siento como un niño al que le ha sido negado un dulce. Él es tan bromista, un delicioso, sexy, bromista juguetón, y todo mío.

Me interroga acerca de Ethan. Ya que resulta, que Zayn hace negocios con el padre de Kate e Ethan. Mmm... Es un mundo pequeño. Me alivia saber que no menciona al Dr. Flynn o la casa ya que me resulta difícil concentrarme en nuestra conversación. Quiero ir a casa.

La anticipación carnal está desplegándose entre nosotros. Él es tan bueno en esto. Haciéndome esperar. Preparando la escena. Entre bocado y bocado, pone su mano en su muslo, muy cerca del mío, pero todavía no me toca sólo para burlarse de mí aún más. ¡Bastardo! Finalmente termino mi comida y coloco mi cuchillo y tenedor en el plato.

—Buena chica —murmura, y esas dos palabras contienen muchas promesas.

Le frunzo el ceño.

—¿Y ahora qué? —pregunto, el deseo clavando sus uñas en mi vientre. Oh, quiero a este hombre.

—¿Ahora? Nos vamos. Creo que tienes ciertas expectativas, señorita Steele. Que tengo la intención de cumplir con lo mejor de mi capacidad.

¡Vaya!

—¿Lo mejor... de tu ha... bili... dad? —tartamudeo. Santa mierda.

Él sonríe y se pone de pie.

—¿No tenemos que pagar? —le pregunto, sin aliento.

Él ladea la cabeza hacia un lado.

—Soy un miembro aquí. Me mandarán la cuenta. Ven, Anastasia, después de ti.

Se hace a un lado, y me pongo de pie para salir, consciente de que no estoy usando mi ropa interior.

Él me mira oscuramente, como si me estuviera desnudando, y me regodeo con su valoración carnal. Eso simplemente me hace sentir muy sexy, este bello hombre me desea. ¿Siempre disfrutaré de esto? Deliberadamente deteniéndome frente a él, me aliso el vestido por encima de mis caderas. Zayn susurra en mi oído:

—No puedo esperar a llegar a casa. —Pero aun así no me toca.

Mientras salimos murmura algo sobre el automóvil al maître, pero no estoy escuchando, mi Diosa interior está incandescente con anticipación. Por Dios, ella podría iluminar Seattle.

Esperando junto a los ascensores, estamos acompañados por dos parejas de mediana edad. Cuando las puertas se abren, Zayn toma mi codo y me conduce a la parte posterior. Miro a mi alrededor, y estamos rodeados por espejos oscuros de vidrio ahumado. Mientras las otras parejas entran, un hombre en un traje marrón más bien poco halagador saluda a Zayn.

—Malik —asiente con la cabeza educadamente. Zayn asiente con la cabeza en respuesta, pero no dice nada.

Las parejas se sitúan delante de nosotros, enfrentando las puertas del ascensor. Obviamente son amigos, las mujeres conversan en voz alta, entusiasmadas y animadas después de la comida. Creo que todos están un poco borrachos.

Mientras las puertas se cierran, Zayn se inclina brevemente a mi lado para atar el cordón de su zapato. Raro, los cordones de sus zapatos no están desatados.

Discretamente pone su mano sobre mi tobillo, sorprendiéndome, y mientras se pone de pie su mano se desplaza con rapidez por mi pierna, rodando deliciosamente sobre mi piel, vaya, directamente arriba. Tengo que ahogar mi grito de sorpresa cuando su mano llega a mi trasero. Zayn se coloca detrás de mí.

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