viernes, 5 de julio de 2013

Capítulo 132.

—Hola —dice. Me las arreglo para gruñir una respuesta, y su sonrisa se amplía— ¿Lo suficientemente brusco para ti?

Asiento y le doy una sonrisa a regañadientes. Caray, más rudo y tendría que dar palmadas a los dos.

—Creo que estás intentando asesinarme —murmuro.

—Muerte por orgasmo. —Sonríe con suficiencia— Hay formas mucho peores —dice, pero luego frunce el ceño ligeramente mientras un pensamiento poco placentero cruza su mente. Me angustia. Me estiro y acaricio su cara.

—Puedes matarme así en cualquier momento —susurro.

Noto que está gloriosamente desnudo y listo para la acción. Cuando toma mi mano y besa mis nudillos, me inclino y capturo su rostro entre mis manos y empujo su boca contra la mía. Me besa un momento, luego se detiene.

—Esto es lo que quiero hacer —murmura y se estira bajo su almohada en busca del control remoto de la música. Presiona un botón y los suaves acordes de una guitarra hacen eco en las paredes.

—Quiero hacerte el amor —dice, mirándome, sus ojos mieles brillando intensamente, amando con sinceridad. De fondo, suavemente, una voz familiar empieza a cantar “La Primera Vez que Vi tu Rostro”, y sus labios encuentran los míos.


Mientras me aprieto a su alrededor, encontrando mi liberación una vez más, Zayn se deshace en mis brazos, su cabeza para atrás mientras grita mi nombre.

Me agarra apretadamente contra su pecho mientras nos sentamos nariz con nariz en la mitad de la enorme cama, yo a horcajadas en él. Y en este momento —este momento de alegría con este hombre y esta música—, la intensidad de mi experiencia esta mañana aquí con él y todo lo que ha ocurrido durante la semana pasada me abruma de nuevo, no sólo físicamente, sino también emocionalmente.

Estoy tan profunda, profundamente enamorada de él. Por primera vez veo un brillo de entendimiento en cuanto a cómo se siente él respecto a mi seguridad.

Recordando su incidente con Charlie Tango ayer, me estremezco con el pensamiento y las lágrimas inundan mis ojos. Si algo alguna vez le pasara… lo amo tanto. Mis lágrimas se deslizan sin permiso por mis mejillas. Hay tantas caras de Zayn —su dulce y gentil personalidad, y su rudo y Dominante lado de puedo-hacer-lo-que-me-plazca-contigo-y-te-vendrás-como-un-tren—, sus Cincuenta sombras, todo de él. Todo es espectacular. Todo es mío. Y noto que no nos conocemos bien el uno al otro, y tenemos una montaña de asuntos con los que lidiar, pero sé que, por ambos, lo haremos, y tendremos una vida entera para hacerlo.

—Oye —susurra, agarrando mi cabeza en sus manos, mirándome. Está todavía dentro de mí— ¿Por qué estás llorando? —Su voz está llena de preocupación.

—Porque te amo tanto —susurro. Él medio cierra los ojos como si estuviera drogado, absorbiendo mis palabras. Cuando los abre de nuevo, resplandecen con su amor.

—Y yo a ti, Anastasia. Tú me… completas.

Me besa cariñosamente mientras Roberta Flack termina su canción.



Hemos hablado, hablado, y hablado, sentados juntos en la cama del Salón de Juegos, yo en su regazo, nuestras piernas alrededor de las de cada uno. La sábana de satén rojo está envuelta a nuestro alrededor como un capullo real, y no tengo idea de cuánto tiempo ha pasado. Zayn está riéndose de mi imitación de Katherine durante la sesión de fotos en el Heathman.

—Y pensar que podría haber sido ella la que viniera a entrevistarme. Gracias al Señor que existen los resfriados —murmura y besa mi nariz.

—Creo que tenía gripe, Zayn —lo regaño, deslizando mis dedos ociosamente a través del vello de su pecho y maravillándome porque esté tolerándolo tan bien—Todas las varas han desaparecido —murmuro, recordando mi distracción de antes. Él acomoda mi cabello tras mi oreja por enésima vez.

—No creo que alguna vez pases ese límite duro.

—No, no creo que lo haga —susurro con los ojos ampliamente abiertos, luego me encuentro a mí misma mirando las fustas, palas y floggers que están alineados en la pared opuesta. Él sigue mi mirada.

—¿Quieres que me deshaga de esos también? —Está divertido, pero es sincero.

—No de esa fusta… la marrón. O de ese flogger suizo, ya sabes. —Me sonrojo.

Él me sonríe.

—De acuerdo, la fusta y el flogger. Vaya, señorita Steele, estás llena de sorpresas.

—Igual que tú, Sr. Malik. Es una de la cosas que amo de ti. —Lo beso suavemente en la esquina de su boca.

—¿Qué otra cosa amas de mí? —pregunta, y sus ojos se amplían.

Sé que es gran cosa para él hacer esta pregunta. Aquello me llena de humildad y parpadeo hacia él. Amo todo de él, incluso sus Cincuenta sombras. Sé que la vida con Zayn jamás será aburrida.

—Esto. —Deslizo mi dedo índice a lo largo de sus labios—Amo esto, y lo que sale de ahí, y lo que me haces con ella. Y lo que está aquí. —Acaricio su frente— Eres tan listo, ingenioso, culto y competente en tantas cosas. Pero sobre todo, amo lo que está aquí. —Presiono mi palma gentilmente contra su pecho, sintiendo el equilibrado latir de su corazón— Eres el hombre más compasivo que alguna vez he conocido. Lo que haces. Cómo trabajas. Es impresionante —susurro.

—¿Impresionante? —Está perplejo, pero hay un rastro de humor en su cara.

Luego su rostro se transforma, y su tímida sonrisa aparece como si estuviera avergonzado, y quiero lanzarme sobre él. Así que lo hago

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