miércoles, 3 de julio de 2013

Capítulo 124.

El resto de su familia lo rodea, y Ethan y Kate se nos unen. Él aprieta la mano de Ethan y le da a Kate un rápido beso en la mejilla. La Sra. Jones regresa con una botella de cerveza y un vaso. Él agarra la botella pero sacude su cabeza hacia el vaso. Ella le sonríe y regresa a la cocina.

—Me sorprende que no quieras algo más fuerte —murmura Elliot— Entonces, ¿qué mierda te pasó? Lo primero que supe fue cuando papá me llamó para decir que la carraca esa había desaparecido.

—¡Elliot! —lo regaña Grace.

—El helicóptero —gruñe Zayn, corrigiendo a Elliot, quien sonríe, y sospecho que esta es una broma familiar.

—Sentémonos y les diré.

Zayn me lleva hasta el sofá, y todo el mundo se sienta, los ojos puestos en Zayn. Él toma un largo trago de su cerveza. Espía a Taylor vagando en la entrada y asiente. Taylor asiente en respuesta.

—¿Tu hija?

—Está bien ahora. Falsa alarma, señor.

—Qué bueno. —Zayn sonríe.

¿Hija? ¿Qué le sucedió a la hija de Taylor?

—Me alegra que esté de vuelta, señor. ¿Algo más?

—Tenemos un helicóptero que recuperar.

Taylor asiente.

—¿Ahora? ¿O podrá ser en la mañana?

—En la mañana, creo, Taylor.

—Muy bien, Sr. Malik. ¿Algo más, señor?

Zayn sacude la cabeza y levanta su botella hacia él. Taylor le da una rara sonrisa —más rara que la de Zayn, creo—, y se dirige, presumiblemente a su oficina o a su habitación.

—Zayn, ¿qué sucedió? —demanda Carrick.

Zayn se lanza a la historia. Había volado a Vancouver en el Charlie Tango con Ros, su número dos, para ocuparse de un asunto relacionado con los fondos para la universidad, en Vancouver. Apenas puedo seguirle el ritmo porque estoy tan aturdida. Simplemente sostengo la mano de Zayn y miro fijamente sus uñas de manicura, sus largos dedos, las arrugas de sus nudillos, su reloj de pulsera, un Omega con tres pequeñas esferas. Miro su hermoso perfil mientras él continúa su historia.

—Ros nunca había visto el monte Saint Helens, así que a la vuelta, y a modo de celebración, dimos un pequeño rodeo. Me enteré hace poco de que habían levantado la restricción temporal de vuelo, y quería echar un vistazo. Bueno, pues fue una suerte que lo hiciéramos. Íbamos volando bajo, a unos doscientos pies del suelo, cuando se encendieron las luces de emergencia en el panel de mandos. Había fuego en la cola… y no tuve más remedio que apagar todo el sistema electrónico y tomar tierra. —Sacude la cabeza— Aterricé junto al lago Silver, saqué a Ros y conseguí apagar el fuego.

—¿Fuego? ¿En ambos motores? —Carrick está horrorizado.

—Sip.

—¡Mierda! Pero pensé…

—Lo sé —lo interrumpe Zayn— Fue pura suerte que estuviera volando tan bajo —murmura. Me estremezco. Él libera mi mano y pone su brazo a mí alrededor.

—¿Tienes frío? —me pregunta. Sacudo la cabeza.

—¿Cómo apagaron el fuego? —pregunta Kate, sus instintos a lo Carla Bernstein haciendo la entrada. Caray, ella suena seca algunas veces.

—Con los extintores. Tenemos que llevarlos, por ley —le responde Zayn al mismo nivel.

Sus palabras de hace tiempo dan vueltas en mi mente:
''Agradezco a la divina providencia todos los días porque fueras tú la que vino a entrevistarme y no Katherine Kavanagh.''

—¿Por qué no llamaron o usaron la radio? —pregunta Grace.

Zayn sacude la cabeza.

—Con la electricidad cortada, no teníamos radio. Y no iba a arriesgarme a
encenderla por el incendio. El GPS todavía estaba funcionando en la BlackBerry, así que pude navegar para ver el camino más cercano. Nos tomó cuatro horas caminar allí. Ros tenía tacones. —La boca de Zayn se presiona en una plana y desaprobadora línea.

—No teníamos recepción telefónica. No hay cobertura en Gifford. La batería de Ros murió primero. La mía se acabó en el camino.

Santo Dios. Me tenso y Zayn me empuja en su regazo.

—Entonces, ¿cómo regresaron a Seattle? —pregunta Grace, parpadeando ligeramente al vernos, sin dudar. Me sonrojo.

—Enganchamos y reunimos nuestros recursos. Entre los dos, Ros y yo teníamos seiscientos dólares, y pensamos que tendríamos que sobornar a alguien para conducirnos de vuelta, pero el conductor de un camión se detuvo y estuvo de acuerdo en traernos a casa. Se negó a recibir el dinero y compartió su almuerzo con nosotros. —Zayn sacude su cabeza en consternación por el recuerdo—. Nos llevó mucho tiempo. Él no tenía un celular… raro, pero cierto. No me di cuenta. —Se detiene, mirando a su familia.

—¿Qué nos preocuparíamos? —se mofa Grace— ¡Oh, Zayn! —Lo regaña— ¡Nos hemos estado volviendo locos!

—Has llegado a las noticias, hermano.

Zayn pone los ojos en blanco.

—Sí. Me lo imaginé cuando llegué a esta recepción y por el puñado de fotógrafos afuera. Lo lamento, mamá, debí haberle pedido al conductor que se detuviera para poder llamar. Pero estaba ansioso por regresar. —Él mira a Justin.

Oh, es por eso, porque Justin se está quedando aquí. Frunzo el ceño por el pensamiento. Dios, tanta preocupación por esa tontería.

Grace sacude la cabeza.

—Sólo me alegra que estés de vuelta en una pieza, querido.

Empiezo a relajarme, mi cabeza contra su pecho. Huele a aire libre, ligeramente sudoroso, gel de ducha, y a Zayn, el aroma más bienvenido en el mundo. Las lágrimas empiezan a derramarse por mi cara de nuevo, lágrimas de gratitud.

—¿Ambos motores? —dice Carrick una vez más, frunciendo el ceño con incredulidad.

—Como lo oyes.

Zayn se encoge de hombros y recorre mi espalda con su mano.

—Oye —susurra. Pone sus dedos bajo mi barbilla y levanta mi cabeza— Deja de llorar.

Me limpio la nariz con la parte trasera de mi mano en una manera muy impropia de una dama.

—Deja de desaparecer. —Lloriqueo y sus labios se curvan.

—Fallo eléctrico… eso es raro, ¿verdad? —dice Carrick de nuevo.

—Sí, se me pasó por la mente también, papá. Pero justo ahora, sólo me gustaría ir a la cama y no pensar en toda esa mierda mañana.

—Entonces, ¿los medios saben que Zayn Malik ha sido encontrado sano y salvo? —dice Kate.

—Sí. Andrea y mis asistentes lidiaran con los medios. Ros la llamó después de que la dejáramos en casa.

—Sí, Andrea me llamó para decirme que todavía estabas vivo —sonríe Carrick.

—Debo darle un aumento a esa mujer. De seguro es tarde —dice Zayn.

—Creo que esa es una pista, damas y caballeros, de que mi querido hermano necesita su sueño de belleza. —Se burla Elliot sugestivamente. Zayn le hace una mueca.

—Cary, mi hijo está a salvo. Puedes llevarme a casa ahora.

¿Cary? Grace mira con adoración a su esposo.

—Sí. Creo que deberíamos dormir —responde Carrick, sonriéndole.

No hay comentarios:

Publicar un comentario