miércoles, 3 de julio de 2013

Capítulo 121.

Mi teléfono suena inesperadamente y mi corazón brinca. ¡Zayn! Pero no, es Kate, ¡mi mejor amiga al fin!

—¡Anastasia! —grita desde donde sea que este.

—¡Kate! ¿Estás de regreso? Te extrañé.

—Yo también. Tengo mucho que contarte. Estamos en el aeropuerto, yo y mi hombre. —Se ríe de una forma tan anti-Kate.

—Genial. Yo también tengo mucho que contarte.

—¿Nos vemos en el departamento?

—Voy a ir por una bebida con Justin. ¿Te nos unes?

—¿Justin está en la ciudad? ¡Claro! Mándame un mensaje con el lugar.

—Está bien —contesto. Mi mejor amiga está en casa. ¡Después de todo este tiempo!

—¿Estás bien, Anastasia?

—Sí, estoy bien.

—¿Sigues con Zayn?

—Sí.

—Bien. ¡Hasta luego!

Oh, no ella también. La influencia de Elliot no tiene límites.

—Sí, hasta luego, nena. —Me río y cuelgo.

Wow. Kate está en casa. ¿Cómo le voy a decir todo lo que ha pasado? Debería escribirlo para que no se me olvide nada.


Una hora más tarde el teléfono de mi oficina suena. ¿Zayn? No, es Claire.

—Deberías ver al tipo preguntando por ti en recepción. ¿Cómo es que llegas a conocer a todos estos sexis muchachos Anastasia?

Justin debió de haber llegado. Volteo al reloj, son las seis menos cinco, y un pequeño estremecimiento de emoción me atraviesa. No lo he visto en años.

—¡Anastasia, wow! Te ves muy bien. Tan madura. —Me sonríe.

Solo porque estoy usando un vestido sofisticado… ¡Jesús!
Me abraza fuertemente.

—Y alta —murmura en asombro.

—Sólo son los zapatos, Justin. Tú tampoco te ves mal.

Está usando jeans, una camisa negra y una camiseta de franela de cuadros blancos y negros.

—Voy por mis cosas y nos podemos ir.

—Bien. Esperare aquí.


Agarro dos Rolling Rocks del bar y me dirijo a la mesa donde Justin está sentado.

—¿Te parece bien el lugar de Zayn?

—Sí. No he entrado. Sólo deje las fotos al servicio de elevador. Un tipo llamado Taylor las recogió. Parece un lugar tranquilo.

—Lo es. Deberías de ver el interior.

—No puedo esperar. Salud, Anastasia. Seattle te favorece.

Me sonrojo cuando chocamos las botellas. Es Zayn el que me favorece.

—Salud. Cuéntame de tu espectáculo y cómo te fue.

Me cuenta la historia. De todas sus fotos vendió tres, que se ocuparon para el préstamo de sus estudios y le dejaron algo de efectivo para gastar.

—Y estoy comisionado para capturar paisajes para la Autoridad Turística de Portland. ¿Genial, no? —Termina orgullosamente.

—Oh Justin, eso es maravilloso. ¿Y no interfiere con tus estudios verdad? —Le frunzo el ceño.

—Nah. Ahora que ustedes se han ido y tres de los chicos con los que solía salir, tengo más tiempo.

—¿Ninguna chica caliente que te mantenga ocupado? La última vez que te vi, tenías media docena de mujeres colgando con cada palabra. —Le arqueé una ceja.

—Nah, Anastasia. Ninguna de ellas es mujer suficiente para mí. —Es todo un hombre.

—Oh, seguro. Justin Bieber un Casanova. —Me río.

—Hey. Tengo mis momentos, Steele. —Luce algo herido y me siento escarmentada.

—Seguro. —Lo aliento.

—Así que, ¿cómo ha estado Malik? —pregunta, su tono cambia, más frío.

—Está bien. Estamos bien —murmuro.

—Serios, ¿te refieres?

—Sí. Serios.

—¿No es un poco grande para ti?

—Oh Justin. Tú sabes lo que dice mi mamá… nací vieja.

La boca de Justin se tuerce con ironía.

—¿Cómo está tu mamá? —Y así, estamos fuera de la zona de peligro.

—¡Anastasia!

Me volteo y ahí está Kate y Ethan. Ella se ver hermosa: bronceada, cabello dorado rosáceo, piel dorada, y una radiante sonrisa blanca, y tan en forma en su blusón blanco y pantalones ajustados blancos. Todos los ojos están en Kate. Salto de mi asiento y le doy un abrazo. ¡Oh como extrañé a esta mujer!

Me empuja lejos de ella y me sostiene a la distancia de nuestros brazos, examinándome. Me sonrojo debajo de su intensa mirada.

—Has perdido peso. Mucho peso. Y te ves diferente. Madura. ¿Qué ha pasado? — dice, como mamá gallina, preocupada y mandona—Me gusta tu vestido, te queda.


—Ha pasado tanto desde que te fuiste. Te digo luego cuando estemos en casa. — No estoy lista para la Inquisición Katherine Kavanagh. Me mira sospechosamente.

—¿Estás bien? —pregunta amablemente.

—Sí.

Sonrío, aunque estaría más feliz si supiera dónde está Zayn.

—Bien.

—Hola, Ethan. —Le sonrió, y me da un abrazo rápido.

—Hola, Anastasia —susurra en mi oreja.

Justin le frunce el ceño.

—¿Cómo estuvo el almuerzo con Mia? —le preguntó a Ethan.

—Interesante —dice crípticamente.

—Ethan, ¿conoces a Justin?

—Lo conocí una vez —murmura Justin, evaluándolo mientras se saludan.

—Sí, en casa de Kate en Vancouver —dice Ethan, sonriéndole a Justin— Seguro. ¿Quién quiere una bebida?


Me dirijo a los baños. Ahí le mando a Zayn nuestra ubicación; quizá se nos una. No hay llamadas perdidas de él ni e-mails. No es normal en él.

—¿Qué pasa, Anastasia? —pregunta Justin mientras regreso a la mesa.

—No puedo localizar a Zayn. Espero que este bien.

—Va a estar bien. ¿Otra cerveza?

—Claro.

Kate se atraviesa en la mesa.

—¿Ethan dijo que una loca ex-novia estuvo en el departamento con una pistola?

—Pues… sí. —Me encojo disculpándome. Oh Jesús. ¿Tenemos que hacer esto ahora?

—Anastasia, ¿qué demonios ha estado pasando? —Kate se detiene abruptamente y checa su teléfono.

—Hola, nene —dice cuando contesta. ¡Nene! Frunce el ceño y voltea a verme— Claro —dice y voltea a verme—Es Elliot… quiere hablar contigo.

—Anastasia. —La voz de Elliot es fría y tranquila, mi cuero cabelludo se levanta.

—¿Qué está mal?

—Es Zayn. No ha llegado de Portland.

—¿Qué? ¿A qué te refieres?

—Su helicóptero está perdido.

—¿Charlie Tango? —susurro mientras todo el aire abandona mi cuerpo— ¡ No!

No hay comentarios:

Publicar un comentario