viernes, 5 de julio de 2013

50 sombras liberadas.



Prólogo (Pesadilla De Zayn)


¡Mami! ¡Mami!

Mami está dormida en el suelo. Ha estado dormida por un largo tiempo. Peino su cabello porque a ella le gusta eso. No se despierta. La sacudo.
¡Mami! Mi estómago duele. Está hambriento.

Él no está aquí. Tengo sed. En la cocina, empujo una silla hacia el fregadero, y bebo algo. El agua salpica mi suéter azul. Mami todavía está dormida.

¡Mami, despierta! Ella yace quieta. Está fría. Traigo mi frazada, y cubro a mi mami, y yazco en la pegajosa alfombra verde a su lado.

Mami todavía está dormida. Tengo dos coches de juguete. Corren por el suelo donde mami está durmiendo. Creo que está enferma. Busco algo de comer. En el refrigerador encuentro guisantes. Están fríos. Los como lentamente. Hacen que me duela la barriguita.

Duermo junto a mami. Los guisantes se han terminado. En el refrigerador hay algo. Huele raro. Lo lamo y mi lengua se queda pegada a ello. Lo como lentamente. Sabe feo. Bebo algo de agua.

Juego con mis coches, y duermo junto a mami. Mami está tan fría, y no se despierta. La puerta se abre de un golpe. Cubro a mami con mi cubrecama. Él está aquí.

Mierda, ¿qué infiernos pasó aquí? Oh, la loca perra jodida. Mierda. Joder. Apártate de mi camino, pedazo de mierda.

Él me patea, y golpeo mi cabeza contra el suelo. Mi cabeza duele.
La mujer policía está aquí.
No. No. No. No me toque. No me toque. No me toque. 

La mujer policía tiene mi cubrecama, y me agarra. Grito. ¡Mami! ¡Mami! Quiero a mi mami. Las palabras se han ido. No puedo decir las palabras. Mami no puede oírme. No tengo palabras.



—¡Zayn! ¡Zayn! —Su voz es urgente, empujándolo desde las profundidades de su pesadilla, las profundidades de su desesperación— Estoy aquí. Estoy aquí.

Él despierta y ella se está inclinando sobre él, agarrando sus hombros, sacudiéndolo; su rostro lleno de angustia, sus ojos azules de par en par, rebosantes de lágrimas.

—Anastasia —Su voz es apenas un susurro, el sabor del miedo manchando su boca— Estás aquí.

—Por supuesto que estoy aquí.

—Tuve un sueño…

—Lo sé. Estoy aquí, estoy aquí.

—Anastasia —susurra su nombre, y es un talismán contra el oscuro y asfixiante pánico que atraviesa su cuerpo.

—Tranquilo, estoy aquí. —Ella se enrolla a su alrededor, sus miembros formando una cuchara alrededor de él, su calidez deslizándose en su cuerpo, forzando a las sombras a retroceder, forzando al miedo a retroceder. Ella es un rayo de sol, ella es la luz… ella es suya.

—Por favor, no peleemos. —Su voz es roca mientras envuelve sus brazos alrededor de ella.

—De acuerdo.

—Los votos. No obedecer. Puedo hacer esto. Encontraremos la forma. —Las palabras se apresuran a salir de su boca en un nudo de emoción, confusión y ansiedad.

—Sí. Lo haremos. Siempre encontraremos la forma —susurra ella y sus labios están sobre los suyos, silenciándolo, trayéndolo de vuelta al ahora.

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