miércoles, 3 de julio de 2013

Capítulo 119.

—Así que quieres sexo en el auto —murmura Zayn mientras enciende el auto.

—Francamente, habría estado feliz con el piso del vestíbulo.

—Confía en mí Anastasia, igual yo. Pero no me apetece ser arrestado a esta hora de la noche y no quiero follarte en el baño. Bueno, no hoy.

¡Qué!

—¿Quieres decir que existía la posibilidad?

—Oh sí.

—¡Regresemos!

Se vuelve a mirarme y ríe. Su risa es infecciosa; pronto ambos estamos riendo… maravillosas, catárticas, carcajadas de cabeza-inclinada-atrás. Estirándose, coloca su mano en mi rodilla, acariciándola suavemente con sus largos dedos habilidosos.

Dejo de reír.

—Paciencia Anastasia —murmura y entra en el tráfico de Seattle.

Estaciona el Saab en el garaje del Escala y apaga el motor. Repentinamente, en los confines del auto, la atmósfera entre nosotros cambia. Con anticipación descarada, le echo un vistazo, tratando de contener mi corazón palpitante. Él se vuelve hacia mí, apoyándose contra la puerta, su codo apoyado sobre el volante. Tira de su labio inferior con sus dedos pulgar e índice. Su boca es tan distrayente.

La quiero en mí. Está mirándome fijamente, sus ojos miel oscuro. Mi boca se seca. Él sonríe una lenta sonrisa sexy.

—Follaremos en el auto en el momento y lugar de mi elección. Justo ahora, quiero tomarte en cada superficie disponible de mi apartamento.

Es como si estuviera hablándome por debajo de la cintura… mi Diosa interna realiza cuatro arabescos y el Pas de Basque.

—Sí. —Jesús, sueno tan jadeante, desesperada.

Se inclina hacia adelante un instante. Cierro mis ojos, esperando por su beso, pensando… finalmente. Pero nada pasa. Después de un momento, abro mis ojos para encontrarlo mirándome. No puedo entender en qué está pensando, pero antes de poder decir nada, me distrae una vez más.

—Si te beso ahora no lo haremos en el apartamento. Ven.

¿Este hombre podría ser un poco más frustrante? Se baja del auto.

Una vez más, esperamos por el ascensor, mi cuerpo está zumbando con anticipación. Zayn sostiene mi mano, corriendo su pulgar rítmicamente a través de mis nudillos, cada trazo haciendo eco a través de mí. Oh, quiero sus manos sobre todo de mí. Me ha torturado lo suficiente.

—Entonces, ¿qué pasó con la gratificación instantánea? —murmuro mientras esperamos.

Zayn sonríe con suficiencia hacia mí.

—No es apropiada en cada situación Anastasia.

—¿Desde cuándo?

—Desde esta tarde.

—¿Por qué estás torturándome tanto?

—Ojo por ojo, señorita Steele.

—¿Cómo te estoy torturando?

—Creo que lo sabes.

Miro hacia él y su expresión es difícil de leer. Quiere mi respuesta… eso es todo.

—Me gusta la gratificación retardada también —susurro, sonriendo tímidamente.

Tira de mi mano inesperadamente y de repente estoy en sus brazos. Agarra el cabello en mi nuca, tirando suavemente, así mi cabeza se inclina hacia atrás.

—¿Qué puedo hacer para que digas que sí? —pregunta fervientemente, tirándome fuera de balance una vez más. Parpadeo hacia él… a su encantadora, seria, desesperada expresión.

—¿Darme algo de tiempo? Por favor —murmuro.

Él gime y finalmente me besa, largo y duro. Luego estamos en el ascensor, y somos todo manos, bocas, lenguas, labios, dedos y cabello. Deseo, denso y fuerte, se lanza a través de mi sangre, enturbiando toda mi razón. Me empuja contra la pared, fijándome con sus caderas, una mano en mi cabello, la otra en mi barbilla, manteniéndome en el lugar.

—Te pertenezco —susurra— Mi destino está en tus manos Anastasia.

Sus palabras son intoxicantes y en mi estado sobrecalentado quiero rasgar su ropa.

Le quito su chaqueta, y mientras el ascensor llega al apartamento, salimos atropelladamente al vestíbulo.

Zayn me inmoviliza en la pared cerca del ascensor, su chaqueta cayendo al suelo, y su mano viaja hasta mis piernas, sus labios nunca dejan los míos. Levanta mi vestido.

—Primera superficie aquí —dice en voz baja y me levanta abruptamente—. Envuelve tus piernas a mí alrededor.

Hago como me ha dicho y él se vuelve y me coloca sobre la mesa del vestíbulo, por lo que él está de pie entre mis piernas. Soy consciente de que el usual jarrón de flores no está. ¿Eh? Alcanzando el bolsillo de sus pantalones, pesca un paquete de papel aluminio y me lo tiende, deshaciendo su bragueta.

—¿Sabes cuánto me enciendes?

—¿Qué? —Jadeo—. No… yo…

—Bueno, lo haces —murmura—Todo el tiempo.

Agarra el paquete de papel de aluminio de mis manos. Oh, esto es tan rápido, pero después de todo sus tentadoras burlas, lo deseo con urgencia… justo ahora. Él mira abajo hacia mí mientras rueda el preservativo, luego pone sus manos bajo mis muslos, desplegando mis piernas más amplias.

Posicionándose, se detiene.

—Mantén tus ojos abiertos. Quiero verte —susurra y levantando mis dos manos con las suyas, se hunde lentamente dentro de mí.

Lo intento, realmente lo hago, pero la sensación es tan exquisita. Lo que he estado esperando después de todas sus burlas. Oh, la plenitud, este sentimiento… gimo y arqueo mi espalda en la mesa.

—¡Abiertos! —gruñe, apretando sus manos en las mías e impulsándose tan bruscamente dentro de mí que grito.

Parpadeo mis ojos abiertos, y él me mira fijamente hacia abajo con los ojos muy abiertos. Lentamente se retira luego se clava en mí una vez más, su boca aflojándose y luego formando un Ah… pero él no dice nada. Viendo su excitación, su reacción hacia mí… me ilumino dentro, mi sangre abrasando a través de mis venas. Sus ojos mieles queman en los míos. Reanuda el ritmo y me deleito en él, en la gloria, viéndolo, viéndome —su pasión, su amor— mientras nos corremos, juntos. Grito mientras exploto a su alrededor, y Zayn sigue.

—¡Sí Anastasia! —grita.

Colapsa sobre mí, liberando mis manos y descansando su cabeza sobre mi pecho. Mis piernas todavía están envueltas a su alrededor y bajo los pacientes, maternales ojos de las pinturas de Madona, acuno su cabeza contra mí y lucho por recuperar el aliento.

Él levanta su cabeza para mirarme.

—No he terminado contigo todavía —murmura e inclinándose hacia arriba, me besa.


Yazco desnuda en la cama de Zayn, tendida sobre su pecho, jadeando. Santo cielo, ¿nunca se agota su energía? Zayn traza sus dedos arriba y debajo de mi espalda.

—¿Satisfecha señorita Steele?

Murmuro mi asentimiento. No me queda ninguna energía para hablar.
Levantando mi cabeza, giro mis ojos desenfocados hacia él y me deleito en su cálida, cariñosa mirada. Muy deliberadamente, oriento mi cabeza hacia abajo por lo que sabe que voy a besar su pecho.

Se tensa momentáneamente y planto un suave beso en el vello de su pecho, respirando su único aroma a Zayn, mezclado con sudor y sexo. Es embriagador. Rueda de lado por lo que estoy yaciendo bajo él y mira abajo hacia mí.

—¿El sexo es así para todos? Me sorprende que la gente no se quede en casa todo el tiempo — murmuro, sintiendo repentinamente timidez.

Él sonríe.

—No puedo hablar por todos, pero es bastante malditamente especial contigo Anastasia. —Se inclina y me besa.

—Eso es porque usted es malditamente especial Sr. Malik. —Estoy de acuerdo, sonriendo hacia él y acariciando su rostro. Parpadea hacia mí desconcertado.

—Es tarde. A dormir —dice. Me besa, luego se acuesta y me hala hacia él por lo que estamos abrazados de lado en la cama.

—No te gustan los cumplidos.

—Ve a dormir Anastasia.

Hum… pero él es bastante malditamente especial. Jesús… ¿Por qué no se da cuenta de eso?

—Me encantó la casa —murmuro.

Él no dice nada por un momento, pero siento su sonrisa.

—Te amo. Ve a dormir.

Acaricia mi cabello y derivo en un sueño, segura en sus brazos, soñando con puestas de sol, puertas francesas y amplias escaleras… y un pequeño niño de cabello castaño claro corriendo a través de una pradera, alegre y riéndose tontamente mientras lo persigo.

—Me tengo que ir nena. —Zayn me besa justo debajo de mi oreja.

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