miércoles, 3 de julio de 2013

Capítulo 113.

En la calle, se da la vuelta hacia mí.

—¿Cómo ha sido eso? —Su voz está ansiosa.

—Ha estado bien.

Me mira sospechosamente. Ladeo mi cabeza a un lado.

—Señor Malik, por favor no me mire de esa forma. Bajo las órdenes del doctor le voy a dar el beneficio de la duda.

—¿Qué significa eso?

—Ya verás.

Su boca se tuerce y sus ojos se estrechan.

—Entra en el auto —me ordena mientras abre la puerta del pasajero del Saab. Oh, cambio de dirección. Mi BlackBerry vibra. Lo saco de mi bolso.

¡Mierda, Justin!

—Hola.

— Anastasia, hola…

Miro fijamente a Cincuenta, quien me está mirando sospechosamente.

—Justin —vocalizo hacia él.

Me mira sin inmutarse, pero sus ojos se endurecen. ¿Cree que no me doy cuenta? Vuelvo mi atención a Justin otra vez.

—Siento no haberte llamado. ¿Es sobre mañana? —preguntó a Justin, pero miro a Zayn.

—Sí, escucha… hablé con un tipo en la casa de Malik, así que sé dónde voy a enviar las fotos, y debería llegar entre las cinco y las seis… Después de eso, estoy libre.

Oh.

—Bueno, la verdad es que estoy con Zayn en este momento, y si quieres, dice que te puedes quedar en su casa.

Zayn aprieta su boca en una dura línea. Hmm, menudo anfitrión está hecho. Justin está callado un momento, absorbiendo esta noticia. Me encojo. No he tenido oportunidad de hablarle sobre Zayn.

—Bien —dice finalmente— Esta cosa con Malik, ¿es seria?

Le doy la espalda al auto y ando al otro lado de la acera.

—Sí.

—¿Cómo de serio?

Pongo los ojos en blanco y paro. ¿Por qué tiene Zayn que estar escuchando?

—Serio.

—¿Está ahora contigo? ¿Por eso estás hablando en monosílabos?

—Sí.

—De acuerdo. ¿Tienes permitido salir mañana?

—Claro que lo tengo permitido. —Espero. Automáticamente cruzo los dedos.

—Así que, ¿dónde quedamos?

—Podrías recogerme del trabajo —ofrezco.

—Está bien.

—Te enviaré la dirección por mensaje.

—¿Qué hora?

—¿A las seis?

—Claro. Te veré entonces, Anastasia. Estoy deseándolo. Te echo de menos.

Sonrío.

—Genial. Te veré entonces.

Apago el móvil y me doy la vuelta.

Zayn está inclinado contra el auto mirándome cuidadosamente, su expresión imposible de leer.

—¿Cómo está tu amigo? —pregunta fríamente.

—Está bien. Me va a recoger del trabajo, y creo que iremos a tomar algo. ¿Te gustaría unirte?

Zayn duda, sus ojos mieles fríos.

—¿No crees que intentará algo?

—¡No! —Mi tono es exasperado, pero me abstengo de poner los ojos en blanco.

—Está bien. —Zayn sube las manos en derrota—Sales con tu amigo, y te veo más tarde por la noche.

Estaba esperando una pelea, y su fácil consentimiento me desconcierta.

—¿Ves? Puedo ser razonable. —Sonríe con suficiencia.

Mi boca se tuerce. Eso ya lo veremos.

—¿Puedo conducir?

Zayn parpadea hacia mí, sorprendido por mi petición.

—Preferiría que no lo hicieras.

—¿Por qué, exactamente?

—Porque no me gusta que me lleven.

—Lo soportaste esta mañana, y pareces tolerar que Taylor te lleve.

—Confío en la conducción de Taylor incondicionalmente.

—¿Y no la mía? —Pongo mis manos en mis caderas— Honestamente, tu obsesión por el control no conoce límites. He estado conduciendo desde que tenía quince años.

Se encoge de hombros en respuesta, como si eso no tuviese importancia en absoluto. Oh, ¡es tan exasperante!

¿Beneficio de la duda? Bueno, que se joda.

—¿Es éste mi coche? —pregunto.

Frunce el ceño hacia mí.

—Claro que es tu coche.

—Entonces dame las llaves, por favor. Lo he conducido dos veces, y solo para ir y volver del trabajo. Te estás llevando toda la diversión.

Estoy en modo pucheros completamente.
Los labios de Zayn se mueven con una sonrisa reprimida.

—Pero no sabes a dónde vamos.

—Estoy segura de que puedes iluminarme, señor Malik. Has hecho un gran trabajo hasta ahora.

Me mira asombrado y después sonríe, su nueva sonrisa tímida que me desarma completamente y me deja sin respiración.

—Gran trabajo, ¿eh? —murmura.

Me sonrojo.

—La mayor parte, sí.

—Bueno, en ese caso. —Me da las llaves, da la vuelta hasta la puerta del conductor, y la abre para mí.


—Izquierda aquí —ordena Zayn, y nos dirigimos norte hacia la I-5— Demonios, suavemente, Anastasia. —Se sujeta del tablero.

Oh, por todos los cielos. Pongo los ojos en blanco, pero no me giro para mirarlo. Van Morrison canta con voz suave de fondo a través del sistema de sonido del coche.

—¡Frena!

—¡Estoy frenando!

Zayn suspira.

—¿Qué ha dicho Flynn? —Oigo su ansiedad en su voz.

—Te lo he dicho. Dice que debería darte el beneficio de la duda. —Maldición, quizás debería haber dejado a Zayn conducir. Entonces le podría mirar. De hecho… señalo para parar el coche.

—¿Qué estás haciendo? —replica, alarmado.

—Dejándote conducir.

—¿Por qué?

—Para poder mirarte.

Ríe.

—No, no, querías conducir. Así que, tú conduces, y yo te miro.

Le miro con el ceño fruncido.

—¡Mantén tus ojos en la carretera! —grita.

Mi sangre hierve. ¡Bien! Paro en la cuneta justo antes de un semáforo y salgo furiosa del coche, dando un portazo, y me quedo de pie en la acera, los brazos cruzados, lo miro. Él sale del coche.

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