miércoles, 3 de julio de 2013

Capítulo 115.

Zayn continúa conduciendo pasando junto a casas de una sola planta, bien cuidadas, donde los chicos juegan en grupos alrededor de los aros de baloncesto en sus patios o van en bicicleta y están corriendo en la calle.
Todo tiene una apariencia próspera y saludable con las casas enclavadas entre los árboles. ¿Quizás vamos a visitar a alguien? ¿A quién?

Unos minutos más tarde, Zayn se vuelve bruscamente hacia la izquierda, y nos encontramos en frente de dos puertas de metal blanco ornamentado en una pared de piedra arenisca de seis metros de altura. Zayn presiona un botón en el pomo de la puerta y la ventana eléctrica zumba tranquilamente bajo el marco de la puerta. Pica un número en el teclado numérico y las puertas se abren dándonos la bienvenida.

Me mira, y su expresión ha cambiado. Parece intranquilo, nervioso incluso.

—¿Qué pasa? —le pregunto, y no puedo ocultar la preocupación en mi voz.

—Una idea —dice tranquilamente y desliza el Saab a través de las puertas.

Nos dirigimos hacia una senda arbolada lo suficientemente amplia como para dos coches. Por un lado, los árboles cercan un área densamente boscosa y por el otro hay una inmensa pradera donde, el campo cultivado ha sido cosechado y arado.

Las hierbas y las flores silvestres, han reclamado su espacio, creando una idílica pradera rural, donde la brisa de la tarde ondea suavemente a través de la hierba y el sol del atardecer cubre de una fina capa dorada las flores silvestres. Es precioso, absolutamente tranquilo, y de repente me imagino estirada en el césped mirando hacia arriba a un cielo de verano azul claro. El pensamiento es tentador, pero por alguna extraña razón me hace sentir nostalgia. Lo que es extraño.

La senda serpentea alrededor y se abre en una amplia calzada delante de una imponente casa de estilo Mediterráneo de piedra arenisca rosa suave. Es magnífica. Todas las luces están encendidas, y cada ventana brillantemente iluminada en el atardecer. Hay un elegante, BMW negro estacionado delante del garaje para cuatro coches, pero Zayn sigue adelante hasta quedar fuera del gran pórtico.

Mmm… ¿Me pregunto quién vive aquí? ¿Por qué lo estamos visitando?

Zayn me mira ansiosamente cuando apaga el motor del automóvil.

—¿Mantendrás una actitud abierta? —me pregunta.

Frunzo el entrecejo.

—Zayn, he necesitado a una actitud abierta desde el día que te conocí.

Él sonríe irónicamente y asiente con la cabeza.

—Buen razonamiento, Srta. Steele. Vamos.

Las puertas de madera oscuras se abren, y una mujer con el cabello de color castaño oscuro, una sonrisa sincera, y un traje lila fuerte está esperando. Estoy agradecida de haberme cambiado a mi nuevo vestido azul marino para impresionar al Dr. Flynn. De acuerdo, no llevo unos tacones asesinos como ella, pero aun así no visto unos desgastados pantalones vaqueros.

—Sr. Malik. —Ella sonríe cálidamente y se estrechan las manos.

—Srta. Kelly —dice educadamente.

Ella me sonríe y yo sostengo su mano mientras la estrecho. Su rubor del tipo “¿no es él deslumbrantemente hermoso? Desearía que fuera mío“ no pasa desapercibido.

—Olga Kelly —anuncia despreocupadamente.

—Anastasia Steele —murmuro de vuelta.

¿Quién es esta mujer? Ella está de pie a un lado, dándonos la bienvenida a la casa. Es un shock cuando camino dentro. El lugar está vacío, completamente vacío. Nos encontramos en un gran vestíbulo. Las paredes son de un color amarillo pálido con marcas del lugar dónde unos cuadros debieron de haber estado colgados alguna vez. Todo lo que queda son las lámparas de cristal anticuado. Los suelos son de madera leñosa. Hay puertas cerradas a cada lado de nosotros, pero Zayn no me da tiempo para asimilar lo que está pasando.

—Ven —dice, y tomando mi mano, me lleva a través de la entrada en forma de arco delante de nosotros hacia un vestíbulo interno más grande. Está dominado por una amplia escalera de caracol con una balaustrada de hierro intrincado pero él no se detiene aún. Me lleva hasta el salón principal, que está vacío, salvo por una gran alfombra descolorida en color oro, la alfombra más grande que he visto alguna vez. Oh, y hay cuatro candelabros de cristal.

Pero la intención de Zayn ahora es clara, cuando nos dirigimos a través de la habitación y salimos a través de las puertas francesas abiertas a una gran terraza de piedra. Por debajo de nosotros hay medio campo de fútbol de cuidado césped, pero más allá las vistas del paisaje son... ¡Wow!
La panorámica, la vista interrumpida es impresionante, asombrosa: el crepúsculo sobre el Sound. ¡Oh dios…!

En la distancia se encuentra la isla de Bainbridge y aún más sorprendente, sobre el cristalino crepúsculo, con el sol hundiéndose lentamente en el horizonte, resplandeciendo y brillando, más allá el Parque Nacional Olympic. Los tonos bermellón sangran en el cielo, los ópalos, las aguamarinas, los cerúleos, se fusionan con los morados oscuros de las escasas nubes tenues y la tierra más allá el Sound. Es la mejor naturaleza, una sinfonía visual orquestada en el cielo y reflejada en las aguas profundas, que todavía riegan el Sound. Estoy perdida en la vista, mirando fijamente, intentando absorber tanta belleza.

Me doy cuenta que estoy conteniendo la respiración asombrada, y Zayn todavía está sosteniendo mi mano. Cuando a regañadientes aparto mis ojos de la vista, él me está mirando ansiosamente.

—¿Me trajiste aquí para admirar la vista? —susurro. Él asiente con expresión seria.

—Es asombroso, Zayn. Gracias —murmuro, mientras permito a mis ojos contemplar una vez más. Él suelta mi mano.

—¿Te gustaría poder contemplarlo el resto de tu vida? —respira.

¿Qué? Lanzo mi cara de vuelta a él, pensativo. Creo que mi boca se abre, y balbuceo inexpresivamente.

—Siempre he querido establecerme en la costa. Navego arriba y debajo en el Sound envidiando estas casas. Este lugar no ha estado mucho tiempo en el mercado. Quiero comprarlo, demolerlo, y construir una casa nueva… para nosotros —susurra, y sus ojos brillan, translúcidos con sus esperanzas y sueños.

¡Santo cielo! De alguna manera permanezco erguida. Estoy delirando. ¡Vivir, aquí! ¡En este hermoso refugio! Para el resto de mi vida...

—Es simplemente una idea —agrega, con cautela.

Miro atrás para evaluar el interior de la casa. ¿Cuánto vale? Debe ser, qué, ¿cinco, diez millones de dólares? No tengo ni idea.

—¿Por qué quieres demolerla? —le pregunto, mirándole. Su cara parece decepcionada. ¡Oh no!

—Me gustaría hacer un hogar más sostenible, utilizando las últimas técnicas ecológicas. Elliot podría construirla.

Miro atrás en la sala de nuevo. La Srta. Olga Kelly está en un extremo, mariposeando por la entrada. Es de la inmobiliaria, claro. Observo que la habitación es enorme y de doble altura, un poco como la gran sala en el Escala. Hay un balcón superior, que debe ser el rellano del segundo piso. Hay una enorme chimenea y toda una línea de puertas francesas que abren hacia la terraza. Tiene un encanto del viejo mundo.

—¿Podemos echar una ojeada alrededor de la casa?

Él parpadea hacia mí.

—Claro —se encoge de hombros, perplejo.

La cara de Srta. Kelly se ilumina como si fuera Navidad cuando nos dirigimos dentro. Está encantada de llevarnos de gira y nos da la charla.

La casa es enorme: tres mil setecientos metros cuadrados en dos mil quinientas hectáreas de terreno. Así como esta sala principal, hay un comedor… no, una isla que separa, la cocina adjunta con el cuarto de estar… ¡Familiar! Un cuarto de música, una biblioteca, un estudio y, para mi gran sorpresa, una piscina cubierta y una suite para ejercitarse con sauna y vapor adjunta. Abajo en el sótano hay un cine —¡Jesús!— y una sala de juegos. Hmm... ¿Qué tipo de juegos podríamos jugar aquí?

La Srta. Kelly señala todo tipo de características, pero básicamente la casa es bonita y evidentemente una vez fue una casa familiar feliz. Es ahora un poco vieja, pero nada que no se pueda arreglar con una buena reforma.

Cuando seguimos a la Srta. Kelly hasta la magnífica escalera principal al segundo piso, apenas puedo contener mi emoción... esta casa tiene todo lo que jamás podría desear en una casa.

—¿No podría hacer la casa existente más ecológica y auto-suficiente?

Zayn parpadea hacia mí, confundido.

—Tendría que preguntarle a Elliot. Él es el experto en todo esto.

La Srta. Kelly nos lleva a la suite principal donde unas enormes ventanas deslizantes dan paso a un balcón, y la vista todavía es espectacular. Podría sentarme en la cama y mira fuera todo el día, observando los barcos de vela y el cambio climático.

Hay cinco habitaciones adicionales en este piso. Niños. Aparto a un lado este pensamiento de prisa. Tengo demasiado que procesar ya. La Srta. Kelly está sugiriendo diligentemente a Zayn cómo se pueden acomodar centro de equitación y un área cercada. ¡Caballos! Flashes de imágenes espantosas de mis pocas lecciones de equitación pasan través de mi mente, pero Zayn no parece estar escuchando.

—¿El área cercada estaría dónde está el prado ahora? —pregunto.

—Sí —dice la Srta. Kelly alegremente.

Para mí el prado parece un lugar para dejar crecer el césped y hacer picnics, no para que algún demonio de cuatro de patas vagabundee.

De regreso a la sala principal, la Srta. Kelly desaparece discretamente, y Zayn me lleva una vez más a la terraza. El sol se ha puesto y las luces de los pueblos en la península Olympic parpadean en un extremo del Sound.

Zayn tira de mí a sus brazos y levanta mi barbilla con su dedo índice, mirando fijamente abajo hacia a mí.

—¿Difícil de superar? —pregunta, con expresión ilegible.

Asiento con la cabeza.

— Quería comprobar que te gustara antes de comprar.

—¿Las vistas?

Él asiente.

—Me encantan las vistas, y me gusta la casa que hay aquí.

—¿Te gusta?

Le sonrío tímidamente.

—Zayn, me ganaste con en el prado.

Sus labios se separan cuando él inhala fuertemente, luego su cara se transforma con una sonrisa y de repente sus manos están enterradas en mi cabello y su boca está sobre la mía.

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