viernes, 5 de julio de 2013

Capítulo 131.

Me resisto a tocarlo, pero inhalo su aroma glorioso de Zayn, aún fresco de la ducha la noche anterior. Mmm… Debería embotellar esto.

Espero a que espose mis muñecas, pero sujeta cada esposa por encima de mis codos. Eso me hace arquear la espalda, empujando mis pechos hacia adelante, a pesar de que mis codos no están de ningún modo entre sí. Cuando ha terminado, se para hacia atrás para admirarme.

—¿Se siente bien? —pregunta.

No es la más cómoda de las posiciones, pero estoy tan conectada con anticipación para ver a dónde va con esto que asiento, débil con deseo.

—Bien. —Él saca la máscara de su bolsillo trasero.

—Creo que has visto suficiente por ahora —murmura.

Desliza la máscara sobre mi cabeza, tapándome los ojos. Mis respiraciones repuntan. Dios. ¿Por qué no ser capaz de ver lo erótico? Estoy aquí, atada y de rodillas sobre una mesa, a la espera… dulce anticipación caliente y pesada dentro de mi vientre. Todavía puedo oír, sin embargo, y sigue el ritmo melódico constante de la pista. Resuena a través de mi cuerpo. No lo había notado antes. Debe tenerlo en repetición.

Zayn retrocede. ¿Qué está haciendo? Se mueve de nuevo hacia la cómoda y abre un cajón, luego lo cierra de nuevo. Un momento más tarde está de vuelta, y lo siento delante de mí. Hay un picante, rico olor, almizclado en el aire. Es delicioso, casi se me hace la boca agua.

—No quiero arruinar mi corbata favorita —murmura. Poco a poco lo dice mientras la deshace.

Inhalo con fuerza cuando la punta de la corbata viaja hasta arriba por mi cuerpo, haciéndome cosquillas a su paso. ¿Arruinar su corbata? Escucho agudamente para determinar lo que va a hacer. Él está frotándose las manos entre sí. Sus nudillos de repente se deslizan sobre mi mejilla, hasta llegar a mi mandíbula siguiendo mi línea de la mandíbula.
Mi cuerpo salta a la atención a medida que su contacto envía un delicioso escalofrío a través de mí. Su mano se flexiona sobre mi cuello, y éste resbala con el dulce aroma de aceite de modo que su mano se desliza suavemente hacia abajo por mi garganta, a través de mi clavícula, y hasta mi hombro, sus dedos masajeando con cuidado a medida que avanzan. Oh, estoy recibiendo un masaje. No es lo que esperaba.

Él coloca su otra mano en mi otro hombro y comienza un nuevo viaje burlón lento a través de mi clavícula. Gimo en voz baja mientras él se abre camino hacia abajo, hacia mis pechos cada vez más doloridos, doliendo por su tacto. Es tentador.

Arqueo más mi cuerpo bajo su excelente toque, pero sus manos se deslizan a mis lados, lentas y medidas, al ritmo de la música, y evitan calculadamente mis pechos. Gimo, pero no sé si es de placer o frustración.

—Eres tan hermosa, Anastasia ―murmura en voz baja y ronca, con la boca junto a mi oído. Su nariz sigue a lo largo de mi mandíbula, mientras continúa masajeándome, debajo de mis pechos, a través de mi vientre, hacia abajo… Me besa fugazmente en los labios, luego corre su nariz a lo largo de mi cuello, mi garganta. Santo cielo, estoy en llamas… Su cercanía, sus manos, sus palabras.

—Y muy pronto vas a ser mi esposa para tener y mantener —susurra.

Oh dios...

—Para amar y cuidar.

Jesús.

—Con mi cuerpo, te voy a adorar.

Inclino mi cabeza hacia atrás y gimo. Sus dedos se deslizan a través de mi vello púbico, por encima de mi sexo, y frota la palma de su mano contra mi clítoris.

—Señora Malik ―susurra mientras la palma de su mano trabaja en contra de mí. Jadeo.

—Sí —respira mientras su palma de la mano sigue atormentándome— Abre tu boca.

Mi boca ya está abierta dado que estoy jadeando. La abro más, y él desliza un objeto grande de metal frío entre mis labios. Con la forma de un chupete de bebé de gran tamaño, tiene pequeños surcos o tallas, y lo que se siente como una cadena al final. Es grande.

—Chupa —me ordena en voz baja— Voy a meterte esto dentro.

¿Dentro de mí? ¿Dentro de mí, dónde? Mi corazón se tambalea en mi boca.

—Chupa —repite y detiene las palmas de sus manos.

No. No te detengas, me dan ganas de gritar, pero mi boca está llena. Sus manos aceitadas se deslizan de vuelta a mi cuerpo y, finalmente, ahuecan mis pechos olvidados.

—No dejes de chupar.

Suavemente enrolla mis pezones entre sus dedos pulgar e índice, y se endurecen y alargan bajo su toque experto, enviando ondas sinápticas de placer hasta llegar a mi ingle.

—Tienes unos hermosos pechos, Anastasia —murmura y mis pezones se endurecen aún más en respuesta. Murmura su aprobación y yo jadeo. Sus labios se mueven hacia abajo desde mi cuello hacia un pecho, dejando suaves mordiscos y chupando una y otra vez, hacia abajo hasta mi pezón, y de repente siento la presión de la pinza.


—¡Ah! ―Ahogo mi gemido a través del dispositivo en mi boca. Santo cielo, la sensación es exquisita, en bruto, doloroso, placentero… oh… el pellizco. Con suavidad, lame el pezón sobrio con su lengua, y cuando lo hace, se aplica al otro. La mordedura de la segunda pinza es igual de dura. Pero igual de buena. Gimo ruidosamente.

—Siéntelo —susurra.

Oh, sí. Lo hago. Lo hago.

—Dame esto. —Él tira suavemente del chupete ornamentado de metal en mi boca, y yo lo suelto.

Sus manos una vez más viajan por mi cuerpo, hacia mi sexo. Se ha re-aceitado las manos. Se deslizan en torno a mi espalda.
Se me corta la respiración. ¿Qué va a hacer? Me pongo tensa en mis rodillas mientras pasa sus dedos entre mis nalgas.

—Calla, tranquila —respira junto a mi oído y me besa en el cuello mientras sus dedos me golpean y juegan conmigo.

¿Qué va a hacer? Su otra mano se desliza por mi vientre hacia mi sexo, palmeándome una vez más. Adentra sus dedos en mi interior, y me quejo ruidosamente, con aprecio.

—Voy a poner esto en tu interior —murmura— No aquí. —Sus dedos se arrastran entre mis nalgas, extendiendo el aceite— Sino aquí. —Mueve sus dedos de ida y vuelta, una y otra vez, dentro y fuera, golpeando la pared frontal de mi vagina.

Gimo y mis refrenados pezones se hinchan.

—Ah.

—Calla. —Zayn quita sus dedos y desliza el objeto dentro de mí. Él acuna mi cara y me besa, su boca invadiendo la mía, y oigo un chasquido muy débil. Al instante el artefacto dentro de mí empieza a vibrar… ¡allá abajo! Jadeo. La sensación es extraordinaria; más allá de cualquier cosa que haya sentido antes.

—¡Ah!

—Tranquila —me calma Zayn, ahogando mis jadeos con su boca. Sus manos se mueven hacia abajo y tiran con mucha suavidad de las pinzas. Grito en voz alta.

—¡Zayn, por favor!

—Silencio, nena. Aguanta ahí.

Esto es demasiado —toda esta sobre estimulación— en todas partes. Mi cuerpo empieza a elevarse, y de rodillas, soy incapaz de controlar la acumulación. Oh dios… ¿Seré capaz de manejar esto?

—Buena chica —me tranquiliza.

—Zayn —jadeo, sonando desesperada, incluso a mis propios oídos.

—Silencio, siéntelo, Anastasia. No tengas miedo.

Sus manos están ahora en mi cintura, sosteniéndome, pero no me puedo concentrarme en sus manos, lo que hay dentro de mí, y las pinzas, también. Mi cuerpo se está erigiendo, preparando una explosión… con las vibraciones incesantes y la tortura dulce, deliciosa de mis pezones. Santo infierno. Va a ser muy intenso. Sus manos se mueven de mis caderas, hacia abajo y alrededor, suaves y aceitadas, tocando, sintiendo, amasando mi piel… amasando mi trasero.

—Tan hermosa —murmura y de repente empuja suavemente un dedo ungido dentro de mí… ¡allí! En mi trasero. Se siente extraño, lleno, prohibido. Pero, oh, tan, bueno. Y se mueve lentamente, deslizándose dentro y fuera, mientras que sus dientes pacen por mi barbilla elevada.

—Tan hermosa, Anastasia.

Estoy suspendida en lo alto, muy por encima de un barranco ancho, muy amplio, y estoy volando luego cayendo vertiginosamente al mismo tiempo, sumiendo a la Tierra. No puedo sostenerlo más, y grito mientras mi cuerpo convulsiona y culmina en la plenitud abrumadora. A medida que mi cuerpo estalla, no soy nada más que sensación… en todas partes. Zayn libera primero una y luego la otra pinza, causando que mis pezones canten con una oleada de dulce, deliciosa sensación dolorosa, pero es oh-tan-buena que hace que mi orgasmo, este orgasmo, siga y siga. Su dedo permanece donde está, con suavidad deslizándose dentro y fuera.

—¡Argh! —grito, y Zayn se envuelve alrededor de mí, sosteniéndome, a medida que mi cuerpo sigue vibrando sin piedad en mi interior.

—¡No! ―grito una vez más, rogando, y esta vez retira el vibrador de mí, y su dedo, también, mientras que mi cuerpo sigue convulsionando.

Desata una de las esposas de modo que mis brazos caen libres. Mi cabeza cuelga en su hombro y estoy perdida, perdida en toda esta sensación abrumadora. Soy toda aliento agotado, deseo exhausto y un dulce y bienvenido olvido. Vagamente, me doy cuenta que Zayn me levanta, me lleva a la cama y me acuesta en las frías sábanas de satén. Después de un momento, sus manos, todavía con aceite, frotan gentilmente la parte trasera de mis muslos, mis rodillas, mis pantorrillas y mis hombros. Siento la cama descender cuando él se extiende a mi lado.

Me quita la máscara, pero no tengo la energía para abrir los ojos. Encontrando mi trenza, él deshace el nudo de cabello y se inclina, besándome suavemente en los labios. Sólo mi errática respiración perturba el silencio en la habitación y se equilibra mientras floto lentamente de vuelta a la Tierra. La música se ha detenido.

—Tan hermosa —murmura.

Cuando logro abrir un ojo, él me está mirando, sonriendo suavemente.

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