miércoles, 7 de agosto de 2013

Capítulo 68


Lágrimas corren por mis mejillas. Ha regresado. Mi padre ha regresado.

—No llores, Anastasia. —La voz de Ray está ronca— ¿Qué sucede?

Tomo su mano entre las mías y la acuno contra mi rostro.

—Has tenido un accidente. Estás en el hospital en Portland.

Ray frunce el ceño, y no sé si es porque esta incómodo por mi atípica muestra de afecto, o porque no puede recordar el accidente.

—¿Quieres un poco de agua? —pregunto, aunque no estoy segura de que se me permita darle algo.

Él asiente, perplejo. Mi corazón se hincha. Me pongo de pie y me inclino hacia él, besando su frente.

—Te amo, papá. Bienvenido de vuelta.

Él mueve su mano, avergonzado.

—Yo también, Anastasia. Agua. —Corro la corta distancia hacia el puesto de enfermeras.

—¡Mi padre… está despierto! —Le doy una sonrisa radiante a la Enfermera Kellie, quien me devuelve el gesto.

—Llama a la Dra. Sluder —le dice a su colega y apresuradamente rodea el escritorio.

—Quiere agua.

—Le llevaré un poco.

Regreso dando brincos a la cama de mi papá, me siento tan alegre. Sus ojos están cerrados cuando llego, e inmediatamente me preocupa que haya entrado de nuevo en coma.

—¿Papá?

—Estoy aquí —murmura, y sus ojos se abren con un aleteo a la vez que la Enfermera Kellie aparece con una jarra llena de astillas de hielo y un vaso.

—Hola, Sr. Steele. Soy la enfermera Kellie. Su hija me dice que está sediento.

En la sala de espera, Zayn está mirando atentamente su portátil, profundamente concentrado. Levanta la mirada cuando cierro la puerta.

—Está despierto —anuncio. Él sonríe, y la tensión alrededor de sus ojos desaparece. Oh... no lo había notado antes. ¿Ha estado tenso todo este tiempo? Él deja su portátil a un lado, se pone de pie, y me abraza.

—¿Cómo está? —pregunta mientras lo envuelvo con los brazos.

—Hablando, sediento y desconcertado. No recuerda el accidente en lo absoluto.

—Eso es comprensible. Ahora que está despierto, quiero que sea trasladado a Seattle. Entonces podremos ir a casa, y mi madre puede vigilarlo.

¿Tan pronto?

—No estoy segura que esté lo suficientemente bien para ser trasladado.

—Hablaré con la Dra. Sluder. Le pediré su opinión

—¿Extrañas nuestro hogar?

—Sí.

—De acuerdo.

***

—No has dejado de sonreír —dice Zayn mientras me detengo fuera del Heathman.

—Estoy muy aliviada. Y feliz.

Zayn sonríe.

—Bien.

La luz está desvaneciéndose, y tiemblo cuando salgo a la fría y vigorizante tarde y le entrego mi llave al muchacho del aparcamiento. Él mira mi coche con lujuria, y no lo culpo. Zayn pone su brazo alrededor de mí.

—¿Deberíamos celebrar? —pregunta mientras entramos al vestíbulo.

—¿Celebrar?

—Por lo de tu padre.

Suelto una risita.

—Oh, él.

—He extrañado ese sonido. —Zayn besa mi cabello.

—¿Podemos simplemente comer en nuestra habitación? Ya sabes, ¿tener una noche tranquila?

—Claro. Ven. —Tomando mi mano, me conduce a los ascensores.

****

—Eso fue delicioso —murmuro con satisfacción mientras alejo mi plato, repleta por primera vez en un largo tiempo— Aquí sí saben cómo hacer una deliciosa tarta de manzana.

Estoy recién bañada y visto sólo la camiseta de Zayn y mi tanga. De fondo, el iPod de Zayn está en reproducción aleatoria y Dido canta en voz temblorosa sobre banderas blancas.

Zayn me mira especulativamente. Su cabello todavía está húmedo por nuestro baño, y sólo viste su camiseta negra y jeans.

—Eso es lo más que te he visto comer desde que estamos aquí —dice.

—Estaba hambrienta.

Él se reclina en su silla con una sonrisa satisfecha y toma un sorbo de su vino blanco.

—¿Qué te gustaría hacer ahora? —Su voz es suave.

—¿Qué quieres hacer tú?

Él levanta una ceja, divertido.

—Lo que siempre quiero hacer.

—¿Y eso es?

—Sra. Malik, no sea tímida.

Extendiendo mi brazo a través de la mesa, tomo su mano, la volteo, y rozo su palma con mi dedo índice.

—Me gustaría que me tocaras con esto. —Deslizo mi dedo por su dedo índice.

Él se remueve en la silla.

—¿Sólo eso? —Sus ojos se oscurecen y se calientan en seguida.

—¿Quizás esto? —deslizo mi dedo por su dedo medio y de regreso hacia su palma— Y esto. —Mi uña traza su dedo anular— Definitivamente esto. —Mi dedo se detiene en su anillo de matrimonio— Esto es muy sexy.

—¿Lo es?

—Seguro que lo es. Dice este hombre es mío. —Y rozo el pequeño callo que ya se ha formado en su palma debajo del anillo. Él se inclina hacia adelante y coge mi barbilla con su otra mano.

—Sra. Malik, ¿me está seduciendo?

—Eso espero.

—Anastasia, ya estoy seducido. —Su voz es baja— Ven aquí. —Él tira de mi mano, llevándome hacia su regazo— Me gusta tener un acceso sin restricciones a ti. —Desliza una mano de mi muslo hacia mi trasero. Él toma mí nunca con la otra mano y me besa, sosteniéndome firmemente en el lugar.

Sabe a vino blanco y a tarta de manzana y a Zayn. Deslizo mis dedos por su cabello, sosteniéndolo contra mí mientras nuestras lenguas exploran y giran y se retuercen una contra la otra, mi sangre calentándose en las venas. Estamos sin aliento cuando Zayn se aleja.

—Vamos a la cama —murmura contra mis labios.

—¿La cama?

Él se inclina hacia atrás aún más y tira de mi cabello para que lo mire.

—¿Dónde prefiere, Sra. Malik?

Mi diosa interna deja de atascarse con tarta de manzana. Me encojo de hombros, fingiendo indiferencia.

—Sorpréndeme.

Él sonríe con suficiencia.

—Estás combativa esta noche. —Desliza su nariz contra la mía.

—Quizá necesite ser controlada.

—Quizás así sea. Te estás poniendo enormemente mandona en tu edad avanzada. —Él entrecierra los ojos, pero no puede ocultar el latente humor ahí.

—¿Qué vas a hacer al respecto? —desafío.

Sus ojos destellan.

—Sé lo que me gustaría hacer al respecto. Depende de si estás dispuesta a ello.

—Oh, Sr. Malik, has sido muy tierno conmigo estos últimos días. No estoy hecha de vidrio, sabes.

—¿No te gusta tierno?

—Contigo, por supuesto. Pero sabes…. en la variedad está el gusto. —Agito mis pestañas.

—¿Quieres algo menos tierno?

—Algo que refuerce los aspectos positivos de la vida.

Él levanta las cejas con sorpresa.

—Algo que refuerce los aspectos positivos de la vida —repite, estupefacto humor en su voz.

Asiento. Él me mira por un momento.

—No te muerdas el labio —susurra y luego se pone de pie repentinamente conmigo en sus brazos. Jadeo y me agarro de sus bíceps, temerosa de que me dejará caer. Se dirige al más pequeño de los tres sillones y me deposita en él.

—Espera aquí. No te muevas. —Me da una breve, caliente e intensa mirada, y se vuelve sobre sus talones, dirigiéndose hacia el cuarto. Oh… Zayn descalzo. ¿Por qué sus pies son tan atractivos? Regresa unos momentos después, tomándome por sorpresa cuando se inclina hacia mí desde atrás.

—Creo que prescindiremos de esto. —Él toma mi camiseta y tira de ella sobre mi cabeza, dejándome desnuda excepto por mi tanga. Tira de mi cola de caballo hacia atrás y me besa.

—Ponte de pie —ordena contra mis labios y me libera. Obedezco inmediatamente. Él pone una toalla sobre el sofá.

¿Toalla?

—Quítate el tanga.

Trago pero hago lo que me pide, dejándolo junto al sofá.

—Siéntate. —Él toma mi cola de caballo una vez más y tira mi cabeza hacia atrás— Me dirás que me detenga si se vuelve demasiado, ¿sí?

Asiento.

—Dilo. —Su voz es severa.

—Sí —chillo.

Él sonríe con suficiencia.

—Bien. Así que, Sra. Malik… por demanda popular, voy a controlarte.

Su voz desciende a un susurro jadeante. El deseo simplemente pasa como un rayo por mi cuerpo ante esas palabras. Oh, mi dulce Cincuenta… ¿en el sofá?

—Levanta las rodillas —ordena suavemente— Y siéntate atrás.

Apoyo los pies en el borde del sofá, mis rodillas justo frente a mí. Su mano va a mi pierna izquierda, y tomando el cinturón de una de las batas de baño, ata un extremo sobre mi rodilla.

—¿Batas de baño?

—Estoy improvisando. —Sonríe de nuevo y sujeta el nudo corredizo sobre mi rodilla y ata el otro extremo del suave cinturón al pináculo de la parte trasera del sofá, efectivamente separando mis piernas.

—No te muevas —advierte y repite el proceso con mi pierna derecha, atando el segundo cinturón cordón al otro pináculo.

Oh Dios… estoy sentada, extendida en el sofá, abierta de piernas completamente.

—¿Está bien? —pregunta Zayn suavemente, mirándome desde detrás del sofá.

Asiento, esperando que también ate mis manos. Pero se abstiene. Se inclina y me besa.

—No tienes idea de lo sexy que estás ahora mismo —murmura y frota su nariz contra la mía— Un cambio de música, creo. —Se pone de pie y se pasea informalmente hacia el adaptador del iPod.

¿Cómo hace esto? Aquí estoy, atada y caliente como el infierno, mientras él esta tan sereno y en calma. Apenas está en mi campo de visión, y observo como los músculos de su espalda se flexionan y estiran bajo su camiseta mientras cambia la canción. Inmediatamente, una voz femenina dulce, casi aniñada comienza a cantar acerca de mirarme.
Oh, me gusta esta canción.

Zayn se voltea y sus ojos se fijan en los míos mientras se mueve alrededor del frente del sofá y se hunde graciosamente en sus rodillas frente a mí.

Repentinamente, me siento muy expuesta.

—¿Expuesta? ¿Vulnerable? —pregunta con su extraña habilidad para expresar esas palabras que no digo. Sus manos están en sus rodillas.

Asiento.

¿Por qué no me toca?

—Bien —murmura— Extiende tus manos. —No puedo apartar la mirada de sus fascinantes ojos a la vez que hago lo que me pide. Zayn vierte un poco de líquido aceitoso de una pequeña botella transparente en cada palma. Está perfumado; un aroma rico, almizclado y sensual que no puedo identificar.

—Frota tus manos. —Me retuerzo debajo de su mirada pesada y caliente— Quédate quieta —advierte.

Oh Dios.

—Ahora, Anastasia, quiero que te toques.

Oh…

—Comienza en tu garganta y baja.

Dudo.

—No seas tímida, Anastasia. Vamos. Hazlo. —El humor y el desafío en su expresión son obvios junto con su deseo.

La dulce voz canta sobre que no hay nada dulce en ella. Coloco mis manos en mi garganta y las dejo deslizarse hacia abajo hasta la parte superior de mis pechos. El aceite hace que se deslicen sin esfuerzo sobre mi piel. Mis manos están tibias.

—Más abajo —murmura Zayn, sus ojos oscureciéndose. No me toca.
Mis manos rodean mis pechos.

—Provócate.

Oh Dios. Tiro suavemente de mis pezones.

—Más fuerte —me exhorta Zayn. Está sentado inmóvil entre mis muslos, sólo observándome— Como yo lo haría —agrega, sus ojos brillando de manera amenazante. Los músculos se tensan en lo profundo de mi vientre. Gimo en respuesta y tiro más fuerte de mis pezones, sintiéndolos endurecerse y alargarse bajo mi contacto.

—Sí. Así. De nuevo.

Cerrando los ojos tiro con fuerza, moviéndolos y retorciéndolos entre mis dedos. Gimo.

—Abre los ojos.

Lo miro parpadeando.

—De nuevo. Quiero verte. Verte disfrutando tu contacto.

Oh mierda. Repito el proceso. Esto es tan… erótico.

—Manos. Más abajo.

Me retuerzo.

—Quédate quieta, Anastasia. Absorbe el placer. Más abajo. —Su voz es baja y ronca, tentando y persuadiendo a la vez.

—Hazlo tú —susurro.

—Oh, lo haré… pronto. Tú. Más abajo. Ahora. —Zayn, rebosando sensualidad, desliza la lengua por sus dientes. Mierda… Me retuerzo, tirando de las correas.

Él sacude la cabeza, lentamente.

—Quieta. —Apoya sus manos en mis rodillas, manteniéndome inmóvil— Vamos, Anastasia… más abajo.

Mis manos se deslizan hacia abajo sobre mi vientre.

—Más abajo —dice, formando las palabras en silencio con sus labios, es la carnalidad personificada.

—Zayn, por favor.

Sus manos se deslizan desde mis rodillas hacia abajo, rozando mis muslos, hacia mi sexo.

—Vamos, Anastasia. Tócate.

Mi mano izquierda roza mi sexo, y froto en un lento círculo, mi boca abierta en una O perfecta mientras jadeo.

—De nuevo —susurra.

Gimo más fuerte y repito el movimiento e inclino mi cabeza hacia atrás, jadeando.

—De nuevo.

Gimo con fuerza, y Zayn inhala bruscamente. Tomando mis manos, se inclina hacia adelante, pasando su nariz y luego su lengua hacia adelante y hacia atrás en el vértice de mis muslos.

—¡Ah!

Quiero tocarlo, pero cuando intento mover las manos, sus dedos se aprietan alrededor de mis muñecas.

—También ataré éstas. Quédate quieta.

Gimo. Me libera y luego desliza sus dedos medio dentro de mí, la palma descansando contra mi clítoris.

—Te voy a hacer acabar rápido, Anastasia. ¿Lista?

—Sí —jadeo.

Él comienza a mover los dedos, su mano, arriba y abajo, rápidamente, atacando ese punto dulce dentro de mí y mi clítoris al mismo tiempo. ¡Ah! La sensación es intensa; realmente intensa. El placer aumenta y atraviesa la parte inferior de mi cuerpo. Quiero estirar las piernas, pero no puedo. Mis manos forman garras en la toalla debajo de mí.

—Ríndete —susurra Zayn.

Exploto alrededor de sus dedos, gritando incoherentemente. Él presiona su palma contra mi clítoris mientras las réplicas atraviesan mi cuerpo, prolongando la deliciosa agonía. Vagamente, soy consciente de que está desatando mis piernas.

—Mi turno —murmura, y me voltea de forma que estoy boca abajo sobre el sofá con las rodillas en el suelo. Él abre mis piernas y me da una fuerte palmada en el trasero.

—¡Ah! —chillo, y con un movimiento rápido, está dentro de mí.

—Oh, Anastasia —Sisea a través de dientes apretados mientras comienza a moverse. Sus dedos me toman con fuerza alrededor de las caderas mientras me penetra una y otra vez. Y el placer está aumentando una vez más. No… Ah…

—¡Vamos, Anastasia! —grita Zayn, y me hago pedazos una vez más, latiendo alrededor de él y gritando mientras acabo.

—¿Suficiente refuerzo para ti? —Zayn besa mi cabello.

—Oh, sí —murmuro, levantado la mirada hacia el techo. Descanso sobre mi esposo, mi espalda contra su parte frontal, ambos en el suelo junto al sofá. Él aún está vestido.

—Creo que deberíamos hacerlo de nuevo. Esta vez quítate la ropa.

—Jesús, Anastasia. Dale un respiro a un hombre.

Suelto una risita y él da una risa ahogada.

—Me alegra que Ray esté consciente. Parece que todos tus apetitos han regresado —dice, sin ocultar la sonrisa en su voz.

Me vuelvo y lo miro con el ceño fruncido.

—¿Te estás olvidando de anoche y esta mañana? —Hago pucheros.

—No hay nada poco memorable en esos. —Sonríe, y cuando lo hace, luce tan joven, despreocupado y feliz. Sus manos rodean mi trasero—Tiene un fantástico trasero, Sra. Malik.

—Usted también. —Le arqueo una ceja— Aunque el suyo todavía esté cubierto.

—¿Y qué va a hacer al respecto, Sra. Malik?

—Bueno, voy a desvestirlo, Sr. Malik. Totalmente.

Sonríe.

—Creo que eres muy dulce —murmuro, refiriéndome a la canción que aún está sonando en repetición. Su sonrisa se desvanece.

Oh no.

—Lo eres—susurro. Me inclino y beso la comisura de sus labios. Él cierra los ojos y aprieta sus brazos alrededor de mí—Zayn, lo eres. Hiciste que este fin de semana fuera tan especial… a pesar de lo que le sucedió a Ray. Gracias.

Él abre sus grande y serios ojos mieles, y su expresión tira fuertemente de mi corazón.

—Porque te amo —murmura.

—Lo sé. Yo también te amo. —Acaricio su rostro— Y también eres muy valioso para mí. Sabes eso, ¿verdad?

Se queda quieto, luciendo perdido.

Oh, Zayn… Mi dulce Cincuenta.

—Créeme —susurro.

—No es fácil. —Su voz es casi inaudible.

—Inténtalo. Con fuerza, porque es verdad. —Acaricio su rostro una vez más, mis dedos rozando sus patillas. Sus ojos son océanos mieles de pérdida, daño y dolor. Quiero meterme dentro de su cuerpo y abrazarlo. Lo que sea para detener esa mirada. ¿Cuándo se va a dar cuenta de que significa el mundo para mí? ¿Qué es más que digno de mi amor, del amor de sus padres… sus hermanos? Se lo he dicho una y otra vez, y aun así, aquí estamos, mientras Zayn me da su mirada de pérdida y abandono. Tiempo. Sólo tomará tiempo.

—Te dará frío. Ven. —Se pone de pie con gracia y tira de mí para ponerme de pie junto a él. Deslizo mi brazo alrededor de su cintura mientras regresamos al cuarto. No lo presionaré, pero desde el accidente de Ray, se ha vuelto más importante para mí que sepa cuánto lo amo.

Cuando entramos al cuarto, frunzo el ceño, desesperada por recuperar el muy bienvenido humor alegre de hace tan sólo unos minutos.

—¿Vemos televisión? —pregunto.

Zayn resopla.

—Yo esperaba una segunda ronda. —Y mi voluble Cincuenta está de regreso. Arqueo la ceja y me detengo junto a la cama.

—Bueno, en ese caso, creo que estaré a cargo.

Me mira con la boca abierta, y lo empujo hacia la cama y rápidamente me siento a horcajadas sobre él, clavando sus manos a los lados de su cabeza.

Me sonríe.

—Bueno, Sra. Malik, ahora que me tiene, ¿qué va a hacer conmigo?

Me inclino hacia adelante y susurro en su oído.

—Te voy a follar con mi boca.

Él cierra los ojos, inhalando bruscamente, y deslizo mis dientes suavemente a lo largo de su mandíbula.

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